Dr. Leopoldo Río de la Loza Hist. Sonia Flores Gutiérrez
Originario de la ciudad de México, nace en el seno de una familia de escasos recursos, en el año de 1807. Su padre don Mariano Río de la Loza era un modesto químico que tenía su laboratorio en la calle de Apartado número 7, en donde fabricaba productos encargados por la Casa de Moneda; don Mariano murió en el año de 1815, cuando al preparar un sublimado corrosivo a base de mercurio, se produjo una explosión que provocó un incendio en el laboratorio, causando una intoxicación hidrargírica de las personas que ahí trabajaban. Leopoldo contaba con ocho años de edad y padeció durante mucho tiempo de fenómenos congestivos de las vías digestivas y respiratorias, posiblemente de origen mercurial, ocasionados por aquel accidente. A pesar de la ausencia paterna, la familia Río de la Loza siguió trabajando en su modesto y rudimentario laboratorio.
Leopoldo terminó con brillantez su educación elemental y continuó sus estudios en el antiguo Colegio de San Ildefonso, para posteriormente seguirlos en la Escuela de Minas. Más tarde ingresa al Real Colegio de Cirugía, establecido entonces en el Hospital Real de los Naturales, llevando algunas prácticas en el de Jesús al lado del doctor Joaquín Villa, en donde obtuvo el grado de cirujano en 1827. Tuvo la oportunidad de practicar la química en la botica del Hospital de Portacoeli, al lado del profesor Bustillos y por último ingresó a la Facultad de Medicina, en donde obtuvo el grado de bachiller en 1832 y el de médico el 16 de agosto de 1833. Fue uno de los profesores más distinguidos de la Escuela Nacional de Medicina, de la cual llegó a ser director. Tuvo infinidad de cargos administrativos y docentes, entre los desempeñados más notoriamente por él, se encuentran: inspector de boticas y medicinas por la Facultad Médica del Distrito Federal; proveedor general de las ambulancias médicas; catedrático de Química en la Escuela de Medicina (cabe mencionar que en épocas de penuria del plantel llevaba de su farmacia los elementos necesarios para las clases); inspector de establecimientos industriales; miembro del Consejo Superior de Salubridad; catedrático de Química en el Colegio de San Gregorio; catedrático de Química y director de la Escuela de Agricultura; catedrático de Química en la Escuela Preparatoria; catedrático de Análisis Químicos en la Escuela de Medicina; y finalmente director de la Escuela Nacional de Medicina. Considerado como una de las figuras más relevantes en el campo de la ciencia mexicana del siglo XIX, fue fundador de la Escuela de Agricultura de Chapingo y de la Carrera de Química en México, y autor de innumerables escritos sobre química y medicina, entre los que se debe mencionar Una química para médicos. Murió en la ciudad de México el 2 de mayo de 1876, a la edad de 69 años, y fue sepultado con una gran sencillez, como fue toda su vida, en el Panteón de Dolores. | ||||||