Gaceta
Facultad de Medicina UNAM
25 de octubre 2002


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La Academia de Ciencias Médicas acredita como miembro al doctor Alejandro Cravioto

Con el trabajo de ingreso titulado “La educación médica en el 2002... y más allá”, el doctor Alejandro Cravioto, director de la Facultad de Medicina, fue acreditado con diploma y venera, impuesta por Miguel de la Madrid, presidente ejecutivo del Instituto Mexicano de Cultura, como miembro de número de la Academia de Ciencias Médicas perteneciente a dicho Instituto.

En las instalaciones del mismo, el pasado 9 de octubre, con la presencia de Pedro Ramos, presidente de honor de la Academia, Francisco Navarro, secretario de la Academia, Juan González A. Alpuche, secretario ejecutivo del Instituto y Eduardo Feher, presidente de la Academia de Literatura, dio inicio la sesión en la que el presidente ejecutivo de la Academia de Ciencias Médicas, Bernardo Tanur, presentó una semblanza del doctor Cravioto.

Alejandro Cravioto nació en la ciudad de México en 1947, inició su formación profesional en la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional Autónoma de México, donde obtuvo el título de médico cirujano con mención honorífica en 1973. Más adelante, realizó una residencia de tres años en el Instituto Nacional de Pediatría y obtuvo el grado de especialista en esa área en 1976. En la Universidad de Londres, durante cinco años, completó la maestría en salud pública y el doctorado en microbiología y genética bacteriana. Se desempeñó como jefe del Departamento de Nuevos Agentes Inmunizantes y como subdirector en el Instituto Nacional de Ciencias y Tecnología de Salud del Niño, donde estuvo durante siete años, después fue director del área de Microbiología del Instituto Nacional de Salud Pública. En 1991 fue nombrado jefe del Departamento de Salud Pública de la FM de la UNAM, y en la actualidad culmina un segundo ejercicio como director de dicha institución.

El licenciado Miguel de la Madrid en el momento de la confecoración de la Academia al doctor Cravioto

Su labor docente comenzó en 1969 como profesor del Departamento de Embriología de la Facultad, en la UNAM, actualmente es profesor titular C de tiempo completo definitivo y tutor de los cursos de posgrado en ciencias biológicas, biomédicas y médicas en la FM. Mantiene una certificación vigente como especialista en pediatría, infectología y salud pública ante los consejos correspondientes. Es investigador del Sistema Nacional de Investigadores, nivel III, y miembro de 20 agrupaciones científicas nacionales e internacionales. Ha dirigido 35 tesis, 16 de maestría y nueve de doctorado. Es autor y coautor de 112 publicaciones, 52 publicadas en revistas internacionales. Ha editado dos libros de especialidad, y hasta el 31 de agosto de 2002 sus trabajos de investigación habían sido citados mil 793 veces.

Entre otras distinciones recibió el Premio “Dr. Gerardo Varela” en Salud Pública, concedido por el Consejo de Salubridad General en 1996. En noviembre de 2001 fue elegido presidente de la Federación Panamericana de Asociaciones de Facultades y Escuelas de Medicina, y en marzo de 2002 fue designado por la Organización Mundial de la Salud y la FAO como presidente del Comité de Expertos Independientes encargado de vigilar el proceso de evaluación del Codex Alimentarius, a nivel mundial.

Tanur también señaló que Cravioto ha tenido una destacada actuación en los ámbitos médico, académico y de investigación en nuestro país, y se ha hecho merecedor a numerosas distinciones, entre las cuales destacan el haber sido recibido el de la Academia Nacional de Medicina 1988 con un trabajo de ingreso que un año después ganó el Premio “Dr. Everardo Landa”; más adelante esa misma institución le concedió el premio “Dr. Eduardo Liceaga” y luego le confirió el honor de impartir la conferencia magistral “Dr. Miguel Jiménez 2002”; dentro de la misma Academia ha participado en los comités de admisión y de enseñanza de la medicina, en dos ocasiones fue jefe del área de Microbiología del Departamento de Biología Médica. Entre otras cosas ha escrito capítulos especializados, 16 nacionales y siete internacionales, 84 presentaciones en congresos nacionales y 80 internacionales.

