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              ¿Es el residente un educador médico?La importancia del residente como educador médico
 La necesidad de instruir a los residentes en metodología 
                educativa
 La educación en la seguridad del paciente
 ¿Qué debe aprender el residente para poder 
                enseñar mejor?
 Cómo evaluar la competencia de los residentes 
                como educadores
  ¿Es el residente un educador médico?Abordar este tema se antoja a veces difícil. El 
              residente, por definición, es un estudiante de posgrado y, 
              como tal, su función es aprender y aprender de sus maestros, 
              de aquellos que, con mayor experiencia, son capaces de transmitir 
              conocimientos sesudos y destrezas complejas.
 ¿Pero, sucede esto en la cotidianeidad? Si los médicos recordáramos cómo 
              aprendimos, surgirían recuerdos de nuestros compañeros 
              residentes de años superiores. Ellos, en alguna medida, fueron 
              parte integral de nuestra formación. Con ellos, caminamos 
              por vez primera los pasillos del hospital; pasamos visita; revisamos 
              nuestras historias clínicas y con ellos discutimos diagnósticos 
              y tratamientos. En muchos casos, nuestras primeras y elementales 
              destrezas las adquirimos bajo su supervisión. Pero esos recuerdos se pierden en la memoria y 
              se funden con la amistad. Porque de hecho, su papel como residentes 
              de años superiores y educadores de residentes bisoños, 
              estaba implícito en su actividad cotidiana y si no los recordamos 
              como maestros, es porque lo que nos enseñaron estuvo tan 
              ligado nuestra formación, a la vida diaria y a nuestra evolución 
              académica, que pronto, sin sentirlo, se convirtieron en compañeros 
              y entrañables amigos. Ellos, a su vez, no se perciben a sí 
              mismos como nuestros maestros y nosotros no nos vemos como sus alumnos, 
              porque esa genuina enseñanza que recibimos fue desinteresada, 
              ligada a la actividad diaria y llena de emociones y recuerdos imperecederos. Estos vínculos educativos y de amistad son 
              difícilmente comprendidos por otros profesionistas que aprendieron 
              exclusivamente en las aulas o bajo regímenes unipersonales 
              entre aprendiz y docente. En la Medicina no sucede así. No 
              tenemos un único maestro; la dinámica de un hospital 
              es particular y diferente. En las instituciones de salud las jerarquías 
              se multiplican y las responsabilidades se escalonan. El interno 
              depende del residente, éste de aquellos de años 
              superiores, los que, a su vez, lo hacen de los médicos 
              adscritos, que responden ante el jefe de servicio y, éste, 
              ante el responsable de la unidad hospitalaria. En los niveles inferiores 
              de estas jerarquías (internos y residentes), la 
              movilidad es tal que doce meses después de haber ingresado 
              a una residencia, el aprendiz se transforma en docente de nuevos 
              y ávidos residentes de jerarquías inferiores. Así 
              ha sucedido a lo largo de mucho tiempo y así, probablemente, 
              seguirá sucediendo. ¿Cuál es entonces el papel del tutor 
              o docente responsable de la enseñanza de los residentes? Quienes hemos entrenado estudiantes de posgrado, 
              en cualquiera de las especialidades, sabemos que la labor docente 
              del responsable de la formación de residentes es compleja, 
              pues e a él le corresponde: el fiel cumplimiento del plan 
              de estudios; el desarrollo de los programas operativos; la enseñanza 
              y supervisión de las competencias objeto de la especialidad; 
              el impartir clases en las aulas; el coordinar las laborares académicas; 
              el servir como modulador de conductas ; el evaluar a los estudiantes 
              a su cargo; el atender eficiente y ejemplarmente a los pacientes 
              e intervenir quirúrgicamente a quienes lo requieran; el supervisar 
              y mejorar destrezas en los aprendices y velar, dentro de los rangos 
              más altos posibles, por la seguridad de los pacientes; el 
              mantenerse a la vanguardia de los conocimientos y destrezas y, en 
              muchos casos, la actualización tecnológica y administrativa 
              de la sede a su cargo. Por ello, por la inagotable labor del docente, 
              es que se descansa, educacionalmente, en jerarquías. Aprendemos medicina y las complejidades derivadas 
              de ella de muchas fuentes: de nuestros maestros, de nuestros compañeros 
              residentes, de las enfermeras y, por supuesto, de los pacientes. 
