El paciente y su médico

una obra de profundidad científica y humanística

"Es muy importante que los médicos vean los peligros, lancen las voces de alerta para que los médicos futuros no desaprovechen los beneficios de la ciencia y la tecnología, y que no olviden que el fin fundamental de la medicina es atender el sufrimiento humano y que no hay enfermedades sino enfermos", resaltó el doctor Horacio Jinich, durante la presentación de su libro El paciente y su médico.

Esta publicación coincide con los 50 años de su recepción profesional. "Durante este tiempo señaló el doctor Jinich la medicina ha sufrido grandes cambios, por ello me siento orgulloso de pertenecer a una profesión que ha avanzado tanto y que ha hecho tanto bien a la humanidad.


También me siento agradecido con todos los gigantes que con sus investigaciones, con su ciencia, con su talento y con su genio, nos han dejado esta herencia maravillosa que aplicamos para bien de nuestros pacientes; sin embargo, siento cierta preocupación porque la medicina moderna está en peligro de perder su rumbo, de equivocar su camino y de olvidar sus fines". El doctor Jinich advirtió que la especialización también corre el riesgo de perder la visión de conjunto sobre la totalidad de la persona, pues se acerca la acelerada invasión de las organizaciones financieras que ven en la medicina un pingüe negocio, por lo que el progreso científico y tecnológico, con todos sus maravillosos dones para el diagnóstico y tratamiento, amenaza con desviar el interés fundamental del médico, el del enfermo hacia el de la enfermedad.

Mientras tanto, el doctor Fernando Martínez Cortés, profesor de la FM, resaltó que el humanismo en medicina quiere decir interés por el hombre total en su calidad de persona y no únicamente por su cuerpo, pero también significa que el hombre en su totalidad es afectado por su enfermedad, que el paciente es una persona que acude al médico para que le resuelva determinado problema de salud, para que escuche sus quejas, sus angustias, sus dudas y su padecer, entre otros aspectos.

Más adelante, apuntó que "es esencial que el médico obtenga el mejor conocimiento posible de la persona que padece alguna enfermedad, pues es importante establecer un puente entre el modelo explicativo científico del médico y el modelo explicativo del paciente, cuando el de este último es diferente por ser un modelo popular o tradicional, pero sólo se conseguirá si se produce un cambio en los fines, en los valores y en la dinámica de la consulta médica".

Por lo anterior, el doctor Martínez Cortés mencionó algunas proposiciones a considerar en este proceso de cambio, tales como: tomar en cuenta que a la consulta asiste una persona y no un cuerpo humano; si lo que lleva esa persona a consultar al médico es un padecer, el doctor debe estructurar su encuentro con el paciente, de tal modo que éste pueda exponer o comunicar ese padecer, pero esto no es posible en una consulta tradicionalmente dividida en interrogatorio y en exploración física, por las siguientes razones: "el interrogatorio tradicional es una serie de preguntas cerradas que dirige el médico al paciente teniendo el modelo biológico de la lesión y de enfermedad, y el paciente tiene muy poca libertad para expresar lo que realmente siente, teme, supone y lo que es verdad para que el médico lo cure o alivie". Ante esta situación, mencionó que la propuesta de cambio en la consulta consiste en que este interrogatorio se haga en el seno de una entrevista clínica, durante la cual el paciente tenga la oportunidad de hablar de su padecer y el médico de inquirir por medio de preguntas abiertas sobre datos que le permitan conocer a la persona que tiene enfrente.

A su vez el doctor José Kuthy Porter, director de la Escuela de Medicina de la Universidad Anáhuac, se refirió al interés que tiene el doctor Horacio Jinich en su libro, "al enfrentarnos a los médicos a los cambios producidos por el progreso acelerado; sobre todo, a través de la tecnología, socialización de la medicina, crisis de los valores humanos y devaluación económica y social del trabajador de la medicina, porque la pregunta clave que se plantea es ¿cuál es la función esencial del médico en el mundo de hoy?, a lo que después de varios argumentos asegura que el médico genuino lo es por vocación y no cambiará esta actitud; no obstante, ante los cambios ya señalados, el médico seguirá siendo eso, un médico.

