Regresa
El
Dr. Octavio Rivero cedió la palabra al Dr. Leobardo Ruiz
para la presentación del trabajo: “La Ética
en el Manejo del Anciano y el Discapacitado”.
Al terminar la lectura solicitó a los presentes, comentarios
en relación al trabajo del Dr. Ruiz.
Dr.
Vargas: Creo que hoy se tocan muchos temas fundamentales, pero uno
de los que a mi me interesa más es el de la autonomía
precisamente, porque resulta que el modelo de Bioética que
estamos aplicando es un modelo que tiene su origen en Estados Unidos
y en los países sajones y en México tenemos todavía
una función de la familia distinta a la que se da en aquellos
países, en el caso particular de los ancianos, pues la familia
juega un papel fundamental y si no es la familia son los grupos
de ayuda que se están creando institucionalmente. Creo que
usted toca un punto fundamental que debemos revisar con cuidado:
¿a qué grado, en qué forma podemos aplicar
este principio de autonomía ante una realidad distinta a
aquella en la que se generó?.
Dr.
Domínguez: En relación primeramente con lo que decía
el doctor Ruiz, el problema es que todo esto cuesta mucho y que
aquí estamos en pañales materialmente, es decir la
cantidad de personas que quedan verdaderamente abandonadas, sin
quien los pueda llevar o los dejan ahí en el hospital por
ejemplo, es muy grande, entonces se necesita mucho dinero y ahí
es donde realmente yo creo que va estar muy difícil que el
gobierno se preocupe en serio por poner todo lo que se necesitaría
para que tuvieran estas personas una vida más digna. Yo creo
que el problema fundamental es financiero.
Dr.
Franco: A través de las diversas platicas que he tenido oportunidad
de estar con ustedes me he estado percatando de que nuestro ámbito
de acciones es enorme, el hecho que señala el doctor Leobardo
Ruiz es otro más que menciona con toda claridad cuales son
los campos de acción del médico: el anciano, el discapacitado.
Lo que me esta ocasionando inquietud es saber si vamos a contemplar
el aspecto ético o el aspecto profesional, para tratar a
la medicina de los discapacitados en el terreno del contrato médico,
en el terreno de las virtudes en que se debe estar dando la atención
médica o en el terreno de las actividades profesionales o
actividades normativas. Eso quizá nos pudiera ayudar un poquito
porque nos vamos de un campo a otro, pero como que no tenemos una
sistematización, como que no nos dice: bueno las virtudes
que tiene el personal de salud son tales, para que sean contempladas
desde el punto de vista moral. Las relaciones que debe tener el
contrato médico hablan sobre la capacidad que debe tener
el médico y la responsabilidad que tiene de atender al paciente,
las responsabilidades normativas dependen de cada una de las normas
que usted específicamente habla y muy bien; quizás
si pudiéramos poner un poquito de orden, de que tipo de ética
vamos a tratar, se nos facilitaría lo que usted ya menciono,
creo que si ordenáramos un poquito sus ideas, tendríamos
todavía una comunicación aún más valiosa
y que nos centraría en como debemos impulsar esto. Lo digo
porque me gusta el trabajo, pero repito quizás necesitamos
ordenar lo que todos ustedes señalan, nada más ponerlos
en diferentes rubros que nos faciliten la lectura y la aplicación
posterior de la creación de normas en el futuro.
Dr.
