Seminario de Ética Médica
2003
¿El aborto es ético?
El aborto puede explicarse desde los aspectos médico, social,
legal, psicológico, moral o ético hasta el metafísico,
explicó la filósofa Margarita Valdez, quien dictó
la conferencia El aborto y la ética dentro del marco
de las sesiones del Seminario de Ética Médica 2003, organizado
por la Facultad de Medicina y el Colegio de Bioética, que se
realiza el tercer miércoles de cada mes.
Perteneciente al Instituto de Investigaciones Filosóficas, explicó
que no se puede abordar la moralidad del aborto sin tener claro que
es la interrupción de un embarazo humano en cualquier momento
de la preñez anterior a la viabilidad del producto, y aunque
existen interrupciones que no son abortos, como una cesárea en
el séptimo mes de gestación, se considera que para que
haya aborto el feto tiene que morir en el proceso.
“El aborto inducido puede realizarse en distintos momentos de
la gestación y resulta muy natural suponer que aquel en que se
realiza es importante tanto para evaluar su carácter moral, como
para determinar si se trata o no de un crimen. No es lo mismo abortar
a un óvulo recién fecundado, a un embrión de 15
días o a un feto de 25 semanas; lo anterior tiene que ver con
el hecho de que el desarrollo fetal es un proceso gradual, que las principales
estructuras anatómicas toman meses para desarrollarse y la primera
actividad eléctrica cerebral no se registra antes de la décima
semana de gestación.”
La filósofa Margarita Valdez |
Además, cabe señalar que los riesgos para la mujer que
aborta son mucho menores mientras sea más breve la duración
del embarazo, lo cual ha sido considerado por legisladores de muchos
países para la despenalización del aborto. En Estados
Unidos de América, por ejemplo, el proceso está
permitido hasta la semana 24 de embarazo y se prohíbe posterior
a esa fecha por los posibles riesgos para la madre. En cambio en México
el aborto intencional es considerado un crimen. En los artículos
329 a 332 del Código Penal se le condena y se señalan
penas que van de uno a ocho años de prisión a las mujeres
que abortan y a quienes lo practican.
Sin embargo, se deben considerar algunas de las consecuencias de la
prohibición: problemas sociales y de justicia, salud pública,
incongruencia jurídica y corrupción. La investigadora
señaló que es claro que el carácter ilegal del
aborto trabaja a favor de la injusticia y la desigualdad social; como
ejemplo de ello es bien sabido que las mujeres ricas y educadas tienen
la posibilidad de elegir abortos seguros en hospitales privados o en
el extranjero, mientras que las pobres e ignorantes se ven obligadas
a acudir a lugares insalubres y arriesgar su vida y su salud en el procedimiento.
La clandestinidad con que se realizan los abortos hace imposible cualquier
control sanitario, el número de mujeres que llegan a los hospitales
públicos por procedimientos mal practicados es enorme; en 1997
se registraron 150 mil casos, además de que el costo para el
sistema de salud es importante; se calcula que también por esa
razón mueren en México alrededor de mil mujeres al año.
La conferencista explicó que existen dudas fundadas acerca de
la constitucionalidad de la prohibición: el artículo cuarto
de la Constitución Mexicana consagra la libertad de decidir sobre
el número y espaciamiento de los hijos. También existen
dudas acerca de si el Estado tiene derecho a normar una práctica
que se da en el ámbito privado de la vida de una mujer; ésta
precisamente fue la razón que se adujo e hizo que la ley cambiara
en el caso de Estados Unidos, ya que se trataba de una práctica
en que la única persona involucrada era la mujer. Por último,
hay que mencionar que el Estado sabe que la prohibición del aborto
no es obedecida y él mismo tolera la transgresión de la
misma.
“México es una sociedad plural y laica, sin embargo, esto
no se refleja en la legislación sobre el aborto. El Estado ha
permitido el dominio de la opinión de la Iglesia católica
sobre este tema; realmente no existen argumentos laicos que obliguen
racionalmente a adoptar la posición de la Iglesia sobre el aborto,
más bien los argumentos laicos llevan a conclusiones diferentes
a las que abrazan los grupos católicos más conservadores.
“Por otro lado, no existe conexión entre el aspecto legal
y moral del aborto; como en muchos otros temas la ley vigente parece
que tiene la intención de reflejar una condena moral social del
acto de abortar; por esta razón es importante examinar si hay
o no un argumento laico racional que pueda servir de sustento a esa
condena moral, pues si no existe ese tipo de argumento la prohibición
legal del aborto queda exhibida entonces como carente de un sustento
moral o como el mero producto de un prejuicio.”
En el punto de lo ético del aborto lanzó como punto de
partida la cuestión: ¿es moral o éticamente correcto
abortar o practicar un aborto? Indicó que la respuesta depende
de la que se le dé a la pregunta: ¿es el feto una persona?
Para ello señaló que aunque el concepto de persona no
es objetivo, el feto no es una persona real sino potencial; en el primer
trimestre sólo tiene propiedades biológicas que no son
moralmente significativas ni dignas de consideración moral alguna,
adquieren un valor derivado sólo cuando logran conectarse en
una etapa posterior con otras propiedades que valoramos moralmente.
Considerar que el feto carece de propiedades moralmente significativas
es considerar que no basta ser una persona potencial para justificar
la creencia de que es éticamente inaceptable interrumpir su desarrollo.
Finalmente Margarita Valdez puso especial énfasis en la necesidad
de aclarar el concepto de “persona” para valorar la moralidad
del aborto. Dijo que la definición más aceptada es aquella
que señala que las personas se distinguen por tener estados de
conciencia y mentales, es decir, un individuo con características
corpóreas y psicológicas, y según la explicación
del desarrollo del feto resulta crucial para determinar si es o no moral
un aborto, dado que los fetos y los embriones inmaduros no tiene ninguna
característica distintiva de las personas físicas y morales.
El aborto, cuando se realiza dentro del primer trimestre de gestación,
no parece reunir las condiciones para poder ser calificado de inmoral.
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