Actividades culturales: Bajo el mural
Arte alternativo en la Facultad de Medicina
Performance de Pancho López
¡Hijo, tienes que acostumbrarte a la muerte! Si
estuviera viva, me la llevaba. ¿El diagnóstico de este
cuerpo está equivocado?..., como éstas y más expresiones
y reacciones de la comunidad de la Facultad de Medicina se generaron
durante más de dos horas, tiempo en el que se desarrolló
el performance “Muertes crónicamente anunciadas”,
de Pancho López, el pasado 17 de octubre dentro del marco del
ciclo cultural “Bajo el mural”.
Poco después de las 14:30 horas apareció Pancho con el
primer cuerpo envuelto en una sábana, del cual sólo se
asomaban los pies, que colocó al pie de la escalera ubicada debajo
del mural de Francisco Eppens. Paulatinamente apareció con otro
cuerpo y otro y otro, los cuales dejaba en diferentes puntos de la explanada
ubicada bajo el mural y parte de las rampas que conectan a los edificios
“A” y “B” de la FM. Cada vez que depositaba
uno un grupo de personas —entre estudiantes, niños y trabajadores—
rodeaban el cuerpo para leer la cédula que lo acompañaba.
Paco, de 27 años, murió a causa de intensos y violentos
golpes; Quetzal, de 21, murió asfixiada, atragantada por una
bolsa de plástico en la garganta; Vladimir, de 21, murió
de una sobredosis, por una obstrucción nasal; Lupita, de 27,
murió intoxicada, reacción alérgica; Enrique, de
27, acuchillado, le atravesaron el estómago y la garganta; Consuelo,
de 21, murió estrangulada, víctima de una violación;
Jesús, de 22, murió por suicidio. Éstos fueron
los muertos participantes.
¿Qué le pasó doctor?, ¿qué le pasó?...
Nada, se murió. ¡Pero cómo...! Es un performance...,
como una obra de teatro, responde entre dientes Pancho a una señora
blanca del susto al verlo cargando un cuerpo. Perdón, responde
ella. Así comenzó el relato sobre esta experiencia el
profesor del Taller de Performance Avanzado del Museo del Chopo, en
entrevista para este medio.
Comentó haber oído también burlas, como “ya
llegó la carne fresca” o “están desalojando
el anfiteatro”. Al rememorar su experiencia aseveró que
su presentación en la Facultad de Medicina fue retomar algunos
elementos de trabajo de los médicos, como los cuerpos, las enfermedades,
las deformaciones, las malformaciones, los problemas corporales de huesos,
la sangre, y presentar algunos casos ficticios o inventados, y agregó:
“Yo traje algunas cédulas y ellos escogieron su propia
muerte.”
Dijo que los participantes eran algunos conocidos y otros alumnos de
su taller, ellos están dispuestos a esta experiencia por un lapso
de hasta dos horas, y respecto a él convencerlos a apoyarle,
a someterse al esfuerzo de bajarlos, subirlos y cargarlos. “De
crear un momento visual, a romper un poco la cotidianeidad de la Facultad,
porque aunque aquí hay cuerpos y se tiene contacto con la muerte,
la muerte se trata como un elemento de aula.”
Respecto a la ambientación comentó que era generar una
controversia entre el estar vivo o muerto. Los cuerpos estaban vivos
y maquillados con talco para dar un aspecto de resequedad o carne tratada.
La vestimenta de él era una bata de paciente y no de médico
o cirujano. “No quiero hacerla de doctor, porque no lo soy, pero
he sido paciente y sé qué se siente, han muerto muchos
amigos míos y familiares, algunos se han suicidado, otros han
tenidos los problemas de la cédula, otros son inventados. Trato
de conjurar la realidad general con la específica en la Facultad
y relacionarlo con las festividades del Día de Muertos, como
una despedida a los amigos, exhibir cansancio, fatiga, dolor, sudor
e impotencia hacia esa experiencia. Obviamente todo esto se presta a
burla y risa, porque la gente no sabe de qué se trata y lo que
busco es generar ese momento visual. Como dicen algunos teóricos,
es el montaje de un momento plástico. Busco generar expectativa,
que la gente piense qué pasa; si se burlan es parte del juego,
nadie va a salir enojado o herido. La idea es jugar con el cuerpo como
elemento mismo, el propio y cómo de pronto se toma el cuerpo
como elemento indispensable para llevar a cabo una acción.”
