Entrevista con la señora Concepción Medina Santos

El comienzo de una nueva vida

 

Ropopopom, ropopopom,

el camino que lleva a Belén...

Después de hacer toda una vida como madre y ama de casa, la señora Concepción Medina Santos ingresó como trabajadora a la Facultad de Medicina. A raíz de la muerte de su esposo, trabajador de la UNAM, se vio en la necesidad de buscar trabajo para mantener a sus hijos.

Durante breve entrevista para este medio informativo, la señora Concepción Medina Santos, auxiliar intendente del primer piso del edificio ``B'', nos platicó sobre su experiencia como trabajadora de la Universidad.

Nuestra entrevistada, oriunda de la sierra del estado de San Luis Potosí, enviudó en el año de 1979, poco tiempo después ingresó a la UNAM, el 14 de abril de 1980, como auxiliar de intendencia. ``Antes de la muerte de mi esposo, ya había buscado la manera de colocarme en la Universidad, ya que como aquí trabajaba mi esposo, era el único lugar que conocía para trabajar. Uno de los delegados me había pedido mi acta de nacimiento y un comprobante de estudios, que inmediatamente comencé a conseguir. Fui a mi estado natal a buscar el acta de nacimiento, pero cuando llegué me dijeron que no estaba en el archivo; entonces, pregunté si me podían registrar en ese momento, lo hicieron y regresé con mi documento para conseguir enseguida el comprobante de estudios. Pero fue hasta después de la muerte de mi esposo cuando mi suegra habló con la delegada del sindicato para que me dieran la plaza de mi difunto marido''.

Inicialmente, doña Conchita-como le dicen quienes la conocen-, ingresó a la secretaría Administrativa durante dos días, posteriormente, y desde entonces, su lugar de trabajo es el primer piso del edificio ``B'', primero en la secretaría de Relaciones y Extensión Universitaria, en aquel entonces a cargo del doctor Carlos Olivares Urbina -secretaría ya desaparecida- y, finalmente, en la secretaría General, desde que estaba como titular el doctor Pablo Moreno Silva, después bajo las órdenes del doctor Enrique Piña Garza y ahora con el doctor Enrique Gijón Granados.

Estando en el primer piso, conoció a la señora Dolores Terán Rondín, secretaria de la entonces secretaría de Relaciones y Extensión Universitaria, quien sería su compañera de trabajo durante 15 años y todavía su amiga. ``En aquel entonces se entregaba, en-sobretaba, empaquetaba, repartía y se bajaba al departamento de Correspondencia la Gaceta de la FM, este trabajo lo realizábamos además de nuestras labores de limpieza; posteriormente, Lolita me ayudaba con los paquetes de envío a otros estados -esto durante la jefatura del licenciado Jorge Delfín Pando, en el departamento de Prensa y hasta 1992-; además, ayudaba a otros jefes a repartir carteles y correspondencia''.

¿Cómo ha cambiado la FM durante este tiempo?

``Mucho, ya no entregamos la Gaceta ni invitaciones de otros departamentos; ahora el trabajo es casi el mismo en cuanto a limpieza y sólo entregamos algunos oficios de vez en cuando''.

Al preguntar si le gustaba su trabajo, la señora Concepción mencionó que le gusta mucho, aunque alguna vez pensó en cambiarse a causa de una persona que, a ella y a su compañera, la señora Juana E. Aquino Villa, mejor conocida como Juanita, les pedía las cosas de una manera incorrecta y exigente, pero ahora está nuevamente a gusto.

Respecto a las personas con las que ha convivido durante este tiempo, mencionó también al doctor Manuel Campuzano, de quien dijo: ``era una persona muy buena, lo conocí más cuando Lolita lo hizo su compadre, por lo que con más confianza le pedía que me atendiera cuando estaba enferma; después el doctor tuvo mucho trabajo al grado que se enfermó de gravedad y tuvo que irse a radicar a Toluca''.

 

Periodo de `Artisteada'

Recordando anécdotas de las que ha vivido en esta facultad, comentó una que para ella es la más bonita y la cual llama su periodo de `artisteada'. Durante los años 1982 y 1983, Alberto Ortega, en ese entonces alumno del doctor Juan González Zavala y hoy médico de la Marina, organizó a un grupo de trabajadores, alumnos y profesores para representar una pastorela, la cual no sólo se presentó en el audi- torio de la FM, sino en diferentes lugares del Distrito Federal y en Parres, Morelos; también fue publicada en diversos periodicos, como el Excélsior; al respecto, dijo: ``esa época fue muy bonita, entré porque Lolita me convenció; estuve muy animada, con decir que participó Elías, uno de mis hijos pequeños. Nos presentamos en el auditorio de la FM, en una Casa Hogar para niñas de la Delegación de Tlalpan, en el Asilo Mundet, para ancianos; en el Teatro Tepeyac y en Parres, Morelos. En este último lugar, Alberto estaba muy triste porque la función no salió como lo esperaba; sin embargo, salimos adelante. En la Casa Hogar nos fue mejor; las monjas nos dieron ponche, galletas y otras cosas que ellas preparaban. Cuando regresamos fue más bonito, pues el ingeniero Jorge Mendoza, entonces jefe de Servicios Generales, consiguió una vaca para la última presentación que hiciéramos en la FM. Nos sentíamos artistas -comentó Conchita orgullosa, sonriente y satisfecha por lo que hicieron-, nosotros hacíamos nuestros trajes y ornamentos de la obra. En esos días, ensayábamos en la Facultad hasta las once o doce de la noche, y al otro día de todos modos veníamos a trabajar''.

