Gaceta
Facultad de Medicina UNAM
10 de octubre 2003


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In Memoriam

El doctor Hugo Hernando Aréchiga Urtuzuástegui, miembro muy prominente de la comunidad científica mexicana e internacional, murió el 15 de septiembre de 2003 en Izmir, Turquía. Nació en la ciudad de Culiacán, Sinaloa, el 11 de marzo de 1940. Obtuvo su educación básica en escuelas de esa ciudad; ya adolescente se mudó a vivir a la ciudad de México y asistió a la Facultad de Medicina de la UNAM. Cuando ingresó, en 1956, era dos años menor que sus compañeros porque su precoz capacidad le había permitido hacer dos años en uno durante la secundaria y la preparatoria.
La primera gran influencia científica en su vida ocurrió durante el segundo año de la carrera, cuando tomó la materia de fisiología con los doctores José Joaquín Izquierdo Raudón y Carlos Alcocer Cuarón, y como consecuencia decidió hacerse fisiólogo. La segunda ocurrió durante el tercer año de la carrera, cuando tomó clases de parasitología con el doctor Armando Sandoval Caldera, quien también era Director del Centro de Documentación Científica y Técnica de México. El doctor Sandoval no solamente le abrió el mundo de los artículos científicos internacionales, sino que también le ofreció trabajo como traductor al español de obras científicas en inglés y francés, con lo que suplementaba el apoyo que le ofrecía su familia.

Cuando terminó los cursos de la carrera de médico cirujano y después de un año de servicio social en Nayarit, hizo una tesis con trabajo experimental en el Departamento de Fisiología de la Facultad de Medicina; se recibió con honores en 1964 y se quedó a trabajar como instructor en el laboratorio del doctor Alcocer de ese Departamento. Dos años después recibió una invitación del profesor C.A.G. Wiersma para trabajar en su laboratorio del Instituto Tecnológico de California y pasó allí dos años (1967 y 1968). Eso no solamente lo sacó de México en una de sus etapas más turbulentas, sino que le dio la oportunidad de perfeccionar su inglés y la escritura científica, así como conocer a varios fisiólogos importantes que posteriormente frecuentaría. Entre ellos se encontraba el profesor John Nicholls, quien fuera su amigo, y a lo largo de los años ha dictado varios cursos en la Facultad de Medicina.
Con la experiencia adquirida en el laboratorio del profesor Wiersma regresó al Departamento de Fisiología de la Facultad de Medicina de la UNAM, para establecer un grupo de trabajo que se dedicó a estudiar los ritmos circadianos con el acocil como modelo, y que ha producido numerosos investigadores y artículos científicos de calidad. Ese trabajo le valió el reconocimiento nacional y el internacional, lo que se tradujo en invitaciones para dar cursos y conferencias en México y el extranjero.
El interés de su trabajo científico atrajo la atención del doctor Jorge Aceves, entonces jefe del Departamento de Fisiología y Biofísica del Cinvestav, una institución fundada por el doctor Arturo Rosenblueth. Esta última era entonces la única institución en México que tenía un programa formal de doctorado en fisiología y el doctor Aréchiga llegó allí en 1974 como coordinador de Enseñanza. Sin embargo, tomó unos cursos e hizo experimentos con los que completó el trabajo que en 1977 le valió el doctorado en fisiología y biofísica. Continuó en esa institución y en 1978 pasó a ser el jefe del Departamento, una posición que mantuvo hasta 1992.
Durante los casi veinte años (1974-1993) que el doctor Aréchiga estuvo en el Cinvestav, el Departamento de Fisiología y Biofísica creció al contratar nuevos miembros e integrarse con el Departamento de Neurociencias, para convertirse en la fuente más prolífica de investigadores para escuelas de medicina en la ciudad de México y en varios estados de la República. En ese tiempo expandió su interés en el estudio de los ritmos circadianos para incluir no solamente fisiología, sino también inmunohistoquímica y genética; graduó numerosos estudiantes que actualmente hacen investigación en diversas instituciones del país y recibió varios premios nacionales e internacionales.
En 1993 fue invitado por el entonces director de la Facultad de Medicina de la UNAM, doctor Juan Ramón de la Fuente, para dirigir la División de Posgrado de la FM, crear un área de investigación y un nuevo programa de estudios. Aunque se encontraba satisfecho en el Cinvestav no pudo resistir el llamado de su alma mater y en 1993 regresó a la UNAM sin planes para volver a salir de ella.
El trabajo que el doctor Aréchiga hizo durante su vida académica fue muy importante y la lista de sus publicaciones (casi 250) muestra su gran productividad científica. Sin embargo, también dio una gran cantidad de clases a estudiantes de posgrado en varias facultades de la UNAM, conferencias y presentaciones sobre temas de ciencia y educación (190). Esa capacidad para hablar de temas diversos se debía a que pasaba una gran cantidad de tiempo leyendo, lo que aunado a una memoria excepcional y una gran habilidad para leer muy rápidamente y entender y recordar lo que leía, con frecuencia le hacía parecer un sabio renacentista.
En el curso de su vida académica viajó incesantemente por México y el extranjero, a congresos, simposios y cursos, así como a numerosas reuniones de carácter administrativo y educativo. Murió durante un curso que junto con un grupo de profesores de la International Brain Research Organization impartía en Turquía.

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