Regresa
La deontología concebida como la ciencia de nuestros
deberes, como la norma de nuestra conducta en tanto médicos, no
es cosa fija, inmutable, ni tiene vigencia por sí sola.
Ignacio Chávez
En sentido estricto este ensayo debería titularse
"La bioética y mis dudas", las cuales en relación con ella son muchas.
Por otro lado, tiene un subtítulo: "Cuando a Dios no se le interpreta
de la misma manera", nombre éste que quizás más adelante se explique.
Como sabemos, el neologismo "bioética" fue utilizado
en primera instancia por el oncólogo norteamericano Potter en 1970,
y aunque parece ser que su significado es entendido claramente por
todos, tengo la impresión de que no es así. En lo particular, desde
que lo escuché me produjo confusión y por ello decidí informarme
e investigar un poco más al respecto. Desde ahora confieso que para
mí el vocablo "ética" era suficiente, y sobre todo más o menos claro.
Mi primera duda tiene que ver con la palabra misma.
En realidad, ¿qué significa bioética?. Para su creador1
"es una nueva disciplina que combina el conocimiento biológico con
el conocimiento de los sistemas de valores humanos..." Potter entendía
la bioética como un nuevo paradigma, intelectual y cultural, consistente
en la confrontación entre hechos y valores.
Torre Valadés2 asegura que "de las aplicaciones
de la biología y de la medicina nació la necesidad de respetar al
ser humano como persona perteneciente a la especie humana, y ante
el peligro de una práctica inadecuada de aquellas y con la amalgama
de la ética, se dio el nacimiento de la bioética, que estudia las
relaciones de las ciencias y la filosofía, conjuntando la deontología,
la ética y la vida de los seres en su conducta y en su medio ambiente,
teniendo por objeto primordial, evitar vejaciones de la dignidad
humana".
Para la doctora Tarasco Michel3 la bioética surge
ante la necesidad de... "profundizar en la búsqueda de la verdad
sobre el bien integral del paciente", y ante... "la posibilidad
de potenciar todos los elementos de la persona"... "la bioética
propone un camino para ayudar a nuestros semejantes desde las ciencias
de la salud, a realizarse plenamente como personas". Sin embargo,
más adelante la doctora Tarasco al hacer énfasis sobre el significado
de dicho término, se corrige, se mejora, y trata de diferenciar
bioética de ética médica, y dice que no son la misma disciplina,
pues asegura que esta última... "tiene un ámbito más estrecho porque
solo tiene que ver con la práctica de la medicina" y la primera...
"va más allá, ya que su objetivo es el conocimiento científico del
actuar frente a la vida y (sobre todo) el empleo (ético) de este
conocimiento".
Además, y aquí mencionaré lo dicho por varios autores,
que por ser lugar común, no daré sus referencias, es necesario tomar
en cuenta que debido a los avances científico-técnicos de la medicina
y de la ecología humana, y consecuentemente a los cambios ocurridos
sobre el concepto de salud y sobre la práctica médica, debido a
ello, empezaron a plantearse al personal de salud nuevos y complejos
problemas morales, para los cuales la ética médica "tradicional"
no tenía la capacidad de resolver.
Así nació la bioética, disciplina que reconoce
que a partir de éstos y otros hechos semejantes, las ideas y los
valores, como salud, vida o muerte han cambiado; ya no son uniformes,
indiscutibles y menos aún compartidos por todos. De hace 35 a 40
años aquellas y aquellos empezaron a cambiar, tanto a nivel individual
como social "restringido".
De lo anterior rescato algunos conceptos:
1. La bioética es:
1.1. Una nueva disciplina que confronta los hechos con los
valores.
1.2. El estudio de las relaciones entre las ciencias (¿todas?)
y la filosofía, en especial la ética... para evitar vejaciones
a la dignidad humana.
1.3. El camino para ayudar a nuestros semejantes desde las ciencias
(¿de la salud o todas?) a realizarse plenamente como personas.