Otra de las cosas que recordó doña Conchita fue la época en la que convivió con la antropóloga Raquel Bialik, coordinadora del Programa de Becas de la FM durante la gestión del doctor De la Fuente. "A Raquel le gustaba organizar convivios, debido al ambiente que reinaba y porque todos cooperaban; todos convivíamos; se festejaban cumpleaños, días festivos o inicio de vacaciones. Poco tiempo antes también convivíamos con los licenciados Delfín y Pintos, este último encargado del Programa de Actividades Culturales. Cuando lo organizaba el licenciado Pintos, él compraba todo, por ejemplo, en diciembre compraba sidra, rifaba flores de nochebuena y nos daba regalos''.

 

Jornada Laboral

Día a día, al llegar a las oficinas del primer piso del edificio ``B'', donde están las secretarías General y de Extensión y Difusión de esta Facultad, se ve a Conchita con trapo, escoba y cubetas realizando arduamente sus labores. Los miembros de este departamento -Información y Prensa- convivimos con ella, quien, nos consta, realiza su labor con ahínco y sabemos que podemos contar con ella cuando se requiere.

Por otra parte, a pesar de que esta dependencia está constituida por muchas personas, Conchita confesó que confiabiliza con su compañera Juanita, las secretarias y casi todo el personal de su área, y que además cuenta, actualmente, con una verdadera amiga, la señora Socorro García Espinosa, que se desempeña como técnico laboratorista en el departamento de Bioquímica de esta Facultad; "con ella comparto diariamente el inicio de la jornada laboral. Socorrito, me visita todos los días, y al convivir unos minutos tomamos una taza de café antes de comenzar nuestra jornada".

Cabe mencionar que para ver doña Conchita a su amiga Socorrito, llega 20 o 30 minutos antes de su hora de entrada y nos dice: ``Cuando llego y Socorrito todavía no está, trato de avanzar las oficinas de las personas que sé que llegan más temprano y cuando llego un poco más tarde, comienzo un poco después de la siete de la mañana. Normalmente comienzo a trabajar desde las seis y media, a pesar de que debo de entrar a las siete de la mañana y con una tolerancia hasta las 7:15, pero como nunca he tenido retardo, trato de avanzar cuando llego temprano; antes nunca faltaba, pero un miembro de mi familia tuvo un accidente y tuve que comenzar a faltar y perdí mi estímulo económico''.

¿Cuando esta enferma llega a la misma hora?

``Sí, hubo un tiempo que por obtener el estímulo no me importaba estar enferma, pero ahora con este problema familiar, este año lo perdí''.

Con respecto a su nivel de estudios, Conchita comentó que sólo llegó al cuarto año de primaria: ``cuando era chica aprendí a leer y escribir, después de casada en mi colonia comenzaron a dar clases a la gente mayor y entré a estudiar, posteriormente continué en la Facultad, pero después hubo una persona que me prohibió hacerlo, decía que lo más importante era el trabajo y dejé de estudiar. Actualmente, en la casa siempre hay cosas que hacer, no me da tiempo para realizar otras cosas, por lo que no he reanudado mis estudios, pero pienso continuar''.

¿Realiza otra actividad después de su trabajo?

``Llegando a la casa tengo que hacer la comida y si hay tiempo lavo ropa; me dedico completamente a mi hogar. Cuando hay mucho trabajo, llego a mi casa, me apuro a hacer de comer y descanso''.

La señora Conchita cuenta con cinco hijos, cuatro hombres y una mujer; su hija actualmente trabaja en la Facultad de Odontología. ``Se presentó una oportunidad y, como es difícil entrar a la Universidad, aprovechamos y entró a trabajar desde muy chica''.

Finalmente, respecto a su futuro, comentó: ``Cuando entré a trabajar platicaba con Lolita, a quien le decía que no iba a durar ni cinco años, ahora ya rebasé los 17 años. El tiempo se me fue rápido, no fue como yo esperaba; no creo poder cumplir los años de labor para jubilarme por esta vía, pero sí puedo hacerlo por edad en unos tres años más, pero si sigue el ambiente agradable y me siento bien, continuaré'', concluyó.