Entrevista
con el doctor Pelayo Vilar Puig
Nuevo titular de la Subdivisión
de Especialidades
A partir del pasado 2 de junio, el doctor Pelayo Vilar Puig,
penúltimo presidente de la Academia Nacional de Medicina, forma
parte de la División de Estudios de Posgrado e Investigación
como titular de la Subdivisión de Especialidades, en sustitución
del doctor Manuel de la Llata.
Continuando con nuestra tarea de dar a conocer a las personalidades
que integran a la comunidad de la Facultad, este medio informativo no quiso
pasar desapercibido este nombramiento, por lo que la Gaceta sostuvo
una entrevista con el doctor Pelayo Vilar Puig, espacio donde nos comentó
su labor dentro y fuera de la FM como especialista, docente y el reto al
que se enfrentará en su nuevo cargo.
La División de Estudios de Posgrado e Investigación
(DEPI) de la FM da servicio al 40 por ciento -más de 5 mil estudiantes-
del total de alumnos inscritos en toda la Universidad a nivel de posgrado;
es decir, que cuenta con más alumnos de los inscritos a nivel de
pregrado -cerca de 4 mil estudiantes-. La DEPI se divide en tres grandes
grupos: especialidad, maestría y doctorado; por lo que el doctor
Vilar comentó que el reto es grande ante la organización
de tan elevado número de estudiantes, a lo que se suma la responsabilidad
de la formulación de programas, ya que quien otorga los diplomas,
a pesar de realizarse los cursos en otras dependencias, es la Universidad.
``Por otro lado, tenemos que hacer un trabajo sustantivo e importante en
cuanto a la evaluación de los profesores; es decir, supervisar que
cuenten con los requisitos académicos mínimos para impartir
clases de nivel y supervisar la calidad de las sedes. Las instituciones
hospitalarias que solicitan su registro como sede universitaria para entrenar
a los alumnos en el campo médico deben contar con los suficientes
recursos materiales y humanos en su infraestructura. Todo ello constituye
las tareas de la subdivisión de especialidades, responsabilidad
que se me ha delegado y que lógicamente contiene un espectro muy
amplio de instituciones que tenemos que supervisar y apoyar, una gran gama
de estudiantes a los que desde luego tenemos que valorar su perfil académico,
si son o no aptos para ingresar a este sistema y, luego, ver si acreditan
o no. La responsabilidad de esta subdivisión es enorme, tanto por
la cantidad de instituciones, alumnos y profesores que cubre, como por
la importancia que tiene el formar buenos recursos humanos para el sector
salud''.
Cabe mencionar que el doctor Vilar es egresado de esta Facultad
y especialista en otorrinolaringología. ``Mi entrenamiento lo realicé
en algunos hospitales de México y durante algún tiempo en
la Gran Bretaña, en la ciudad de Glasgow, Escocia; ya como especialista''.
A su regreso del Reino Unido, ingresó a los servicios médicos
de Pemex donde creó e inició, por primera vez, un servicio
de otorrinolaringología en el Hospital Central Norte de Pemex, en
1967, ``hace exactamente 30 años -comentó al recordar el
hecho-; y, a partir de 1970, ingresé a la Facultad de Medicina como
profesor de pregrado, para después, en 1971, ser profesor de posgrado,
una vez que hube organizado y echado a andar el servicio de la residencia;
desde entonces, he formado médicos residentes en la especialidad
que he cultivado; primeramente en el Hospital Central Norte, durante 17
años, y después al inaugurarse el Hospital Pemex de Picacho,
donde igualmente organicé el servicio de otorrinolaringología,
por 13 años más, hasta mi jubilación''. Durante este
tiempo transcurrido, el doctor Pelayo Vilar ha contribuido a la creación
de una escuela otorrinolaringológica, al igual que a la formación
de un centenar de médicos especializados; de los cuales muchos de
ellos son grandes personajes de la otorrinolaringología nacional.
