Gaceta
Facultad de Medicina UNAM
10 de marzo 2002


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Seminario Permanente de Medio Ambiente y Salud


Expertos exponen sus puntos de vista sobre bioterrorismo

Congregar opiniones sobre temas de interés es el objetivo del Seminario Permanente de Medio Ambiente y Salud, por lo que en su sesión de febrero, reunió a expertos que abundaron sobre aspectos interesantes del bioterrorismo, especialmente con el caso de la bacteria del ántrax, motivado por los sucesos del 11 de septiembre en la Unión Americana.

En esta ocasión participaron los doctores Luis Soto Ramírez y Samuel Ponce de León Rosales, del Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición “Salvador Zubirán” (INCM y NSZ), y Carlos Eslava, investigador de la Facultad de Medicina, UNAM, quienes abordaron antecedentes del bioterrorismo, respuesta mexicana ante una guerra biológica y características del ántrax de laboratorio.

En lo que se refiere a los antecedentes del uso de armas biológicas en el mundo, el doctor Soto Ramírez, investigador titular del Departamento de Infectología del INCM y NSZ, enfatizó que se dio un uso intencional a la definición de bioterrorismo por la amenaza de utilización, ya sea de virus, bacterias, hongos o toxinas de organismos vivos, con objeto de producir enfermedad o muerte. Ese uso “además de dañar a los hombres, también puede causar el que se destruyan animales y plantas, porque se afectaría al ecosistema y al medio ambiente”.

Por otro lado, el investigador apuntó que los eventos de bioterrorismo son definidos de baja probabilidad; sin embargo, existen muchas formas de utilizar las armas biológicas, entre las más comunes: bacterias (ántrax, brucela, cólera, peste, etcétera), virus (viruela y encefalitis, entre otros) y toxinas (botulismo, estafilococo y micotoxinas).

Un aspecto importante que resaltó el investigador es la puesta en marcha de tratados, declaratorias y consensos, motivados por las posibles consecuencias que podrá ocasionar el uso de un microrganismo como arma biológica; por ejemplo, los resultados serían desastrosos si se usa la viruela, especialmente en poblaciones que no han estado expuestas después de la erradicación de ésta y otras enfermedades. Asimismo resaltó que otro aspecto fundamental son las fuentes de infección (respiratoria, gastrointestinal y dérmica) para definir cómo podría llevarse a cabo un ataque con armas biológicas.

Al referirse a los antecedentes del bioterrorismo, señaló que existen acontecimientos que datan del siglo XII. Es a finales del siglo XIX que se habla más de la existencia de agentes que causan enfermedades infecciosas y que por lo tanto se van a poder aislar, cultivar, purificar y utilizar como armas biológicas.

La bacteria de ántrax causa infección y en su forma severa puede ser mortal

Además, dijo que se tiene referencia de que entre la Primera y la Segunda Guerras Mundiales existen programas bien reconocidos de armas biológicas en la extinta Unión Soviética, Japón y el Reino Unido. Durante la Segunda Guerra Mundial, en los campos de concentración de los alemanes y también en los de los aliados, se desarrollaron bombas de ántrax.

Igualmente, pese a la declaratoria surgida en 1972 durante una convención de armas biológicas y tóxicas, siguen existiendo programas clandestinos como los de la Unión Soviética (Biopreparad y Vector), el primero ha dado cabida a 60 mil trabajadores, muchos de ellos científicos, y se ha encargado de ingeniería genética con objeto de aumentar la virulencia, la potencia de las toxinas, su capacidad de resistencia y sobre todo aerosolisarlos. Actualmente cuentan con un almacén aproximado de 30 toneladas de esporas de ántrax y 20 toneladas de virus de ébola. En 1992, se supo, por un desertor, que cuentan con misiles con cepas resistentes de ántrax y otros agentes, así como intentos que no han cesado de aerosolisar el VIH. También el investigador señaló que Vector es una organización patrocinada por los Estados Unidos.

Finalmente, indicó que desde el año 2000 se reconoce que existen 12 países que tienen armas biológicas, entre los cuales destaca Irak, que tiene cantidades masivas de toxina butolímica y esporas de Bacillus anthracis.

Al concluir su participación, el doctor Soto señaló que existen antecedentes de armas biológicas y sin embargo no lo hay de una que haya causado todo el amarillismo ocurrido desde los atentados en Estados Unidos.

En su oportunidad, el subdirector de Epidemiología Hospitalaria y Control de Calidad de la Atención Médica del INCM y NSZ, doctor Ponce de León Rosales, explicó que la respuesta de México ante una guerra bacteriológica sería difícil porque la infraestructura en microbiología es muy deficiente y si tuviéramos que enfrentar en este momento una situación insólita difícilmente tendríamos capacidad para reconocerlo.

Asimismo, explicó que después de los atentados terroristas del 11 de septiembre del año pasado en Estados Unidos, nuestro país asumió, a partir de octubre de 2000, una estrategia sanitaria consistente en un plan de emergencia, donde los médicos deben vigilar y atender pacientes que tengan una enfermedad infecciosa como resultado de un ataque bioterrorista.

Además, el doctor Ponce de León manifestó que en México, la Dirección General de Epidemiología es el organismo del sector salud responsable de coordinar todas las actividades de respuesta de un eventual problema de bioterrorismo.

También, al hablar del programa de contingencia, dijo que se enfoca principalmente a la vigilancia epidemiológica y a coordinar las actividades de diagnóstico en instituciones y para la población, así como desarrollar la capacidad de dar atención a los individuos que resultaran infectados.

