Gaceta
Facultad de Medicina UNAM
25 de noviembre 2003


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PREMIOS BIENALES FUNSALUD
Uno de los reconocimientos que entrega Funsalud este año fue para un profesor emérito de la FM

El doctor Ramón de la Fuente Muñiz recibió el Premio Elías Sourasky en Desarrollo Institucional en Salud

La comunidad académica, las instituciones de salud y el sector empresarial —que hace posible la labor de reconocimiento— se reunieron en el Palacio de la Antigua Escuela de Medicina para atestiguar la entrega de cinco reconocimientos Funsalud correspondientes al año 2003, en las áreas: desarrollo institucional en salud, educación médica, oftalmología, trasplantes de órganos y tejidos, y promoción de proyectos de investigación en diabetes, así como la correspondiente conferencia Dr. Manuel Martínez Báez que este año estuvo a cargo del doctor Pedro Arroyo, coordinador del Fondo Nestlé, con el tema Panorama de la nutrición y la salud en la última década.
En ésta, la trigésima entrega de los Premios Bienales Funsalud, el doctor Ramón de la Fuente Muñiz, profesor emérito de la Facultad de Medicina y director emérito del Instituto Nacional de Psiquiatría, que desde hace cuatro años lleva su nombre, fue merecedor del premio Elías Sourasky en Desarrollo Institucional en Salud, por su destacada trayectoria que va más allá de haber creado una infraestructura plural y versátil para el impulso de la salud mental en el país, y quien estableció la escuela psiquiátrica mexicana definiendo los parámetros de la psiquiatría moderna, dijo el doctor Guillermo Soberón al presentar la designación del premio.
Ramón de la Fuente, en su quehacer cotidiano de más de seis decenios, ha sido maestro de muchas generaciones en distintos niveles; ha intervenido en diversos órganos universitarios cuyas decisiones van dando curso y forma a la función docente; de 1970 a 1980 fue miembro de la Junta de Gobierno de la UNAM; ha creado y dirigido distintas instituciones del sector público y del privado; fundó la Asociación Psiquiátrica Mexicana y el Consejo Mexicano de Psiquiatría; dirigió el Consejo de Salubridad General; creó el Instituto Nacional de Psiquiatría, que en la actualidad es número uno en América Latina y se equipara a los mejores del mundo; su intensa actividad académica ha dado lugar a una extensa obra escrita, y ha sido merecedor de múltiples reconocimientos al que se suma éste.
La ceremonia, estuvo presidida por los doctores Julio Frenk, secretario de Salud; Antonio López de Silanes, presidente del Consejo directivo de la Fundación Mexicana para la Salud; José Narro Robles, director de la Facultad de Medicina, en representación del rector de la UNAM, Juan Ramón de la Fuente; Guillermo Soberón, presidente emérito de Funsalud; Manuel H. Ruiz de Chávez, presidente ejecutivo de Funsalud, y Ramón de la Fuente Muñiz, quien agradeció la distinción, la cual se acompañó a un prolongado aplauso.
La labor que llevan a cabo los grupos de investigación en nuestro país ha sido una constante en el quehacer de la Fundación Mexicana para la Salud, dijo Antonio López de Silanes, quien además señaló que la esencia de los premios es acercar el conocimiento vinculando necesidades de salud al apoyo decidido del sector privado para fomentar y estimular la investigación que se realiza en México, por ello desde sus inicios a la fecha se han reconocido 48 grupos de investigación y seis personajes de la salud y la medicina mexicanas.
La entrega de estos premios, para las instituciones premiadoras, representa su confianza y deseo de apoyar más estrechamente el desarrollo de los conocimientos. En esta ocasión Laboratorios Silanes, Grupo Carso, Alfonso Robinson Bours, Elías Sourasky y José Santos hicieron posible las distinciones correspondientes a este año, expresó en su oportunidad Juan López de Silanes.
En 2003, el Premio Alfonso Ro-binson Bours en Educación Médica fue para el trabajo: Una aproximación a la evolución de la violencia en los cursos de especialización médica que se imparten en el Instituto Mexicano del Seguro Social, del doctor Jorge Carlos Herrera Silva y su grupo de trabajo, del Hospital de Especialidades Núm. 1 Centro Médico Nacional del Noroeste, Instituto Mexicano del Seguro Social, en Ciudad Obregón, Sonora.
El premio José Santos en Oftalmología se entregó a la doctora Gabriela Ortega Larrocea, egresada de la Facultad de Medicina, UNAM, y grupo de investigadores, del Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición Salvador Zubirán, por su trabajo Nested polymerase Caín reaction for Myco-bacterium tuberculosis in DNA detection in aqueous and vitreous of patients with uveitis; Achives of Medical Research, 34 (2003) 116-119.
Recibió el Premio Grupo Carso en Trasplante de Órganos y Tejidos, el trabajo Reduced-Intensity ítem cell transplantation in children and ado-lescents: The Mexican experience. Biology of Blood and Marrow Trasplantation 9:157-161 (2003), del doctor David Gómez Almaguer y colaboradores del Servicio de Hematología del Hospital Universitario de la Universidad Autónoma de Nuevo León.
El Premio Antonio López de Silanes en Promoción de Proyectos de Investigación en Diabetes, estímulo a investigadores jóvenes. fue para el trabajo Estudio de la participación de la mitocondria y la proteína p53 en la muerte de las células de insulina inducida por concentraciones elevadas de glucosa, de la doctora Clara Ortega Camarillo y grupo de trabajo, de la Unidad de Investigación Médica en Bioquí-mica, IMSS, Centro Médico Nacional Siglo XXI.
Para cerrar la ceremonia, en el marco de la Conferencia Dr. Manuel Martínez Baez, el doctor Pedro Arroyo Acevedo, colaborador desde hace diez años de Funsalud como coordinador técnico del Fondo Nestlé, explicó que la epidemia mundial de obesidad es resultado del desequilibrio de la estructura genética alcanzada por el hombre en el periodo paleolítico y el estilo de vida moderno. A lo largo de su exposición expresó que la alternativa para contender con ese problema desde una perspectiva de la salud pública es la prescripción paleolítica; es decir, volver a la nutrición, dieta y estilo de vida de los seres que vivieron en ese periodo.
De esta manera, señaló que la estructura genética del hombre se estructuró en el periodo paleolítico, la cual ha cambiado muy poco, sin embargo, esta estructura favorece el almacenamiento óptimo de energía y restringe el gasto energético en situaciones de escasez, lo cual explica la dificultad para perder peso y la facilidad para ganarlo.
Las conclusiones, dijo el experto en nutrición, es volver a la nutrición paleolítica, la cual consistía en: actividad física muy alta; su dieta estaba basada en el consumo de energía moderado, de fibra, muy alto, y, de grasa vegetal, muy bajo. En la actualidad, en los hombres modernos, las proporciones son contrarias y se observa —desde el advenimiento de la agricultura— una disminución energético-proteica y un alto consumo de energía, “más de lo que necesitamos”.

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