Valenzuela: Yo tengo un poco de problemas con el trabajo. Reconozco
que es un trabajo espléndido que revisa una gran cantidad
de aspectos, pero mi pregunta es: ¿hasta dónde es
biológicamente, médicamente, éticamente y filosóficamente
válido englobar a dos poblaciones como son el anciano y el
discapacitado dentro de un mismo grupo? No tengo respuesta, para
mi es una preocupación. Yo creo que mientras que uno es un
proceso natural de la vida y que deberíamos hacer un esfuerzo
médicamente hablando y socialmente hablando para que este
proceso sea lo más adecuado, agradable, satisfactorio posible,
en el otro nos estamos encontrando ante una patología heredada,
adquirida que esta impidiendo que se tenga una vida plena. Yo creo
que así como de repente somos antropocéntricos y queremos
que todo gire alrededor de uno, es decir con una visión alrededor
del ser humano y queremos que hasta los perros y caballos se porten
como seres humanos, yo creo que también estamos cayendo en
un error gravísimo. Queremos que todo mundo se comporte como
si fuera un adulto joven. Habrá que ir reconociendo que así
como el niño tiene una serie de limitaciones para valerse
a si mismo, pues el anciano también llega a una etapa donde
va a tener una serie de limitaciones y que necesitara cuidados especiales
como los necesita el niño, pero no necesariamente considerar
esto como una minusvalía sino como una etapa en la vida.
¿En dónde se considera que el anciano o el adulto
mayor es un minusválido? No, es un adulto mayor, que necesariamente
va teniendo características biológicas especiales.
No entiendo en un mismo grupo adultos mayores o ancianos, con discapacitados;
a lo mejor porque me estoy sintiendo discapacitado o muy cerca,
ya cojeo, en fin.
Dra.
Rivero: Quiero decir algo en ese sentido, de que a mi también
me saltaba a la vista la inclusión de dos categorías
muy diferentes yo creo que podemos tener un chico de 19 años
discapacitado y un viejo de 70 vigoroso.
Dr.
Domínguez: Perdón pero la palabra es adulto mayor.
Dr.
Rivero: Es más digna la palabra viejo, porque, que le digan
anciano.
Dra.
Rivero: Yo creo que también depende como percibamos la palabra
viejo, que para mi es una palabra muy digna, pero le decimos como
quieran. La otra cosa que le quería comentar es que al final
de su escrito hay una frase de Oliver W. Holmes: “Mi vida
es funcional, eso es todo lo que la vida es” yo nada más
le quería hacer un comentario desde el ámbito que
a mi me toca Gabriel Marcel que es un Filosofo cristiano, es un
Filosofo Francés que ha hecho toda una filosofía en
torno a la función, él ha insistido, se lo digo porque
a lo mejor le interesa por la frase que puso en que las máquinas
funcionan, la critica que él hace fundamentalmente es que
hemos empezado a trazarnos nuestros destinos como máquinas,
que nos preocupa mucho funcionar cuando realmente puede haber un
paciente incluso minusválido que funcione y no sea feliz
y puede haber una gente que no sea funcional en la vida y sea muy
feliz; es diferente funcionar que existir. Hoy los psicólogos
se preocupan mucho por las familias funcionales, pero puede haber
familias que no sean tan funcionales y sin embargo son felices y
funcionan medio mal en algunos ámbitos pero son familias
con mucha comunicación, con mucho amor, con mucho afecto
y en cambio puede haber familias muy funcionales que en el fondo
llevan una vida muy estéril, muy fría y muy seca.
Claro, ni siquiera leyó la frase estoy haciendo trampa pero
como usted la puso me imagine que le interesaba saber esto.
Dr. Lifshitz: En relación a esto que plantea Fermín,
de si valdría la pena mezclar en un mismo grupo a los discapacitados
y a los ancianos, me parece que el trabajo tiene un tercer grupo
que también habría que ver si debiera individualizarse
que es el paciente terminal. No estoy seguro de que vaya en este
trabajo, también el análisis puede ser muy complejo,
muy difícil porque tiene sus peculiaridades. El otro comentario
tiene que ver con lo que decía el doctor Vargas, tradicionalmente
en México ha ocurrido que son las mujeres y creo que la tradición
es que la más joven de las hijas es la que se queda soltera
para cuidar al anciano. Por lo menos lo vi en “Como agua para
chocolate” pero creo que si es así esa tradición
y lo que esta ocurriendo es que la mujer ya no se queda en el hogar
y mucho menos va a sacrificar su vida por atender a sus padres y
tiene que realizarse y todo esto es muy legitimo en este movimiento
de emancipación de las mujeres, pero esto plantea un problema
muy grave que él ya hacía mención, que va a
pasar a futuro cuando no hay programas y no hay dinero para atenderlos,
me parece que por ahí anda el problema más importante
en relación con los ancianos.