1.4. La manera de abordar problemas éticos multifacéticos y
cambiantes.
1.5. El más allá de la ética médica, y
2. Le ética médica tiene que ver, sobre todo, con la correcta
atención al paciente y contribuye a ennoblecer la práctica de
la medicina.
Por otro lado, Guadalupe Valencia y sus colaboradores4
consideran que el ser humano necesita de la ética para normar su
comportamiento, al subordinar, pero sobre todo al adecuar sus instintos
a su parte superior, la razón. Dividen a la ética en tres subdisciplinas:
la metaética, que se centra en cuestiones acerca de la naturaleza
de los conceptos y los juicios morales; la ética normativa
que se ocupa de establecer estándares para la conducta y se asocia
con las teorías generales de la forma en que debiéramos actuar,
y la ética aplicada, que se refiere sobre todo a lo que se
conoce como bioética, y que se ocupa, dice Valencia, de la
aplicación de teorías éticas normativas a problemas morales prácticos
como el aborto, la eutanasia, la clonación, la fertilización in
vitro, la terapia génica, etc., que para su estudio y mejor
abordaje requiere la cooperación de filósofos, médicos, abogados,
teólogos y expertos en otras disciplinas, tal vez con posturas diferentes,
pero que, y esto es un importante objetivo de la bioética, deberán
establecer algunos principios o puntos mínimos en los que estén
de acuerdo, y además deberán mediar o transigir en aquellos en los
que difieran. Hasta ahora, el punto más álgido es la terminación
de la vida en ciertas circunstancias (el valor supremo), frente
a la dignidad humana dañada.
Sólo para hacer énfasis en mi necesidad de esclarecer
el significado del término protagonista de este escrito, deseo agregar
el más reciente distractor lanzado por Kraus y Cabral5,
cuando a mi entender hacen una mezcla de términos y conceptos al
afirmar que... "la bioética médica se encarga de analizar y conciliar
los problemas éticos planteados por las ciencias médicas", aseveración
que estos autores tampoco sostienen con firmeza pues escasos renglones
antes de dicho aserto sostienen que... "los objetos de estudio de
la bioética son los problemas éticos planteados por las ciencias
de la vida, no sólo por la medicina o por las llamadas ciencias
de la salud". Una ciencia de la vida es la botánica y otra la zoología;
¿los problemas éticos que puedan surgir de estas ciencias también
deberán ser analizados por la bioética?. Hasta este momento parece
que si.
Y ahora me pregunto; yo como médico actuante ¿debo
ayudarme de la bioética o de la ética médica? O peor aún, para incrementar
mi confusión ¿de la bioética médica?, como la denominan Kraus y
Cabral.
Cuando Kuthy Porter6 desarrolla el primer
capítulo del libro "introducción a la Bioética", denominado "Evolución
histórica de los acontecimientos principales referente a la bioética",
en las 14 páginas que lo componen se refiere siempre a los diversos
problemas a los que se ha enfrentado la ética médica en las diferentes
épocas de la humanidad, mismos que en la actualidad son principalmente,
y le copio: el paciente en estado terminal (eutanasia, ensañamiento
terapéutico), la reproducción asistida, la ingeniería genética,
los transplantes, la distribución de los recursos para la salud
y otros. En épocas pasadas los problemas de conciencia de los médicos
eran diferentes, menos complicados, y en consecuencia fueron abordados,
analizados y resueltos (no siempre) mediante la deontología y la
ética a secas que tampoco, es necesario reconocer, fue fácil entender.
Continuemos:
Aún cuando modernamente la ética se define como
la parte de la filosofía, llamada moral, que se encarga de la acción
humana o de los valores humanos, es importante reconocer que en
el plano moral hay diversas ideologías, creencias y posturas filosóficas
que le dan, sin poder evitarlo, relatividad a lo bueno, lo malo,
lo debido y lo indebido. Es decir, hay factores como la cultura,
el ambiente, la religión y diversas necesidades y circunstancias,
tanto sociales, como individuales, que impiden que exista una única
ortodoxia ética canónica que guíe todas las decisiones morales,
y por lo tanto, los problemas de esta índole no son siempre identificados
de la misma manera e intensidad, lo cual, también inevitablemente,
condiciona que sean resueltos o abordados de manera diferente.
