Inmunopatogenia del Síndrome de Inmunodeficiencia
Adquirida (SIDA)
Dr. Jesús Kazuo Yamamoto Furusho*
Ante el interés del doctor José Sarukán, rector de la UNAM, y del doctor Alejandro
Cravioto por impulsar la investigación en los jóvenes alumnos de la carrera de médico
cirujano, la Gaceta publica trabajos de gran interés para la comunidad estudiantil,
como es el caso de Inmunopatogenia del Síndrome de Inmunodeficiencia Adquirida.
Inmunopatogenia del Síndrome de Inmunodeficiencia Adquirida (SIDA) es, en la
mayoría de los casos, una infección producida por el virus de la inmunodeficiencia
humana tipo I (HIV-1), retrovirus que pertenece a la familia de los lentivirus. El HIV-1
contiene diversas envolturas glucoproteicas, de ellas las más importantes son la
gp120, que se encuentra a nivel de la membrana externa, y la gp41, localizada en la
transmembrana. La primera tiene una elevada afinidad de unirse con la molécula
CD4+ en su región V1 de la célula huésped, principalmente los linfocitos T
ayudadores/inductores de la respuesta inmune celular; y la segunda, que se encuentra
involucrada en la fusión de la membrana celular y la introducción del material genético
viral a la célula huésped. Por ello, es importante conocer la función de cada uno de los
componentes virales y su relación con la respuesta inmune celular y humoral del
huésped infectado con HIV.
Durante la infección primaria el virus generalmente se incorpora al torrente sanguíneo,
depositándose posteriormente en los órganos linfoides, principalmente en los ganglios
linfáticos, en donde se multiplica produciendo una viremia. La célula T CD4+ y el
monocito son las células objetivo para el HIV; sin embargo, se ha observado que las
células dendríticas han demostrado ser eficientes transportadores o presentadores del
HIV a las células T CD4+, consistiendo su papel principal en la presentación
antigénica, además de acarrear los virus a los ganglios linfáticos en pacientes
infectados por HIV, dicho fenómeno se debe a que las células dendríticas expresan en
poca cantidad de CD4+. Conforme progresa la infección hasta una etapa avanzada,
se van a presentar diversas anormalidades de la respuesta inmune celular y humoral,
las cuales se mencionan a continuación:
A. Respuesta Inmune Celular. El principal trastorno consiste en la disminución
cuantitativa y cualitativa de los linfocitos CD4+ ayudadores/inductores; dentro de las
principales alteraciones se encuentran defectos en la clonación de células T y en la
formación de colonias eficientes, disminución en la expresión de receptores para la
Interleucina 2, deficiente producción de interferón gamma a la respuesta antigénica,
inadecuada respuesta de los linfocitos T cititóxicos por restricción del HLA clase I; así
como poca respuesta alogénica y capacidad ayudadora de las células B para
producción de inmunoglobulinas. En las células T citotóxicas CD8+ se ha visto un
incremento cuantitativo y una disminución cualitativa, caracterizada por un fenotipo
alterado consistente en la ausencia de la expresión del receptor CD25 de la
interleucina 2, además de la pérdida clonogénica potencial. Las células B presentan
alteraciones funcionales como el incremento de la producción y secresión de
inmunoglobulinas, por aumento en la liberación de Factor de Necrosis Tumoral alfa e
interleucina 6, que también presentan escasa respuesta a la estimulación antigénica.
En relación con los monocitos, macrófagos y leucocitos polimorfonucleares se ha
observado defectos en la quimiotaxis, escasa producción de interleucina 1,
alteraciones en la capacidad presentadora de antígeno y citotóxica, disminución de la
fagocitosis y de la actividad bactericida y, finalmente, la inhibición de la capacidad
migratoria por probables factores bloqueadores aún no determinados. Por último, las
células asesinas naturales presentan alteraciones consistentes en la disminución de la
capacidad lítica post-unión.
B. Respuesta Inmune Humoral. En los pacientes infectados por HIV se han apreciado
fenómenos autoinmunes, consistentes en la producción de autoanticuerpos contra
linfocitos y, en menor proporción contra plaquetas y neutrófilos; además, se han
descrito autoanticuerpos contra los componentes nucleares y citoplásmicos; por
ejemplo, los anticuerpos anticardiolipina; así como anticuerpos en contra de moléculas
del complejo Mayor de Histocompatibilidad clase II, que pueden interferir con la
capacidad presentadora de antígenos en ciertas células. En otros estudios se ha
descrito la formación de autoanticuerpos IgA contra la fracción ab de la IgG, donde
han encontrado que están asociados con una disminución de los linfocitos CD4+ y
en la progresión de la enfermedad, por lo que dichos anticuerpos sugieren jugar un
papel importante en la inmunopatogenia de los pacientes infectados con HIV. Por otro
lado, se ha descrito que pacientes con SIDA presentan hipergammaglobulinemia a
expensas de un incremento en la concentración de IgG, IgM e IgA. La IgA, que se
encuentra incrementada en las etapas iniciales de la infección, aunque disminuyen de
manera significativa en la etapa avanzada de la enfermedad. Otra alteración que se ha
visto es la formación de complejos inmunes circulantes y la activación de la vía clásica
del complemento.
Por lo anterior, es muy importante conocer la inmunopatogenia de la infección por HIV,
ya que nos puede proporcionar datos relevantes acerca de la progresión de la
infección, determinando diversos marcadores inmunológicos; conocer la respuesta al
tratamiento, así como determinar el pronóstico de la misma, toda vez que en la
actualidad el SIDA se ha convertido en un problema grave de salud pública, donde
todavía se encuentran numerosos aspectos por investigar para poder aclarar ciertos
aspectos de la inmunopatogenia del llamado mal del siglo.