              A través de todos ellos adquirimos nuestro bagaje de conocimientos 
              y destrezas. Pero en la mente de todos nosotros existe alguien al 
              que reconocemos como nuestro maestro; es a él al que debemos 
              algo más, fue nuestra figura de respeto y, probablemente, 
              quien mejor moduló nuestras conductas. Pudo haber sido una 
              figura lejana o muy cercana a nosotros, pero en él reconocemos 
              al principal forjador de nuestra educación. Pero difícilmente, 
              en la medicina del siglo XXI, a esa persona, le debemos todo aquello 
              que sabemos. Este capítulo trata sobre la trascendencia 
              de la educación que imparten los residentes, porque el papel 
              que ellos tienen como educadores no puede, ni debe, ser minimizado. La importancia del residente como 
              educador médico Desde el último tercio del siglo XX se identificó 
              en la literatura especializada el importante papel que juegan los 
              residentes en los distintos procesos de la educación médica. 
              Brown(1), en una encuesta exprofeso encontró 
              que los residentes consideraban que más de un 40% 
              de los conocimientos adquiridos se debían al aprendizaje 
              obtenido de a través de compañeros. Stern(2) 
              encontró que estos procesos de enseñanza-aprendizaje 
              entre residentes se hacen más notables en las guardias y 
              fines de semana, cuando el cuerpo médico responsable de la 
              atención médica y supervisión de acciones, 
              disminuye o está ausente. Si bien es cierto que en las guardias y fines de 
              semana se antoja lógico que el residente de mayor 
              jerarquía asuma estas funciones asistenciales y educativas, 
              está también demostrado que, aún durante los 
              horarios laborales normales, la educación entre residentes 
              es frecuente y de importancia, estimándose que un residente 
              puede pasar hasta un 25% de su tiempo enseñando o supervisando 
              destrezas en internos y otros residentes de menor jerarquía(3) 
              y que esto sucede en las diferentes especialidades y centros hospitalarios(4). En 1993, Bing You, en una encuesta nacional en 
              los Estados Unidos de Norteamérica(5), hecha a 
              los a los encargados de enseñanza de los distintos centros 
              hospitalarios, encontró que los residentes son los 
              responsables del 62% de la enseñanza clínica a estudiantes 
              de Medicina. Por su parte, Treemonti(6) demostró 
              que los residentes emplean más tiempo enseñando 
              en la cabecera del paciente que los propios médicos adscritos. Está claro que la actividad educativa de 
              los residentes está implícita en la actividad 
              cotidiana del proceso formativo y los residentes parecen aceptarla 
              como tal. De hecho, ellos perciben esta actividad como parte de 
              su formación, parecen disfrutarla(7) y la aceptan 
              como necesaria en la adquisición nuevos de conocimientos(8,9,10,11). La División de Estudios de Posgrado de la 
              Facultad de Medicina de la UNAM, en el año 2005, realizó 
              una encuesta entre los residentes de las 75 diferentes especialidades 
              en los distintos centros afiliados a ella, tanto en el Distrito 
              Federal como en cinco estados de la república. Respondieron 
              a ella 4,929 residentes, 69% del total de la matrícula del 
              posgrado en los diferentes años de las residencias. En ella, 
              se les preguntó sobre la percepción que tenían 
              sobre su capacidad para educar a estudiantes, internos y otros residentes; 
              sobre el grado de conocimientos que consideraran haber recibido 
              de otros residentes; sobre la percepción de su importancia 
              como educadores, y sobre la necesidad de recibir instrucción 
              dirigida para mejorar estas capacidades. Cuando se les pidió que calcularan, en forma 
              muy general, el porcentaje de los conocimientos y destrezas que 
              habían adquirido de otros residentes, el 38% consideró 
              que hasta una tercera parte de la totalidad de ellos provenía 
              de la interacción educativa con sus compañeros de 
              años superiores; 43% consideró que entre el 36 y el 
              70% del total de sus competencias se debían a la acción 
              educativa de residentes y un 19% consideró que, del resultado 
              global de su educación, más de un 70% se debía 
              al apoyo que habían recibido de otros residentes. 
