In Memoriam
El doctor Hugo Hernando Aréchiga Urtuzuástegui,
miembro muy prominente de la comunidad científica mexicana e
internacional, murió el 15 de septiembre de 2003 en Izmir, Turquía.
Nació en la ciudad de Culiacán, Sinaloa, el 11 de marzo
de 1940. Obtuvo su educación básica en escuelas de esa
ciudad; ya adolescente se mudó a vivir a la ciudad de México
y asistió a la Facultad de Medicina de la UNAM. Cuando ingresó,
en 1956, era dos años menor que sus compañeros porque
su precoz capacidad le había permitido hacer dos años
en uno durante la secundaria y la preparatoria.
La primera gran influencia científica en su vida ocurrió
durante el segundo año de la carrera, cuando tomó la materia
de fisiología con los doctores José Joaquín Izquierdo
Raudón y Carlos Alcocer Cuarón, y como consecuencia decidió
hacerse fisiólogo. La segunda ocurrió durante el tercer
año de la carrera, cuando tomó clases de parasitología
con el doctor Armando Sandoval Caldera, quien también era Director
del Centro de Documentación Científica y Técnica
de México. El doctor Sandoval no solamente le abrió el
mundo de los artículos científicos internacionales, sino
que también le ofreció trabajo como traductor al español
de obras científicas en inglés y francés, con lo
que suplementaba el apoyo que le ofrecía su familia.
Cuando terminó los cursos de la carrera de médico
cirujano y después de un año de servicio social en Nayarit,
hizo una tesis con trabajo experimental en el Departamento de Fisiología
de la Facultad de Medicina; se recibió con honores en 1964 y
se quedó a trabajar como instructor en el laboratorio del doctor
Alcocer de ese Departamento. Dos años después recibió
una invitación del profesor C.A.G. Wiersma para trabajar en su
laboratorio del Instituto Tecnológico de California y pasó
allí dos años (1967 y 1968). Eso no solamente lo sacó
de México en una de sus etapas más turbulentas, sino que
le dio la oportunidad de perfeccionar su inglés y la escritura
científica, así como conocer a varios fisiólogos
importantes que posteriormente frecuentaría. Entre ellos se encontraba
el profesor John Nicholls, quien fuera su amigo, y a lo largo de los
años ha dictado varios cursos en la Facultad de Medicina.
Con la experiencia adquirida en el laboratorio del profesor Wiersma
regresó al Departamento de Fisiología de la Facultad de
Medicina de la UNAM, para establecer un grupo de trabajo que se dedicó
a estudiar los ritmos circadianos con el acocil como modelo, y que ha
producido numerosos investigadores y artículos científicos
de calidad. Ese trabajo le valió el reconocimiento nacional y
el internacional, lo que se tradujo en invitaciones para dar cursos
y conferencias en México y el extranjero.
El interés de su trabajo científico atrajo la atención
del doctor Jorge Aceves, entonces jefe del Departamento de Fisiología
y Biofísica del Cinvestav, una institución fundada por
el doctor Arturo Rosenblueth. Esta última era entonces la única
institución en México que tenía un programa formal
de doctorado en fisiología y el doctor Aréchiga llegó
allí en 1974 como coordinador de Enseñanza. Sin embargo,
tomó unos cursos e hizo experimentos con los que completó
el trabajo que en 1977 le valió el doctorado en fisiología
y biofísica. Continuó en esa institución y en 1978
pasó a ser el jefe del Departamento, una posición que
mantuvo hasta 1992.
Durante los casi veinte años (1974-1993) que el doctor Aréchiga
estuvo en el Cinvestav, el Departamento de Fisiología y Biofísica
creció al contratar nuevos miembros e integrarse con el Departamento
de Neurociencias, para convertirse en la fuente más prolífica
de investigadores para escuelas de medicina en la ciudad de México
y en varios estados de la República. En ese tiempo expandió
su interés en el estudio de los ritmos circadianos para incluir
no solamente fisiología, sino también inmunohistoquímica
y genética; graduó numerosos estudiantes que actualmente
hacen investigación en diversas instituciones del país
y recibió varios premios nacionales e internacionales.
En 1993 fue invitado por el entonces director de la Facultad de Medicina
de la UNAM, doctor Juan Ramón de la Fuente, para dirigir la División
de Posgrado de la FM, crear un área de investigación y
un nuevo programa de estudios. Aunque se encontraba satisfecho en el
Cinvestav no pudo resistir el llamado de su alma mater y en 1993 regresó
a la UNAM sin planes para volver a salir de ella.
El trabajo que el doctor Aréchiga hizo durante su vida académica
fue muy importante y la lista de sus publicaciones (casi 250) muestra
su gran productividad científica. Sin embargo, también
dio una gran cantidad de clases a estudiantes de posgrado en varias
facultades de la UNAM, conferencias y presentaciones sobre temas de
ciencia y educación (190). Esa capacidad para hablar de temas
diversos se debía a que pasaba una gran cantidad de tiempo leyendo,
lo que aunado a una memoria excepcional y una gran habilidad para leer
muy rápidamente y entender y recordar lo que leía, con
frecuencia le hacía parecer un sabio renacentista.
En el curso de su vida académica viajó incesantemente
por México y el extranjero, a congresos, simposios y cursos,
así como a numerosas reuniones de carácter administrativo
y educativo. Murió durante un curso que junto con un grupo de
profesores de la International Brain Research Organization impartía
en Turquía.
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