Posteriormente el doctor Cravioto dio a conocer su trabajo de ingreso, el cual fue comentado por el doctor Enrique Wolpert, miembro de la Academia, para finalizar con la imposición de los distintivos de la Academia de Ciencias Médicas del Instituto Mexicano de Cultura al recientemente nombrado miembro.

Al exponer su trabajo de ingreso, el director de la Facultad de Medicina, explicó que uno de los problemas fundamentales que las escuelas y facultades de medicina tienen que atender es el de sentar las bases para que los egresados de ellas disfruten plenamente del ejercicio de la profesión como médicos generales. “Esta preparación implica que quienes lo deseen pueden optar más tarde por un posgrado dentro de las áreas de especialidades medicoquirúrgicas o de la salud pública, para ampliar su horizonte profesional en áreas como la investigación, la enseñanza o bien en la administración de los servicios de salud. En efecto uno de los principios de la identidad de los médicos es que todos ellos puedan ingresar al mercado de trabajo como especialistas de los problemas de salud más frecuentes, porque esto es para nosotros lo que significa un médico general.”

Más adelante señaló que uno de los problemas que enfrenta el profesional de la salud es el cambio que se ha dado en su relación con el paciente, la cual se ha modificado a partir de un modelo donde se podía ejercer sin contrato de trabajo y sin intervención jurídica externa que delimitara sus responsabilidades; por razones del mercado, en la actualidad la mayoría de los médicos trabajan para una institución que cumple el papel de patrón, que paga un salario, marca un horario de labores, define un sitio donde atender una serie de compromisos e impone responsabilidades para cumplir su desempeño dentro de indicadores de calidad e idoneidad, que además incide en los resultados de su intervención, todo lo cual implica la posibilidad de responsabilidades ante la ley cuando existe un error en la práctica diaria. Todo ello ha cambiado hacia una pérdida de estatus profesional, económico y social que ha acotado bruscamente los privilegios de la profesión y mantiene al médico bajo un conjunto de controles formales que le obligan a compromisos a los que anteriormente no estaba sujeto, esto es lo que constituye el impacto en los cambios en la atención a la salud.

Por ello, la medicina actual engloba al menos cuatro cambios que afectan su autonomía y profesionalismo: 1) una reforma estructural, 2) el problema del financiamiento, 3) la forma de pago o prepago, y 4) la reforma política.

Por ello, el conocimiento profundo del pasado de la educación médica es el paso obligado para no repetir errores ya cometidos.En la actualidad los cambios que se desea ensayar van más allá; con base en las experiencias que han tenido éxito se debe comenzar con: 1) redefinir la misión y visión de las facultades y escuelas de medicina y su compromiso con los sistemas de atención a la salud; 2) reconsiderar en segundo punto la responsabilidad de los educadores médicos con definición de sus perfiles y reforzamiento de la formación de los conductores de la medicina académica del aprendizaje clínico; 3) analizar la participación del alumno en el proceso de aprendizaje, así como la evaluación del potencial, impacto de los medios de información y comunicación electrónica y los efectos del aprendizaje independiente, así como la autonomía de los estudiantes; 4) conocer la calidad del desempeño de los programas de educación médica y la utilización real del tiempo en los establecimientos docentes, tales como instalaciones hospitalarias, la comunidad o la casa de los pacientes, y 5) evaluar el potencial, los costos y la efectividad del aprendizaje a distancia mediante sistemas como el hospital virtual en toda su amplitud, la biblioteca virtual, el papel del instructor en sistemas no presenciales, como serían los cursos vía internet, etcétera, pero sobre todo hay que tomar decisiones compartidas acerca del número y tipo de médicos que se requiere formar, y definir las características idóneas del alumno que desea emprender el estudio de la carrera en medicina; en la nueva educación médica nos debemos exigir un desempeño más alto y una comprobación continua de la calidad y la eficiencia logradas, explicó el doctor Cravioto.

