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INTRODUCCIÓN
Elaborar un escrito y presentar una "conferencia
magistral", con todo su contenido dogmático, en un tema tan controvertido
como el aborto, representaría un documento que sería en el mejor
de los casos motivo de lectura, sobre todo si se tiene en cuenta
que el que lo escribe, no es un experto en el tema, no es un ginecoobstetra
o un abogado, ni ha vivido una experiencia tan traumatica como haber
sufrido un aborto. Afortunadamente aquí hay varios médicos, debe
haber cuando menos un ginecoobstetra y de hecho están presentes
varias doctoras. Los interesados en el tema, aquí presentes, tal
vez tomarían como bueno de este documento lo que en conciencia así
les pareciera y desecharían lo que no fuera congruente con su forma
de pensar. Con ello este documento representaría una aportación
pobre o nula, para su acervo sobre el tema. La intención es generar
controversias, establecer un debate y a final de cuentas aclarar
las dudas que tal vez todos tenemos.
En el aborto existen aspectos legales bien definidos
en el Capítulo VI del Código Penal para el Distrito Federal (1),
recientemente modificado; otros están en proceso de análisis, en
diferentes estados del país, como el aborto en caso de violación.
Los conceptos eminentemente médicos en general,
están bien definidos en cuanto a indicaciones, procedimientos y
riesgos, pero muchos aspectos del aborto, tanto para abogados y
médicos, como para la mujer embarazada y su pareja, están en el
terreno de una conciencia poco informada, con prejuicios y tabúes
muy arraigados, por lo cual en este escrito también se pretende
informar a la población en general y darle materia de pensamiento
para sus conciencias; para los médicos, se trata de presentar un
motivo para analizar, reflexionar, discutir y así estar en
condiciones de aportar su pensamiento en busca de consensos, fundamentalmente
en los aspectos controversiales del tema inherentes a la ética médica.
REFLEXIONES
La implacable tiranía de la conciencia que acostumbra
llevarnos por sus propios senderos, sin tener en cuenta nuestras
preferencias, nuestra comodidad o nuestra conveniencia; que se dedica
a importunarnos cuando nuestros actos no son congruentes con sus
designios, al grado de impedirnos dormir tranquilamente, me ha llevado
a reflexionar acerca del aborto.
Partiendo desde el principio, podemos hacer varias
reflexiones:
Existen dos géneros, genéticamente bien diferenciados
por sus cromosomas, el masculino o "XY" y el femenino o "XX". Con
fines de procreación a partir de la pubertad; los primeros se encuentran
en los espermatozoides y los segundos en los óvulos.
Los espermatozoides se producen en los testículos,
se depositan y se almacenan en las vesículas seminales y se eyaculan
durante un orgasmo generalmente provocado; aunque en los jóvenes
en ocasiones es espontáneo durante el sueño. Los óvulos se producen
"mensualmente" en los ovarios, son captados por las trompas de Falopio
y conducidos a la cavidad uterina y en la mayoría de los casos expulsados
a través de ella en forma inadvertida.
Cuando se integra una pareja y se realiza la cópula,
el hombre tiene una o varias eyaculaciones, depositando sus espermatozoides
en la vagina de la mujer; estos emigran al interior del útero y
a las trompas. Si la cópula se lleva a cabo en días fértiles y los
espermatozoides se encuentran con el óvulo y lo fecundan, acontece
la concepción. Si ese óvulo fecundado (huevo)se implanta en el endometrio
uterino, ha ocurrido un embarazo.
Cuando no se da la concepción, los espermatozoides
y el óvulo se degeneran, mueren y se expulsan a través del útero
y vagina; si el huevo no se implanta en el endometrio también se
expulsa.
Cuando el embarazo perdura a través de nueve meses,
se forma y madura un nuevo ser, se desarrolla el trabajo de parto
o se realiza una cesárea y nace un nuevo individuo.
Cuando un óvulo fecundado e implantado en el endometrio
uterino, se desprende y se expulsa, ha ocurrido un aborto. Ese aborto
pudo haber ocurrido en forma espontánea y ello ya representa una
tragedia, o puede ocurrir en forma intencional (provocado), por
medios mecánicos u hormonales, lo cual es cuando menos una tragedia
provocada, amen de las implicaciones en materia de salud, psicológicas
y legales que pudieran tener.
Como primera reflexión cabe considerar que
son muchas las circunstancias que deben reunirse y muchos obstáculos
por superar, para que nazca un bebé. Vale la pena reflexionar
acerca de ellas.
