La enseñanza de la anatomía a partir de 1833 hasta finales del Siglo XIX El periodo histórico que ahora nos ocupa está caracterizado también por las constantes luchas internas en nuestro país, las intervenciones norteamericanas y francesas, los cambios continuos de gobierno que no permitieron una estabilidad económica, política y social, lo que redundó en la enseñanza superior que, aunque siguió subsistiendo, fuera de manera difícil y precaria. Recordemos que el primer cambio significativo en la enseñanza médica se dio en la promulgación del movimiento de reforma el 23 de octubre de 1833, por parte del vicepresidente de la República Valentín Gómez Farías, quien creó los Establecimientos de Enseñanza-Superior. El Establecimiento de Ciencias Médicas tuvo como sede el Antiguo Convento de Belén, siendo su primer director Casimiro Liceaga, vicedirector José María Benitez y como secretario el cirujano Pedro Escobedo. Por la Ley del 23 de octubre de 1833 se crearon diez cátedras, entre las cuales aparecía Anatomía General, Descriptiva y Patológica. Los estudios correspondientes a Anatomía General se referían a los que nosotros conocemos con el nombre de Histología; es decir, en forma particular se ocupaba del estudio de los tejidos y los humores, la Anatomía Patológica buscaba los cambios morbosos de los órganos por efecto de las enfermedades; la Anatomía Descriptiva, dada la influencia de la escuela francesa imperante, era el estudio detallado de los diferentes órganos que constituyen los sistemas, donde se hacía énfasis en el conocimiento del nombre, situación, forma, volumen, peso, color, consistencia, relaciones recíprocas entre sus tejidos íntimos y los colindantes. El 27 de noviembre de este mismo año fueron nombrados los primeros profesores y las clases dieron principio en diciembre, con un Plan de Estudios integrado por nueve materias, en que la Anatomía sería descriptiva y las clases tendrían una duración de una hora, apoyándose en el libro de texto de Maygrier; el primer profesor asignado fue Guillermo Cheyne, quien nunca ocupó la plaza, por lo que fue sustituido temporalmente por Salvador Rendón, que era egresado de la Escuela de Cirugía y fue nombrado prosector de Anatomía el 27 de noviembre de 1833. En 1834 el presidente de la República Antonio López de Santa Ana ordena que se restablezca la Universidad y sean clausurados los planteles creados, excepto el de Ciencias Médicas, que permanecería aunque sin el apoyo económico necesario del gobierno para sostenerse. Estando en el Convento de Belén se le nombra "Colegio de Medicina", el Plan de Estudios del 12 de noviembre de este año estaba integrado por nueve materias, entre las que estaba Anatomía y Medicina Operatoria, asimismo se restablece el Colegio de Cirugía, por lo que los instrumentos de anatomía son reclamados por éste y tienen que ser devueltos. Más adelante, el gobierno dispone que se desocupe el Convento, por lo que tienen que trasladarse al del Espíritu Santo en 1838; ahí, las clases teóricas son impartidas y las prácticas como la de Anatomía se dan en el Hospital de San Andrés. En 1839 los médicos nuevamente cambian de sede y ocupan el Colegio de San Idelfonso, posteriormente pasan al Colegio de San Juan de Letrán, el cual desocupan en 1847, debido a la invasión norteamericana, volviendo nuevamente a San Ildefonso. Una parte del Convento de San Hipólito es comprada al gobierno con los fondos reunidos por los profesores y es aquí donde empieza a funcionar nuevamente la Escuela de Medicina; no obstante, el gobierno enajena dicho convento y lo ocupa para cuartel, motivo por el cual tienen que volver nuevamente a San Ildefonso, lugar en el que permanecen por muy poco tiempo para finalmente establecerse en 1854 en el edificio que ocupó el tribunal del Santo Oficio, lo cual se logró nuevamente gracias al entusiasmo de profesores y alumnos, que colaboraron con su esfuerzo y sacrificio para lograrlo, además de la ayuda económica que aportaron. De 1834 a 1838 ocupó la cátedra de Anatomía el doctor Luis Jecker, de origen suizo y radicado en México, quien impartió sus clases con dedicación y esmero, dedicó todo su esfuerzo en ese periodo en que la sede del Establecimiento de Ciencias Médicas cambió constantemente de lugar. En 1836 formó parte de la Academia de Medicina de la que fue su presidente en 1838, año en que tuvo que abandonar el país debido a la expulsión de los franceses del territorio nacional, al salir a su destierro donó su biblioteca particular, retorna en 1840 a México, para finalmente regresar a Francia donde muere. Posteriormente se reforma el plan de estudios, la cátedra de Medicina Operatoria se separa de la Obstetricia y pasa a formar parte de la de Anatomía, dando entonces origen a la cátedra de Anatomía y Medicina Operatoria. En esta cátedra se daba especial relevancia al