Dr.
Kretschmer: Un punto quizá no de tanta trascendencia, pero
me pregunto: ¿México tiene el número de Geriatras
que necesita? ¿Las instituciones tienen conciencia de este
problema? Porque si no, hay gran cantidad de improvisación,
como hace muchos años se improvisaba en la Pediatría,
a la mejor uno de los puntos a considerar es que hay que incrementar
la especialidad de Geriatría. El otro punto es que debe haber
cosas que los adultos mayores haga mejor que cualquier otro. Sobre
todo en la esfera de raciocinio, de juicios serenos y demás,
donde entusiasmos juveniles ya no juegan una parte tan importante
y a lo mejor adscribirles a ellos esas funciones en la sociedad,
muy valiosa, que bueno que tenemos viejos que puedan dedicarse a
reflexionar con más serenidad en los problemas y ya no con
estos impulsos de la juventud, dando una relevancia al adulto mayor
en participación social. Esos son los dos puntos en la transmisión
de conocimientos.
Dr.
Fernández Varela: Yo creo que el énfasis del trabajo
es fundamentalmente dirigido hacia el anciano, siento que si se
toca la parte del discapacitado pero un poco en el contexto más
bien del anciano. Yo en eso también coincidía con
Fermín y con otros de que podría ser más adecuado
concretarse a este grupo y dejar para la gran experiencia y conocimientos
del doctor Ruiz otro trabajo sobre discapacitados. Siento que aquí
si faltan muchas cosas que decir del manejo del discapacitado desde
el punto de vista ético y aquí una precisión
que quizás valga la pena porque si me queda la duda, en la
página dos en el tercer párrafo en los dos últimos
renglones dice: “de acuerdo a este estudio la edad promedio
en 1910 era de 27.4 años o sea el promedio de los norteamericanos
para las distintas edades varia 27.4 años, y luego dice:
para el año 2000 ascendió a más de 74 años”.
Si es el promedio, entonces 30 ó 40% de norteamericanos tiene
más de 100 años. Yo no se si se este refiriendo a
la edad o a la esperanza de vida al nacer en ese año de 1910
de los americanos, que se me hace corta o si es el promedio de 74
años, ahora necesitaría haber muchos, muchos millones
de habitantes con más de 100 años.
Dr.
Kretschmer: A lo mejor es una ironía, el día de ayer
falleció una de las ancianas más extraordinarias en
todo México y que hasta edad muy adelantada siguió
siendo una contribución valiosísima en su campo, la
señora Mariana Frenk. Habría que hacer una relevancia
a esto. Otra, que también hemos vivido un periodo en donde
uno de los más grandes discapacitados Joquin ha hecho unas
contribuciones muy importantes al conocimiento, tenemos los extremos
como ejemplos y no debemos generalizar demasiado, claro la ayuda
que tiene Joquin para discapacidad ya la quisiera uno normal. Yo
quisiera volver a subrayar el caso de Mariana Frenk una de las grandes
ancianas de México.
Dra.
Rivero: Nada más quisiera subrayar algo en lo que ya han
insistido, en la posibilidad de que este trabajo sea más
amplio de lo que aparenta, que estuviera tratando tres rubros: el
anciano, el discapacitado y el enfermo terminal, ahora que dijo
Roberto esto, me acorde que en la República de Platón
hay un dialogo en donde un viejo precisamente esta diciendo: “bendita
vejez, bendita vejez porque somos libres, porque el cuerpo se queda
ya en un segundo plano y el alma es más libre para pensar”,
y hace una alabanza de la vejez que inclusive da pie a que uno de
los jóvenes le diga: “sí, tu puedes decir eso
porque tienes dinero, para ti es fácil” y el tipo le
contesta: “no, porque hay muchos que tienen dinero y no dicen
esto. Entonces no es nada más eso, pero inicia muy bonito,
arranca con una loa a la vejez, en ese sentido a lo mejor yo si
creo que manejar al anciano junto al discapacitado puede hacernos
a todos incurrir en un desliz porque que no necesariamente van de
la mano.