 La estadística, así analizada, sin 
              duda confirma la importancia del residente como educador médico. 
              Alarma, sin embargo, que la percepción de los residentes 
              en México rebase aquello reportado en la literatura internacional. 
              Estos resultados deben ser analizarse cuidadosamente, pues la percepción 
              puede, en un número tan importante, ser muy variable. De 
              hecho, cuando se analiza esta información por años 
              de residencia, se observa que la encuesta fue respondida, en su 
              mayoría, por estudiantes de los primeros dos años 
              de las residencias, años en los que, por su naturaleza, los 
              residentes de mayor jerarquía son responsables de una buena 
              parte de la transmisión de destrezas al grupo que contestó 
              mayoritariamente la encuesta.  
  Independiente de las interpretaciones subjetivas 
              porcentuales que sobre su formación estimaron haber tenido, 
              lo que también demostró la encuesta es la percepción 
              que tienen sobre su importancia como educadores hacia los distintos 
              estratos del sistema de educación médica. De acuerdo 
              con sus respuestas, por medio de escalas de Lickert, su participación 
              en la educación de los estudiantes, internos y residentes 
              de años inferiores es de gran importancia. Gráficas 3, 4 y 5 Importancia que 
              tienen los residentes en la educación médica de estudiantes, 
              internos y otros residentes. 
 La necesidad de instruir a los residentes 
              en metodología educativa. Cualquiera que sea la participación que 
              tengan los residentes en los procesos de educación médica 
              - pues la percepción que ellos tienen de ella puede variar 
              de acuerdo a la especialidad de que se trate; del centro hospitalario 
              en el que se encuentren; del grado de entusiasmo y compromiso educativo 
              que pongan sus tutores y profesores en su entrenamiento, y de la 
              actitud personal de cada uno de ellos- , lo que sí resulta 
              evidente es que ellos son una parte muy importante en el proceso 
              de instrucción médica. Así debe aceptarse para 
              poder ser analizado y eventualmente mejorarse. Por ello, el Programa Único de Especialidades 
              Médicas (PUEM) de la División de Estudios de Posgrado 
              de la Facultad de Medicina (DEP), desde 1994, incluyó el 
              Seminario de Educación dentro de la formación integral 
              de un residente; lo propio hizo el Liaision Committee on Medical 
              Educación(12) y el ACGME, en el 
              2004, al adoptar las competencias educativas como parte de la formación 
              integral de los residentes en los Estados Unidos de Norteamérica(13) 
              y, a su vez, el Royal College of Physicians and Surgeons 
              de Canadá. En lo que no existe un consenso general es sobre 
              qué es lo que un residente en formación debe 
              saber para poder enseñar. Sin duda, enseñan, pero 
              enseñan lo que saben, como dios les dio a entender 
              o, en el mejor de los casos, como les fue enseñado a ellos. En la misma encuesta hecha por la DEP, cuando se 
              les preguntó sobre su percepción de las aptitudes 
              que tenían como docentes ante los diferentes integrantes 
              del equipo de salud, la gran mayoría se consideraron aptos 
              y muy competentes para impartir instrucción médica 
              en los diferentes estratos y niveles.  
