Gaceta
Facultad de Medicina UNAM
25 de junio 2003

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Medalla “Gabino Barreda” para
Alejandra de Alba y María Luisa Haces

La Medalla “Gabino Barreda” es entregada, junto con un diploma, al alumno o alumna con el más alto promedio de calificación al término de sus estudios de licenciatura, maestría o doctorado; por esa razón, fueron distinguidas con la misma: la doctora Alejandra de Alba Campomanes, por sus estudios de médico cirujano de la generación 1996-2001, y la licenciada en investigación biomédica básica, María Luisa Haces del Blanco, generación 1998-2001.
En breve entrevista, al término de la ceremonia en la que fueron galardonas, las profesionistas coincidieron en que no se propusieron obtener este reconocimiento universitario, lo que hicieron fue comprometerse y disfrutar cada día de estudio, “es algo que sucede y el verdadero homenaje es saber que cada paso lo hicimos con pasión y con un ideal”, dijo la doctora De Alba, mientras que la licenciada Haces del Blanco confirmó que “si se dedica con gusto al estudio, las buenas calificaciones llegan sin tanto esfuerzo”.

Juventud, deseo de superación y aprendizaje continuo caracterizan a las premiadas con la Medalla “Gabino Barreda”, quienes, en entrevistas separadas, comentan de sus motivaciones por la profesión que escogieron, además de sus proyectos hacia el futuro: una como maestra en salud pública y la otra como doctora en investigación biomédica básica.

Alejandra de Alba

En el caso de la doctora De Alba Campomanes, decidirse a estudiar medicina no fue complicado, pues sus padres son médicos y profesores de posgrado en la UNAM y no era difícil “apreciar algo que ellos hacen con tanto afecto y pasión”, además de que estaba en el camino de seguir la tradición familiar y algo que le gustaba: la investigación científica y la asistencia social, áreas que como médico se pueden realizar de forma directa.
Al principio lo que más motivaba a la entonces estudiante era la posibilidad que ofrece la medicina de realizar asistencia social y ayuda humanitaria de forma muy directa, sin intermediarios. “Me intriga la naturaleza humana y creía que la medicina era una buena forma de acercarse a su comprensión, pues ofrece conocimientos tanto en ciencias naturales como sociales. De manera que, desde el principio, me llamó mucho la atención el enfoque biomecánico que se le daba a la medicina y me frustraba un poco que materias como psicología médica y salud pública no se tomaran con más seriedad. Por el otro lado, tuve la oportunidad de adentrarme más en la investigación biomédica y clínica, lo cual me ofreció un panorama de la medicina que no había contemplado.”
— ¿Cómo consideras la labor de los maestros, compañeros, y de la misma Facultad de Medicina
de la UNAM, en tu formación profesional?
“Como dije el día de la entrega de la medalla, creo que hoy por hoy el mayor valor de la Universidad radica en la diversidad social e ideológica de sus alumnos y de sus maestros. Para mí este fue el mayor aprendizaje que pude tener en la Universidad. Creo que esta característica de la UNAM es única en la enseñaza de la medicina en nuestro país. Además tuve la suerte de encontrarme con excelentes maestros que fungieron como mentores y un grupo de compañeros muy motivados y preocupados por mejorar a la Facultad y a la medicina en general. Eso hizo que mis años en la FM fueran muy completos y ricos en experiencias muy variadas, no sólo en el área académica.
“Sin embargo me preocupa muchísimo el abismo que existe entre los años en la Facultad y los siguientes en las sedes hospitalarias. Considero que hace falta más compromiso con la academia en los hospitales, más profesores de tiempo completo, pero esto es muy complicado, creo que se está perdiendo en algunas partes la verdadera enseñanza clínica, la enseñanza al pie de la cama de los enfermos, esos seres humanos que comparten sus historias con nosotros.”
— ¿Dónde realizaste tu servicio social y cuáles fueron tus logros?
“Me fui a Todos Santos, un pueblito que está a 40 minutos al sur de la Paz, en Baja California Sur. Creo que mi mayor logro fue darme cuenta de que la realidad no era exactamente como nos la habían pintado y que la medicina y el papel social del médico ha cambiado y es mucho más complejo en la actualidad. Todo es más complejo, pues la relación entre médicos y pacientes debe ser distinta hoy, más balanceada, menos paternalista, y existen estructuras muy antiguas que a veces debemos romper, pero otras hay que tratar de aprender de ellas y respetarlas. Al final, sentirme más cómoda con la enorme responsabilidad que recae en los pasantes y la confianza en mis conocimientos y decisiones clínicas son algunos de los logros personales que puedo contar. Bueno y, cómo olvidarlo, sobrevivir al huracán Juliette, que nos dejó muchos días incomunicados y trabajando en situaciones que nunca pensé tendría que enfrentar. Espero que haya podido aportar algo a la comunidad pero creo que no me corresponde a mí esa evaluación.”