Dr.
Valenzuela: A la mejor el que en muchas de las filosofías
orientales y en la literatura, la loa al anciano es algo importante
o sea, llegar a la ancianidad a la vejez sin tenerle miedo a la
palabra, esté al contrario como algo muy esperado, muy deseado
como algo que no todos tienen y como llegar a la cumbre social,
porque es el hombre que tiene el conocimiento, es el hombre que
puede, o la mujer, el ser humano que puede en algún momento
conocer y transmitir el conocimiento y hacer que ese conocimiento
se perpetúe socialmente, entonces yo creo que hay muchas
cosas que deberían abundarse si pudiéramos separar,
aún cuando desde el punto de vista médico debo reconocer
que ciertamente de repente están juntos, sobre todo para
los rehabilitadores, atender al anciano y atender al discapacitado.
Dr.
Aguirre Gas: El punto que quisiera tocar es referente al límite
de edad que se le pone a un individuo para ser anciano, hace algunos
años mi padre me decía: a mi me molestó mucho
un día que vi en el periódico “un anciano de
60 años atropellado”. Los chamacos dicen que ahora
ruco es todo aquel que tiene 20 años mayor que yo y a veces
nos ponemos a pensar que tal vez así sea. Aquí el
punto es que yo creo que no puede ni debe haber una edad para considerar
a alguien como anciano o como viejo, puesto que hay muchas gentes
arriba de 60 ó 65 años o de la edad que ustedes quieran,
independientemente de que mantengan su autonomía o no, son
capaces como decía Roberto, de aportar muchas más
cosas a la humanidad o a su sociedad o a su familia o a quien sea,
que los jóvenes y aquí el punto clave es la experiencia
que se puede transmitir, que no es algo que se aprenda, que no es
algo que se pueda obviamente comprar, sino que es algo que se adquiere
únicamente con base al esfuerzo, los años de una vida
aprovechada, una vida en la que se han captado las percepciones
que la misma vida da, tanto en el aspecto social, como familiar
y profesional y que en determinado momento el termino viejo no resulta
ofensivo ni mucho menos, ni el de anciano tampoco, cuando ya empieza
uno a depender de los demás por no poder bastarse a si mismo,
extraordinaria muestra es una persona que tiene la experiencia,
que tiene la veterania, esa veterania les da facultades y capacidades
que pudieran ser muy ricas para la sociedad y no incorporarlo a
un termino que pudiera ser peyorativo.
Dr.
Álvarez: Yo quiero hacer dos comentarios, uno en relación
a lo que dijo Roberto y que nació de una conversación
elemental con mi papá; él tiene 91 años ahora
y alguien llego a decirle lo que aquí se esta mencionando
y que ahora en México el promedio de vida es 74 años,
mi hermano y mi papá con esa economía de palabras
que a veces se tiene contestaron ¿y?. Eso es bueno o es malo
porque representa un hecho real, es cierto que hay más gente
que llega a esa edad, lo que no hay son hospitales, ni instituciones,
ni médicos, ni un sistema que le ofrezca a este señor
que ya lleva más de 74 años una calidad de vida que
sea digna. Creo que si se debe mencionar, posiblemente para pensar
más en el posgrado en Geriatría, porque el Consejo
Mexicano de Geriatría creo que tiene solo 18 miembros.
Dr.
Rivero: Y casi todos muriéndose
Dr.
Álvarez: La otra cosa una publicidad, tengo un libro que
se titula “Vivir o durar”, precisamente habla de esa
disyuntiva que tenemos, si me permiten les voy hacer llegar para
la próxima vez un ejemplar a cada uno para que lo puedan
leer, ya que es algo que todos tendremos.
Dr.
