Entrevista con la doctora Juliana González Valenzuela

La relevancia actual de la bioética ha llevado a la creación de comités y posgrados especializados en el área

 

Los cambios sociales, el crecimiento demográfico y los avances científicos y tecnológicos del mundo moderno han conllevado a la creación de la bioética, a la reflexión sobre el papel dela ética médica y, en particular, a la reflexión de la relación médico-paciente.

La relación ética-medicina es tan antigua como la medicina misma y su práctica lleva a una preocupación moral que ningún oficio, arte o ciencia involucra en sí mismo, porque la responsabilidad de orden ético, de la cual se ocupa la medicina, es lo más preciado que tiene el hombre: su salud y su vida. El cuidado de la salud es para todo ser humano un problema ético íntimamente presente dentro del quehacer médico. Por otro lado, la enfermedad del paciente es una de las situaciones más difíciles de enfrentar, pues si algo nos hace vulnerables y cuestiona nuestra vida es el sabernos enfermos y con amenaza de muerte; de modo que para quien padece el trastorno, los problemas éticos se encuentran a flor de piel.

Desde el ángulo de la medicina, el médico tiene el poder de curación que se mueve dentro de la dualidad vida-muerte; un poder que si no se maneja con bondad se convierte en su contrario. De modo que la medicina, el paciente y el médico, actúan a través de cuestiones de valores y preocupaciones de carácter ético.

El quehacer del médico a partir del momento hipocrático dentro de la medicina griega siempre ha sido un quehacer comprometido desde el punto de vista ético; por eso los galenos hacen un juramento en donde se comprometen ante sí mismos y ante su comunidad a cuidar de la salud, procurar el bien del enfermo, atenderlo en sus necesidades vitales e incluso mantener en confidencia la enfermedad. Todo ello hace que el juramento hipocrático, a pesar de su antigüedad, mantenga una permanencia significativa, aunque la situación actual de la medicina y la ciencia lo han llevado a la pérdida de la necesidad de un compromiso ético.

En entrevista para este medio informativo, la doctora Juliana González Valenzuela, miembro de la Junta de Gobierno de la UNAM, directora del seminario de Investigaciones Eticas y profesora de tiempo completo de la Facultad de Filosofía y Letras, comentó que la relación médico-paciente es una liga indisoluble por la vulnerabilidad este último, por el poder científico y técnico que tiene el primero y porque se establece la necesidad de responsabilidad de un ser humano respecto de otro, en principio, en una profunda desventaja.

El paciente no conoce el arte de curar, se encuentra en un estado de ignorancia, además de estar mal, la enfermedad lo lleva al reconocimiento de su condición corpórea mortal, de naturaleza biológica, física y química, de ser animal, vegetal y hasta mineral y mecánico; somos "tubería", somos "tuercas". Esta situación mengua la fortaleza espiritual, es decir, de vulnerabilidad humana que nos pone en las manos del médico. Por su parte, el galeno debe tener una actitud radical ante la vida de otro, justo porque el otro reduce su propia condición; tiene que responder con comprensión, paciencia y competencia, cuidar la vida del enfermo y tratarlo como persona en toda su dignidad e integridad. Los imperativos morales del médico frente a su paciente son enormes, justamente por las características que presenta la situación.

A lo largo de la historia, la relación médico-paciente había sido muy personal: la medicina se ejercía en un ámbito de poca gente y de una intimidad que se ha perdido. Pensemos ¿cómo curaba antes el médico? y ¿qué relación tenía?: una relación de padre, hermano, compañero e incluso amigo de la casa. Por lo que el concepto "médico familiar" hay que tomarlo literalmente; el médico era un figura integrada a la vida, no solamente física sino espiritual de la familia.

Pero estos son otros tiempos, la medicina humanizada y persona-lizada era al mismo tiempo rudimentaria, en comparación con lo que significa el esplendor y maravilla de la contemporánea, cada vez con mayores promesas de superación y de progreso verdaderamente notable.

Hoy la relación médico-paciente se presenta con características muy distintas; además, complica el acto médico, ya no es simplemente el galeno y su "ojo clínico", sino que ahora la práctica médica se rodea de un sinfín de cuestiones: el paso de la medicina general a la especializada, la tecnología que interviene para el diagnóstico, la cirugía, los hospitales, el mundo de la enfermería y todo cuanto hay en torno a la curación. Esto se complica más con la existencia de una sobrepoblación humana que enfrenta al médico diariamente con un sinnúmero de pacientes y, por otro lado, a los pacientes con varios médicos.

