Gaceta
Facultad de Medicina UNAM
10 de septiembre 2002


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Muerte Cerebral

  • Conferencia del doctor Julio Sotelo
  • Donar es el acto más alto de caridad humana

"Médicamente hasta hace algunos años se pensaba que al no funcionar el corazón de un individuo era señal de muerte. Hoy los avances científicos indican que la muerte total se da cuando el cerebro muere", afirmó el doctor Julio Sotelo Morales en su charla "Muerte cerebral".

El director del Instituto Nacional de Neurología y Neurocirugía (INNyN) "Manuel Velasco Suárez" aseveró que los grandes avances en biología molecular, inmunología, fisiología, cultivo de células, y la posibilidad de trasplantar cualquier órgano de un individuo a otro o de una especie a otra -en el futuro- abren nuevas perspectivas a la medicina curativa, y conllevan asimismo a que la humanidad y el cuerpo médico reconsideren algunos conceptos que permitan un libre desarrollo en el territorio de los trasplantes.

"Como ustedes saben, ahora vivimos la época de las enfermedades curativas una vez que la investigación biomédica ha generado avances, sobre todo en el área de infectología y las enfermedades causadas por vectores, lo que por primera vez brinda la posibilidad de morirnos de viejos, circunstancia que nunca se había dado en la historia de la humanidad, a pesar de que la lógica indicaría que el hombre nace, vive su juventud, se reproduce, llega a la vida adulta y muere de viejo.

"Ahora y en un futuro, las enfermedades degenerativas son las más prevalentes; tenemos defectos orgánicos que se anticipan a la falla general que finalmente es la que va a causar la muerte. Hasta hace algunos años las definiciones de muerte señalaban al sistema cardiovascular y al respiratorio como los dos centros de la vida y la muerte. Evidencias contundentes en las cuales los médicos fincaban el parámetro clínico para indicar cuándo un sujeto había muerto. Dejamos de respirar y así, los legistas, la sociedad, los médicos y los familiares quedan con la idea de que el paciente ya murió; sin embargo, ahora sabemos que no es así, la tecnología moderna puede parar el corazón por tiempo indefinido mientras un cirujano trabaja."

Afirmó el doctor Sotelo que en cuestión de trasplantes, de entrada todos los órganos son trasplantables, pero para tomar un órgano de un sujeto, por razones éticas, filosóficas, científicas e ideológicas, sólo se puede hacer cuando el sujeto donador ya murió.

Agregó que sólo existe un órgano que todavía en algunos miles de años no se podrá trasplantar: el cerebro, porque es la razón del ser y la individualidad de cada uno de nosotros.

"Cuando mucho, podremos trasplantar un cuerpo, pero técnicamente no trasplantamos el cerebro sino el cuerpo. A Einstein o a Mozart se les podría haber trasplantado el órgano de cualquier persona, pero a ellos no se les podría trasplantar el cerebro de otro individuo, porque ya no serían ellos. Nuestras dotaciones genéticas nos hacen un verdadero tesoro desde el punto de vista evolutivo y biológico, elemento que ha llevado a los legisladores a redefinir la Ley de Salud, en la cual el cuerpo médico del país incorpora como elemento crucial la disfuncionalidad del cerebro para determinar la muerte, dado que no hay aparatos que lo sustituyan y que no se había concebido como tal desde el punto de vista logístico y jurídico, lo que constituye un punto crucial para que la humanidad se beneficie de los avances científicos."

El ex presidente de la Academia Nacional de Medicina comentó que la definición de muerte por primera vez es de suma importancia ante el hecho de que un órgano pueda ser útil. Para ello debe estar saludable, y su dueño muerto, lo que constituye la paradoja de no poder ceñirse a las definiciones tradicionales, porque a los cuatro minutos de un paro circulatorio en un órgano saludable empieza el proceso de degradación. Entonces, ya no se trata de una definición filosófica la que determina la muerte, es una cosa de tipo pragmático de extraordinaria importancia que permite a la medicina avanzar y proporcionar un buen servicio a la sociedad.

Aseveró que en el área de reemplazo de órganos la muerte cerebral ya no es un asunto de acuerdo, sino de conceptuar verdaderamente la vida y la muerte dentro de una nueva tarea humana de entender la biología y tratar de mantener la vida en las mejores circunstancias, con la esperanza de que se revierta el proceso que llevó a ese enfermo al deterioro e introducirla en la nueva medicina.

"La nueva Ley permite trabajar a los médicos y no los mete en problemas de ilegalidad; antes, cuando se realizaba cualquier trasplante cadavérico, el médico estaba cometiendo infracciones graves, entre ellas el delito de homicidio, pues una familia no concebía que si su paciente no había dejado de respirar o se le había parado el corazón, se le quitara un órgano. El punto es que la Organización Mundial de la Salud y las sociedades han acordado que el ser humano tiene muerte irreversible cuando su cerebro da evidencias de que está muerto, sin importar cómo esté el resto del cuerpo, elemento que da una ventaja de minutos para tomar decisiones.

"Gracias a lo anterior, la ciencia ha realizado algunos sueños. Esto nos ha llevado a generar vida después de la muerte, acceder a minutos que nos permiten proceder al acto máximo de la generosidad humana... no en sentido romántico, sino porque contamos con la certeza de que el paciente ya murió, y obtener órganos que se pueden trasplantar."