estudio de las estructuras macroscópicas, interrelacionando cada órgano del cuerpo humano y, en particular, se enfatizaba sobre la disección, esto quiere decir que se aprendía solamente lo que mostraba el disector. La Anatomía Descriptiva se desarrollaba mediante un método que estudiaba cada sistema, se hacía un estudio detallado de los diferentes órganos que conforman cada uno de ellos. Las clases de anatomía se impartían en el Hospital de San Andrés, pero con tantas interrupciones las demostraciones eran difíciles y los estudios se basaban sustantivamente en la teoría, ya que el material para las prácticas era escaso. Don Leopoldo Río de la Loza describe las características del anfiteatro donde se llevaban a cabo las disecciones en el Hospital de San Andrés de la siguiente manera: "Para llegar al Anfiteatro, amplio y bien ventilado, pero de paredes y ventanas sucias, se atravesaba un patio lleno de maleza. El local sólo tenía la silla del profesor, una mesa para colocar el cadáver y la gradería de los alumnos. Antes de empezar las disecciones se colocaba el cadáver con la cabeza saliendo de la mesa y abajo se ponían yerbas recogidas del patio y se les prendía fuego para quemar los cabellos y los piojos...". En el año de 1835 se separó la cátedra de Operatoria de la de Anatomía, en los años siguientes las modificaciones a los planes de estudios volverían a retomar la unión de dichas cátedras a más de agregar o disminuir el cuadro de materias. Cabe destacar que en los diferentes planes de estudio la Anatomía siempre apareció como parte de las materias básicas y en los primeros años de la carrera. En este tiempo se utilizaban para esa cátedra los libros de Xavier Bichat, Charles Bell y Jean Cruvelhier. En 1838, el doctor Casimiro Liceaga presenta el Plan de Enseñanza Médica, en algunos de sus artículos encontramos lo que se refiere a la cátedra de Anatomía, la cual aparecía con Medicina Operatoria y debería impartirse cada tercer día, excepto el primer año en el que los estudiantes asistirían un día a la cátedra de Anatomía y otro a la de Fisiología e Higiene. Los profesores de otras materias contaban con un sueldo de mil 200 pesos anuales y los de Anatomía de mil 500 pesos. En el artículo octavo del Plan de Enseñanza Médica se señala que el catedrático de Anatomía debería nombrar cada mes a cuatro estudiantes de los más adelantados para ayudantes en las disecciones y operaciones, además de adiestrarlos en el manejo de los instrumentos; por otro lado, se hacía notar la necesidad de contar con un anfiteatro que reuniera las condiciones necesarias para la enseñanza. Entre 1841 y 1842 se vuelve a modificar nuevamente el Plan de Estudios, como consta en el ReglaMento de Estudios Médicos dado a conocer por Luis Gonzaga Vieyra en el que aparecen 11 cátedras entre las que está Anatomía Descriptiva y Elementos de Anatomía General. En su artículo quinto se refiere a los prosectores, cuyo sueldo era de 800 pesos anuales y cuya obligación era auxiliar al catedrático de Anatomía, preparar las lecciones en el cadáver conforme a las instrucciones del profesor y presidir y dirigir los ejercicios anatómicos de los alumnos. Desde la creación de la Real y Pontificia Universidad de México se instituyeron los concursos de oposición para poder acceder a ser catedrático, esta misma costumbre prevaleció en el Establecimiento de las Ciencias Médicas y en la Escuela Nacional de Medicina, la excepción fue durante los años de 1833 a 1847, en donde para ocupar 39 plazas vacantes de Anatomía, los profesores contratados fueron nombrados con carácter de "propuesto y aceptado", pero desde ese año y hasta 1889 hay constancias de que el personal docente logró los respectivos puestos por oposición. Dichas oposiciones tenían el objetivo de seleccionar a los profesores más competentes en la enseñanza de las materias que les confiaban. Este mismo mecanismo valía para proceder a hacer los nombramientos de los prosectores de Anatomía; es decir, ayudantes para las disecciones y ejercicios prácticos; para tal efecto, se realizaban las convocatorias correspondientes, se organizaba el jurado y se aplicaban pruebas tanto teóricas como prácticas durante tres días. En el primero, resolvían cuestionarios sobre la teoría de la Anatomía; en el segundo, se hacían dos o tres demostraciones en un esqueleto, donde se señalaban los componentes de la osteología, designadas por suerte en el acto y, por último, tenían que hacer una preparación anatómica sobre el cadáver bajo la vigilancia de uno de los jueces nombrados por el presidente del jurado. En 1843 se llevaron a cabo nuevas reformas en la enseñanza de la medicina dadas por el Presidente Antonio López de Santa Ana, aunado a esto hay que recordar que el constante cambio de sede de la Escuela Nacional de Medicina propiciaba que la enseñanza de la Anatomía y la