Como especialista ha sido presidente de la Sociedad Mexicana
de Otorrinolaringología; fue director del órgano oficial
de la Sociedad Mexicana de Otorrinolaringología, ``Revista de Otorrinolaringología
Mexi- cana'', durante seis años; ha sido miembro de la Junta de
Gobierno, en dos ocasiones, del Consejo Mexicano de Otorrinolaringología
-ór- gano que certifica a los galenos de esta especialidad-. Desde
hace 15 años pertenece al organismo de más alto rango del
país, con una historia de 140 años de vida que agrupa alrededor
de 460 especialistas de diferentes áreas en México: la Academia
Nacional de Medicina, de la cual fue presidente en 1996. Al respecto, el
doctor Vilar dijo: ``ocupar la presidencia de esta institución tan
prestigiada fue un gran honor, el cual terminó en noviembre del
año pasado. Recien- temente -continuó- también acabo
de dejar los servicios médicos de Pemex, pues ya han transcurrido
30 años de una actividad muy intensa. Ahora ocupo este cargo en
la subdivisión formando parte del equipo de colaboradores del doctor
Alejandro Cravioto, cosa que mucho me honra''.
Al preguntar si dentro de sus labores se ha desempeñado
como investigador, comentó que no estric- tamente, pero que sí
ha realizado investigación de tipo clínico, principalmente
sobre los problemas de la función de la trompa de Eustaquio -conducto
que comunica la nariz con el oído-, también ha trabajado
en el terreno de la microcirugía del oído y tratamiento de
enfermedades como la ortoesclerosis, enfermedades infecciosas del oído
y las malformaciones congénitas del mismo. Areas de conocimiento
sobre las que ha publicado artículos.
Cabe destacar que el doctor Pelayo Vilar Puig, antes de ser
titular de la subdivisión de especialidades, había sido miembro
del Consejo Interno de la DEPI y coordinador del Comité Académico
de Otorrinolaringología de la misma División; además,
recordó que durante la gestión del doctor José Laguna
fue miembro del Comité de Revisión Curricular de Maestros
que otorgaba la definitividad en la FM, ``básicamente mi actividad
en la FM ha sido fundamentalmente académica, tanto en el pregrado
como de posgrado, tareas que he realizado por 27 años''.
Oriundo de Barcelona, España; hijo de españoles
exiliados, llega desde muy pequeño a México, después
de la Guerra Civil. ``Mi padre era médico -comentó- y llegamos
a México cuando tenía alrededor de 11 años, para radicar
en Pachuca, la cual considero mi tierra chica. Ahí terminé
la primaria, la secundaria y la preparatoria, ¡fueron unos años
muy bonitos! donde aprendí a ser un buen mexicano''.
Al preguntarle qué recordaba de su época de
estudiante, recordó pertenecer a la segunda o tercera generación
de la Facultad de Medicina. ``Ciudad Universitaria estaba nueva, era un
campus extremadamente atractivo y hermoso. Pertenecí a la generación
del Plan Piloto que agrupaba estudiantes de alto rendimiento y contábamos
con profesores extremadamente capaces y dedicados. Guardo el mejor de los
sentimientos de esa época, porque teníamos los mejores maestros
del país y me tocó vivir el cambio. Eramos 300 alumnos que
se fraccionaron en tres grupos de cien. Recuerdo que fue un programa que
por muchos años tuvo vigencia y después se aplicó
al resto de los alumnos''. Aunado a estos recuerdos, comentó que
la facultad contaba con un ambiente muy agradable y que como siempre había
``los juguetones del fútbol'', ``creo que siempre han estado ahí
-dijo-, seguramente ahora son los nietos de los jugadores de aquella época;
es curioso observar cómo las actitudes humanas se repiten, pero
la Facultad siempre ha sido ese crisol donde coinciden tantas ideas y gente
de todos los estratos sociales, esa es la gran riqueza de esta Universidad''.
-En su opinión ¿cómo han cambiado las
generaciones?
