Javier Barros Sierra, defensor de la Autonomía Universitaria

El pasado 1o. de octubre, en el auditorio Justo Sierra de la Facultad de Filosofía y Letras, la Universidad Nacional Autónoma de México rindió un merecido homenaje a quien fuera rector de 1966 a 1970, ingeniero Javier Barros Sierra, defensor de la autonomía de nuestra máxima casa de estudios durante los acontecimientos de 1968.

"Barros Sierra es digno de ser honrado porque cumplió la inmensa tarea de conciliar a las partes en conflicto y asegurar que nuestra casa gozara de respeto y prestigio, ... fue, además, un héroe civil, de la técnica y de la administración pública y héroe de la Universidad Nacional", dijo al dar inicio a este festejo, el maestro Henrique González Casanova.

Al hacer uso de la palabra, Enrique Leff, dirigente estudiantil del 68, resaltó que conmemorar este acontecimiento y al entonces rector de la UNAM no es un gesto formal. "Sus palabras y sus actos abrieron los cauces del movimiento estudiantil en México, y han dejado una estela luminosa en nuestra historia. La defensa de la autonomía universitaria fue el diapasón que hizo vibrar la caja de resonancia de las demandas y los propósitos de nuestra lucha estudiantil, que movilizó nuestros deseos de autogobernar nuestras vidas y forjarnos un destino más allá de los dictados de un poder autoritario."

Por su parte, al hablar de su padre, la maestra Cristina Barros Valero dejó ver que la figura de Barros Sierra no sólo fue la de defensor de la Universidad, sino también la de "... esposo que prefería su hogar a cualquier otro espacio; el narrador de cuentos en la infancia; el hombre que encontraba en la música goce y consuelo. Amigo leal. Abuelo amoroso. Servidor entregado y honesto que fue y es nuestro ejemplo. Quien amaba a su país y a la Universidad con pasión intensa y razonada. Y quien fue siempre fiel a sí mismo y no permitió que nunca lo sedujera el poder."

Aunque por otra parte, señaló enfática que no sólo la excelencia académica hará a nuestro país más democrático y justo, sino la conciencia social de quienes egresan de las universidades, su realización plena fundada en compartir con otros, su entrega apasionada al quehacer social ... y, "de esta manera, se logrará el ideal de Javier Barros Sierra, de que la educación sea un arma noble que deban utilizar en la mejor de las formas, conociendo más los problemas de México y adentrándose en su realidad social para prestar un verdadero servicio al país".

En su momento, el senador Fernando Solana, secretario general durante el periodo del ingeniero Javier Barros, recordó que la intervención de éste durante el 68 fue de una importancia decisiva. "Originalmente fue un movimiento estudiantil, pero el ex rector lo convirtió en universitario en el momento mismo en que izó la bandera a media asta como protesta por la irrupción de las fuerzas armadas en la Preparatoria 1, y la destrucción de la puerta centenaria de San Ildefonso.

"Luego vendrían los día terribles: la ocupación militar de la Ciudad Universitaria; la renuncia del rector; Tlatelolco y la cárcel para cientos de profesores y estudiantes universitarios. Desde la Rectoría se actúo siempre pensando en México y en la Universidad, en la libertad y en la educación... Por ello, la actitud de Barros Sierra en 1968 simboliza y simbolizará siempre la defensa irrestricta de la Universidad como lugar abierto y privilegiado para la libre reflexión, que no debe someterse a intereses o doctrinas especiales ni al juego de carácter partidista... A unos cuantos años de que termine el siglo, este hombre sigue siendo baluarte contra el autoritarismo y la sinrazón", concluyó el senador.

El doctor Francisco Barnés de Castro, rector de la UNAM, aseguró durante esta ceremonia que su antecesor fue uno de los grandes forjadores de la Universidad contemporánea, "... pues sin Barros Sierra, sin su inteligencia, valor e integridad moral, sería imposible concebir a la institución en su dimensión presente."

Acompañado por Cristina Valero viuda de Barros, el rector, momentos antes de entregarle la medalla conmemorativa que la Universidad Nacional acuñó en memoria del ingeniero Javier Barros Sierra, dijo: "... la figura del ex rector fue la destacada en su momento, ahora se convierte en paradigma de integridad y congruencia... Él se propuso siempre formar a los alumnos con mayor competencia profesional, pero también en la más dilatada dimensión humanista y cultural; promovió el ejercicio de la libertad y de la tolerancia en el campus; garantizó el derecho a discutir y a discrepar, actitud esta última tan propia, como él decía de una institución a cuya esencia se opone la monotonía de opiniones.

"Barros Sierra asumió hasta sus últimas consecuencias su misión de maestro al decir: se puede corromper a algunos jóvenes en un minuto, reprimir a muchos en un día; pero el proceso educativo no se completa en un mes ni en un año. Nosotros, por supuesto, hemos escogido el camino difícil", finalizó el rector.

A este acto asistieron, entre otros universitarios, los ex rectores Pablo González Casanova, Guillermo Soberón, Octavio Rivero Serrano, Jorge Carpizo y José Sarukhán, además de Xavier Cortés Rocha, secretario general, Josú Landa Goyagana, secretario general de la Facultad de Filosofía y Letras, y José Antonio Vela Capdevila, director de la Facultad de Odontología, quien entregó, en esta ocasión, la bandera de México que recibiera Barros Sierra a su regreso de la marcha del silencio de manos de estudiantes de esa escuela el 1o. de agosto de 1968.

Después de dicha ceremonia, el doctor Barnés de Castro develó en la explanada deRectoría una estela con el rostro del ingeniero Javier Barros Sierra, obra del escultor universitario Emilio Farrera.