Gaceta
Facultad de Medicina UNAM
10 de noviembre 2001


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Foro: La formación del médico general en México

Entre las propuestas predominó la necesidad de incentivar la labor del médico general

“El médico general es un egresado de la licenciatura de medicina con autorización formal para ejercer su profesión, y su objetivo de atender los problemas de salud de mayor prevalencia. Entre las funciones que debe cumplir destaca la promoción de la educación sanitaria de la población, además de mantenerse permanentemente actualizado y apto para desempeñar su labor y, según sus intereses, desarrollar su potencial para convertirse en especialista”. Así fue como el doctor Alberto Lifshitz definió al médico general al dar apertura a los trabajos del foro: “La formación del médico general en México”, que tuvo como escenario el auditorio de la Academia Nacional de Medicina y que enlazó de manera simultánea a través de videoconferencia al Instituto Nacional de Psiquiatría “Dr. Ramón de la Fuente”, el Instituto de Salud Pública de la Universidad Autónoma de Querétaro, la Facultad de Medicina y el Centro de Ciencias Físicas de la UNAM con sede en Cuernavaca, Morelos.

En el foro, integrado por cinco mesas de discusión, intervinieron con planteamientos los doctores Alejandro Cravioto, Enrique Ruelas Barajas, Jesús Kumate, Tomás Barrientos Fontés en representación del doctor Manuel Velasco Suárez, y el licenciado Javier Ruiz Larios que sustituyó la ponencia del doctor Gustavo Nigenda, entre todos analizaron algunos aspectos del ejercicio profesional del médico general.

¿Por qué y para qué los médicos generales? Así se denominó la primera mesa de discusión, en donde el doctor Jesús Kumate planteó que, en la actualidad, de las escuelas de medicina se gradúan anualmente más de 6 mil estudiantes, los cuales ostentan el título de médicos cirujanos. Tiempo atrás egresaban como médicos cirujanos parteros, y la razón por la que se define médico general se debe a que la profesión tiene que ser una y debe empezar por el conocimiento general de todos los órganos y sus sistemas.

La función que debe desempeñar el médico general está definida históricamente en la reunión internacional de Atención Primaria de Salud llevada a cabo en Alma Ata en el año de 1978. El documento explica que la atención primaria de salud es esencial, que forma parte integral tanto del sistema sanitario de cualquier país como del desarrollo social y económico de la comunidad. Representa además el primer nivel de contacto de los individuos, las familias y las comunidades con el sistema nacional de salud. Asimismo, la atención primaria se dirige a los principales problemas sanitarios de la comunidad, y para ello, proporciona y promueve servicios preventivos, curativos y rehabilitadores. La atención primaria incluye la educación sobre los problemas sanitarios prevalentes y los métodos para prevenirlos y controlarlos; promueve el suministro de alimentación y correcta nutrición, así como el adecuado suministro de agua potable y saneamiento básico; asistencia maternal e infantil, que incluye la planificación familiar, la inmunización contra las principales enfermedades infecciosas, la prevención y el control de las enfermedades endémicas locales; apropiado tratamiento de las enfermedades comunes y los traumatismos, y la provisión de los medicamentos esenciales.

En cuanto a las enfermedades que maneja el médico general mexicano, el doctor Kumate señaló que de acuerdo con un registro elaborado por el Sistema Nacional de Vigilancia de la SSa, éste atendía en el año 2000 enfermedades de vías respiratorias como neumonía, bronquitis, tuberculosis, etcétera, las cuales se encontraban en el primer lugar de la tabla; le seguían las enfermedades diarreicas, las helmintiasis, la hipertensión arterial, el asma, la diabetes y en séptimo lugar se situaban casos de intoxicación por animales ponzoñosos. Afirmó que a nivel de los servicios había 250 millones de consultas al año, los ingresos hospitalarios oscilaban alrededor de 5 millones y medio, 3 millones de cirugías, y un millón 7 mil nacimientos, de los cuales, el médico general atendía 500 mil.

¿Hacia dónde se dirige el ejercicio profesional del médico general? Fue la temática presentada en la segunda mesa por el doctor Enrique Ruelas, quien explicó que en la actualidad existe un incremento constante de exigencia de la población hacia los médicos y el sistema de salud en su conjunto, además de una explosión de conocimiento con una producción científica importante que ha llevado a la medicina a la especialización, lo que ha provocado un proceso de deformación y desintegración del ejercicio profesional del médico general.

El doctor Ruelas destacó que este profesionista es una pieza fundamental de cualquier sistema de salud en el mundo moderno, el cual no debe asumir un rol distribuidor al entregar a los pacientes a los especialistas, sino tener una función integradora. Por lo tanto, concibió al médico general con una visión más amplia del enfoque clínico: “Necesitamos reforzar su visión epidemiológica, su visión sistémica y su concepción ética del ejercicio profesional”, manifestó.

Con el propósito de elevar la labor del médico general, el doctor Ruelas propuso la creación de incentivos, de una estrategia de “reposicionamiento” de su imagen; un mejor y mayor control de la producción de médicos que tiene que ver con el ámbito educativo, por lo que consideró necesario enfocar mejor la educación y reforzarla sobre todo en las escuelas de medicina que no cumplen con los criterios mínimos de calidad para formar médicos. “Todo esto puede quedar en buenas intenciones si no se concreta en un plan de acción. Este plan estratégico tiene que ser producto de un ejercicio de participación múltiple, necesitamos el esfuerzo de las instituciones educativas, de la ANM, de la Asociación Mexicana de Facultades y Escuelas de Medicina (AMFEM) y de las autoridades de salud”, expresó.

