La UNAM y diversas instituciones científicas
rindieron un
homenaje luctuoso al doctor Hugo Aréchiga
Hombre que se distinguió por su honestidad
y rectitud, y es sin duda un ejemplo a seguir
El pasado 7 de octubre, el auditorio Raoul Fournier fue
escenario del homenaje luctuoso que se le hizo al doctor Hugo Aréchiga
Urtuzuástegui, quien se distinguió por una gran producción
científica dentro de la fisiología y la biofísica
y quien falleciera el pasado 15 de septiembre en Esmirna, Turquía,
durante un curso que impartía con profesores de la Internacional
Brain Reserch Organization.
La calidad humana del doctor Aréchiga y la capacidad de convocatoria
que lo distinguió hicieron posible que la Secretaría de
Educación Pública (SEP), el Centro de Investigación
y Estudios Avanzados (Cinvestav) del Instituto Politécnico Nacional,
el Consejo Consultivo de Ciencias (CCC), la Asociación Nacional
de Universidades e Instituciones de Educación Superior (ANUIES),
el Colegio de Sinaloa, las Academias Nacional de Medicina (ANM) y Mexicana
de Ciencias (AMC), la Sociedad Mexicana de Ciencias Fisiológicas
y la UNAM se coordinaran para organizarle un merecido homenaje.
En emotiva ceremonia, presidida por el doctor Juan Ramón de la
Fuente, rector de la UNAM, y el secretario Reyes Tamez Guerra, titular
de Educación Pública, se recordó ante su familia
la trayectoria docente y profesional del investigador.
Ante la comunidad científica y amigos del doctor Aréchiga,
el rector resaltó la personalidad polifacética de quien
dijo destacan muchas cualidades y atributos.
“Nunca me imaginé que vendría a este auditorio,
que tantas veces compartí con Hugo, arriba y abajo, en momentos
buenos y malos, a rendirle, junto a todos ustedes, un homenaje póstumo.
“En la personalidad multifacética de Hugo destacan muchas
cualidades y atributos, ya se han mencionado muchos de ellos; es difícil
resaltar unos sobre otros porque en realidad era el conjunto de todos
lo que le daba a Hugo una personalidad y un estilo singular.
“Hugo en el Departamento de Fisiología de la Universidad,
con sus maestros Alcocer y Puche, entre otros. Joven profesor con gran
contacto con sus alumnos. Hugo en el Cinvestav, donde también
dejó huella profunda en mucha gente, o Hugo en la Sociedad de
Ciencias Fisiológicas, siempre organizando cursos, talleres,
reuniones, eventos... Hugo en la Academia de Ciencias, haciendo estudios,
algunos de ellos todavía con vigencia, profundos, rigurosos,
cuidadosos. Hugo en la ANM innovando, generando nuevas actividades,
promoviendo a la medicina mexicana internacionalmente, ya que tenía
un enorme prestigio y contactos muy valiosos que permitieron que la
ANM tuviera una proyección particular cuando él era presidente.
“Hugo de vuelta a su Facultad, en momentos que fueron muy difíciles:
dejó la situación estable y cómoda que tenía
en el Cinvestav para regresar a la escuela y hacerse cargo de la División
de Posgrado, en la que en poco tiempo logró hacer importante
reforma.
“Hugo en su queridísimo Colegio de Sinaloa, al cual le
daba la misma importancia o más que a cualquier otra de sus actividades,
con un gran orgullo por su tierra, por sus colegas sinaloenses que lo
acompañaban en el colegio, donde no dejaba de promover y participar
en actividades periódicas que decía él mucho lo
reconfortaban, porque era una forma de sentirse vinculado a su tierra.
En fin, Hugo en cualquier comisión que podamos recordar: comités,
consejos, promoción de actividades, evaluaciones y generación
de propuestas. Hugo, brevemente, pero lleno de entusiasmo, en el CCC.
“Qué difícil va a ser remplazarlo en las actividades
que venía realizando hasta antes de morir, se van a necesitar
tres o cuatro personas para que asuman lo que él, con un talento
y una capacidad particulares, podía hacer simultáneamente
y hacerlo bien, pero sin embargo el mayor vacío que nos deja
no es ése, es el otro. Es el de la persona amable, cuidadosa,
siempre en buena disposición. Pablo dice que lo vio enojado una
vez, yo nunca lo vi, al contrario, Hugo hacía que quienes con
mucha frecuencia nos enojamos nos relajáramos cuando platicábamos
con él. Tenía esa capacidad de escuchar y luego, con la
discreción, hacía un comentario o dos que lograban rápidamente
distender las cosas y poder tener con él una conversación
fructífera y amable.
“Con cierto sentido del humor, pero hasta con eso era cuidadoso
para no agraviar, no lastimar, u ofender, muy mesurado en sus críticas,
sobre todo cuando eran personales, lo cual denotaba un profundo respeto
por las personas. Creo que ésos son los elementos que más
vacío generan por su partida prematura, sin dejar de reconocer
la enorme importancia, la enorme trascendencia de lo que hizo como investigador,
maestro y funcionario, aunque en verdad no le gustaba, propiamente,
que se le identificara, pero si vemos las funciones que desempeñaba
simultáneamente estoy seguro de que él convendría
conmigo en que el término no está mal empleado. Era un
funcionario que funcionaba y funcionaba bien, y que le prestó
importantes servicios a las instituciones en las que se formó
y a las que después contribuyó a fortalecer y proyectar.