               
                | Tabla 1. Percepción 
                  de los residentes sobre sus competencias como educadores del 
                  equipo de salud. Número de residentes que se autocalificaron. |   
                | Competenciaspara enseñar a:
 | No contestaron | Nada competente | Competente | Muy competentes |   
                | Enfermeras | 521 | 756 | 614 | 3038 |   
                | Estudiantes de medicina | 627 | 517 | 559 | 3226 |   
                | Médicos internos | 845 | 462 | 465  | 3157 |   
                | Residentes de años inferiores | 969 | 420 | 475 | 3065 |  De acuerdo a la forma que respondieron la encuesta 
              señalada, resulta evidente que ellos consideran tener el 
              grado de conocimientos suficiente para colaborar, en forma efectiva, 
              con la enseñanza en los diferentes niveles y, aunque no se 
              formuló una pregunta específica, se lee entre líneas 
              que disfrutan al hacerlo. De los resultados analizados se desprende que los 
              residentes mexicanos y su papel en la educación médica 
              no difieren sustancialmente de lo que sucede en otras latitudes. Se han también estudiado las inquietudes 
              que sobre su capacidad de educar tienen los residentes, demostrándose 
              que en ellos surgen inquietudes sobre sus capacidades pedagógicas(14), 
              inquietudes que también son compartidas por sus tutores y 
              responsables últimos de la enseñanza(15). Cuando se les preguntó a los casi 5000 residentes 
              de la DEP de Medicina de la UNAM sobre si consideraban de importancia 
              el entrenarse específicamente sobre técnicas pedagógicas 
              en Medicina, la gran mayoría de ellos respondió en 
              sentido afirmativo. 
 La educación en la seguridad del 
              pacienteAceptar que los residentes forman parte muy importante 
              en la educación de otros residentes, de internos y de estudiantes 
              de Medicina, es también aceptar que muchos procedimientos 
              que se efectúan en pacientes son llevados a cabo por sujetos 
              en entrenamiento, sin mayores experiencias previas.
 Es importante recalcar que la educación 
              médica que se brinda, particularmente en lo relativo a destrezas 
              intervencionistas en seres humanos, debe ser llevada a cabo bajo 
              supervisión de alguien con experiencia para resolver los 
              problemas que puedan presentarse y con los conceptos suficientes 
              sobre educación y adquisición gradual de habilidades 
              (ver capítulos sobre el aprendizaje en cirugía, Toma 
              de decisiones, La enseñanza en la clínica, etc.). Educar a los estudiantes, internos y residentes 
              en la seguridad del paciente, como objeto principal de cualquier 
              acto médico, debe ser una parte formal del currículum 
              académico. El Instituto de Medicina de los Estados Unidos 
              de Norteamérica publicó dos libros relacionados con 
              este tema: To err is human: Building a safer health system 
              (2000) y Health proffesional education: a bridge to quality 
              (2003), ambos del Natonal Academy Press, en donde se subrayan todos 
              los aspectos relacionados a la seguridad de los pacientes. Algunas estrategias educativas que se deben tomar 
              en cuenta para ello son: la identificación de potenciales 
              errores y peligros durante actos de entrenamiento y de adquisición 
              de destrezas en procedimientos intervencionistas; prevención 
              de factores de riesgo conocidos y establecimiento de medidas que 
              impidan el hacer ciertos actos riesgosos en ausencia de expertos(16,17,18); 
              y estimular a los residentes para que los errores que eventualmente 
              cometan, los presenten y discutan ante y con los responsables de 
              la atención médica y enseñanza sin temor a 
              ser reprimidos o castigados(19). El implementar todas estas medidas de seguridad 
              para los pacientes, particularmente en un centro de enseñanza 
              es, sin duda, responsabilidad de todos y cada uno de los integrantes 
              del equipo de salud. Las autoridades de la institución deben 
              ser los promotores de esta cultura; los profesores deben de ser 
              ejemplo en este sentido y los residentes, como educadores de otros 
              residentes, deben reconocer limitaciones de los aprendices y actuar 
              en consecuencia buscando siempre la seguridad del paciente. Sólo 
              así es concebible el papel educador de los residentes. ¿Qué debe aprender el residente 
              para poder enseñar mejor?A pesar de que las principales instancias reguladoras de 
              la competencias profesionales para especialistas: Royal College 
              of Physicians and Surgeons, del Canadá, el Accreditation 
              Council for Graduate Medical Education (ACGME), de los Estados 
              Unidos de Norteamérica y el Programa Único de 
              Especialidades Médicas de la Universidad Nacional Autónoma 
              de México, señalan específicamente la 
              necesidad de competencias educativas para los especialistas. No 
              existe un común denominador de cuáles y cómo 
              han de adquirirse éstas. De hecho, en los Estados Unidos 
              de Norteamérica, a pesar de la reglamentación del 
              ACGME, en el año 2001, sólo el 55% de las residencias 
              encuestadas ofrecía algún tipo de instrucción 
              pedagógica a sus residentes(20).