Cuando un hombre tiene eyaculaciones nocturnas
o se masturba y eyacula, los espermatozoides, al no encontrar el
medio propicio de la vagina, se degeneran y mueren.
Cuando la mujer ovula periódicamente y no hay fecundación,
el óvulo se degenera, muere y se expulsa.
La reflexión sería: a nadie le importa que estos
espermatozoides y estos óvulos se pierdan.
Tampoco se preocupa nadie cuando hacemos "trampa"
para evitar que el óvulo y el espermatozoide coincidan en tiempo
y espacio, al practicar el "ritmo" para evitar embarazo, o cuando
atrapamos y desechamos a los espermatozoides en un condón, o los
destruimos con medicamentos espermaticidas. Tampoco hay mucho escándalo
cuando se evita la maduración y emisión de óvulos por los ovarios,
mediante píldoras o inyecciones anticonceptivas, o cuando artificialmente
espesamos el moco cervical, para impedir que los espermatozoides
puedan pasar o cuando modificamos el endometrio, para el que el
óvulo fecundado no se pueda implantar.
¡Ah caray!. Esto último ya es un poco diferente,
puesto que ya estamos hablando de un óvulo fecundado, con cuya supervivencia
estamos interfiriendo.
Surgen otras reflexiones:
¿No es acaso ya, un óvulo fecundado (huevo), un
nuevo ser, un ser diferente, con la carga genética de un hombre
y una mujer?
¿Estamos acaso impidiendo un embarazo, al impedir
que el huevo se fije en el endometrio?
¿Estamos tal vez, provocando un aborto, al impedir
que ese nuevo ser pueda fijarse y desarrollarse en el interior del
útero?
¿A partir de qué momento existe un nuevo ser? ¿Cuándo
el óvulo es fecundado?.
¿A partir de que momento se puede considerar que
existe un embarazo?¿Cuándo el óvulo es fecundado? o ¿Cuándo el huevo
se fija en el endometrio?.
¿A partir de que momento ese nuevo ser tiene derechos
morales o legales?
La ética médica ( no laica ), lo respalda.
¿A partir de que momento es sujeto de la protección
de la ley?.
El Código Penal del Distrito Federal, en su Capitulo
VI sobre aborto, en su artículo 320 señala: "Aborto es la muerte
del producto de la concepción en cualquier momento de la preñez"(1).
Son muchas preguntas y pocas respuestas, que no
son motivo de las grandes controversias vigentes. Mi pensamiento
es que:
A nadie le preocupan todos los óvulos que la mujer
pierde por no tener actividad sexual o por practicar el ritmo.
A nadie le preocupan los espermatozoides que el
hombre pierde antes de tener actividad sexual con una pareja o por
el ritmo.
Existe control de la natalidad tanto desde que
le hacemos trampa a los óvulos y espermatozoides a través del ritmo,
como del condón, óvulos espermaticidas o píldoras anticonceptivas.
Un óvulo fecundado es un nuevo ser.
Un huevo implantado es un embarazo.
Un embrión es un nuevo ser en proceso de desarrollo
y maduración, independientemente del tiempo de gestación o grado
de madurez.
Un feto es un ser nuevo independientemente de que
sea o no viable fuera del útero.
Un óvulo fecundado tiene ya derechos morales de
que se respete su viabilidad.
Un feto es un ser nuevo aún cuando no pueda vivir
fuera del útero.
La Ley protege al nuevo ser "en cualquier momento
de la preñez".
No existe manera de saber el momento preciso en
el que el óvulo ha sido fecundado; normalmente cuando se presenta
el retrazo menstrual, el óvulo fecundado (huevo) ya se ha implantado
en el endometrio y ya es un embarazo. Entonces sobreviene otra reflexión:
¿Qué hacer cuando ha ocurrido una relación sexual
y existe el "riesgo" de un embarazo no deseado por una violación,
relaciones extraconyugales, planificación familiar o cualquier otra
causa, sin haber tomado las precauciones necesarias?.
Lavados vaginales para tratar de remover los espermatozoides.
Óvulos espermaticidas para eliminar a los espermatozoides.
Medicación hormonal para impedir la posible fijación
de un óvulo fecundado (huevo).
Legrado uterino "profiláctico".