Por su parte el doctor Alejandro Cravioto, al abordar el tema: ¿Qué tipo de médico general se debe formar?, hizo hincapié en que las nuevas generaciones de estudiantes han tenido una formación académica más completa en comparación con las que les han antecedido, porque el vertiginoso avance del conocimiento científico ha permitido el surgimiento de nuevos conceptos que se han sumado a la práctica médica, como es el caso de la bioética o la deontología.

En ese sentido, el doctor Cravioto dedicó su exposición a hablar acerca de una agencia denominada “The China Medical Board” que tuvo su origen en 1914, la cual pertenece a la Fundación Rockefeller y se dedica a integrar grupos interesados en problemas de educación médica.

El doctor Cravioto explicó que la agencia formó, hace cinco años, el Instituto Internacional de Educación Médica (IIME), que tiene su sede en la ciudad estadunidense de White Plains, en Nueva York, y su principal objetivo es planificar una serie de requerimientos esenciales que deben tener los graduados de medicina de cualquier escuela del mundo. Se definieron siete aspectos: El primero de ellos se refiere a la base moral que debe poseer el egresado de medicina, además de acumular una serie de habilidades y destrezas. El segundo criterio plantea que el médico tenga una sólida formación en lo que se refiere a las bases científicas de la medicina o los conocimientos básicos de lo que son los principios de salud y de enfermedad. El siguiente tiene que ver con la capacidad de comunicación que debe desarrollar el profesional de la medicina con su paciente, además de relacionarse con la familia de éste, la sociedad y los medios de comunicación. El cuarto aspecto se refiere a que la formación clínica del médico debe ser dentro de un sistema tutorial con el propósito de desarrollar las destrezas clínicas. Incorporar en la carrera de medicina los conceptos de salud pública, salud poblacional y qué son los sistemas de salud, para que logre asimilar e identificar los problemas de la población donde se desenvuelve. El sexto criterio es fomentar la educación continua que desarrolle el autoestudio y la autoenseñanza en el médico. Y por último que tenga claro el concepto de metodología científica como parte de la base de la medicina y de su actividad clínica.

“Si logramos que nuestros egresados cumplan con estos requisitos, tendremos un médico capacitado para enfrentar tres cosas fundamentales: una relación adecuada con el paciente bajo una ética clara, una capacidad de información básica y clínica y, sobre todo, la capacidad para la autoenseñanza”, concluyó.

Al hablar en su tema de ¿Cuántos médicos generales se deben formar?, el sociólogo Javier Ruiz Larios dio una serie de cifras que indican la cantidad de médicos generales que existen en nuestro país. Al presentar cifras del año de 1999 afirmó que en el sector público existían un total de 55 mil 782 médicos y en el sector privado de 9 mil 260. En la SSa se encontraban, en 1999, 13 mil 239 médicos generales contra 14 mil 115 especialistas; en el sector privado había 9 mil 260 médicos generales y 50 mil especialistas. En el IMSS el número de médicos especialistas rebasa por cerca de 2 mil al número de médicos generales, el total de éstos era de 13 mil 978 y el de especialistas de 15 mil 463.

El licenciado Ruiz Larios consideró necesario mantener un balance en la calidad y cantidad de los médicos generales, además de certificar escuelas de medicina, mejorar la calidad de la formación en pregrado, legitimar la función del médico y mejorar sus condiciones de empleo.

Con respecto a ¿Cuál es la responsabilidad social de las escuelas de medicina en la formación de médicos generales?, el doctor Tomás Barrientos, en representación del doctor Manuel Velasco Suárez, manifestó que los sistemas médicos actuales están exigiendo que los médicos de primer contacto sean personas conocedoras de la profesión médica y posean además una fuerte formación científica, un gran compromiso humanístico ético que les permita proponer soluciones a los problemas de salud de sus pacientes y de su comunidad.

Al referirse al sistema educativo en ciencias de la salud, el doctor Barrientos dijo que los programas de educación superior en medicina constituyen 12 por ciento del universo de la educación superior en México. “Estos programas no deben ser considerados como sistemas cerrados, por el contrario, tienen una determinación directa de parte de las necesidades sociales que justifican sus existencia”, apuntó. Además, los egresados de los programas deben dar respuesta a las necesidades que originaron a los mismos programas. “La formación universitaria de nuestros médicos generales deberá contribuir a la mejor convivencia humana, proporcionando los elementos que robustezcan en el educando su capacidad de aprecio a la dignidad de la persona y a la integridad de la familia, y fortaleciendo a la sociedad”, enfatizó.

Finalizó señalando que el servicio social que realizan los pasantes de las carreras del área de ciencias de la salud es fundamental en su formación académica, por lo que es necesario un programa y una supervisión que permitan al pasante el apoyo indispensable en la solución de problemas profesionales a los que por primera vez se enfrentan en la práctica médica. “Es sustantivo que el servicio social se realice en condiciones favorables para el desarrollo y enriquecimiento de los estudiantes”.

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