 Existen grandes variaciones sobre la temática 
              y duración que deben tener estos cursos pedagógicos 
              dirigidos a residentes(21, 22, 23, 24) y todos 
              ellos se enfrentan a los problemas de falta de tiempo en el trabajo 
              cotidiano; rechazo de los médicos adscritos a que los residentes 
              descuiden sus obligaciones asistenciales; diversos contenidos temáticos 
              y métodos de enseñanza empleados en el adiestramiento. En la encuesta de la DEP de la UNAM los casi 5,000 
              residentes encuestados coincidieron en que el principal obstáculo 
              encontrado era la falta de tiempo para abordar adecuadamente este 
              tema. 
 Naturalmente derivado de lo que consideran un exceso 
              de carga asistencial. 
  Gráficas 7 y 8. Percepción 
              de los residentes de la UNAM sobre las dificultades para llevar 
              cursos de formación pedagógica. Las dificultades en los cursos de formación 
              pedagógica de los residentes no sólo se representan 
              en cargas de trabajo exageradas; en falta de tiempo para esta actividad 
              en la cotidianeidad del trabajo clínico-quirúrgico; 
              en la incomprensión de esta necesidad por los médicos 
              adscritos y profesores, sino también, en el contenido y efectividad 
              de estos cursos. En un estudio de metanálisis de 1975 a mayo 
              del 2003(25) en el cual se revisaron 77 artículos 
              de la literatura relacionados a este tema, sólo en 14 de 
              ellos se encontraron datos sobre la efectividad que habían 
              tenido los distintos cursos sobre la mejoría en la calidad 
              de la enseñanza impartida por residentes. Si bien las competencias profesionales de un residente 
              en el siglo XXI implican el mejorar sus habilidades pedagógicas 
              para colaborar más efectivamente con la educación 
              de estudiantes, internos y otros residentes, su formación 
              pedagógica enfrenta dos problemas por resolver: cómo 
              ligar efectivamente esto al trabajo cotidiano sin afectar sustancialmente 
              la formación y labor asistencial y un diseño curricular 
              efectivo. Un buen ejemplo de lo anterior el es PUEM. En él 
              se incluye, desde 1994, específicamente el Seminario de Educación 
              Médica pero, aun así, carece de un programa específico. 
              De hecho, la bibliografía que sobre el tema se señala 
              es tan amplia, que se antoja imposible que un residente en formación, 
              con un amplio currículum específico sobre su especialidad 
              por cumplir y una serie de destrezas por aprender, pueda, en el 
              transcurso de su formación, cubrir los objetivos temáticos 
              del seminario de educación(26). La encuesta de la DEP preguntó también 
              sobre las preferencias y métodos de enseñanza que 
              los residentes gustarían de tener para su entrenamiento como 
              docentes, sobresaliendo entre las opciones presentadas, las conferencias 
              tradicionales sobre el tema. 
 Debido a las dificultades de universalización 
              de un curso de esta naturaleza y a la variable disponibilidad de 
              horario de los residentes para ser instruidos, también se 
              encuestó sobre el tiempo que un residente consideraba poder 
              emplear en el estudio de metodología educativa, si un curso 
              específicamente diseñado fuera puesto en la red a 
              la libre disposición de ellos. 