Cada una de estas acciones tiene implicaciones
diferentes, fundamentalmente de tipo moral, en función de la existencia
o no de concepción o embarazo; sin embargo ante la falta de certeza
de alguna de estas dos situaciones, podemos sobornar a nuestra conciencia
y pedirle que como avestruz, esconda la cabeza bajo la tierra o
como los changuitos "no ver, no oír, no hablar".
Pero…… ¿ya van a empezar los peros?
¿Y si a pesar de todo ocurre un embarazo?
Existen dos alternativas.
Aceptarlo.
No aceptarlo.
Si se acepta, existen dos alternativas:
Conservar al hijo.
Cederlo en adopción.
Si no se acepta, la única opción es abortarlo,
para lo cual se emplean varios métodos, con diferentes grados de
efectividad y todos ellos con riesgos de magnitud variable, pero
ninguno exento de ellos, desde:
Introducción de objetos a la vagina o al útero
con riesgo de hemorragias, perforación, vaginal o uterina, peritonitis,
perdida del útero y hasta la vida, con una efectividad muy pobre,
digna de un menor riesgo. I
ngestión de tés, medicamentos o drogas, con riesgos
de intoxicación y pobre efectividad.
Medicamentos abortivos o que impiden la fijación
del huevo, con riesgo de producir desarreglos hormonales o hemorragias
y una efectividad inconsistente.
Legrados clandestinos, con pobres condiciones de
asepsia y mínimos o nulos recursos en caso de accidentes o complicaciones
graves, riesgos de perforación, endometritis, peritonitis, hemorragia,
histerectomía y muerte. Eso sí, casi siempre efectivo; aunque a
un costo muy elevado en materia de salud y vida, amén del económico,
que casi nunca es bajo.
Legrados o aspiraciones del contenido uterino en
condiciones de asepsia, antisepsia, anestesia adecuada, habitualmente
disfrazados de legrados terapéuticos por hemorragias disfuncionales,
endometriosis, desarreglos menstruales, legrados biopsia, amenorreas,
etc., con los mejores recursos disponibles para resolver complicaciones,
accidentes o urgencias; con menos riesgo de perforaciones, hemorragias
y otros accidentes o complicaciones, sin estar exentos de ellos,
eso sí, con un costo económico muy elevado.
Ante todo esto surgen algunas reflexiones más.
¿Cuales pueden ser las razones de una mujer o una pareja para abortar,
una vez que se decide tomar los riesgos implícitos o explícitos?:
Un embarazo o un hijo no deseado.
Cuando la mujer no está dispuesta a cursar los
nueve meses de embarazo, a tener un parto o una cesárea.
No disponer de recursos económicos para criar,
sostener y dar instrucción a un hijo (la educación se da en familia
y no cuesta).
Ser madre soltera y no querer asumir el compromiso
de tener un hijo.
No estar dispuesta a vivir todas las "molestias"
que un hijo ocasiona: no dormir por el llanto, tener que levantarse
por la noche, cambiar los pañales, "limpiar la caca", amamantarlo
o en su defecto preparar y suministrar los biberones.
Cuando el embarazo es producto de una violación.
Cuando el producto del embarazo se identifica como
portador de síndrome de Down.
Cuando el producto del embarazo tiene malformaciones
graves, compatibles o no con la vida.
Cuando el embarazo representa riesgo para la vida
de la madre y no sea un riesgo que razonablemente deba asumirse.
Cada una de estas circunstancias puede ser motivo
de nuevas reflexiones:
Un embarazo no puede interrumpirse nada más porque
no se desea, sin ningún otro argumento; la pareja es responsable
de aceptarlo, sobre todo ante la irresponsabilidad de no haberlo
prevenido, mediante los múltiples medios disponibles.
Abortar un bebé, tan solo por ser portador de un
síndrome de Down, implica la ignorancia de la gran cantidad de amor
que son capaces de generar, de dar y recibir, de estos pequeños.
Pienso que no se justifica.
Los embarazos con malformaciones graves, habitualmente
se abortan espontáneamente en etapas tempranas del embarazo, como
respuesta a una supuesta protección de la especie, determinada por
"la naturaleza".
Los productos de embarazos con malformaciones pueden
clasificarse en viables y no viables; los primeros deben tener la
oportunidad de corregir estas malformaciones, "in útero" para lo
cual ya existen procedimientos o después del nacimiento según el
caso. Los embarazos con productos no viables por la severidad de
sus malformaciones deberán valorarse y determinar, lo que represente
un menor riesgo para la madre y probablemente deban ser interrumpidos,
conforme al acuerdo de la pareja, sus propias conciencias y las
disposiciones legales vigentes.