``En todas las generaciones y en todos los tiempos siempre
hay grupos que seguramente serán los líderes académicos
del mañana, es gente inteligente que tiene un sistema de trabajo
y que sabe hacia donde va, y la responsabilidad de los maestros es saber
captar a esa gente e impulsarla tan lejos como sea posible. Luego está
la gran masa de estudiantes que sin ser brillantes tenemos que prepararlos
con los conocimientos mínimos para ser útiles a la sociedad,
a esa con la que tiene obligación porque costea sus estudios; y
no sólo eso, sino que hay que considerar que para quien entra a
la Universidad es un privilegio el poder beber de sus enseñanzas,
además de que prácticamente es gratuita. En este caso los
maestros debemos no sólo de enseñar sino de formar con una
actitud de responsabilidad, en una proporción tan humana como lo
es en la medicina con su parte científica y tecnológica.
Hay también la gente que no debería de estar en ésta
y en ninguna universidad y que por azares del destino permanecen aquí,
pero afortunadamente son los menos. Creo que en ese aspecto los personajes
son muy similares, cambian los tiempos; evidentemente la masificación,
la crisis de valores que hay en nuestra sociedad, la crisis económica,
política, todo eso cuenta en nuestro trabajo, de ahí que
los profesores y alumnos debemos estar muy atentos sobre lo que está
pasando en nuestro entorno, no podemos encerrarnos en nuestras disciplinas
si afuera hay un mundo para el que nos estamos preparando para servir,
tenemos una labor muy específica para la cual hay que prepararnos
y esa es la responsabilidad que tenemos unos con otros''.
-¿Le gusta su profesión?
``Muchísimo, si no fuera así, haría
otra cosa. He disfrutado enormemente mi trabajo clínico y quirúr-
gico; quiero mucho a mis pacientes y alumnos, sobre todo si son responsables;
con los alumnos que son irresponsables soy inflexible -comentó con
un tono duro-, me duele pero no dudo en cumplir con mi responsabilidad
cuando alguien no cumple con mis expectativas y, sobre todo, cuando es
tramposo, no dudo en retirarlo; sobre todo lo importante es ser justo,
me gusta mucho la enseñanza y la disfruto. También me gusta
organizar cosas, creo que es muy agradable. Al respecto, siento tener una
verdadera vocación de servicio y me gusta mucho interactuar con
la gente, conocerla es un gran privilegio; dar lo que se tiene, lo que
uno bebe de su entorno familiar, en la escuela, en la sociedad y en su
entorno hospitalario que es lo que nos constituye; yo me considero un médico,
entendido como el profesional que ve pacientes; no concibo un médico
que no pueda tener una actitud de cariño hacia sus pacientes, cosa
que les he imbuido mucho a mis alumnos. Por otro lado, debo mencionar que
la cirugía me gusta aunque es muy desgastante. En general ha sido
muy rica mi vida de profesional de la medicina y de docente, donde he contado
con muchas oportunidades de manifestarme''.
Finalmente, al preguntarle por sus pasatiempos, el doctor
Pelayo Vilar Puig comentó que no cuenta con mucho tiempo libre,
porque dedica parte de su tiempo a la practica privada, pero que gusta
mucho del alpinismo. ``Actualmente no tengo tiempo de salir, pero siempre
me ha gustado desde muy niño la naturaleza, incluso durante un tiempo
practiqué el montañismo, al que considero bueno para tener
una buena comunión con la naturaleza, ya que es algo extraordinario
y reconfortante. Cuando puedo, me gusta compartir con mis amigos íntimos.
Tengo tres hijos, los cuales son también universitarios; tengo una
hija médica, un hijo que es doctor en química y actualmente
se desempeña como profesor investigador en una universidad de Londres,
y una hija que estudió una licenciatura en Ciencias Políticas
y que hora realiza la maestría en la Universidad de York. Así,
ellos, junto con mi esposa, son la parte fundamental que me ha permitido
transitar por la vida con mucha riqueza. Mi esposa egresó de la
Facultad de Ciencias como bióloga y, actualmente, se desempeña
como directora de una preparatoria. Tanto mi familia como mis amigos son
universitarios y eso ha hecho de una vida académica algo muy rico.
También me gustan mucho los conciertos, las visitas a museos y lo
que yo llamo ``pueblear'', conocer los pueblos de nuestro país es
algo que de verdad da mucha riqueza, además de leer'', finalizó.