 De todos los datos anteriores sobresalen: la necesidad 
              de formación docente de los residentes; la aceptación 
              por ellos de esta necesidad y su disposición para formarse; 
              las dificultades de de horario de los residentes para tomar cursos 
              de esta naturaleza y la ausencia de un currículum definido 
              sobre el tema. Se antoja entonces que, un diseño curricular 
              sobre educación médica para los residentes debe ser 
              muy específico, orientado a lo que deben aprender, adaptable 
              a sus compromisos laborables y de prestación de servicios, 
              y eficaz en transformar conductas educativas. Como se señalaba anteriormente(25) 
              existen pocas evidencias en la literatura sobre la eficacia de estos 
              cursos. Entre ellas sobresalen aquellos cursos con duración 
              de 3 a 13 horas que utilizaron objetivos específicos y sesiones 
              de pequeños grupos con evaluaciones por pares y videograbación 
              con comentarios y retroalimentación positiva(27, 28, 
              29, 30, 31, 32, 33,34). En todos ellos se demostró 
              mejoría en las conductas y habilidades docentes de los grupos 
              estudiados. Sin embargo, el contenido temático difiere entre 
              los distintos cursos estudiados. Tal vez de los contenidos temáticos mejor 
              analizados y que tienen mayor tiempo impartiéndose es el 
              llamado BEST (Bringing Education and Service Together) 
              iniciativa de la Universidad de California(35) con más de 
              5 años de experiencia y el cual se centra en contenidos temáticos 
              a ser cubiertos en 13 horas.  Estos son: 1) Liderazgo y papel modulador de conductas, 
              2) Cómo orientar a los aprendices, 3) Cómo dar retroalimentación 
              positiva, 4) La enseñanza en la cabecera del enfermo, 5) 
              Procedimientos de enseñanza- aprendizaje, 6) Enseñanza 
              con los pacientes encamados, 7) Enseñanza a través 
              del expediente médico, y 8) Cómo dar conferencias 
              y clases. (www.residentteachers.com/content) Otros contenidos temáticos señalados 
              en la bibliografía(27, 28, 29, 30, 31, 32, 33, 34) 
              incluyen: Estilos de aprendizaje; El modelo SNAPPS(36); Enseñanza 
              de técnicas y destrezas por pasos; Fundamentos de aprendizaje 
              basado en problemas; El pensamiento reflexivo; Teorías del 
              aprendizaje; El aprendizaje de adultos; Barreras y soluciones para 
              poder enseñar en las guardias y en espacios con carga asistencial; 
              Técnicas de preguntas y Microhabilidades para enseñar 
              con tiempo limitado.  Cómo evaluar la competencia de los 
              residentes como educadoresSi es aún impreciso el contenido temático 
              que debe tener la enseñanza de los residentes como educadores 
              y aún no está bien validado el impacto de estos cursos 
              en el desarrollo de mejores competencias educativas, es aún 
              más difícil el proponer métodos evaluadores 
              de la adquisición de ellas. Sin embargo, de alguna manera, 
              estas deberán ser evaluadas para conocer el desarrollo de 
              los residentes en este sentido.
 Encuestas de opinión a los beneficiados 
              con la enseñanza de los residentes podrían ser una 
              inicial y confiable fuente. Así estudiantes, internos y residentes 
              podrían evaluar las habilidades, interés y disposición, 
              que los residentes de años superiores, ponen en su formación, 
              de tal manera de ir mejorando la cultura educativa dentro de una 
              institución de salud. Con la definición de los temas y la impartición 
              de estos, ya sea mediante cursos en línea, conferencias o 
              talleres, se podría ir midiendo el efecto de estos cursos 
              e ir definiendo temáticas más específicas que 
              permitan el mejor desarrollo de los residentes como educadores del 
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