Rivero: Bueno yo creo que ha sido muy interesante la presentación
de Leobardo, hay un aspecto conceptual que a mi me preocupa mucho,
en México las cosas se solucionan haciendo una Ley, en 83
sale una Ley que da derecho constitucional a la salud y ¿en
qué ha cambiado la salud en México? El problema es
que quisiéramos resolver los problemas con ordenamientos,
yo creo que el trabajo cumple una función muy importante
porque esta sensibilizando al problema, yo creo que mientras más
hablemos de los problemas más se pueden crear los niveles
adecuados, a mi no me molesta mucho la unión del discapacitado
con el anciano, porque de alguna forma tienen algo en común,
sobre todo en un país como México que tiene muy poco
tiempo de tener viejos. En Europa no es un problema mayor ser viejo,
porque tiene muchos años de tener un promedio de vida muy
elevado y una gente a los 75 años puede ser un estupendo
presidente de la República, en México no se nos ocurriría
que esto pudiera suceder y es que todavía existe poca costumbre
de entender al viejo y se le toma un poco como al discapacitado.
Ojo con esto, por eso es muy importante a mi criterio, el que se
mencione, probablemente habría que mencionarlo en este sentido
en el trabajo, al viejo se le hace a un lado en un país en
que todavía no se estima la experiencia del viejo y se le
hace a un lado exactamente igual que se hace al discapacitado y
es un error. Pónganse ustedes a pensar, analicen ustedes
simplemente lo que ha pasado estos últimos 30 años
que en México ha habido políticos malísimos,
pero ha habido unos muy buenos y habitualmente a los muy buenos
los hacen a un lado cuando pasó su periodo, cuando podrían
ser los más útiles de todos. De las gentes que yo
tuve la oportunidad de conocer cuando estuve en rectoría
hubo algunos Secretarios de Estado que a mi me impresionaron por
su capacidad, su inteligencia, su verticalidad, en fin muchos aspectos
positivos y paso ese sexenio y el país se olvido de ellos
por completo y esto no es solamente por un problema político,
es un problema por el no reconocimiento de la capacidad del viejo,
entonces de alguna forma la sociedad los discapacita. El hecho de
que los englobe en el trabajo, si se hace esta aclaración,
yo creo que tendría algo que ver. Es muy importante Leobardo
usted que esta en posgrado, que se mencionara el aspecto de la Geriatría,
porque la Geriatría en México, yo lo decía
hace un momento en broma pero es cierto, algunos médicos
al hacerse viejos creen que son geriatras, si ustedes analizan los
geriatras que hay en México, todos son o un cardiólogo
o un neumólogo o un no se que, que se volvieron viejos y
con eso consideran que porque ellos toman tantas y tantas píldoras
las pueden recetar, no hay un verdadero proceso de formación
del geriatra, si vamos a las cifras que se plantean para el año
2020 sería tan importante como tener buenos pediatras el
tener buenos geriatras, sobre todo si se va a tomar en consideración
que ese grupo de gente va a servir todavía para el país
y para su familia. El problema no es de leyes, es justamente a través
de estos documentos donde hay sensibilidad. Es una responsabilidad
individual, una responsabilidad de la familia, una responsabilidad
de las instituciones y una responsabilidad de la sociedad el atender
al viejo de una manera distinta a como se le esta atendiendo, porque
eso que ustedes dicen es absolutamente cierto, no hay programas
no hay hospitales, no hay ni siquiera facilidades como existen en
otros lugares. Hay uno o dos camiones que circulan en la ciudad
en donde la gente puede subir una silla de ruedas, ¡uno o
dos camiones en toda la ciudad! y si ustedes observan en los centros
comerciales no hay manera de que un sujeto pueda llegar en silla
de ruedas, se necesita llegar al aeropuerto y tomar un avión
internacional para que le pongan una silla de ruedas a la gente,
yo creo que es muy importante la sensibilización en relación
a este problema.
Dr.
Domínguez: Yo quería hacer alusión a que ciertamente
se le hace un poco de lado al viejo en las instituciones, porque
no se quiere contratar a personas mayores de cuarenta y tantos años
para no tener la posibilidad de que entonces se pague más
de seguro, se pague más de gastos médicos etc. Entonces
ese es otro problema político económico muy importante.