Este modo distinto de "conceptuar" y de entender
lo moral, tanto en la forma, pero sobre todo en el fondo, es lo
que siempre ha obligado, y en la posmodernidad actual aún más, a
que problemas como el aborto y la eutanasia, por nombrar los más
conocidos, necesiten ser analizados por médicos, teólogos, filósofos
y abogados especialistas en estos temas, los cuales, ustedes saben,
aún no se ponen de acuerdo. Más adelante daré algunas razones.
Paso a ocuparme ahora, de los Principios de la
Bioética de Beauchamp y Childress, preceptos sobre los cuales nadie,
que yo sepa, tiene dudas. Los recuerdo: no maleficencia, beneficencia,
autonomía y justicia.
En 1979 estos dos filósofos norteamericanos publicaron
su libro "Principios de Ética Biomédica" y desde entonces, este
sistema representa y abarca, o pretende hacerlo, el todo, cuando
se trata del lenguaje de los valores7. Y en efecto así
es, pues tienen que ver con toda actuación humana, ya sea en medicina,
derecho, ecología, política y otras más. Veamos:
No maleficencia.- Es la obligación de no
lesionar la integridad (física y-o moral) del ser humano.
Beneficencia.- Es la obligación de procurar
el bien a aquél de quien me siento responsable, respetando sus propios
valores y proyectos de vida.
Autonomía.- Es la obligación de cada sujeto
a respetar sus propios principios y valores, y a desarrollar el
proyecto de vida que ha elaborado en función de los mismos.
Justicia.- Es la obligación de no discriminar
a ningún ser humano.
Estos principios van más allá de la ética médica
y en efecto, son fundamentales para la bioética, pero como se dijo
antes, también la trascienden, pues se pueden aplicar a otras áreas
además de la salud, y a otras ciencias además de las ciencias de
la vida humana. Estos principios también van más allá de las ciencias
biomédicas, pues a los abogados (ejemplo fácil de encontrar) ya
sean penales o civiles, también les serían muy útiles para guiarlos
y lograr su mejor desempeño.
Sin embargo, debo reconocer que desde el punto
de vista de la ética médica, estos principios le han dado a los
pacientes un rol protagónico como seres capaces de tomar sus propias
decisiones en aquello que les afecta y no como seres pasivos, tal
como ocurría todavía hasta la primera mitad del siglo XX. Finalmente,
es necesario reconocer que estos principios son relativos porque
dependen de las condiciones materiales y circunstanciales del momento
de su aplicación8.
Después de las ideas vertidas deseo comprometerme.
Para mí el término bioética, sin desconocer su enorme importancia
como código moral múltiple, vino a complicar la vida de los médicos
y de su ejercicio y éstos, por supuesto me incluyo, lo han aceptado
casi sin chistar. Por lo tanto, considero que es necesario tratar
de aclarar los conceptos, reto al que ahora me aboco.
1º La bioética, en su sentido más completo y puntual
se encarga, como ya se revisó, de los problemas éticos planteados
por las ciencias de la vida, y no sólo por la medicina9,
y en realidad se identifica más con la ética de la ciencia, definida
como el conjunto de leyes que regulan el uso de la razón para discernir
un proceso racional científico de uno no científico10.
Esto es bioética. Serrano también la define como el proceso de contrastación
de los hechos biológicos con los valores humanos para globalizar
los juicios sobre las diversas situaciones y mejorar así la toma
de decisiones7.
2º Los principios de Beaunchamp y Childres son
los principios de la bioética y son normas fundamentales para orientar
y ayudar a tomar decisiones "globales", y no únicamente clínicas.
