Seminario Permanente de Lesiones por Accidentes Traumatismo craneoencefálico
El traumatismo encefálico es la cuarta causa de mortalidad y afecta a un gran sector de la población en etapa productiva; sólo en el Distrito Federal ocasiona 300 mil incapacidades permanentes”, indicó la doctora Edna Sikahall Meneses, al dar un panorama acerca de los traumatismos, que además es un problema de salud que afecta principalmente a la clase trabajadora. Al participar en el Seminario Permanente de Lesiones por Accidentes, la especialista señaló que los principales mecanismos que producen el traumatismos son atropellamientos, colisiones, caídas de diversas alturas y violencia social, entre otros. “El hogar es el lugar donde se originan este tipo de accidentes, pero son sitios como el baño, la cocina, las escaleras y las azoteas donde las personas se lesionan, debido a que en la mayoría de los casos no toman precauciones”, aclaró. “Los traumatismos se deben a heridas penetrantes en el cráneo, que lesionan los tejidos en el punto de impacto. Las fracturas craneales pueden lacerar arterias o senos venosos y producen un hematoma epidural.” Indicó que un politraumatizado es aquel individuo que tiene una o más lesiones que ponen en peligro su vida porque están comprometidos dos o más sistemas, como pueden ser el nervioso central, el respiratorio o el digestivo. En cambio, una contusión, según su gravedad, con frecuencia se acompaña de heridas superficiales graves y de fracturas localizadas en la base del cráneo o con depresión de fragmentos óseos. Las lesiones graves pueden producir edema cerebral, que ocasiona rigidez de descorticación o rigidez de descerebración. Por otro lado, una conclusión no manifiesta signos exteriores de traumatismo, se caracteriza por una pérdida postraumática temporal de la conciencia. No se presentan lesiones orgánicas importantes en el cerebro y tampoco deja secuelas neurológicas graves en el paciente. Una herniación cerebral interna puede producir coma, hemiplejía, pupilas dilatadas e irregularidad respiratoria, en estos casos se debe proceder a un tratamiento inmediato. Médica del Hospital Magdalena de las Salinas, la doctora Sikahall afirmó que el paciente politraumatizado debe ser tratado por los cuerpos de rescate desde el sitio del accidente y trasladado a un hospital especializado, nunca al más cercano, para ser atendido sólo por traumatólogos. En la atención inicial se deben revisar las constantes: respiración, circulación y funciones vitales. “Si el paciente no respira, es necesario remover todo objeto que obstruya la entrada de oxígeno, como pueden ser una prótesis dental, comida, etcétera. En ocasiones es necesaria la intubación orotraqueal, nasotra-queal o la traqueostomía para mantener estable la mecánica ventilatoria.” Subrayó que la exploración neurológica es fundamental para saber si el paciente tiene capacidad de respuesta a estimulación de las extremidades, su estado de alerta, respuesta pupilar y si está orientado o no. “La circulación y la hemorragia se deben controlar en la primera fase, no es recomendable emplear los pantalones antichoque ni los torniquetes. En ocasiones las hemorragias internas no son visibles, las más frecuentes son las denominadas toracoabdominales y lo único que se puede hacer es medir la presión arterial.” Finalmente, Sikahall explicó que existe la escala de coma Glasgow, que es una evaluación neurológica de los traumatismos craneoencefálicos para medir su estado de conciencia. La escala Glasgow consta de tres subescalas que miden las respuestas oculares, verbales y motoras en forma independiente. Esta escala clasifica el traumatismo en leve, moderado y grave. Es leve cuando el paciente se encuentra entre 15 y 13; moderado cuando se sitúa entre 9 y 12, y grave cuando el enfermo se ubica entre 8 o por debajo de este valor. El Seminario Permanente de Lesiones por Accidentes se llevó a cabo el pasado 18 de septiembre y es organizado por el doctor Antonio Caso Marasco, secretario académico de la División de Estudios de Posgrado de esta Facultad, y coordinado por la doctora Laura Bonilla y la enfermera Eloísa Gómez.
|