Si la supervivencia de la madre esta en entredicho
como consecuencia de un embarazo, considero que la vida de la mujer
es prioritaria, debiendo ser decisión personal de ella y su pareja
(si existe), con sus médicos.
El embarazo como consecuencia de una violación
merece un análisis aparte.
Cuando no se está en condiciones o no se desea
cuidar, criar, educar, instruir y formar un hijo, es factible donarlo
en adopción al nacer, a través de las numerosas instancias existentes
para ello.
Cuando la mujer en forma individual o de acuerdo
con su pareja, no está dispuesta a continuar con el curso de un
embarazo, considero que en primera instancia tiene la responsabilidad
de hacerlo, aún cuando probablemente en un futuro no lejano, si
es que no se puede hacer ya actualmente, en lugar de abortar, podría
donar su embrión para que una vez extraído, se implante en el útero
de una mujer que no tuviera otra opción de tener un embarazo, principalmente
en el seno de una familia. Esta situación lleva implícitas graves
controversias legales, morales y religiosas, con numerosos argumentos
de peso en contra, similares a las que se presentan en aquellos
embarazos que se llevan a cabo en "úteros substitutos", cuando una
pareja aporta su carga genética a través de óvulos y espermatozoides
que una vez fecundados "in vitro", se implantan en un útero sano
de una mujer (madre sustituta), cubriendo todos los gastos del embarazo,
parto o cesárea y los posteriores derivados de los mismos, así como
mediante una compensación por la "prestación de sus servicios" (sueldo)
previamente convenido. Ya adentrados en los terrenos materialistas
con un franco tono esquizoide: ¿porqué no ceder en adopción a una
pareja ese embrión en gestación desde el primer mes del embarazo?,
entregándolo al final del mismo, debiendo cubrir todos los gastos
de embarazo, parto o cesárea y los posteriores derivados de los
mismos, así como una compensación económica (sueldo o compensación)
o en especie, previamente convenida si la mujer embarazada lo desea
o lo acepta.
Se ha hecho mención frecuente de que la mujer es
dueña de su cuerpo y que por lo tanto tiene derecho a hacer con
él, lo que mejor convenga a sus necesidades, intereses, salud, etc.,
nada más cierto, aunque esto no sea privativo de la mujer. Sin embargo
cuando en el cuerpo de una mujer se ha concebido un nuevo ser, vivo,
diferente por su composición genética, con una individualidad propia,
tributario de derechos como individuo, desde el momento de la concepción
(1); de que en ese momento esté arraigado en su útero, de que sea
viable o no en forma autónoma, de que sea deseado o no, me permito
la libertad de reflexionar acerca del hecho de que aún cuando
la mujer tenga todos los derechos sobre su cuerpo, ¿los tiene también
sobre ese nuevo ser? y por lo tanto ¿tiene derecho a negarle la
oportunidad de vivir?, ¿la oportunidad de ser?, ¿qué no terminan
los derechos de un individuo, donde comienzan los de otros?,¿qué
no terminan los derechos de la mujer, donde comienzan los derechos
del nuevo ser?. En el peor de los casos se podría recurrir a las
opciones presentadas en párrafos previos, con graves implicaciones
morales.
También vale la pena reflexionar acerca del compromiso
y la responsabilidad moral y legal, que le corresponden al hombre,
como factor determinante de la mitad del producto del embarazo,
en cuanto a participar en la decisión del aborto y en cuanto a asumir
conjuntamente con la mujer el compromiso, el riesgo, el periodo
depresivo o conflicto moral y de conciencia, que con frecuencia
ocurren después de un aborto espontáneo o no.
Esta reflexión debe también tomar en cuenta la
posición de un conjunto de mujeres, que señalan que por ser dueñas
de su cuerpo tienen derecho a hacer con él, lo que mejor les parezca,
excluyendo al resto, entre los cuales se encuentran: el responsable
biológico del embarazo, el médico y la ley.
He dejado para el final lo referente al embarazo
por violación, probablemente porque mis reflexiones no me han llevado
a definiciones claras y no tengo buenos argumentos en un sentido
o en otro, especialmente cuando se trata, como en casos recientes
de "casi niñas".
Se me ocurren algunas reflexiones
¿Tenemos derecho como sociedad o la mujer como
madre, a quitarle la opción de vivir a un nuevo ser?.