3º Desde los babilonios con Hammurabi, los egipcios,
los griegos con Esculapio, desde los romanos con Galeno, los hindúes
y los chinos, pasando por Vesalio y por Avicena; desde el Real Colegio
de Médicos de Londres en 1520 y 1543, la Asociación Médica Norteamericana
(1847), la Británica (1858), en fin, para no cansarlos con algo
que ustedes saben bien, desde entonces y a través de todas las épocas
y hasta nuestros días, se han incorporado diversos códigos de conducta,
o verdaderamente morales o éticos, para orientar y regular la actuación
de los médicos y "proteger" al enfermo, aún con mentiras (Platón),
de sus acciones. Esto es ética médica y se refiere fundamentalmente,
me permito insistir, al mejor servicio profesional y humano que
un hombre, el médico, presta a otro ser humano, el enfermo.
4º Cuanto decimos que son los médicos los únicos
que, junto con sus enfermos, toman decisiones clínicas particulares
y acertadas, entonces estamos hablando de ética médica, específicamente
de ética normativa médica que desde Sócrates, Platón, Aristóteles,
pasando por Cicerón, Séneca y Kant, entre otros filósofos geniales,
ha colocado al hombre en el centro. Si se acepta que... "El ser
humano es para el ser humano algo sagrado"... como escribió el estoico
Séneca, y si se acepta que el hombre es el sujeto del trabajo del
médico, entonces, no nos metamos en líos y continuemos con nuestro
viejo nombre; ética médica. Nosotros los médicos sigamos vigilando
nuestro comportamiento ético (el que la conciencia nos dicte) para
con los pacientes, a quienes ya modernamente y sin fallar, deberemos
considerar sujetos y no objetos de nuestra dedicación.
5º Si se está dé acuerdo con Tarasco10,
de que la bioética se identifica más con la ética de la ciencia
que regula el uso de la razón para distinguir un proceso racional
científico de uno no científico, ello poco tiene que ver con la
ética médica, sobre todo en la parte de arte que tiene la medicina.
Esta última tiene que ver con el médico, en tanto hombre, y como
tal, representando un eterno problema ético debido a que siempre
está frente a la necesidad de elegir para sí y para su enfermo entre
el bien y el mal, lo debido y lo indebido12, entre una
vida buena y una mala12. A elegir bien Piaget13 le llamó
"sabiduría", que implica una toma de posición vital que debe ser
razonada, pero sobre todo que debe distinguir entre una toma de
decisión personal, o de grupos limitados, relativa a las creencias
evidentes para unos, pero no compartidas por otros (verdades relativas),
y las verdades demostradas, asequibles a todos, propias de la ciencia,
de la ética de la ciencia o la bioética. En este sentido el médico
debe, apoyado en su ética, tomar decisiones "sabias" sobre verdades
relativas, las cuales, obviamente, variarán de acuerdo a la sociedad
concreta en donde viva, se desarrolle y se comunique (más adelante
nos referiremos a este asunto con cierto detalle).
6º Desde mi punto de vista los principios de Beauchamp
y Childress son importante apoyo moderno para la ética médica, aunque
como vimos no sólo para ella, y tienen como fin medir, ajustar,
preceptuar el comportamiento del médico para consigo mismo y respecto
a los demás, lo cual le dicta lo que debe hacer porque lo considera
bueno y lo que debe desechar por que lo considera malo. Sin embargo,
y esta es la principal duda, esto es relativo, porque este sistema
de principios o cualquier otro no puede solucionar a priori
todos los conflictos morales8 y por ello Krauss y Cabral
apuntan, recordando a Aristóteles que todo comportamiento ético
debe presentarse o acompañarse con otro principio, la prudencia,
la cuál ayudará muchísimo a tomar decisiones "sabias".
