Con oficio historiográfico y gran interés, Ana Cecilia Rodríguez de Romo del Departamento de Historia y Filosofía de la Medicina, Arnulfo Irigoyen Coria del Departamento de Medicina familiar, ambas dependencias de la Facultad de Medicina de la UNAM, y Ma. Teresa Hernández Sánchez dan a conocer, para beneficio de múltiples estudios, la importancia de los siglos XVI al XVIII capturada en el acervo histórico de la biblioteca "Dr. Nicolás León" ubicada en la antigua Escuela de Medicina de Santo Domingo. Se trata de un esfuerzo formativo que arroja como valioso y útil producto un catálogo de 323 libros que ven la luz para un espectro social que sobrepasa al especialista; se trata de un trabajo que ofrece cosecha simultánea, toda vez que permite descubrir por igual cubierta contenido; es decir, forma y fondo de cada obra a la que se adicionan notas biográficas de sus hacedores y la elaboración de índices: temático, por autor y cronológico. En estos libros son referidos aquellos aspectos relevantes que tienen que ver con la medicina y su campo de acción, los cuales se ven contextualizados porque se hacen concurrir temas concomitantes como los de jurisprudencia, historia y la de otros campos de la ciencia y tecnología no médica, en el sentido estricto. Al lector, como seguro aconteció a los autores de éste estimulante catálogo, fascinará redescubrir ideas y conceptos germen de las teorías que sustentan la ciencia médica de nuestros días acompañados de múltiples ejemplos sobre etiología y evolución de las enfermedades, así como de los recursos terapeúticos de la época. Hurgar con recato y verdadero reconocimiento en la semblanzas de Hipócrates, Galeno, Paré, Vesalius, Linne, López de Hinojosos, Esteyneffer o Gregorio López, por citar sólo algunos, resulta de por sí un acto de comfort, de encuentro con la sabiduría de hombres multifacéticos que siendo matemáticos, eclesiásticos, botánicos o naturistas, comprometieron gran parte de su vida para desarrollar la medicina y sus especialidades y, como consecuencia, abonaron en favor del conocimiento de la salud y la enfermedad. Al ofrecernos los autores la imagen de algunas portadas se nos abre el maravilloso mundo de la iconografía que, sin resistencia, nos cautiva al referir nostalgia editorial y reánimo al observar diseños de congruencia y equilibrio estético. Los testimonios impresos aquí expuestos constituyen veta insustituible para aquellos afanados interesados en el origen de la imprenta en México y, por supuesto, para el historiador, al reconstruir hechos, personajes y sucesos. Este es, pues, más que una estigma bibliográfica, el principio de una fecunda labor de historia que seguirá mostrando los intereses intelectuales del período novohispano. Quizá, el alcance de médicos llegue a bibliófilos y eruditos quienes encontrarán en estos libros elementos para saciar su sana curiosidad.
Con los invaluables documentos que estructuraron el catálogo sabemos más del hombre y del universo, por ello, nos congratulamos al constatar el consistente empeño de ordenamiento pormenorizado, por lo inteligible de la forma de presentación y del empeño adicional que significó la reclasificación de estos tesoros, conforme a la nomenclatura "LC". Al reconocer la existencia de los libros, emerge una irrenunciable responsabilidad para aprovecharlos: está el recurso, reafirmemos hábito.
Como en el caso que nos ocupa, estamos convencidos de las bondades interdepartamentales en proyectos de investigación que empiezan a dar sus frutos al enriquecer metodología, integrar inclinaciones y potenciar el conocimiento, ahora para beneficio de muchos.
Dr. Alejandro Cravioto |