Asimismo, señaló que Horacio Jinich indica que entre el ejercicio de la medicina y el enfermo se ha abierto una brecha, motivada por la burocratización de la medicina institucional y privada, y por la proliferación de las especialidades médicas. "En la mayoría de las instituciones públicas existe una relación de mutuo desencanto entre el paciente y el médico".

En cuanto a la especialización, dijo que es necesaria entre el proceso científico y tecnológico, pero lleva el riesgo de perder de vista la totalidad indivisible de la persona humana.

Esta relación médico-paciente, resaltó el doctor Kuthy Porter, que el doctor Horacio Jinich apunta en su libro, es la que es necesario que el médico recupere con la humildad y reconozca que ante los pacientes portadores de un síndrome de somatización, no puede tener una explicación cabal, ni los recursos para eliminarlos, debe aceptar sus limitaciones y recordar una vez más el viejo aforismo: "si puedes curar, cura; si no puedes curar, alivia; si no puedes aliviar, conforta".

Por otra parte, el doctor Alejandro Cravioto, director de la Facultad de Medicina, señaló que El paciente y su médico tiene enseñanzas tanto para los médicos como para los no médicos, pues el vivir en una ciudad difícil como la nuestra requiere dedicación para oír a los demás como un sistema terapéutico de humano a humano, sin importar el que se tenga la mayor capacidad de entender, hay que averiguar si el enfermo presenta un padecimiento que pueda curarse o es, simplemente, un problema de comunicación. Esto es parte de un problema dinámico en la sociedad, en la que el médico por sus múltiples presiones no tiene tiempo o capacidad para entregarse en forma diferente con otro individuo que llega a solicitarle ayuda; sin embargo, si en cualquiera de las profesiones se pudiera permitir algo de mediocridad en la medicina no se puede, por el contrato que hace un individuo con otro en el momento en que pone su salud o la de un familiar en sus manos.

Por tal motivo, el doctor Cravioto señaló que uno de los problemas que se presentan en una escuela o facultad de medicina es buscar cómo lograr que los alumnos tengan la capacidad de compasión, atención, cuidado y paciencia para que, cuando un individuo llega con una afección, lo sepa y lo pueda manejar. "Y como dice el doctor Jinich, si no lo puede curar, por lo menos que le dé un proceso de apoyo que le permita ir resolviendo una serie de situaciones complicadas, que en un momento dado, salen del ámbito a la terapéutica médica", concluyó.

Para finalizar la presentación de El paciente y su médico , la señora Marcela Cortina, paciente del doctor Horacio Jinich, dijo que los enfermos "buscamos en el médico cura y alivio, pero creo que hemos buscado también ser acogidos, ser escuchados, que los médicos nos quiten el miedo, que nos den seguridad, que nos comprendan, que nos respondan, que no nos hagan sentir mal y que nos alienten. Todo esto no es fácil de conseguir, pues se necesita un médico que tenga el tiempo y las ganas de considerar que todo esto que nos pasa es muy importante, que a veces no son únicamente los resultados de los exámenes practicados con la precisión más rigurosa y que nos diga que no tenemos nada, sino que tenga el tiempo de ver si tenemos algo, pues el enfermo es quien padece. Por esta razón, hemos escogido un médico de familia como el doctor Horacio Jinich, quien durante el tiempo que ha atendido a mi familia ha mostrado una relación de respeto, de confianza y de amistad, nos ha enseñado que hay mucha calidad en la medicina y en los médicos.

Finalmente, es importante resaltar que El paciente y su médico reúne una serie de ensayos que analizan, con igual profundidad científica, el modelo biológico lesional de enfermedad y el modelo antropológico, cultural y filosófico del padecer. Este libro contribuye a una mejor comprensión del ser humano y a fortalecer la postura humanista en la medicina frente a la tecnificación y burocratización excesivas del ejercicio médico, por lo que la obra es altamente recomendable.