En la actualidad las escuelas de medicina han tomado seriamente la reforma curricular, los reportes describen cambios importantes durante la pasada década tanto en el contenido del currículo como en las estrategias pedagógicas empleadas, aun así los estudios de casos son insuficientes para preparar cabalmente la población de estudiantes médicos para la práctica; por esa razón, lo que se necesita es revisar los tres principios que han guiado a los educadores médicos del siglo XX: 1) aprender hacer, haciendo, 2) insertar el currículo en un ambiente de aprendizaje centrado en el estudiante, y 3) confiar el aprendizaje de valores y conductas a un currículo oculto, o sea, lo que ocurre en el ambiente en donde se recibe la educación médica.

“El desarrollo registrado en los últimos 50 años ha cambiado la composición de lo que considerábamos la base de los programas de formación de médicos en casi todos sus niveles, por lo tanto cualquier cambio que se agregue tendrá que considerarse como transicional, pues no se puede plantear como una solución duradera a problemas dinámicos de tan gran complejidad; en paralelo a los cambios en la educación médica, ocurren transformaciones en la práctica profesional institucional, tanto pública como privada, en la atención e investigación médica y, en general, en las perspectivas de los servicios de salud; además hay que considerar a la globalización como fuerza que ejerce una enorme influencia sobre las instituciones educativas universitarias, ya que agrega la necesidad de ver al médico del futuro como un profesional capaz de ensanchar su campo de práctica a una dimensión no sólo nacional sino internacional.

“Como consecuencia de todo ello, el humanismo de la profesión, como espacio moral, se amplía de lo individual a la dimensión social, los deberes del médico dentro de la bioética desbordan el ámbito de la tradicional deontología médica para ocuparse de nuevos compromisos de la conciencia profesional que llevan a cabo en su capacitación; en un primer acercamiento, los elementos de cualquier reforma de la educación aparecen dentro de algunos sectores prioritarios, por un lado la actualización de planes y programas de estudio, el empleo de tecnologías educativas modernas, el desarrollo de procesos educativos innovadores, como son el uso del cómputo y el autoaprendizaje mediante los sistemas de comunicación virtual, una mayor profesionalización de la enseñanza con énfasis en el sistema tutorial, la reorganización estructural de las es-cuelas de medicina, la evaluación y acreditación de las instituciones educativas, la revisión de costos y de financiamiento a la educación médica y, finalmente, la función del médico general y la regulación política del ejercicio profesional ante la desestabilización de las relaciones históricas entre la medicina, la sociedad y el Estado.”

Finalmente, el director de la Facultad de Medicina enfatizó que la educación, como otros sistemas que han contribuido a la evolución humana, la educación médica, común a sus componentes, es un movimiento continuo que descansa en principios sólidos y probadamente efectivos, pero que requiere de la visión de educadores intuitivos, perspicaces y observadores de la cambiante realidad que nos rodea.

Para concluir la sesión, el comentario oficial sobre el trabajo de ingreso corrió a cargo del doctor Enrique Wolpert, miembro de número de la Academia de Ciencias Médicas, quien señaló que es un tema en el cual el doctor Cravioto es verdadero experto y lo ha demostrado durante los años que ha sido director de la FM; además explicó que es apropiado que se afirme que las decisiones que se deben tomar en materia educativa para los médicos del presente y del futuro inmediato, sean compartidas.

“Las escuelas y facultades de medicina tienen que conocer cuáles son las necesidades en el sistema nacional de salud, y no sólo cuántos médicos van a adiestrar, sino qué clase de profesionales requiere el país, en qué especialidades, qué tanto impulsar a los médicos generales, e ir acorde con los cambios de este proceso que, como señaló el director de la Facultad, es eminentemente dinámico. Las escuelas y facultades de medicina deben exigir también, como señala Cravioto, un desempeño más elevado para diseñar métodos de evaluación que permitan comprobar la calidad de la educación y la eficiencia que se ha logrado”, concluyó el doctor Wolpert.

 

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