Foro El Futuro de la Investigación Biomédica en la Academia Nacional de Medicina Al interior de las instituciones médicas y educativas, la investigación en salud se involucra cada vez con más intensidad y eficiencia, y proyectan a nuestro país en el contexto internacional de la ciencia. Es pues un buen momento para revisar cuál es el futuro a corto y mediano plazos de este gran esfuerzo. La revolución tecnológica y los modernos paradigmas en biomedi-cina hacen fácilmente predecibles nuevas facetas en los perfiles de investigación a los que nuestro país rápidamente deberá adaptarse con el objetivo de incorporarse en la vanguardia de la investigación.
El foro se sitúa dentro del marco del convenio de colaboración celebrado entre la Academia Mexicana de Ciencias (AMC), el Consejo Consultivo de Ciencias de la Presidencia de la República (CCC) y el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt), y forma parte de un conjunto de foros —tanto disciplinarios como temáticos— que se han venido realizando a lo largo de este año, organizados por la AMC: agrociencias, astronomía, biología, ciencias sociales y humanidades, física, geociencias, ingeniería, matemáticas, medicina y química.
Durante la inauguración, el doctor Francisco Bolívar Zapata, presidente de la Academia Mexicana de Ciencias, comentó que el tema de la biomedicina es de trascendental importancia, ya que en nuestro país es el futuro de un bien común: la salud de los mexicanos.
El doctor Manuel Cárdenas Loaeza, presidente de la Academia Nacional de Medicina, aseveró que desde la fundación de la ANM su objetivo fundamental ha sido mejorar la atención de la salud al pueblo de México, y para lograrlo apoyan y promueven la práctica médica, la enseñanza y la investigación.
El doctor Enrique Wolpert, coordinador general de los Institutos Nacionales de Salud y representante del doctor Juan Ramón de la Fuente, secretario de Salud, apuntó que reiteradas veces éste ha señalado que la ciencia es uno de los motores del desarrollo social del país y que necesitamos avanzar en un proyecto nacional sobre ciencia y tecnología que permita un desarrollo sostenido; y agregó también que "si queremos impulsar a la tecnología tendremos que cultivar los aspectos científicos; es decir, la tecnología no florece donde la ciencia no se cultiva.''
Durante la ponencia El futuro de la investigación básica en la medicina, el doctor J. Adolfo García-Sáinz, en representación del doctor George Dreyfus, titular del Instituto de Fisiología Celular, consideró que ante la perspectiva global sabemos que el número de investigadores que existen en nuestro país es muy escaso. Las ciencias básicas médicas no son la excepción y sólo por mencionar algún ejemplo, agregó que el número de laboratorios de investigación dedicados a la virología es menor a 25 en todo el país, y de ellos el número competitivo a nivel internacional es todavía menor.
Existen áreas del conocimiento en las que no contamos con un solo experto de calidad internacional. Resulta pues que evidentemente necesitamos de una infraestructura humana mayor, no sólo para realizar investigación de frontera sino para preparar personal capacitado para la docencia y los servicios.
Las universidades y los centros de investigación del país han realizado un gran esfuerzo para ampliar y fortalecer los posgrados. Además, se ha invertido en enviar estudiantes a realizar doctorados en el extranjero. Por ello, es posible contemplar un crecimiento significativo en el número de doctores en el país, incluyendo aquellos de las áreas biomédicas. Análisis conservadores permiten pensar en un incremento de 50 por ciento en el número de investigadores de estas áreas en menos de diez años; muy importante será mantener un alto nivel de calidad.
Durante los últimos 25 años, el país ha sufrido serias crisis económicas recurrentes. Las necesidades parecen siempre superar a los recursos disponibles y el apoyo a la investigación, con respecto al producto interno bruto, se ha incremen-tado muy discretamente durante todos estos años, y en todos los casos muy por debajo de lo que emplean los países desarrollados. Es indiscutible que la economía de México ha sido afectada por factores tanto internos como externos e incluso por desastres naturales fuera de todo control. A pesar de ello, el gobierno ha mantenido su expresión de apoyo a la investigación.