El estado de impersonalidad que amenaza al trato personal y humanizado hace que se tambaleen los significados éticos del trato médico-paciente, por lo que los imperativos éticos vuelven a brotar con urgencia. Por naturaleza la medicina es ética y humana y su práctica actual parece contrariar dicha naturaleza.

El ingreso a un hospital donde no se es más que un número, un cuerpo que es llevado de un lugar a otro y enfrentado a máquinas, nos hace preguntar ¿dónde está la ética? Sin embargo, ello no le quita a la medicina que sea hoy más eficaz y grandiosa, particularmente para las mujeres. Antes la mujer que pasaba de los 30 años, y no moría de complicaciones de parto, era reina o santa; en general la mortandad era elevada. Ahora el índice de mortalidad ha cambiado de manera notable, ya no se muere a los 30 ó 40 años, lo que es prodigioso.

 

La bioética

 

La bioética abarca no sólo temas múltiples y cruciales, problemas morales propios de la ética médica, sino también la no menos vasta y decisiva problemática filosófica y ética que plantea la bio-tecnología, en especial la ingeniería genética, y se aboca asimismo a desentrañar los significados éticos que plantean los problemas ecológicos y demográficos.

Los problemas que enfrenta la bioética hoy en día responden a los grandes cambios y avances de la ciencia y de la sociedad contemporáneas. El camino para abordarlos va de la ciencia a la ética y a la inversa, por lo que los avances en el conocimiento, realizados por las ciencias de la vida son insoslayables para la propia filosofía y para la ética.

En relación con la investigación científica, la doctora González expresó que en principio no deben existir límites, porque esto implicaría oscurantismo y coartar una de las libertades esenciales del hombre y de la creatividad humana: la necesidad de explorar, de conocer, de descubrir, lo que nos lleva a preguntar si podemos o no coartar la investigación científica.

En principio, la ética no puede coartar a la ciencia en su trabajo, por lo que ésta no puede desentenderse de sus responsabilidades éticas en el proceso de trabajo donde esté presente la conservación de la vida humana.

 

La bioética en la enseñanza médica

 

En el ámbito de la enseñanza, desde que existe la medicina hay conciencia y valores éticos, no se enseña medicina en el mundo si no es remitiéndose a estos valores. La ética profesional del médico se tiene que formar desde el primer día que el estudiante ingresa a la Facultad. De hecho, la decisión de estudiar medicina es en sí ética, aplicar amor al prójimo e interés en beneficio de otro, a diferencia de otra carrera donde no interesan el bien, la vida y la salud para otro.

 

 

Ahora, todo el proceso de formación de los médicos está orientado a que la responsabilidad técnica del médico no se separe de su responsabilidad ética, y lo que el médico aprende debe estar canalizado hacia lo que en ética se llama beneficiencia.

En la actualidad, los estudios son masivos, por lo que ni el maestro ni el alumno pueden entrar en las cuestiones de fondo de la disciplina. El estudiante de medicina necesita detenerse a reflexionar, abrirse a estas consideraciones de carácter humanista y axiológico de valores; al problema de los valores en general, ya que son reflexiones que todos hacemos a nivel de la casa o la televisión, pero que se deben hacer en la formación médica.

 

Posgrado en bioética

 

Bajo estos parámetros, la Facultad de Medicina junto con la Facultad de Filosofía y Letras, los Institutos de Investigación Jurídicas, Sociales, Biomédicas, Fisiología Celular y Biotecnología están trabajando con la idea de abrir, a nivel universitario, un programa de posgrado sobre estudios de bioética, ya que en la Universidad existe una gran riqueza para desarrollar un proyecto de este tipo, además de que presenta la posibilidad de unir el área humanística con la científica, más aún cuando ya se está trabajando el tema en algunos de las mencionadas facultades e institutos.

