Dr. Joaquín Ocampo Martínez
Depto. de Historia y Filosofía de la Medici
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La medicina tiene su historia y su filosofía, la que también tiene un devenir, esto es, una evolución en el tiempo y en un contexto social determinado.
Pero ¿qué es la filosofía y por qué la medicina no puede concebirse sin ella?
Si nos preguntáramos qué hubiera pasado con una sociedad sin médicos, la respuesta no se haría esperar. Lo mismo ocurriría si la pregunta fuera dirigida con respecto a los maestros, los ingenieros o arquitectos.
Sin embargo, cuando preguntamos qué hubiera pasado con la humanidad si nunca hubieran existido los filósofos, la respuesta requiere de cierta elaboración, y la razón es que tenemos más familiaridad con las necesidades que satisfacen cualquiera de los profesionistas mencionados, que con la tarea que compete al filósofo, con todo y que filosofar es inherente al hombre.
Al tratar de definir a la filosofía, estamos de hecho filosofando, y con esto queremos decir que estamos cuestionando algo en la búsqueda que implica por lo menos una respuesta. Sin embargo, este cuestionamiento no se refiere al planteamiento de preguntas particulares o cotidianas.
No es lo mismo preguntar, quién es el paciente de la cama seis, a preguntarnos ¿qué es el hombre?; o bien, preguntar cuál es el pronóstico de ese paciente, a partir del diagnóstico y tratamiento de su problema de salud, a preguntarnos ¿qué es la medicina?
Con ello, se requiere señalar, por un lado, que las preguntas a las que trata de dar respuesta la filosofía, corresponden a un cierto nivel de generalidad y de profundidad, por así decirlo y, por otro, que hemos tratado de acercarnos, en una primera aproximación, al concepto más general que define a la filosofía como un quehacer reflexivo.
Así, la interrogante sobre lo que hubiera ocurrido a la humanidad sin los filósofos, empieza a encontrar una respuesta cuando recordamos que todo animal -aún los antropoides- carece de capacidad de reflexión. Su vida es un mero vegetar y su escaso margen de acción ha sido el mismo generación tras generación.
En cambio el hombre es alguien que no se concreta a sólo existir en el mundo, sino que "es" el mundo; quiero decir, que piensa y actúa tratando de responder a sus cuestionamientos e inquietudes, entre ellas, la de saber qué es el universo y cuál es su sitio dentro de él. Así ha creado el arte, la ciencia y la técnica.
Dentro de ese esquema, es que podemos estar en condiciones mínimas de comprender por qué la medicina y la filosofía forman un binomio indisoluble.
En la práctica médica de cualquier tiempo y lugar, subyace un concepto de hombre, de ciencia y técnica; de relación médico-paciente, de salud y enfermedad; de vida y muerte. Conceptos todos que han tenido como punto de partida el filosofar, no sólo de los hombres de ese tiempo, sino también la reelaboración de aquellas ideas que generaron sus antepasados.
Pero este filosofar no acaba ahí, el propio ejercicio de la medicina conlle- va una reflexión constante sobre lo que se hace, y hasta dónde es posible el conocimiento de la salud y enfermedad del hombre; qué tan fiel es a ciertos principios eso que se hace, o qué tanto estos mismos principios tienen que ser objeto de un nuevo planteamiento.
Con esto, quiero decir que las áreas de reflexión de la filosofía que guardan una vinculación más estrecha con la medicina, son la epistemología y la ética.
Así pues, la filosofía no es una disciplina científica como la biología o un arte como la música o la pintura, sino que es esencialmente un quehacer, sin el cual la sociedad, el hombre y obviamente la medicina, no hubieran tenido la posibilidad de evolucionar.