— ¿De dónde surge esta idea?
“Es una idea mía y una invitación que me realizó
Octavio Moctezuma, el Museo Universitario del Chopo y el doctor José
Narro, quien está interesado en que en la Facultad se abran nuevas
propuestas y maneras de contacto con los estudiantes y el arte.
El también becado del Fondo para la Cultura y la Artes, Fonca,
y el Arte por Todas Partes del gobierno de la ciudad de México
explicó que el performance es una disciplina artística
que lleva desarrollándose en México desde finales de los
setentas y en los ochentas surgió el término performance
art, palabra que conjuga todo lo que no cabe en otras disciplinas.
“El
performance es un híbrido, una disciplina donde hay elementos
de muchas áreas, como la pintura, la danza, el teatro, y que
juntas se les puede poner el nombre de performance. Son propuestas donde
se conjugan ideas individuales con algunas temáticas sociales
o políticas.”
Su carrera surgió en 1995 en talleres con maestros nacionales
y extranjeros de performance. Trabajó tres años en el
X Teresa Arte Actual como asistente de curaduría y desde el año
2000 trabaja en el Museo del Chopo impartiendo el taller de performance
y en el Museo Carrillo Gil. Ha asistido y participado en festivales
nacionales e internacionales. Actualmente organiza el Segundo Encuentro
Nacional de Performance Magia, que se llevará a cabo en marzo
en la Universidad Autónoma de Ciudad Juárez, en conjunción
con el Chopo. Además de estudiar comunicación en la Facultad
de Ciencias Políticas y Sociales coordinó el número
45 de la revista Generación.
Comentó que su interés por el performance nació
un día que se encontró uno en la calle, lo “enganchó”
y le gustó, por lo que desde ahí comenzó a asistir
a festivales en México, y después al Festival Internacional
de Performance en Toronto, Québec, Montreal y Nueva York, en
busca de información, de personas, de lecturas y videos.
Si te interesan estos temas puedes consultar la página www.fuga.com.
mx/museodelchopo o escribirle al correo: performance001@hotmail.com
Experiencia de los espectadores
Gabriela y Yésica Patiño, de los grupos 3322 y 3313, respectivamente,
comentaron que desconocían este espectáculo, además
de que sus actividades se desarrollan ya en hospital, y vinieron por
libros, les agradó y opinaron que esto “hacía falta
en la Facultad”.
“De inicio mi reacción fue no espantarme, al contrario,
analicé lo que estaba pasando. Creo que estamos bastante acostumbrados
a estas cosas y qué bueno que se hagan este tipo de representaciones,
porque es otra manera de aprender. Independientemente de lo que estudiamos
en la Facultad, es una forma de afrontar la muerte, porque es algo que
nos cuesta mucho trabajo a todos.”
Gabriela Blanco Hernández, del grupo 3112, Tania Rodríguez,
del 3102, y Bárbara Figueroa, del 3102, dijeron que al ver un
bulto se acercaron. “Vimos sus movimientos respiratorios y supimos
que no estaba muerto, cuando vimos que eran más pensamos que
se trataba de otra cosa. Nos causó morbo aunque trabajemos con
pacientes y cuerpos.
Mariana Rivero Benítez, residente de anestesia, de momento se
quejó porque los datos de la cédula sobre la muerte de
Vladimir eran ridículos médicamente. Al enterarse de que
era una actividad cultural, expresó su felicitación al
doctor Arturo Ruiz por promover actividades entre los estudiantes y
expresó: “Se ve que las autoridades se están preocupando
por la gente de la Facultad, un aplauso.
“Qué bueno que se hagan este tipo de actividades, ya que
el médico muchas veces conoce su área y tiene poco conocimiento
en cultura.”
Respecto al performance comentó que los médicos están
acostumbrados a ver cadáveres y la reacción no es impactante,
pero aún así le gustó y pidió que de ahora
en adelante se difundan más estas actividades.
Por su parte, Javier Ordóñez, del grupo 2232, terminó
siendo participe de la acción. Al ver a Pancho fatigado y cansado
cuando estaba tratando de subir al penúltimo cuerpo, se acercó
a ofrecerle ayuda, y dijo: “Fue una actividad interesante, las
personas que actuaron lo hicieron bien, al grado de que realmente parecía
que no respiraban, era difícil localizarles el pulso..., parecían
casos reales de no ser porque no había sangre, pero por todo
lo demás fue realista.”