Por eso lo recordamos con emoción y por eso su fallecimiento
causó conmoción. No es nada más lo inesperado lo
que ciertamente contribuye. Es la sensación de vacío que
estoy seguro que todos sentimos al enterarnos de la triste noticia.
“Cómo continuar con el legado de Hugo, cómo honrar
su memoria más allá de la expresión que podamos
tener sobre su persona. Creo que hay lecciones profundas en la vida
de Hugo que debemos asimilar y asimilar bien. Es mejor trabajar muchas
veces en el sigilo si queremos avanzar en nuestros planes y proyectos,
mejor trabajar unidos. Tenemos más posibilidades de éxitos
comunes, es mejor ser prudente que dejar que nuestros impulsos nos dominen,
aunque haya buenas razones para ello. No habrá que perder jamás
la fe en las instituciones a las que nos debemos. Las convicciones constituyen
una de las mejores fortalezas que podemos tener todos. La ciencia no
avanza a grandes saltos. Mejor el trabajo sistemático y cuidadoso
que permita un avance gradual que algún día se pueda dar
el gran salto, ese trabajo sistemático y sigiloso no demerita,
sino al contrario, enaltece, podría haber muchas otras cosas
que en mi opinión serían parte de ese legado nunca explícito,
por lo menos no verbalmente, por parte de Hugo, sino es más bien
el tipo de legado que su forma de ser y su forma de transitar nos dejó.
Gracias Hugo, donde quiera que estés…
Pablo Rudomín, coordinador general del Consejo Consultivo de
Ciencias de la Presidencia de la República —cuya dirección
estaba a punto de ocupar el doctor Hugo Aréchiga por común
acuerdo de todos sus integrantes, quienes lo eligieron para ser el nuevo
titular— a nombre de la comunidad científica, lamentó
la pérdida de un investigador de proyección internacional,
un mexicano excepcional, profundamente preocupado por el desarrollo
y la enseñanza de la ciencia no sólo en el país,
sino en Latinoamérica, a lo que agregó: “Estamos
reunidos para recordarlo y rendir tributo a su lúcida inteligencia,
a su compromiso con el desarrollo científico del país,
a su generosidad y gran lealtad como amigo, y a su gran amor por México.”
Habló sobre los planes que tenía el doctor Aréchiga
como futuro coordinador del Consejo Consultivo y dijo que su visión
de entender la ciencia como un fenómeno dinámico sujeto
a interacciones múltiples con otros sectores de la sociedad lo
llevó a estudiar las características de las potencias
industriales, estudio que iba más allá de los aspectos
estrictamente científicos para ingresar en el examen de sus características
económicas, políticas y sociales, aunque siempre con atención
a su papel en el impulso a la ciencia y la tecnología.
“En los aspectos sociales examinó las condiciones en las
que se produce la participación en la toma de decisiones, la
transparencia de procedimientos y la rendición de cuentas. En
su análisis destacó el examen de la evolución de
una actitud racional ante los problemas en las sociedades industriales
y su visión ante el mundo global.
“Los aspectos que ocuparon su atención en el área
educativa, científica y tecnológica fueron los relativos
a las oportunidades y los accesos a la educación y la calidad
de los servicios educativos, las tasas de graduación y la inversión
en ciencia y tecnología, la producción científica
y las comunidades científicas, principalmente.”
Calificó el trabajo de doctor Aréchiga como una pieza
necesaria para enfrentar el verdadero desafío en la política
de ciencia y tecnología de nuestro país. Por lo que consideró
que el seguir luchando por tener un México más digno,
más justo y con bienestar social y económico es el mejor
tributo que podemos hacer al amigo, al científico y al gran mexicano
que fue.
Por su parte, el secretario de Estado, Reyes Tamez, exaltó su
pasión por elevar la educación superior y mencionó
que su interés en la vida quedó plasmado en su desempeño
como profesional, actitud que abarcó muchas facetas porque fue
destacado estudiante de medicina, profesor, investigador, funcionario
universitario, promotor incansable de los conocimientos que adquirió
durante su vida y de aquellos que generó, guía paciente
de estudiantes que se adentraban por primera vez en el mundo de la investigación
y la docencia, por lo que no es de extrañar que el nombre de
Hugo Aréchiga esté ligado a las causas más nobles
del mundo de la educación, la investigación y la innovación
tecnológica.
Aseveró que quienes lo conocieron pueden jactarse de haber sido
sus colegas, amigos, alumnos o compañeros de trabajo, lectores
u oyentes, porque supo compartir su pasión, ser acompañante
y promotor, crítico y escucha, y porque aprendió a hacer
lazos y relaciones.
El titular de Educación concluyó diciendo que la vitalidad
del doctor Aréchiga obliga a redoblar esfuerzos día a
día para que México sea un país más justo,
con mejores niveles de educación, con mayores oportunidades en
todas las áreas con un futuro promisorio.
Finalmente y por parte de sus discípulos, el doctor Ubaldo García
Hernández habló sobre la vida cotidiana del doctor Aréchiga
como investigador, a lo que agregó que sus palabras sólo
son de agradecimiento y reducidas a expresar su gratitud.
En la ceremonia también estuvieron presentes los doctores José
Narro Robles, director de nuestra Facultad; Miguel Tanimoto, presidente
de la Academia Nacional de Medicina; Jaime Labastida, del Colegio de
Sinaloa; los ex rectores Octavio Rivero y José Sarukhán;
profesores e investigadores eméritos; directores de facultades,
escuelas e institutos; miembros de la comunidad académica y científica
del país; compañeros, amigos, y familiares de Hugo Aréchiga
Urtuzuástegui. regresa...
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