Otro aspecto importante es que las posiciones posdoctorales se han convertido en una forma de vida, ante la insuficiencia de plazas estables definitivas en muchos lugares del mundo. El posgrado nacional pudiera ser una alternativa, pero hay aspectos de calidad y aceptación que se deben considerar. Es importante señalar que el posdoctorado es una etapa en que se completa la información académica, exponiéndose a nuevas metodologías, enfoques y experiencias.
Asimismo, el doctor Alejandro Cravioto, titular de esta Facultad, en su ponencia El futuro de la investigación clínica, comentó que la investigación clínica nacida de un problema hospitalario requiere de una conceptualización básica y epidemiológica para de ahí partir a una serie de soluciones que pudieran ser efectivas. Para ello, dijo que la Facultad de Medicina está tratando de dar un buen adiestramiento clínico.
Asimismo es necesario un acceso constante a sistemas de información, para lo cual la Facultad cuenta con una serie de laboratorios de cómputo, gracias al apoyo de la Fundación UNAM, conectados a Internet en 42 hospitales de la zona metropolitana del Distrito Federal y en el estado de Tabasco. Pronto lo estarán en Baja California Norte y Sur y, lo más importante, se organizará una serie de desarrollos con los cuales los alumnos tendrán acceso a más de 200 revistas en texto completo desde los hospitales. Este proyecto está por completarse en diciembre con la compra de un gran servidor. Obviamente sería deseable ampliarlo a todo el país, en las demás escuelas y facultades de medicina, empezando por las de la UNAM en Iztacala y Zaragoza.
Aprovechando el nuevo reglamento de estudios de posgrado en la UNAM, se piensa crear programas diferentes a los existentes. "En el área médica —continuó— teníamos aproximadamente cuatro o cinco programas. Después de una larga discusión y la conjunción de intereses, logramos conformar uno en ciencias médicas y ciencias de la salud, donde se conjuntan la maestría y el doctorado, pues pretendemos desaparecer la primera para que haya una incorporación más temprana al doctorado, pues se espera ampliar las sedes al interior de la República, incorporar el área odontológica y un área en ciencias sociales con la Facultad de Filosofía y Letras: un posgrado en bioética, para una serie de estudios diferentes."
Consideró que se necesitan espacios nuevos y para ello la Facultad está aumentando esfuerzos, como la inauguración, recientemente, del Departamento de Medicina Experimental en el Hospital General, a cargo del doctor Ruy Pérez Tamayo, que cuenta con una serie de áreas nuevas para investigación, incluyendo algunas de ellas para unir la parte clínica con la básica, como la Clínica de Trastornos del Sueño, en la cual, a través de equipos, se estudia una serie de efectos de la neurofisiología; otro caso es el área de farmacología clínica en el Hospital Español, y otras se construyen en Médica Sur, en el Instituto Nacional de Cancerología y en el Instituto Nacional de Pediatría, donde se expanderá el tipo de estudios para desarrollo y prueba de medicamentos. Y en dos meses más, la Facultad de Medicina inaugurará un edificio que conjunta cinco proyectos que vinculan a otros institutos de la UNAM. "Creemos entonces que la apertura de programas, espacios y proyectos y una relación estrecha entre lo que se ve en el hospital y lo que se tiene que probar del área básica y epidemiológica es lo que nos permitirá en el futuro incidir dentro de los problemas de salud del país'', concluyó.
Por su parte, el doctor Bolívar Zapata, en su conferencia Impacto de la biología molecular en la medicina, comentó que la medicina en el próximo siglo será diferente a la actual en varios sentidos, y estará orientada al diagnóstico y uso de sistemas naturales; uno de sus desafíos más relevantes será poner en marcha la terapia génica.