Yo creo que mucho de eso es por lo cual se hace al lado gente muy
valiosa que tiene mayor edad para no incurrir en gastos que posiblemente
sean mayores que los de la gente de menor edad.
Dr.
Rivero: Por ejemplo cuando se analizo la ley de los seguros médicos
privados –que se aprobó entre Comercio y Hacienda sin
tomar para nada en cuenta a los grupos médicos, ni siquiera
a la Secretaría de Salud–, no se tomo en consideración
las limitaciones que le ponen a un sujeto de cierta edad para tener
un seguro médico y esto otra vez es una cierta forma de discriminación,
de discapacidad del viejo por eso a mi la unión de las dos
situaciones no me parece del todo inaceptable porque de alguna forma
la sociedad discapacita al viejo.
Dr.
Ruiz: Desde luego que les agradezco mucho sus comentarios porque
al principio no encontraba cosas interesantes y de repente me llene
de referencias bibliográficas y libros. El doctor Aréchiga
publicó un libro hace un par de años “El envejecimiento
retos y desafíos” y precisamente en ese libro él
señala en el prologo que el anciano era el transmisor, el
que llevaba la tradición y la memoria y ahora la memoria
la tienen las computadoras, entonces al viejo ya no lo necesitan
para recordar los hechos pasados, hay una serie de factores que
han venido influyendo para hacer menos importante la presencia de
los viejos. Yo creo que en lo que se refiere a la capacitación,
a la preparación de especialistas en Geriatría la
tenemos, y la tenemos ya desde hace varios años, es un grupo
de jóvenes muy entusiastas, jóvenes que están
dedicados y que después de hacer cuatro años de medicina
interna hacen dos años de Geriatría, pero es totalmente
insuficiente porque realmente no hay la oferta de becas, todo el
mundo habla de que hay que reducir Gineco-obstetras y Pediatras
y hay que aumentar Geriatras, pero no lo hacen y cuando salen no
tienen trabajo, es muy problemático como que no hay una respuesta
a lo que aceptan conscientemente. Por otro lado al Geriatra lo quieren
hacer muy médico y quieren enseñar la Geriatría
en el Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición,
lo quieren enseñar en el Hospital General o en el Hospital
López Mateos o en el Hospital Inglés, yo les he insistido
a ellos por mi experiencia en la asistencia social, que donde deben
estar es en la comunidad, porque ahí vive la gran mayoría
de los viejos, cuando en el DIF se crearon los Consejos de Ancianos,
Desarrollo y Comunidad, ahí iban estas gentes, recibían
atención médica, alimentaría, hacían
deporte, porque es otra de las cosas, hay un movimiento muy fuerte
para que la actividad física se incorpore a la vida total,
por eso decía yo que tienen que hacer mucha actividad física
para mantener un nivel funcional, yo si creo que nosotros en la
vida nos relacionamos de acuerdo a nuestra capacidad funcional,
que tanto podemos ser independientes y no ser una carga. Por otro
lado la familia ha redistribuido las responsabilidades y ya no quieren
a los viejos, como dice el doctor Domínguez, tampoco se quieren
hacer cargo de los hijos, pero es que nosotros como médicos
no hemos influido ni hemos orientado a la familia en esas responsabilidades,
a mi me ha tocado ver por ejemplo, que cuando se incapacita la esposa
el marido la abandona, pero si el marido es el discapacitado y ya
no puede contribuir económicamente al hogar, se dedica entonces
a organizar a la familia, se queda en la casa y la esposa sale a
trabajar y a ser la contribuyente fundamental, pero para eso hay
que cambiar la mentalidad de las personas, desafortunadamente en
rehabilitación vemos que cuando la mujer se incapacita el
hombre la abandona, mientras que cuando el hombre se incapacita
la mujer se le pega y se le adhiere y lo mantiene, esas diferencias
conceptuales que tienen del lugar que ocupan en la familia tenemos
que de alguna manera de eliminarlas. Por otro lado la intención
era realmente de combinar a los dos grupos fundamentalmente porque
todos los que tenemos cierta edad empezamos a tener limitaciones,
limitaciones que nos llevan a una discapacidad parcial quizás
no grave pero para algunos si muy graves y todos eventualmente como
el parapléjico llegan con insuficiencia renal y a la muerte
cerebral por problemas médicos y a etapas terminales; los
dos grupos llegan a etapas terminales y los médicos no sabemos
manejar esa etapa, cuando se habla de aspectos espirituales no se
trata de que le lleven al sacerdote para que le de la comunión,
se trata realmente de fortalecer el espíritu de las personas
a través de la comprensión y el apoyo. Esto de que
el médico se ausenta una vez lo dijo muy bien el doctor Kumate
en un discurso en el día de la enfermera, “el médico
se aleja y deja a la enfermera con todo lo que va a suceder, no
solo los cuidados del muerto, sino desde antes se va, cuando mucho
pone su nota y hay que buscarlo para que de el certificado”,
yo creo que los médicos tenemos que cambiar en ese sentido.
