Gaceta
Facultad de Medicina UNAM
25 de mayo 2001


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Simposio de la AMP

Violencia familiar: conducta que se hereda o se aprende

El doctor Juan Ramón de la Fuente, rector de la UNAM y vicepresidente de la Academia Nacional de Medicina, reconoció la labor de los pediatras y señaló que son ellos quienes han identificado y proyectado con mayor impacto el fenómeno de la violencia familiar, lo que significa un mérito indiscutible de la pediatría. Durante su participación en el simposio organizado por la Academia Mexicana de Pediatría al cumplir su quinto aniversario, el doctor De la Fuente enfatizó que con una percepción completa de este problema es conveniente tomar acciones efectivas que permitan resolver este fenómeno social.

Teniendo como escenario el auditorio de la Academia Nacional de Medicina, el doctor Arturo Loredo Abdalá, vicepresidente de la Academia Mexicana de Pediatría, explicó que la violencia ejercida en contra de los adultos, ancianos, mujeres y niños, puede ser considerada como una enfermedad médica y social, y en los últimos años ha presentado una emergencia muy notable en todos los países del mundo, por lo que es vista como un problema de salud pública. El médico pediatra manifestó que diversos grupos de profesionales de la salud, profesionales afines e incluso de la sociedad en general, participan en el desarrollo de campañas de concientización sobre el fenómeno. "La idea es hacerle frente desde distintos campos, es una tarea que implica precisar cuál es la situación de la violencia familiar en nuestro país, qué características envuelve el maltrato a los niños en este ámbito, establecer el tipo de violencia contra la mujer en el hogar, cuál debe ser la intervención del profesional de la salud mental en el tratamiento personal y familiar ante esta situación, y finalmente analizar si el conocimiento actual de la genética humana puede ayudar a entender más claramente el problema y con ello poder desarrollar acciones preventivas, que a su vez permitan resolver a mediano o tal vez a largo plazo esta patología", indicó.

Al hablar del fenómeno de maltrato a los niños, el doctor Loredo comentó que ejercer la violencia no tiene límites porque no se puede saber dónde empieza y dónde termina. Es un problema que estigmatiza a las víctimas y a las familias. Asimismo, consideró que los niños de la calle representan una clara prueba de violencia por el hecho de ser un fenómeno de privación social y emocional.

Con la presencia de miembros distinguidos de la Academia, entre los que se encontraban, además del rector De la Fuente, los doctores Julio Sotelo Morales, Emilio García Procel y Manuel Cardoso, la psicóloga Rosario Valdez Santiago señaló que el 8 de marzo de 2000 se publicó en el Diario Oficial de la Federación la norma oficial NOM-190-SSA1-1999, en la que se establece la prestación de servicios de salud y los criterios para la atención médica de la violencia familiar. Mencionó que esta norma oficial es el resultado del clamor de la sociedad por reglar los comportamientos de violencia al interior de la familia.

Valdez definió a la violencia familiar como el maltrato físico, psicológico y sexual o de abandono cometido por un miembro de la familia en relación de poder. Además, la psicóloga estableció diferentes tipos de violencia: el maltrato físico, en donde se emplean golpes en partes del cuerpo; el maltrato psicológico, caracterizado por humillaciones, agresiones verbales e intimidación; el maltrato sexual, que se presenta entre los miembros de la familia, y el abuso económico, que es un tipo de violencia en el seno de la familia, que se da sobre todo en adultos mayores.

Expresó que durante el periodo de 1989 a 1991, los casos por abuso sexual infantil ascendían a 29 mil 192, pero sin embargo señaló que muchos de ellos no son denunciados, por lo que esta cifra puede ser superior, "ya que en ocasiones las denuncias no llegan, en la gran mayoría de los casos, a los tribunales, por el temor de hacer público algo que se ha considerado privado".

Por su parte, el doctor Juan Manuel Sauceda García abordó la temática de la violencia familiar dirigida al menor desde las perspectivas de la salud mental. Señaló que al menos 16 mil niños y niñas son víctimas de la explotación sexual en México, muchas veces forzados o vendidos por sus propios padres, a quienes empuja la pobreza, pero además una minoría de ellos son víctimas de agresión de los maltratadores que sufren alguna enfermedad mental. "Los pacientes maniacos suelen ser agresivos en respuesta a provocaciones mínimas, el comportamiento violento ocurre en pacientes con trastorno de personalidad antisocial, y en este último caso, la violencia tiende a dirigirse no sólo hacia los demás, sino al mismo maltratador", comentó el médico psiquiatra.

Al hablar de la violencia contra la mujer en el hogar, la doctora Claudia Díaz Olavarrieta mostró los resultados de un estudio promovido por el Instituto Nacional de la Nutrición "Dr. Salvador Zubirán" para conocer un panorama acerca de la mujer maltratada en el hogar. El instrumento que se usó fue una encuesta -con un índice de respuesta de 70 por ciento de las mujeres-, la cual reveló que la baja escolaridad representa un factor de riesgo para que la mujer sea víctima de maltrato, porque ese sector no tiene acceso a un trabajo remunerado económicamente. Otro factor de riesgo lo representó la edad, la doctora Díaz afirmó que la muestra tenía una edad promedio de 40 años y se observó que las mujeres jóvenes tienen mucha más tendencia a reportar maltrato.

Tocó al doctor Antonio Velázquez Arellano cerrar la sesión al hablar de los aspectos genéticos de la violencia familiar, explicó que hay una influencia genética en casi todo lo que somos y todo lo que hacemos, por el hecho de existir un componente genético que permite el aprendizaje, todos los fenotipos complejos tienen uno

Aclaró el recientemente galardonado con el premio "Reina Sofia 2000", que hay tres clases de vías a través de las cuales opera la determinación de fenotipos complejos: la primera corresponde a la causalidad monogénica, en la que un alelo de un gen contiene un cierto genotipo, como en el caso del grupo sanguíneo ABO o de enfermedades como la hemofilia clásica; la segunda vía es la poligénica, que es necesaria para que en el fenotipo aparezca una cierta combinación o varias combinaciones alternas de diferentes genes; la tercera es la epigenética, que se extiende a múltiples interacciones entre genes y productos génicos y factores ambientales del entorno. "Los cambios epigenéticos, aunque no modifican la información contenida en el ADN, son hereditarios a escala celular y pueden pasar de una generación a la siguiente", explicó el doctor Velázquez.