Dijo que para la elaboración de este programa se organizó un grupo de trabajo en donde participó todo el sector salud y se convocó de manera inmediata a un grupo de epidemiólogos y de especialistas en enfermedades infecciosas que elaboraron un manual, en donde definieron lo que podía ser considerado como casos de bioterrorismo (cada una de las enfermedades que ya se reconocieron con anterioridad como potencialmente utilizadas para este fin) y se inició rápidamente una campaña de colaboración internacional, fundamentalmente con Estados Unidos y Canadá, tratando de llevar acciones concertadas y con el liderazgo de los Centros de Control de Enfermedades de Estados Unidos, para tener una vía establecida y asegurar los insumos que fueran necesarios, vacunas y apoyo tecnológico.

Cabe mencionar que el doctor Ponce de León resaltó que México cuenta con una estructura para identificar problemas infecciosos inusuales o graves: 17 mil lugares de primer nivel en el país, 133 unidades centinela y una red de laboratorios que se está tratando de mejorar continuamente.

Además, para los fines que se persiguen, se establecieron lineamientos para la vigilancia, la prevención y el control, la toma y el manejo de muestras asociadas a riesgos biológicos; así, guías para identificar padecimientos que pudieran sugerir esas situaciones. Asimismo, se inició un programa de capacitación inmediato en donde se congregó a los 32 encargados de vigilancia epidemiológica del país; esto se llevó a cabo con los 532 responsables de centinela que forman parte de una red hospitalaria de vigilancia en el país y con los 32 jefes de laboratorios estatales; así, el programa se comenzó a trabajar inmediatamente.

Al concluir, el especialista manifestó que es necesario mejorar la capacidad de estudio microbiológico, serológico y virológico de una gran cantidad de especímenes que no se estudian, toda vez que “los escenarios posibles son limitados, pero ciertamente posibles, y la situación geopolítica hace factible que súbitamente tuviéramos que enfrentar algo complicado. México ha de tener atención porque comparte una frontera amplia con Estados Unidos y podría ser atractivo para alguien introducir desde personas infectadas hasta agentes infecciosos, y seguramente las consecuencias serían compartidas”. También dijo que es importante que los médicos reporten los casos sospechosos a la Secretaría de Salud, y a la Dirección General de Epidemiología, así como contar con una estrategia legal que indique las rutas críticas que han de seguirse en caso de ataques biológicos.

Para entender el mecanismo de la bacteria del ántrax, que tanto impacto causó en el país del Norte, el doctor Carlos Eslava, profesor e investigador de la Facultad de Medicina, explicó que Bacillus anthracis es una bacteria esporulada y eso es lo que le da las características para ser utilizada como una posible arma bacteriológica; las esporas son estructuras de resistencia que permiten al microrganismo mantenerse en un estado de latencia, soportando condiciones adversas del medio ambiente y tratamientos con calor.

El también jefe del Laboratorio de Investigación del Departamento de Salud Pública de esta dependencia señaló que es un padecimiento que se asocia con animales, pero que puede afectar a humanos, y a partir de ello ocasionar problemas importantes de salud. El padecimiento data de mucho siglos atrás, se tienen antecedentes de su existencia desde la literatura romana, lo que permite entender que era un problema de salud que afectaba a los animales.

Además señaló que la bacteria es un microrganismo en forma de bacilo, no móvil, con una espora localizada centralmente. En estudios relacionados con el organismo se estableció que era una bacteria la que ocasionaba la enfermedad; por medio de diversas investigaciones se logró obtener una primera cepa vacunal para prevenir la enfermedad en los animales.

Dentro del género Bacillus, explicó el doctor Eslava, existen varias especies, algunas de las cuales son de interés médico, como anthracis. Un aspecto interesante de estos microrganismos es que la mayoría de los de este género son saprófitos, ampliamente distribuidos en el ambiente; es decir, se sabe que pueden vivir en cualquier suelo, con diferentes pH y temperatura, en aguas dulces o saladas; su distribución puede ser muy amplia y de ahí que se pueda escoger como un microrganismo para hacer una guerra bacteriológica. Es también reconocido como una de las formas de vida más resistentes que se han encontrado sobre la Tierra.

Por otra parte, explicó la forma en la que la bacteria pasa de inactiva a activa. Asimismo dijo que Bacillus anthracis, tiene por lo menos dos plásmidos que están relacionados con su virulencia; además el mecanismo por el que produce daño está relacionado con sus toxinas: antígeno protector, factor del edema y factor letal.

Al referirse a las formas clínicas del ántrax dijo que son tres: cutánea (más común y menos grave), por inhalación y gastrointestinal. El periodo de incubación es variable, depende de la dosis de esporas que se ingieran o inhalen, y la gravedad estará asociada con la cantidad de las mismas con las que se tuvo contacto. De manera que en cuanto a la primera, si no se administra tratamiento, tiene 20 por ciento de mortalidad y cuando se da un tratamiento con microbianos deja una mortalidad menor a uno por ciento.

La forma digestiva se caracteriza por un proceso inflamatorio de tipo agudo en el tracto del intestino, de la cual entre 25 y 60 por ciento de los enfermos son de gravedad. En cuanto al ántrax respiratorio, se ha considerado que se requieren entre ocho y 50 mil esporas para que se pueda producir un cuadro clínico, el periodo de incubación y la incubación están relacionados con el número de esporas, sin embargo, de los casos, de 86 hasta 97 por ciento suelen ser mortales.

Respecto a los síntomas, el investigador señaló que al principio son muy generales, no obstante progresan hasta ocasionar problemas importantes, por lo que el médico debe hacer un diagnóstico diferencial.

Al concluir su participación, Eslava señaló que Bacillus anthracis es muy resistente a condiciones adversas del medio ambiente, como calor, radiaciones ultravioletas o ionizantes, presión y agentes químicos, lo cual hace que sean difíciles de eliminar, por lo que el terrorismo esta amparado por el pánico que crea una amenaza de infección.

 

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