Con relación a la actividad comentó que le parece buena
idea, porque ayuda a entender lo que podemos llegar a encontrar en la
vida diaria, las cosas que llegan al anfiteatro, que son como estos
suicidios, balazos, gente que fue asesinada y no se identificó
nunca.
“No sabía de la actividad. Supongo que es una simulación
de algo.”
— ¿Qué pasó?, ¿por qué terminaste
participando?
“Vi al muchacho que estaba muy cansado y me decidí a ayudarlo.
Ya sabía que era algo actuado, pero lo que me sorprendió
fue la reacción de mis compañeros hacia los de la misma
Facultad que estábamos participando. Comenzaron a agredirnos
y eso no me pareció, que nos respeten.
— ¿Por qué los agredieron?
“Comenzaron a gritar y decir que cuál era la imagen que
queríamos dar a la Facultad, que si era nuestra imagen de médicos,
que si nuestras bromitas estúpidas iban a alcanzar un fin...
y me gustaría decirles que se informen.”
Jóvenes participantes
Vladimir
Cortés: A mí me gustó todo lo que se generó
por parte de las personas. Hubo niños, llegaron a patearnos o
a hacernos cosquillas, los mismos trabajadores decían “ahí
está Manuel muerto”, ja ja... como que en cada persona
las sensaciones que se generaron fueron diversas. Chavas que decían
tener miedo de acercarse, llegaban las amigas y les decían “no
está muerto, respira”, y nosotros tratando de aguantar
la respiración. Fueron muchas las impresiones y eso es lo que
me gusta, y sobre todo en esta Facultad donde una joven decía
“si nosotros convivimos con muertos, cómo nos pueden dar
miedo”. Me cansé demasiado, me dolía la espalda
y tenía frío.
Quetzal Belmón: A mí se me hace interesante observar la
reacción de la gente, los que participamos podemos identificar
dos tipos de situaciones, una por parte del ejecutante y otra por parte
de los observadores, porque no era un público de gente que supiera.
Llegamos a un espacio no a invadir sino a trabajar. Es interesante ver
las reacciones que la gente puede tener y que nosotros a la par escuchamos,
porque de pronto llegan y te tocan. No ves quién te toca y de
pronto a las mujeres pasó que nos decían: “Si no
estuviera muerta, ahora que despierte me la llevo.” A una compañera
le decían: “¿Quieren ver cómo revivo a los
muertos?” Es interesante porque puedes ver el folklore que hay
en cada lugar y es también es una prueba para nosotros el hecho
de estar inmóvil tanto tiempo y experimentando.
Francisco González: Lo que escuché lo definiría
como morbo, no ver rostros y oír sólo las voces, te hacían
cosquillas, te jalaban, llegó un momento en que un grupo de jóvenes
comenzó a debatir si estaba muerto o no, como ensayando su clase
de medicina y yo dije ¿qué es esto?
Cristina Vargas: Es interesante ver las reacciones que genera el performance,
pero muy en especial en el grupo de estudiantes de medicina. Se cuenta
con una imagen estereotipada de ellos porque se dice que es una carrera
muy matada y esto es una expectativa doble, porque el saber que ellos
no tienen un acercamiento a este tipo de actividades culturales en comparación
a otra carrera y su comportamiento demostró que están
ansiosos de actividades de este tipo, no tienen acercamiento y siento
que esto fue una oportunidad para acercarlos.
En este tenor de invitaciones y dentro del ciclo de actividades culturales
“Bajo el mural” se presentó el 31 de octubre otra
serie de performance llamada Re-Acciones Médicas, donde participaron
Thereza López, Alejandro, Édgar Ávila, Alejandro
Rosas, Fernando Sanabrais, Mictlantecuhtli, Ariadna Orozco, Francisco
González, Arael, Quetzal Belmón, la Chica Dragón,
Toti, como invitado especial Rubén Velásquez y coordinados
por Pancho López. Todos ellos trabajaron con los temas muerte,
medicina y curación, bajo la idea de tomar la temática
que tiene que ver con los alumnos de medicina y trasformarlos a propuestas
artísticas.
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