Dr.
Kretschmer: Valdría la pena hacer un ejercicio histórico,
a lo mejor Carlos se acuerda de esto; en los años ochentas
me entere que con la entonces república democrática
Alemana el Estado de México estaba dando vigor a un programa
que iba a culminar con un Instituto Nacional de Geriatría,
estaban becando médicos mexicanos para estudiar Geriatría
en Alemania Oriental, cosa curiosa porque Alemania Oriental resolvió
su problema de Geriatría permitiendo a los ancianos huir
pero le quedaban muy pocos y tenían programas de Geriatría
muy buenos pero tenían pocos viejos y habían reclutado
al Estado de México y estaban mandando becados mexicanos
y tenían la intención de formar un Instituto Nacional
de Geriatría muy original que nadie había pensado
en eso.
Dr.
Rivero: Ya supieron lo que paso con la república democrática
Alemana, el Estado de México sigue ahí.
¿Qué
paso con ese programa?
Dr.
Valenzuela: Termino en un pequeño centro en Valle de Bravo
que luego lo tomaron las Vicentinas, se los digo porque cada que
paso por ahí mis hijos me dicen que ahí es a donde
me van a ir a dejar, y les digo que también a ellos eventualmente,
pero mis hijo dicen que a mi me toca primero; el otro día
me estaban amenazando con eso y decidimos pararnos para ir a conocerlo,
es un centro muy bien puesto, muy chiquito, quedo en manos de las
Vicentinas con mucho dinero, luego alguna fundación Alemana
dono y le metió dinero, esta muy bien puesto y lo que la
madre superiora o la encargada del lugar me decía que el
problema es que no tenían geriatras, que algunos médicos
filántropos de la zona o que recurren a la zona de manera
periódica los fines de semana, voluntariamente le cedían
el tiempo para atender a los ancianos y que se veían todos
muy contentos, ahí se acabo el programa.
Dr.
Ruiz: En este sentido es cosa de recorrer Tlalpan, hay varios, algunos
muy malos, en muy malas condiciones con un grave abuso de los pacientes,
otros que están bien cobran muy caro, “Mano amiga mano
anciana” que esta ahí le robo un pedazo al Instituto
de Psiquiatría pero ahí se quedo, esta también
el de los españoles, en Periférico hay un buen número
de casas, pero totalmente insuficiencias, inaccesibles para la gran
mayoría de los ancianos. Creo que nosotros debemos, tomar
una acción mucho más clara, más enérgica,
paralizar esa curva para que no se de ni anticipada ni bruscamente.
Dr.
Fernández Varela: Yo quisiera hacer un argumento más
de la separación del trabajo, creo que el 70% del tiempo
de la discusión lo hemos dedicado no a los discapacitados
sino a los viejos, muy probablemente porque muchos estamos en esa
edad y otros se están aproximando y en cambio, si los aquí
sentados tuviéramos una discapacidad y no un problema de
senectud, seguramente diríamos que falta en este trabajo
mucho de lo que ellos sentirían que hace falta para atender
al discapacitado y que el doctor Ruiz conoce perfectamente, yo insistiría
en que hiciera otro trabajo.
Regresa
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