Después de los argumentos anteriores, para mí está
más o menos claro que la bioética abarca, de hecho, problemas tan
complejos y multifacéticos, que caen fuera de la ética médica porque
ésta les queda chica. La bioética explora, estudia y desmenuza cuestiones
morales surgidas de la asistencia sanitaria general y de las llamadas
ciencias biológicas, específicamente de la medicina, la medicina
como concepto genérico y no como práctica clínico-médica. Engelhardt,
en su estupendo libro "Los fundamentos de la bioética"14,
asegura en este sentido que... "dentro del ámbito de la bioética,
también suelen encontrar acogida cuestiones concernientes a valores
no morales como la determinación de un estado orgánico como patológico
o como fisiológico y hasta psiquiátricamente anormal, o cuestiones
ontológicas como la determinación del momento en que empiezan y
dejan de existir las personas, etc.", y por ello asegura... "que
las cuestiones abordadas por la bioética no se limitan al ámbito
de los médicos, sino que afectan a las enfermeras, a los químicos,
a los biólogos, a otros profesionales sanitarios o parasanitarios,
a los pacientes, a sus familiares y a la sociedad en general".
Casi termino, no creo conveniente agregar otras
ideas, pues estoy en peligro de perderme aún más. Para concluir
deseo comentar el porqué del subtítulo que al principio propuse
para este escrito, "Cuando a Dios no se le interpreta de la misma
manera".
La frase no es mía, ojalá lo fuera. La copié de
Engelhardt15 y significa que cuando no todos pertenecemos
a una comunidad o sociedad claramente definida y sobre todo "moralmente"
unida, se tienen visiones (esta palabra es usada con toda intención)
contradictorias y a veces injustificables para unos, pero no para
otros; ejemplo: El aborto posviolación, o la eutanasia, ambas "salvadoras"
de la dignidad humana cruelmente ultrajada porque se actuó con violencia
contra la voluntad y por el dolor y el sufrimiento premorten.
Aquí les recuerdo la última frase de Torres Valadés1, leída hace
algunos minutos. "...teniendo como objetivo primordial (la bioética)
evitar vejaciones a la dignidad humana".
Quiénes disienten de nosotros ¿están equivocados?,
o ¿es mejor respetar otras creencias, otras maneras de "hacer el
bien" y de "actuar correctamente"?.¿Solamente debemos apelar a nuestras
propias intuiciones, a la propia conciencia, a lo que cada quien
cree es lo correcto para tomar decisiones acertadas, éticamente
válidas?. He aquí preguntas de difícil respuesta.
La frase de Engelhardt quiere decir que a la fecha
no existe una estructura, una visión moral que pueda ser compartida
por lo que dicho autor llama "extraños morales", pero curiosamente,
no sólo por éstos, que al fin y al cabo es comprensible, sino a
veces tampoco por "amigos morales", aparentemente razonables. Una
posible solución puede ser que con un ejercicio maduro de
"terapia de grupo", por llamarla de algún modo, todos escuchen lo
que Dios le dice a cada uno, y después ya enterados, los discutan
o mejor dicho lo desmenucen y entre todos establezcan la autoridad
del consenso o del consentimiento mutuo y así puedan interpretar
a Dios más o menos de la misma manera, que como se dijo renglones
arriba, es precisamente, una de las tareas fundamentales de la bioética
(y aquí introduzco un nombre), , ni secular ni mucho
menos, religiosa. Esta autoridad, si se logra, tendrá la fuerza
del acuerdo, que indefectiblemente deberá respetar la libertad de
pensamiento de aquellos que directamente analizaron una controversia
moral, generalmente más apoyada en creencias religiosas, que en
otros argumentos. Si el culto es el que domina ocurren hechos como
el de Martín Lutero, cuando en 1517 en la víspera de Todos los Santos,
clavó sus 95 tesis en la iglesia de Todos los Santos de Wittenberg,
provocando con ello un desmoronamiento "moral", o si no fue tanto,
si un diferente punto de vista moral religioso que costó miles de
vidas y que en la actualidad es correcto para cientos de millones
de personas, y para otros tantos, incorrecto. En este sentido vale
la pena recordar a Karl Popper y su filosofía16, el racionalismo
crítico, la cual asegura que "yo puedo equivocarme, tú puedes
tener razón y juntos podemos seguir, acaso, el rastro de la verdad".
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