Mensaje en el Día del Médico

El médico, el buen médico,
no es un sólo hombre, es muchos hombres.
Hipócrates.

Es evidente que con el paso del tiempo la figura del médico se ha transformado; por una parte, para ponerse a tono con el avance tecnológico en el campo de la medicina y, por otra, a causa de dos circunstancias históricas que, en cierta manera, actúan como fuerzas contradictorias: la socialización de la medicina y su contrapeso: la casi obligada especialización en el consultorio privado.

La imagen del médico tradicional, monolítica, de supremo hacedor de la salud, confidente y consejero frente a todos los males, "médico, cirujano y partero," como rezaban los viejos títulos profesionales, es ahora, en su fragmentación, sólo motivo de nostalgia por parte de los pacientes quienes se duelen, no sólo de sus males físicos, sino de la muy escuchada "deshumanización de la medicina."

La conmemoración del Día del Médico, que se estableció hace 61 años para hacerla coincidir con la fecha de la fundación del Establecimiento de Ciencias Médicas que tuvo lugar un 23 de octubre de 1883, es ocasión propicia para, al margen de celebraciones oficiales y personales, reflexionar acerca del papel, siempre cambiante, que el médico desempeña dentro de la sociedad a la que sirve.

La pluralidad de lecturas que se pueden hacer en este Día del Médico van desde un llamado a la vocación y al sacrificio de quienes abrazan la carrera, hasta la reiteración de los aspectos éticos y deontológicos en el ejercicio práctico y cotidiano de la profesión médica.

Estamos conscientes de que la experiencia y el juicio críticos de muchos de nuestros médicos se ha logrado, como todo fruto maduro, después de un cierto tiempo de sazón, tiempo que en muchos casos ha sido largo y dilatado, pues no hay caminos cortos si se quiere llegar lejos.

Todo proceso de formación del médico fluye de abajo hacia arriba dentro de una concepción dual del tiempo y del espacio y cada día se recurre a nuevas estrategias para facilitarlo.

Creemos que un paso fundamental es este proceso de for-mación y maduración profesional reside en la posibilidad de hacerlo funcionar en sentido contrario. Es decir, queremos que la élite de unos pocos se llegue a la base de los miles de estudiantes que acuden a nuestras aulas con el ánimo de aprender. Aquí es fundamental el papel del médico docente.

Es de la más alta importancia que el actual profesional de la medicina multiplique sus disciplinas, habilidades y destrezas en muchos campos y en los más variados avances tecnológicos. Pero es de igual trascendencia que este profesional sea capaz de transmitir esos conocimientos, adquiridos muchas veces de manera autodidacta, a quienes deben conocer, por lo menos, la existencia de las nuevas herramientas para el cuidado de la salud.

Para poner un ejemplo: el universo de la información y la capacidad de "navegar" en ese espacio, que constituye una inmensa aula virtual, no puede ser un proceso unilateral que favorezca sólo a quien tenga las facilidades para ello, sino un recurso que pueda extenderse hasta quienes se inician en la actividad académica.

Por eso dedicamos nuestro mensaje del día de hoy a todo aquel que haya logrado ser un experto, o un buen conocedor de su campo; a todo aquel que haya llegado a niveles de excelencia en su actividad, para invitarlo a considerar que su tarea ya no está completa con sólo alcanzar grados más altos en su formación personal.

Como educadores nos interesa ahora hallar la forma de poner en acción los mejores mecanismos para que los jóvenes que llegan a esta Facultad se inserten en el mundo, ciertamente plural, de la medicina que ejercerán profesionalmente en el futuro.

Volver a la figura del viejo médico de familia, a la medicina en el hogar, no sería un retroceso. Por el contrario, como lo han puesto en evidencia varias tendencias actuales, podría ser una nueva etapa en la impartición de la salud si se logran combinar dos factores: la tecnología de punta y el contacto emocional con el paciente.

Deseamos en este Día del Médico que las dos grandes vertientes de la medicina: la tecnología y la sensibilidad para entender al enfermo en su totalidad sean coincidentes en el proceso de enseñanza y aprendizaje de los alumnos de ésta y todas las facultades de medicina del país.

 

Alejandro Cravioto

Director de la Facultad de Medicina / UNAM