Cirugía se dificultara al no contar con locales adecuados para instalar anfiteatros y salas de cirugía, y a la translación del equipo y los cadáveres necesarios. Cabe recordar la influencia francesa en los estudios médicos de la época, pues la mayor parte de los libros eran de ese origen y tanto médicos como profesores viajaban constantemente a Francia con el fin de actualizarse, entre los libros de texto utilizados en Anatomía tenemos: Antoine Bayle, Fred Blandin, Jamain Alexander. A través del análisis de las obras anteriores podemos decir que las clases de Anatomía eran totalmente detallistas, lo cual nos lo explicamos, ya que el ejercicio de la medicina en este tiempo se basaba en un examen propedéutico exhaustivo y en una cirugía precisa y rápida. Distinguidos profesores de este periodo son, entre otros: Rafael Lucio, Manuel Andrade, Francisco Ortega del Villar, quien fue director de la Escuela Nacional de Medicina y fundador de la Academia de Medicina e instaló laboratorios y anfiteatros; modificó el orden en el que se daba la materia dando simultáneamente Osteología y Artrología, Miología y Esplagnología, Estesiología y finalizando con Angiología y Neurología. Las lecciones eran orales y como se trataba de una anatomía descriptiva, el profesor tenía que mostrar las partes estudiadas para que los alumnos comprendieran mejor; siempre hacían cuestionamientos sobre la clase anterior con el objeto de obligar a los alumnos a un estudio constante para no olvidar lo aprendido. Asimismo, deberían turnarse para asistir a las preparaciones anatómicas para habituarse a ver cómo se hacían las disecciones y, más o menos, a mediados del año, se les obligaba a llevar a cabo preparaciones y de esta manera aprovechar las ventajas de la práctica. En estos años se dan grandes cambios en el estudio de la medicina, influenciados, como ya se denotó anteriormente, por la afluencia de obras e ideas nuevas provenientes de otros países y por la estabilidad que dio el tener una sede definitiva como fue el edificio del Tribunal del Santo Oficio. En los planes de estudio hasta 1859, se ubicó a la Anatomía durante los dos primeros años de la carrera, en donde en los dos primeros semestres se impartía conjuntamente con las cátedras de Fisiología, Higiene y Farmacia; en el segundo año con las de Fisiología, Patología Externa y Clínica Externa. Con el triunfo de la República, en 1867, durante el gobierno del licenciado don Benito Juárez, se dan nuevas reformas a la enseñanza, llega la influencia del Positivismo de Augusto Comte; representante de esta nueva filosofía es el doctor Gabino Barreda, quien funda la Escuela Nacional Preparatoria y los programas de estudio se inclinan por una orientación científica natural, abriendo aulas para la enseñanza clínica en los hospitales e intensificando la enseñanza de la anatomía sobre el cadáver. En este año se crea la cátedra de Anatomía Topográfica, la cual se hace necesaria ante el avance de la cirugía, su primer profesor fue el doctor José María Barceló y Villagrán; dicha cátedra tenía como antecedente a la Anatomía Descriptiva y así se integraban los conocimientos de esa materia con los de la cátedra de Operatoria, de tal manera que en el primer año de la carrera se impartía la cátedra de Anatomía Descriptiva y las prácticas de disección y, en el segundo año, Anatomía Topográfica y ejercicios prácticos. Las clases teóricas se complementaban en los textos y sobre todo en las disecciones, tal como lo podemos notar en el programa propuesto por el doctor Francisco de Paula y Chacón, quien ocupó la cátedra de Anatomía Descriptiva desde 1865 y se le dio en propiedad en 1869 y de 1870 a 1878 ocupó la de Anatomía Topográfica, siguiendo el libro de texto de Tillaux. El 15 de diciembre de 1897, el presidente de la República, Porfirio Díaz, emitió la Ley de Enseñanza Profesional, modificándose los planes de estudio, así, la carrera de medicina se cursaría en cinco años; durante el primero se impartía Anatomía Descriptiva y Farmacia Gelénica y el segundo, Anatomía General y Topográfica, utilizándose en esta última los textos de Velpeau, Berard y Morell. Para finales del siglo XIX la carrera se cursaría en seis años, llevándose en el primero Anatomía Descriptiva y práctica de disecciones y en el segundo la Topográfica, con sus respectivas prácticas. Podemos concluir que los estudios anatómicos durante este siglo tuvieron cambios sustanciales que culminan con un enfoque topográfico del cuerpo humano, lo que favorece que los estudiantes integren los conocimientos fisiológicos y patológicos que se dan en el hombre, situación que se ve enriquecida con los avances que se dieron simultáneamente en la cirugía y que permitieron que en el siguiente siglo se proyectaran esos conocimientos hacía la clínica y el florecimiento de eminentes médicos mexicanos. |