Fármaco-inmuno Modulación de la Respuesta Inflamatoria en la Desnutrición
Dr. José Ignacio Santos*



La desnutrición es uno de los principales problemas pediátricos en el mundo. En nuestro país, hasta 1990, de acuerdo con un estudio probabilístico, el 42.3 por ciento de los niños menores de 5 años presentaron algún grado de desnutrición, concluyéndose que 3 millones 700 mil infantes eran desnutridos y de éstos, 65 mil tenían desnutrición de tercer grado.

Es importante señalar el papel intermediario que tiene el sistema inmune en la interacción de la desnutrición, inmunocompetencia y enfermedades infecciosas. Cualquier circunstancia que comprometa el óptimo estado nutricional, puede afectar la función inmune, por lo tanto es de esperarse que se reduzca la capacidad del huésped para competir ante la exposición a un agente infeccioso e incrementándose el riesgo de una enfermedad.

La infección por sí misma es causante de un mayor gasto energético y de nutrientes lo que a su vez puede inducir desnutrición. De tal manera, la interrelación entre Nutrición, Inmunidad e Infección crea un círculo vicioso que repercute directamente sobre la morbilidad y mortalidad en estados de deficiencia nutricional.

Estudios clínicos, de laboratorio y epidemiológicos han demostrado que la desnutrición afecta a la mayoría de los mecanismos inmunes en el huésped desnutrido y compromete desde la integridad de las barreras físicas hasta defectos más profundos de la inmunidad celular, humoral, sistema complemento y función de las células fagocíticas, lo cual nos hace considerar al paciente desnutrido como huésped inmunocomprometido.



Las células fagocíticas, en particular los neutrófilos polimorfonucleares (PMNs), junto con factores humorales, juegan un papel importante en la defensa del huésped contra infecciones bacterianas y algunas fúngicas. En algunos estudios realizados en nuestro laboratorio y por otros autores se ha demostrado que en estados de desnutrición e infección, la actividad funcional de los PMNs se encuentra alterada, al manifestarse: incremento de la adherencia y disminución en la quimiotaxis, fagocitosis y capacidad bactericida.

La limitación de un proceso infeccioso depende fundamentalmente de una respuesta inflamatoria vigorosa, y para sustentar esta respuesta se requiere de un sistema inmune íntegro y de una disponibilidad adecuada de sustratos enérgicos. El paciente desnutrido tiene un déficit variable de ambos requerimientos; por ello, no sólo se infecta con mayor facilidad, sino que las infecciones siguen un curso más severo y prolongado en este tipo de pacientes. La infección, a su vez, incide en forma negativa sobre el estado nutricional por las necesidades que genera en torno a energéticos y catabolismo de proteínas circulantes.

La propuesta de la aplicación de la inmunomodulación como tratamiento conjunto en el paciente gravemente enfermo, y en particular en el desnutrido, adquiere relevancia cuando consideramos que este ciclo reiterativo de desnutrición e infección es la causa principal de morbilidad y mortalidad en los niños de los países en desarrollo. El estudio de los inmunomodulares clínicamente aplicables, no sólo debe incluir aquellos que estimulan la respuesta inflamatoria, sino también los que son capaces de limitarla, ya que en muchos casos es la inflamación no controlada la que da lugar a secuelas permanentes. Nuestras observaciones, así como las de muchos otros investigadores en el área, avalan la evaluación de la utilidad, no solamente de los agentes inmunomodulares clásicos, sino de otros como los antibióticos para modular en forma exógena la respuesta del hospedero ante la infección.

*Jefe del departamento de Infectología. Hospital Infantil de México, SSA.
``Dr. Federico Gómez''.