Si logramos saber cuál es la posición de un gen en relación con los demás, podremos diagnosticar muchas enfermedades y utilizar la información obtenida para comprender los padecimientos de nuestros tiempos. "El desarrollo de la terapia génica, que consiste en reponer genes dañados por otros funcionales, dependerá a su vez del éxito del proyecto 'genoma humano', que busca determinar la secuencia y posición de cada uno de los 100 mil genes que tenemos, lo que despierta interés en la biología y en la medicina moderna."
Consideró que el científico de este mapa genético ayudará a establecer en detalle las características físicas del individuo, la estructura y las funciones de las células, las potencialidades del hombre y su predisposición a padecer ciertas enfermedades.
La mutación de los genes propicia la evolución de las especies y constituye el cambio original de las secuencias básicas del ADN. Pueden darse por sustitución —se cambia un par por otro—, por adición —se suman uno o más pares— y por deleción —uno de los pares de genes salen de la base—; estos cambios son benéficos y otros dañinos, como los que dan lugar a enfermedades congénitas.
Tomando como base lo anterior, afirmó que con la marcha de la terapia génica en el próximo siglo, se podrán curar enfermedades antes de que las células empiecen a dividirse y, cuando maduren, tendrán la información sin ninguna alteración y el producto se desarrollará en perfectas condiciones.
Los doctores Guillermo Soberón y Jaime Martuscelli, en su ponencia Financiamiento público y privado de la investigación médica, afirmaron que un estudio comparativo entre México, España y Japón demuestra que en México trabajan en investigación 57 mil personas; 64 mil 900 en España y 802 mil 800 en Japón. Asimismo, por cada mil individuos económicamente activos en México se da sólo 0.9; en España 0.87 y en Japón 2.87. El porcentaje de inversión gubernamental en este sector es de 77.7 por ciento para nuestro país, 45.1 por ciento en España y 16.4 por ciento en Japón. Mientras que el porcentaje de inversión privada es de 21 por ciento, 47.4 y 77.4 por ciento, respectivamente.
El doctor Martuscelli comentó que en México los programas generales de ciencia y tecnología han carecido de metas específicas con compromisos presupues-tales; la incertidumbre de recursos se transmite en cascada en las instituciones, los departamentos y grupos de investigación, y bajo esas circunstancias difícilmente se puede planear ésta.
Más allá de los resultados de investigación, de la mejoría en asistencia médica que puede tener una institución de salud, una parte importante lo significa la productividad de los investigadores, lo que se refleja en la cantidad de artículos publicados. De 1990 a 1996 se duplicó el número de artículos y hemos pasado de 0.27 a 0.49 por ciento en contribución a nivel mundial.
El Conacyt se ha convertido en una de las instituciones que más financia-mientos otorga para la investigación. En 1997, el área de la salud se llevó 12 por ciento, lo que equivale a un costo aproximado de 220 mil pesos por proyecto.
En los últimos años, con el Programa de Apoyo en México (PAPIME) el sector salud recibió un mil 73 apoyos que incluyen infraestructura, proyectos de investigación, cátedras, estancias sabáticas, pos-doctorados y fortalecimiento del pos- grado.
Otras de las instituciones que más apoyan es la UNAM, a través de sus programas para el desarrollo de la ciencia y la tecnología, e invierte alrededor de 25 por ciento en investigación en todas las áreas. De un gasto total de un mil 412 millones de pesos, casi 300 millones se invierten en el área de salud, sin incluir la de recursos humanos, que tiene que ver con las becas que otorga. La UNAM invierte 21 por ciento de su gasto en investigación en salud y el Conacyt sólo 14 por ciento.
Finalmente, el doctor Martuscelli comentó que el Conacyt está desarrollando la instalación de ocho sistemas regionales donde se trata de fortalecer la investigación en los estados de la República, con la condición de que los gobiernos estatales y la iniciativa privada regional den una aportación.
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