El doctor Sotelo dijo que el perfil del donador debe ser un sujeto con muerte cerebral, primordialmente primaria y aguda. "Tomando en cuenta lo anterior -agregó-, hay dos tipos de personas que no deberían irse sin donar sus órganos, sí así lo quieren él y su familia. El primer caso, es el individuo con hemorragia cerebral aguda que destruye el cerebro, se presenta como irreversible y es de resultados inmediatos. El segundo caso son dos patologías también agudas: la lesión cerebral y el traumatismo craneoencefálico, que producen muerte cerebral. Quienes padecen estas enfermedades son candidatos para la posibilidad de donación."

Comentó que en ambos casos existen áreas encefálicas que permiten la exploración y así determinar la muerte cerebral. Dichos elementos son los siguientes: Los centros activadores de la conciencia y los controladores de respiración, el pulso cardiaco, los reflejos simpáticos y parasimpáticos que se encuentran en el tejido cerebral; aquí se generan los parámetros que permiten contemplar la vida y la muerte de todo el resto del órgano.

"Por unanimidad, en las unidades de cuidados intensivos se ha simplificado la exploración, al grado de poder calcular cuando no hay reflejo pupilar y la dilatación con pérdida total del reflejo pupilar bilateral, que significa la ausencia de movimientos oculares motores al movimiento de la cabeza, llamado 'ojos de muñeca'. Cuando los pacientes inconscientes tienen un movimiento brusco de la cabeza hacia un lado, los ojos se quedan en la misma posición que estaban y se da una regresión lenta, aun en estado de coma no muy profundo, pero sí de coma y estupor; con este movimiento, los ojos terminan haciendo una regresión con movimientos oculares. Se llaman "ojos de muñeca" porque al voltear la cabeza los ojos quedan en la misma posición, lo que corresponde a una apreciación visual muy sencilla: la ausencia de movimientos oculomotores.

"Los reflejos oculovestibulares no dependen de estados de conciencia y no se pueden fingir. Una inyección de agua caliente o fría que baje o suba más de 12 grados de temperatura con relación a la del organismo produce reflejos oculovestibulares, la ausencia de ese reflejo es señal de muerte cerebral. Estas sencillas medidas permiten, sin traer a un neurólogo o intensivista, determinar cuál es el grado de vitalidad del paciente.

"Otro que se acaba de agregar es el reflejo de náusea. La mayoría de pacientes inconscientes y pasmados mantiene este reflejo ante la estimulación de las áreas faringes posteriores. Este cuadro clínico permite calcular cuál es el grado de daño cerebral, ya sea en las áreas integradoras o efectoras."

Mencionó que sin embargo la intoxicación por barbitúricos puede producir estos cuadros o simularlos, pero difícilmente produce todos ellos. Es importante calcular que en intoxicaciones graves por intento de suicidio, se pueden simular estas circunstancias aunadas a hipotermia y respiración, sin embargo aquí hay una circunstancia, los datos clínicos de hemorragia cerebral o de traumatismo craneoencefálico son evidentes, por lo que se tiene que hacer un cuadro integral que señale en el lapso de las siguientes horas la permanencia e irreversibilidad.

"Con esta simplicidad de exploración, podemos saber si un paciente tiene una disfunción grave y posiblemente muerte cerebral, es decir, tenemos que revisar esta área porque la disfunción es incompatible con la vida, aun estando bien el resto del órgano en cuestión. Cuando se presentan daños cerebrales, como el traumatismo o la hemorragia y se da esta disfunción, es porque hay ruptura en los aferentes al tallo cerebral y esto es la evidencia de la muerte. Hay que tomar en cuenta que los trastornos metabólicos cerebrales que apagan la función del órgano también producen esta disfunción y no necesariamente hay muerte cerebral, entonces hay que tomar en cuenta y explorar profundamente la posibilidad de una intoxicación metabólica, lo que es un estudio relativamente sencillo con reactivos para ver la posibilidad de barbitúricos y neurolépticos en el sistema circulatorio."

El director del INNyN comentó que a pesar de la sencillez del diagnóstico, aún existe una gran confusión en el gremio médico para ubicar estos casos, se requiere de una gran información para no cometer un error, tener solidez médica del diagnóstico preciso y proceder a solicitar el permiso para el trasplante.

Asimismo, afirmó que el aplanamiento y la falta de evidencia eléctrica cerebral son un dato de muerte del sistema, pero desde luego también se inhibe en casos de intoxicación, y la repetición de este estudio con seis horas de diferencia mínimo, es un diagnóstico controversial.

Confirmó que esto no se da sólo en los trasplantes, sino que conforme avance el conocimiento, la tecnología y la metodología se tendrá que contender con asuntos que tienen que ver con el devenir del ser humano integral como tal y los médicos tendrán que utilizarlos sensatamente.

Concluyó mencionando que en cuanto a los trasplantes, la única ventana que ve es cuando a un sujeto sano y saludable se le pide la donación de un riñón para un familiar, lo que constituye el acto más alto de caridad humana, pero no es necesario ante la cantidad de seres que mueren y se sepultan completos. Asimismo, pidió consideración a la situación en la que se encuentra el médico, quien además de tener que decirle al familiar que su paciente murió, tiene que pedir los órganos y, sin embargo, es algo que se hace, porque el tiempo es implacable.

Dicha conferencia se llevó a cabo dentro del curso "Temas Selectos en Trasplantes de Organos y Tejidos" que organizó el doctor Agustín Chardí en el auditorio "Ramón de la Fuente" del Departamento de Psiquiatría y Salud Mental -del 15 al 19 de julio del año en curso-, durante el primer día de trabajo como el antecedente de la nueva conceptualización sobre la muerte.

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