Gaceta
Facultad de Medicina UNAM
25 de octubre 2003


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Su pasión: la cirugía y el deseo de servicio para aquellos que necesitan un tratamiento de calidad

El doctor Fernando Molina aplica con éxito un procedimiento para elongar huesos faciales

En México se estima que de cada tres mil nacimientos, uno es portador de microsomía facial, es decir, que presentan asimetría en la cara, y aunque las causas de esta patología no son conocidas, la atención médica y quirúrgica de estos pacientes es una de las prioridades del doctor Fernando Molina Montalvo, jefe de la División de Cirugía Plástica, Estética y Reconstructiva, ubicada en el Hospital General “Dr. Manuel Gea González”.
El Servicio de Cirugía Plástica y Reconstructiva, fundado en 1951 por el doctor Fernando Ortiz Monasterio, el doctor Molina expresa que se trata de una unidad con prestigio nacional e internacional, lo cual quiere decir que no existen muchos centros dedicados a la cirugía de las alteraciones médicos-funcionales del cuerpo, por ello se trata de un centro de referencia.
Durante una entrevista con el especialista originario de Guerrero, egresado del Instituto Politécnico Nacional y profesor titular del curso de la especialidad, él explica que su primer acercamiento con la cirugía reconstructiva comenzó al atender a pacientes quemados, y una vez en conocimiento de las contribuciones del doctor Ortiz Monasterio se integró a su grupo de trabajo como residente, donde obtuvo una gran riqueza intelectual.