Al respecto la doctora González comentó que el proyecto se encuentra en un nivel avanzado. "El proyecto pasó por una comisión especial de la Facultad de Medicina y fue aprobado por su Consejo Técnico y el de la Facultad de Filosofía y Letras, emanado de un programa de mayor envergadura, en donde incluso entran odontólogos, y ése es el gran programa de posgrados al cual nos adosamos. Este posgrado es uno de los más ricos dentro de los trabajos de la UNAM y sólo le falta ser aprobado por los consejos académicos de áreas".

El posgrado en Bioética contará con una estructura muy parecida a los programas que se imparten actualmente en la UNAM. Tendrá una duración de dos años para la maestría y otros tantos para el doctorado. Las materias serán multidisciplinarias, con seminarios donde se enfrenten dos o más ponentes de distintas áreas, pues simplemente en la medicina los temas de la ética médica van desde los problemas de la vida y la muerte hasta el connotado problema del aborto, el del trasplante de órganos (que además conlleva a problemas de orden jurídico y político), la reproducción humana artificial en todas sus modalidades, la posibilidad de la vida en probeta,el mantenimiento de la vida en forma artificial o la eutanasia, todos son temas de gran importancia, aunque el más crucial es la relación médico-paciente.

"Actualmente contamos con una primera doctoranda que trabaja conmigo, ella es psiquiatra de profesión. Casi todas las disciplinas tienen la posibilidad de interesarse; lo que no es concebible es que la UNAM no tenga un posgrado en bioética cuando todas las universidades cuentan con uno y los laboratorios y hospitales están más urgidos que nunca. Aquí es donde entra el llamado Comité de Bioética, que tiene un alcance internacional; por ejemplo, el gran Comité Internacional de Bioética fue aprobado recientemente por la Comisión de Derechos Humanos para trabajar en el proyecto del génoma humano."

 

El papel de los comités

 

Los comités son de suma importancia, suelen ser multidisciplinarios: los integran médicos, economistas, sociólogos, filósofos. Atienden la problemática de un hospital: las denuncias o las modalidades en las que se hace un trasplante de órganos, por ejemplo. Pueden ser pequeños o grandes, de un solo hospital o de un grupo de hospitales, nacionales o internacionales. En este sentido la Comisión de Arbitraje Médico de nuestro país tiene una actividad muy significativa para el quehacer de la bioética. Razones por las que en todo el mundo se han creado posgrados con tendencia dominante en la concepción de la bioética, ya que a la fecha quienes más se abocan a ella son personas de índole religiosa, no sólo católica sino de otras posturas. La voz dominante en las cuestiones bioética se reconoce es la de carácter religioso, y necesitamos escuchar otras. No se trata de callar la voz del religioso, pero no tiene que ser la única, ni siquiera la dominante. Son temas que se deben contrastar y enfocar desde otras perspectivas, lo que abre un abanico de posibilidades, de diálogo y controversia, porque son problemas que no están resueltos.

Los temas no deben ser dogmáticos, han de ser sometidos a discusión, y ésta es una de las grandes funciones de los comités de bioética, tomar los problemas como tales, sin soluciones previas, lo que constituye el espíritu más importante; por ello se ha pensado en el posgrado con un espíritu critico, abierto a la discusión y con visión plural.

 

Campo de trabajo

 

El campo de trabajo de los egresados del posgrado en bioética serán sin duda los comités, donde a través de la razón y la reflexión realizarán tareas concretas con un juicio autorizado para tomar decisiones. Podrán desempeñarse como profesores del programa, porque posiblemente va a crecer. Cualquier área tiene cabida, estemos donde estemos ubicados profesionalmente; por ejemplo, un historiador no dejará de serlo, complementará su trabajo con una maestría o un doctorado en bioética, y el mismo caso será para otros profesionistas. El especialista en bioética podrá hacer investigación bioética.

Finalmente, la doctora González comentó que la situación no es nada fácil. "En Estados Unidos, donde más se trabaja el tema, hay sociedades de bioética que han realizado enciclopedias y otras publicaciones. El tema es tan obvio y generalizado que incluso hay un peligro enorme de sobrepro-ducir literatura; todo el mundo escribe sobre él, de ahí que tendremos mucho cuidado en ser selectivos y rigurosos para marcar los límites, porque es un tema de moda. Es ne-cesario mantenernos dentro de un coto de racionalidad, de verdadero espíritu universi-tario, de formación rigurosa y seria, porque de lo contrario se desbordará", concluyó.