PREMIOS BIENALES FUNSALUD
Uno de los reconocimientos que entrega Funsalud este año fue
para un profesor emérito de la FM
El doctor Ramón de la Fuente Muñiz
recibió el Premio Elías Sourasky en Desarrollo Institucional
en Salud
La comunidad académica, las instituciones de salud
y el sector empresarial —que hace posible la labor de reconocimiento—
se reunieron en el Palacio de la Antigua Escuela de Medicina para atestiguar
la entrega de cinco reconocimientos Funsalud correspondientes al año
2003, en las áreas: desarrollo institucional en salud, educación
médica, oftalmología, trasplantes de órganos y
tejidos, y promoción de proyectos de investigación en
diabetes, así como la correspondiente conferencia Dr. Manuel
Martínez Báez que este año estuvo a cargo del doctor
Pedro Arroyo, coordinador del Fondo Nestlé, con el tema Panorama
de la nutrición y la salud en la última década.
En ésta, la trigésima entrega de los Premios Bienales
Funsalud, el doctor Ramón de la Fuente Muñiz, profesor
emérito de la Facultad de Medicina y director emérito
del Instituto Nacional de Psiquiatría, que desde hace cuatro
años lleva su nombre, fue merecedor del premio Elías Sourasky
en Desarrollo Institucional en Salud, por su destacada trayectoria que
va más allá de haber creado una infraestructura plural
y versátil para el impulso de la salud mental en el país,
y quien estableció la escuela psiquiátrica mexicana definiendo
los parámetros de la psiquiatría moderna, dijo el doctor
Guillermo Soberón al presentar la designación del premio.
Ramón de la Fuente, en su quehacer cotidiano de más de
seis decenios, ha sido maestro de muchas generaciones en distintos niveles;
ha intervenido en diversos órganos universitarios cuyas decisiones
van dando curso y forma a la función docente; de 1970 a 1980
fue miembro de la Junta de Gobierno de la UNAM; ha creado y dirigido
distintas instituciones del sector público y del privado; fundó
la Asociación Psiquiátrica Mexicana y el Consejo Mexicano
de Psiquiatría; dirigió el Consejo de Salubridad General;
creó el Instituto Nacional de Psiquiatría, que en la actualidad
es número uno en América Latina y se equipara a los mejores
del mundo; su intensa actividad académica ha dado lugar a una
extensa obra escrita, y ha sido merecedor de múltiples reconocimientos
al que se suma éste.
La ceremonia, estuvo presidida por los doctores Julio Frenk, secretario
de Salud; Antonio López de Silanes, presidente del Consejo directivo
de la Fundación Mexicana para la Salud; José Narro Robles,
director de la Facultad de Medicina, en representación del rector
de la UNAM, Juan Ramón de la Fuente; Guillermo Soberón,
presidente emérito de Funsalud; Manuel H. Ruiz de Chávez,
presidente ejecutivo de Funsalud, y Ramón de la Fuente Muñiz,
quien agradeció la distinción, la cual se acompañó
a un prolongado aplauso.
La labor que llevan a cabo los grupos de investigación en nuestro
país ha sido una constante en el quehacer de la Fundación
Mexicana para la Salud, dijo Antonio López de Silanes, quien
además señaló que la esencia de los premios es
acercar el conocimiento vinculando necesidades de salud al apoyo decidido
del sector privado para fomentar y estimular la investigación
que se realiza en México, por ello desde sus inicios a la fecha
se han reconocido 48 grupos de investigación y seis personajes
de la salud y la medicina mexicanas.
La entrega de estos premios, para las instituciones premiadoras, representa
su confianza y deseo de apoyar más estrechamente el desarrollo
de los conocimientos. En esta ocasión Laboratorios Silanes, Grupo
Carso, Alfonso Robinson Bours, Elías Sourasky y José Santos
hicieron posible las distinciones correspondientes a este año,
expresó en su oportunidad Juan López de Silanes.
En 2003, el Premio Alfonso Ro-binson Bours en Educación Médica
fue para el trabajo: Una aproximación a la evolución de
la violencia en los cursos de especialización médica que
se imparten en el Instituto Mexicano del Seguro Social, del doctor Jorge
Carlos Herrera Silva y su grupo de trabajo, del Hospital de Especialidades
Núm. 1 Centro Médico Nacional del Noroeste, Instituto
Mexicano del Seguro Social, en Ciudad Obregón, Sonora.
El premio José Santos en Oftalmología se entregó
a la doctora Gabriela Ortega Larrocea, egresada de la Facultad de Medicina,
UNAM, y grupo de investigadores, del Instituto Nacional de Ciencias
Médicas y Nutrición Salvador Zubirán, por su trabajo
Nested polymerase Caín reaction for Myco-bacterium tuberculosis
in DNA detection in aqueous and vitreous of patients with uveitis; Achives
of Medical Research, 34 (2003) 116-119.
Recibió el Premio Grupo Carso en Trasplante de Órganos
y Tejidos, el trabajo Reduced-Intensity ítem cell transplantation
in children and ado-lescents: The Mexican experience. Biology of Blood
and Marrow Trasplantation 9:157-161 (2003), del doctor David Gómez
Almaguer y colaboradores del Servicio de Hematología del Hospital
Universitario de la Universidad Autónoma de Nuevo León.
El Premio Antonio López de Silanes en Promoción de Proyectos
de Investigación en Diabetes, estímulo a investigadores
jóvenes. fue para el trabajo Estudio de la participación
de la mitocondria y la proteína p53 en la muerte de las células
de insulina inducida por concentraciones elevadas de glucosa, de la
doctora Clara Ortega Camarillo y grupo de trabajo, de la Unidad de Investigación
Médica en Bioquí-mica, IMSS, Centro Médico Nacional
Siglo XXI.
Para cerrar la ceremonia, en el marco de la Conferencia Dr. Manuel Martínez
Baez, el doctor Pedro Arroyo Acevedo, colaborador desde hace diez años
de Funsalud como coordinador técnico del Fondo Nestlé,
explicó que la epidemia mundial de obesidad es resultado del
desequilibrio de la estructura genética alcanzada por el hombre
en el periodo paleolítico y el estilo de vida moderno. A lo largo
de su exposición expresó que la alternativa para contender
con ese problema desde una perspectiva de la salud pública es
la prescripción paleolítica; es decir, volver a la nutrición,
dieta y estilo de vida de los seres que vivieron en ese periodo.
De esta manera, señaló que la estructura genética
del hombre se estructuró en el periodo paleolítico, la
cual ha cambiado muy poco, sin embargo, esta estructura favorece el
almacenamiento óptimo de energía y restringe el gasto
energético en situaciones de escasez, lo cual explica la dificultad
para perder peso y la facilidad para ganarlo.
Las conclusiones, dijo el experto en nutrición, es volver a la
nutrición paleolítica, la cual consistía en: actividad
física muy alta; su dieta estaba basada en el consumo de energía
moderado, de fibra, muy alto, y, de grasa vegetal, muy bajo. En la actualidad,
en los hombres modernos, las proporciones son contrarias y se observa
—desde el advenimiento de la agricultura— una disminución
energético-proteica y un alto consumo de energía, “más
de lo que necesitamos”. regresa...
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