Él no tuvo responsabilidad alguna en lo sucedido.
Al igual que la mujer, también es una víctima.
Entonces ¿Quién tiene la culpa?.
El violador por supuesto.
Si se trata de deshacerse de alguien, de matar
a alguien, ¿no sería más justo matar al culpable?.
Suena más lógico ¿no?.
Sin embargo, implicaciones morales, religiosas,
la falta de autorización legal de la pena de muerte y la decidida
defensa que seguramente abanderarán las Comisiones de los Derechos
Humanos, impiden matarlo.
Por otra parte, recientemente la Ley se modifico
en el Distrito Federal, para autorizar la pena de muerte, para el
embrión en desarrollo mediante un aborto, en casos de violación.
Sin embargo cuando atrapan a un violador, al poco
tiempo lo dejan salir mediante mil argumentos legales y con frecuencia
reinciden.
Algún legislador proponía que a los reincidentes
se les castrara.
¿Porqué esperar a una segunda violación?
¿Porqué esperar a que vuelva a suceder un crimen
tan monstruoso como la violación?
¿Porqué correr nuevamente el riesgo?
¿Porqué si él, echó a perder la vida a una mujer?,
¿no debierá tener también su vida echada a perder por una castración?.
¿Parece demasiado drástico o atentatorio contra
los derechos humanos del violador?. Seguramente si, pero considero
que no tanto como el atentado en contra de los derechos humanos
de la mujer violada y de un nuevo ser en formación, a quienes se
les priva de la oportunidad de dirigir su vida y de la oportunidad
de vivir, respectivamente.
O bien:
¿Porqué si alguien tiene que morir como consecuencia
de una violación, debe ser un nuevo ser sin culpa y no un criminal?.
¿Porqué si se legisla cárcel para una mujer violada que aborta,
no se legisla pena de muerte o castración para el violador?.
Una reflexión adicional me surgió al ver un reportaje
en la televisión en el cual una joven violada a quien se le negó
su "derecho de abortar", que amamantaba feliz a su bebé, mientras
que en otra ciudad la mamá de ella participaba en una manifestación
y reclamaba vehementemente la reparación del daño mediante la indemnización
económica correspondientemente, por los perjuicios ocasionados
a su hija ¿Qué no estaría esta señora buscando un beneficio personal,
a costa de la "tragedia" de su hija?.
Podríamos empezar por cambiar, lo que si se puede
cambiar.
Dar un trato digno a una mujer violada, tanto por
su familia, como por las instancias jurídicas a las que se debá
recurrir.
Evitar la exhibición que se hace de su problema
por los medios de difusión masivos, con un tono evidentemente amarillista
y carente de ética.
Dar apoyo médico inmediato a la mujer, para evitar
que la concepción ocurra (fecundación del óvulo por el espermatozoide).
Dar apoyo moral y psicológico o psiquiátrico para
la mujer violada, por la familia y por profesionales capacitados.
Establecer penas jurídicas mucho más drásticas
para los violadores.
A final de cuentas en la actualidad la decisión
corresponde a la mujer, quién en conciencia, tiene la opción de
tomar la decisión.
No debemos olvidar, tener en cuenta los derechos
humanos de los médicos, quienes también en conciencia pueden tener
el derecho a no ser obligados a practicar un aborto. Si dentro de
los derechos de los pacientes, consignados en los principios éticos
vigentes, se encuentra el respeto a sus principios morales y religiosos,
no sería un principio de equidad consagrado por la ética, el respeto
de los principios morales y religiosos del médico, porque también
el médico tiene derechos.
Como última reflexión podría decir que estoy
seguro de que lo que he escrito, como producto de las reflexiones
que yo mismo me he hecho, estas líneas serán sujetas de numerosas
críticas, controversias y discusiones. Si esto sucede se habría
logrado el propósito que me animó a escribirles y analizar el tema;
precisar los conceptos y los preceptos, acercarnos a la verdad,
a la equidad, al humanismo, a la ética y a la justicia para la mujer
y para el bebé en formación, sin que el bienestar o la supervivencia
para uno de ellos, sea a costa del bienestar o la vida del otro.
A final de cuentas cada quien establecerá su propio dialogo con
su conciencia, podrá establecer sus propias reflexiones en congruencia
con su religión, su moral y con la ley, y sean cuales fueran, deseo
a cada quien una coexistencia pacifica con la implacable conciencia.
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