Biografía del doctor Manuel Carmona y Valle Dr. José Sanfilippo B. El último director de la Escuela Nacional de Medicina en el siglo XIX fue una figura polifacética y controvertida que incursionó en los diferentes aspectos socioculturales y científicos de su época, el doctor Manuel Carmona y Valle. Nació en la ciudad de México el 3 de marzo de 1832, heredero de una familia de rancio abolengo, la familia Sánchez Carmona, que se estableció en Nueva España a raíz de la Conquista. Cuando aún era muy pequeño, su familia se trasladó a la ciudad de Querétaro en donde realizó sus primeros estudios escolares. Cuando tenía diez años regresaron a la ciudad de México e ingresó al Seminario Conciliar, en donde cursó el bachillerato, que terminó en siete años con excelentes calificaciones. Ingresó a la Escuela de Medicina en el año de 1849, cuando ésta aún era trashumante; durante los cinco años de la carrera obtuvo las mejores calificaciones y primeros lugares; se graduó el 4 de diciembre de 1854 con un brillante examen profesional.
Un año más tarde, a los 23, el doctor Carmona viajó a París para continuar sus estudios médicos. Se matriculó en el Colegio de Francia, en donde permaneció diez años y adquirió los conocimientos más adelantados sobre oftalmología al lado del eminente médico Desimones. Al mismo tiempo asistía a los cursos de fisiología impartidos por el doctor Brown Sequard, al lado del cual efectuó los experimentos acerca de la influencia de la sección medular sobre la temperatura periférica. Regresó a México en 1865 con todo un bagaje de conocimientos y tecnología. En el campo de la fisiología no encontró las condiciones propicias para desarrollarla, puesto que la situación económica del país no lo permitía. Por eso se orientó hacia la oftalmología. En este campo son grandes las aportaciones que el doctor Carmona y Valle dio. Al parecer fue el primero en dar a conocer en México el oftalmoscopio, que había inventado Helmholtz recientemente, el cual permitió hacer diagnósticos, tratamientos y pronósticos de enfermedades oculares más acertados, simplificó su manejo y dio ciertas indicaciones para su uso. Por otra parte, ideó una teoría sobre la refracción del ojo; inventó un cuchillo de forma especial, que lleva su nombre, e inició varios tipos de intervenciones quirúrgicas para el tratamiento de padecimientos oculares, como por ejemplo, la extirpación de la catarata y la resección del maxilar superior. Fue el primer médico mexicano en hablar del infarto pulmonar, diferenciándolo de la neumonía lobar aguda, e inició los estudios para encontrar la etiología de la fiebre amarilla, del cólera y de las fiebres pulmonares, con los métodos de investigación más avanzados en su época. En 1866 inició su trayectoria dentro de la docencia cuando obtuvo la cátedra de fisiología sustentando un examen de oposición. Más tarde, en 1869, ganó la cátedra de clínica médica externa de la misma manera, puesto que ocupó hasta pocos días antes de morir. En 1877 fue nombrado por el gobierno, profesor de clínica interna. Su labor como director de la Escuela Nacional de Medicina fue muy destacada. Asumió el puesto en abril de 1886, a la muerte del doctor Francisco Ortega y Villar, y permaneció en él durante 16 años, hasta 1902, cuando lo sorprendió la muerte. Hizo importantes modificaciones al plan de estudios introduciendo varias asignaturas nuevas, como histología y microbiología, entre otras; volvió a implantar los exámenes de oposición para obtener cátedras, e inició los trabajos para instaurar la enseñanza formal de actividades anexas a la medicina, como la farmacia, la dentistería y la enfermería. En el terreno académico también tuvo una importante actividad, ya que fue de los miembros fundadores de la actual Academia Nacional de Medicina, la cual se constituyó el 30 de abril de 1864, como la Sección de las Ciencias Médicas de la Comisión Científica, Artística y Literaria de México, auspiciada por el emperador Maximiliano; poco más tarde se convirtió en Sociedad Médica de México (en diciembre de 1865) y en 1874 se conformó definitivamente en Academia de Medicina. Ocupó el sillón número cinco. Tuvo una destacada actividad en el seno de esta corporación, ya que fue secretario general en 1867 y presidente en dos ocasiones, en 1883 y 1892, tres años después pasó a la categoría de honorario. En las páginas de la Gaceta Médica de México encontramos innumerables artículos suyos. También fue presidente de la Sociedad Médica “Pedro Escobedo”. Asimismo presidió el Congreso Médico Internacional de 1862, y destacó en otros eventos del mismo tipo, de los que podemos mencionar el Primer Congreso Médico Panamericano, en donde desempeñó la vicepresidencia; fue delegado representante de México en los congresos médicos internacionales de Berlín, Roma y Moscú; representante de nuestro país en la Asociación Americana de Salud Pública; etcétera. Fue autor de varias obras médicas, entre las que se destacan: Mecanismos sobre la acomodación y refracción, La conjuntivitis exuberante, Estudio bacteriológico sobre la fiebre amarilla, Tratado sobre el infarto pulmonar, Estudio sobre la astenia deambulatoria, Parálisis de los adultos y el más famoso de sus trabajos: Lecciones sobre clínica. Ocupó disímbolos puestos en la vida pública de México. En el terreno médico fue director del Hospital de Jesús y presidente de la Junta de Beneficencia. En la actividad política destacó como senador de la República Mexicana en varias ocasiones y presidente del Ayuntamiento de la Ciudad de México. A pesar de todas estas actividades, el doctor Carmona y Valle no descuidó la práctica privada de la medicina, y se dice que por su consultorio desfilaba un sinnúmero de menesterosos para los que siempre tenía el diagnóstico preciso, así como la palabra de aliento. Pero también se podía encontrar a las grandes personalidades de la vida social, cultural y artística del siglo XIX. Don Manuel Carmona y Valle murió en la ciudad de México el 24 de octubre de 1902, a la edad de 70 años, después de una rápida enfermedad. En 1909 se erigió un monumento en su honor, con una recaudación que se realizó entre los profesores y alumnos de la Escuela de Medicina. La estatua se colocó en el centro de la Plaza de Santo Domingo, y actualmente se ubica en el Jardín de los Médicos, en la colonia de los Doctores, frente al Centro Médico Siglo XXI. |