Ma. Luisa Haces y Alejandra de Alba, distinguidas con la Medalla "Gabino Barreda"

Por otra parte, al hablar de sus estudios de posgrado señala que se interesó por la maestría en salud pública porque, a lo largo de la carrera, pero sobre todo durante el internado y el servicio social, observó situaciones en la organización de los servicios de salud que afectaban la de los pacientes y la relación de los profesionales con ellos. “Me interesó mucho la parte ‘social’ de ese modelo biopsicosocial que tanto nos habían enseñado, pero que creía no estaba muy bien aplicado y me sentía con la necesidad de continuar mis estudios para tener más elementos para entender estos aspectos de la medicina.”
Con esas inquietudes comenzó en el verano de 2002 la maestría en la Universidad Estatal de Arizona, la cual está por concluir en el presente año, donde su área de especialidad será políticas de salud, con miras a enfocarse a la salud internacional y, por supuesto, al sistema de salud mexicano. En este punto señala que para realizar sus estudios en el extranjero tuvo que revalidar materias y realizar exámenes, tanto teóricos como prácticos, sin embrago, en julio próximo iniciará estudios de especialidad en la Clínica Mayo.
—¿Cuáles son tus perspectivas hacia el futuro?
“Acabar mi maestría y la especialidad, y regresar a México. Me encantaría ser profesora en la Universidad algún día.”
—¿Qué le dirías a tus compañeros que inician?
“Que empiecen a estudiar desde el primer día, que no se desesperen, que es difícil, que a veces las calificaciones no reflejan nuestro esfuerzo y viceversa, pero que mientras les guste y disfruten lo que hacen es algo que viene solo”, concluyó.

María Luisa Haces

En la entrevista con la licenciada en investigación biomédica básica explica que para decidirse a estudiar esa profesión llegó al grado de contar con el apoyo de una psicóloga para la realización de exámenes de aptitud, aunque tenía la inquietud de estudiar algo relacionado con la medicina y la investigación, sin saber de la existencia de la profesión que finalmente eligió.
“Aunque mi idea era estudiar medicina o investigación, también me interesaba la arqueología, estaba entonces confundida; por ello mi familia me orientó a realizarme una batería de pruebas con una psicóloga durante un mes y sin decirle mis preferencias y con la finalidad de descubrir mis aptitudes, los resultados fueron: de primera carrera investigación biomédica, en segundo lugar medicina y en tercero biología. Así me incliné por la primera.”
Con la orientación de un profesor de preparatoria, que además es catedrático en la UNAM, la joven María Luisa ingresó por examen de selección a la Facultad de Medicina en la carrera de investigación biomédica, donde —recuerda— fue muy importante el contacto con nuevas personas en un ambiente distinto y sin antecedentes familiares que la influenciaran, toda vez que su padre es ingeniero civil.
—¿Cómo fue tu primer encuentro con la investigación?
“En el primer año cursamos clases teóricas, lo que te da un fundamento más allá para empezar la vida en laboratorio; sí es mucho de lo que había pensado, es una carrera muy completa, aunque tiene sus deficiencias en cuanto a cursos teóricos fundamentales, pero son cosas que vas aprendiendo en el camino, te deja la libertad de enfocarte a tus temas de interés.”
De esa manera, en su primera rotación se adiestró en un laboratorio de biología molecular, donde descubrió que las bacterias no son su pasión, posteriormente ingresó al de inmunología, sin embargo todavía no encontraba su fuerte, lo que deseaba era entrar al estudio de las neurociencias.
Por ello, desde hace tres años, al ingresar al Laboratorio de Neurociencias, a cargo de la doctora Lourdes Massieu, ubicado en el Instituto de Fisiología Celular, comenzó a trabajar en diferentes proyectos de investigación. “Pero realmente lo que me llama mucho la atención es conocer el cerebro, ya que es el órgano más importante, porque controla todas las funciones, y aún se desconoce mucho de él, entonces me parece importante aportar un poco a este campo, saber mecanismos de muerte en la neuronas y creo que en este laboratorio ofrecen un buen modelo de estudio para esa contribución.”
Además, explica que hay mucho por hacer en este campo y toda contribución, por pequeña que sea, es muy valiosa. Actualmente, trabaja en el proyecto de muerte en el sistema nervioso; “... su envejecimiento está dado por procesos como el estrés oxidativo y dentro de nuestro modelo nosotros vamos a estudiar su presencia; se sabe que en padecimientos como la enfermedad de Alzheimer hay una deficiencia energética, lo que predispone a la muerte neuronal.”
—¿Qué logros has obtenido en esta carrera?
“Es una profesión muy demandante, siempre serás estudiante de tiempo completo, pero ver tus resultados publicados en una revista internacional es tu mejor pago por lo que haces y por los sacrificios. Lo que te da esta carrera son satisfacciones de este tipo. “Está por publicarse en la revista Neuroscience mi tesis de licenciatura, además de un artículo en una revista internacional, y otro más está en revisión en una publicación nacional de química, todas ellas en colaboración con los miembros del laboratorio.”
—¿Y tus planes hacia el futuro?
“Primero ingresar al doctorado directo que ofrece el Instituto de Investigaciones Biomédicas, posteriormente realizar una estancia en el extranjero, y como un sueño, regresar y tener una plaza en la UNAM.”
—¿Qué le dirías a quienes se inician en la investigación?
“Si quieren una riqueza intelectual esta carrera es muy gratificante. Además, para lograr terminarla con éxito deben tener conocimientos de estadística, biología, química, física y un buen uso del idioma inglés, porque los libros, la publicaciones, casi todo, está en ese idioma.
“Otro aspecto importante es que en esta profesión conoces a gente que te contagia el amor a la ciencia, y el estar en congresos internacionales y descubrir que la ciencia que se desarrolla en la UNAM está en los mejores niveles de calidad y que puedes competir a nivel mundial, es muy valioso, aunque es necesario decir que hacen falta recursos para hacerla más grande”, finalizó la futura doctora en investigación biomédica básica.

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