Dr. Fernando Molina Montalvo

Desde 1988 el doctor Molina ha participado en las unidades móviles para el tratamiento de pacientes con labio y paladar hendidos y anomalías craneomaxilofaciales en las áreas rurales de México, ya que después de la especialidad hizo un año más en cirugía craneal y facial, que dentro de las diferentes áreas de la cirugía plástica y reconstructiva es una de las más importantes por el tipo de patología que trata: niños con problemas congénitos a quienes faltan elementos anatómicos importantes en la cara y el cuerpo, es decir, les puede faltar la nariz, una oreja o una órbita, y la cirugía craneofacial se encarga de estas reconstrucciones considerando que son niños que tienen deficiente anatomía, pero que sin embargo el resto de ella, incluyendo el cerebro y la inteligencia, es normal.
Debido a su pasión por la cirugía plástica adaptó a los problemas óseos en la cara una técnica para elongar los huesos de las extremidades. Con esa idea realizó un proyecto de investigación en la década de los noventas, y diseñó un aparato que pudiera, de la misma forma, alargar con éxito mandíbulas, maxilares, u órbitas de niños con deficiencias óseas, proyecto que a la fecha ha dado resultados muy satisfactorios.
En forma simultánea, la Universidad de Nueva York también comenzó este protocolo, y actualmente son los dos servicios pioneros en el mundo en el desarrollo de la técnica llamada “distracción ósea del esqueleto craneofacial, y que hoy en día representa el tratamiento de primera elección para muchas patologías congénitas muy graves.
Los niños con mandíbula exageradamente pequeña presentan problemas para respirar; por ello, se indica en forma tradicional una traqueostomía para que pueda sobrevivir. Hoy día su problema físico se resuelve elongando sus mandíbulas desde los cinco días a las dos semanas de vida, lo cual mejora su respiración y pueden alimentarse de manera normal, situación que al final de cuentas les permite crecer en forma óptima.
El también investigador nacional señala que una de las patologías con que se inició fue la microsomía facial, con la que los pacientes presentan una marcada asimetría de la cara que se caracteriza porque la mitad de la misma que se afecta está constituida por la mandíbula, el maxilar, la glándula parótida y los músculos masticatorios, que son muy pequeños e hipoplásicos y en la mayoría de los casos no existe la oreja. Se les trata con distracción ósea y se han beneficiado desde el punto de vista funcional: pueden masticar, al mismo tiempo que se les reponen las dimensiones óseas y se recupera la simetría facial, lo que desde el punto de vista psicológico produce cambios satisfactorios.
Durante un congreso al que el doctor Molina Montalvo asistió recientemente en París, explicó que el servicio al que está adscrito desde 1991, cuenta con la serie clínica más grande de niños tratados con la distracción ósea: “A lo largo de 12 años de seguimiento de la técnica sabemos qué ha pasado con el crecimiento de esos pacientes; por ello, esta unidad de cirugía plástica es la que dicta el parámetro que se ha de seguir en otras unidades de cirugía craneofacial del mundo.”
Cabe destacar que en 1995, año en el que fue publicada la investigación sobre la distracción ósea de la cara en Clinic Plastic Surgery, revista internacional, fue considerada el mejor trabajo publicado en el mundo dentro de la especialidad y, por ello, se le dio el crédito correspondiente, “lo cual nos hace sentir muy orgullosos de que este trabajo clínico de investigación, originado en el servicio universitario de un hospital de la SSa, pudiera ser distinguido con ese premio, considerando que en la revista se publican trabajos de prestigiadas universidades”.
El doctor Molina, también miembro de 14 sociedades científicas nacionales e internacionales, explicó que en otro grupo de pacientes adolescentes que presentaban ambos lados de la mandíbula pequeños —no desarrollados— y habían sido tratados con técnicas tradicionales o injertos óseos que nos les funcionaban del todo, una vez tratados con distracción ósea, técnica que es gradual y en estos casos se aplica haciendo un corte óseo a la mitad de la mandíbula para luego colocar unos distractores (aparato con tornillos externos), ya colocado, una vez al día se le da una vuelta, lo que permite alargar el hueso un milímetro diario. Se trata de un procedimiento gradual que en un promedio de tres a cuatro meses logra elongar huesos, músculos, piel, nervios y arterias.
“El grupo multidisciplinario del Gea González, donde participan médicos, ortodoncistas, genetistas y otorrinolaringólogos son el factor de éxito para el desarrollo de este protocolo de investigación que todavía estamos ampliando para diferentes patologías, observando que es posible aplicar la técnica, ya que se obtienen algunas ventajas extras, sobre todo, en la disminución de complicaciones postoperatorias. En este servicio el paciente es lo más importante, todos estamos para brindarle nuestra atención, nuestros conocimientos y habilidades.”
Otro servicio importante de la unidad es la enseñanza, aquí se adiestran médicos en la especialidad. Tradicionalmente es un servicio que ha sido muy generoso en ese aspecto, por esa razón, desde que se inició el servicio se reciben visitantes de distintos países, tanto para adiestrarse como para conocer las técnicas quirúrgicas, los protocolos de tratamiento en las diferentes patologías no solamente de cirugía craneofacial, sino las que se realizan de mano, microcirugía, el tratamiento de niños con fisuras labiopalatinas y cirugía plástica en general, que incluye quemaduras, cirugías de piel y de estética, que también es parte del programa académico universitario para la formación completa de los residentes, explicó el doctor Molina Montalvo, también miembro de comités editoriales de diversas revistas internacionales y autor de 20 artículos en revistas indizadas y de divulgación internacional.
“Tener pacientes y alumnos con ganas de conocimiento da la oportunidad de hacer investigación clínica y básica, para lo cual contamos con un área de investigación, bioterio, y un laboratorio de microcirugía, donde podemos hacer otro tipo de investigaciones.”
Al finalizar la entrevista, el doctor Molina señaló que entre sus planes futuros se encuentra mantener en el nivel de excelencia esta escuela mexicana de cirugía plástica, y lograr que un grupo mayor de profesores cubran todas las áreas de la cirugía plástica, crecer en la de mano y de quemaduras, y hacer más investigación básica que permita conocer un poco mejor el proceso de la cicatrización, porque “al final de cuentas, los cirujanos somos los que curamos heridas, las cuales producen cicatrices; entonces, para controlar ese proceso, lo debemos conocer muy de cerca”.

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