Medalla “Gabino Barreda” para
Alejandra de Alba y María Luisa Haces
La Medalla “Gabino Barreda” es entregada,
junto con un diploma, al alumno o alumna con el más alto promedio
de calificación al término de sus estudios de licenciatura,
maestría o doctorado; por esa razón, fueron distinguidas
con la misma: la doctora Alejandra de Alba Campomanes, por sus estudios
de médico cirujano de la generación 1996-2001, y la licenciada
en investigación biomédica básica, María
Luisa Haces del Blanco, generación 1998-2001.
En breve entrevista, al término de la ceremonia en la que fueron
galardonas, las profesionistas coincidieron en que no se propusieron
obtener este reconocimiento universitario, lo que hicieron fue comprometerse
y disfrutar cada día de estudio, “es algo que sucede y
el verdadero homenaje es saber que cada paso lo hicimos con pasión
y con un ideal”, dijo la doctora De Alba, mientras que la licenciada
Haces del Blanco confirmó que “si se dedica con gusto al
estudio, las buenas calificaciones llegan sin tanto esfuerzo”.
Juventud, deseo de superación y aprendizaje
continuo caracterizan a las premiadas con la Medalla “Gabino Barreda”,
quienes, en entrevistas separadas, comentan de sus motivaciones por
la profesión que escogieron, además de sus proyectos hacia
el futuro: una como maestra en salud pública y la otra como doctora
en investigación biomédica básica.
Alejandra de Alba
En el caso de la doctora De Alba Campomanes, decidirse
a estudiar medicina no fue complicado, pues sus padres son médicos
y profesores de posgrado en la UNAM y no era difícil “apreciar
algo que ellos hacen con tanto afecto y pasión”, además
de que estaba en el camino de seguir la tradición familiar y
algo que le gustaba: la investigación científica y la
asistencia social, áreas que como médico se pueden realizar
de forma directa.
Al principio lo que más motivaba a la entonces estudiante era
la posibilidad que ofrece la medicina de realizar asistencia social
y ayuda humanitaria de forma muy directa, sin intermediarios. “Me
intriga la naturaleza humana y creía que la medicina era una
buena forma de acercarse a su comprensión, pues ofrece conocimientos
tanto en ciencias naturales como sociales. De manera que, desde el principio,
me llamó mucho la atención el enfoque biomecánico
que se le daba a la medicina y me frustraba un poco que materias como
psicología médica y salud pública no se tomaran
con más seriedad. Por el otro lado, tuve la oportunidad de adentrarme
más en la investigación biomédica y clínica,
lo cual me ofreció un panorama de la medicina que no había
contemplado.”
— ¿Cómo consideras la labor de los maestros, compañeros,
y de la misma Facultad de Medicina
de la UNAM, en tu formación profesional?
“Como dije el día de la entrega de la medalla, creo que
hoy por hoy el mayor valor de la Universidad radica en la diversidad
social e ideológica de sus alumnos y de sus maestros. Para mí
este fue el mayor aprendizaje que pude tener en la Universidad. Creo
que esta característica de la UNAM es única en la enseñaza
de la medicina en nuestro país. Además tuve la suerte
de encontrarme con excelentes maestros que fungieron como mentores y
un grupo de compañeros muy motivados y preocupados por mejorar
a la Facultad y a la medicina en general. Eso hizo que mis años
en la FM fueran muy completos y ricos en experiencias muy variadas,
no sólo en el área académica.
“Sin embargo me preocupa muchísimo el abismo que existe
entre los años en la Facultad y los siguientes en las sedes hospitalarias.
Considero que hace falta más compromiso con la academia en los
hospitales, más profesores de tiempo completo, pero esto es muy
complicado, creo que se está perdiendo en algunas partes la verdadera
enseñanza clínica, la enseñanza al pie de la cama
de los enfermos, esos seres humanos que comparten sus historias con
nosotros.”
— ¿Dónde realizaste tu servicio social y cuáles
fueron tus logros?
“Me fui a Todos Santos, un pueblito que está a 40 minutos
al sur de la Paz, en Baja California Sur. Creo que mi mayor logro fue
darme cuenta de que la realidad no era exactamente como nos la habían
pintado y que la medicina y el papel social del médico ha cambiado
y es mucho más complejo en la actualidad. Todo es más
complejo, pues la relación entre médicos y pacientes debe
ser distinta hoy, más balanceada, menos paternalista, y existen
estructuras muy antiguas que a veces debemos romper, pero otras hay
que tratar de aprender de ellas y respetarlas. Al final, sentirme más
cómoda con la enorme responsabilidad que recae en los pasantes
y la confianza en mis conocimientos y decisiones clínicas son
algunos de los logros personales que puedo contar. Bueno y, cómo
olvidarlo, sobrevivir al huracán Juliette, que nos dejó
muchos días incomunicados y trabajando en situaciones que nunca
pensé tendría que enfrentar. Espero que haya podido aportar
algo a la comunidad pero creo que no me corresponde a mí esa
evaluación.”

Ma. Luisa Haces y Alejandra de Alba, distinguidas con la Medalla
"Gabino Barreda" |
Por otra parte, al hablar de sus estudios de posgrado
señala que se interesó por la maestría en salud
pública porque, a lo largo de la carrera, pero sobre todo durante
el internado y el servicio social, observó situaciones en la
organización de los servicios de salud que afectaban la de los
pacientes y la relación de los profesionales con ellos. “Me
interesó mucho la parte ‘social’ de ese modelo biopsicosocial
que tanto nos habían enseñado, pero que creía no
estaba muy bien aplicado y me sentía con la necesidad de continuar
mis estudios para tener más elementos para entender estos aspectos
de la medicina.”
Con esas inquietudes comenzó en el verano de 2002 la maestría
en la Universidad Estatal de Arizona, la cual está por concluir
en el presente año, donde su área de especialidad será
políticas de salud, con miras a enfocarse a la salud internacional
y, por supuesto, al sistema de salud mexicano. En este punto señala
que para realizar sus estudios en el extranjero tuvo que revalidar materias
y realizar exámenes, tanto teóricos como prácticos,
sin embrago, en julio próximo iniciará estudios de especialidad
en la Clínica Mayo.
—¿Cuáles son tus perspectivas hacia el futuro?
“Acabar mi maestría y la especialidad, y regresar a México.
Me encantaría ser profesora en la Universidad algún día.”
—¿Qué le dirías a tus compañeros que
inician?
“Que empiecen a estudiar desde el primer día, que no se
desesperen, que es difícil, que a veces las calificaciones no
reflejan nuestro esfuerzo y viceversa, pero que mientras les guste y
disfruten lo que hacen es algo que viene solo”, concluyó.
María Luisa Haces
En la entrevista con la licenciada en investigación
biomédica básica explica que para decidirse a estudiar
esa profesión llegó al grado de contar con el apoyo de
una psicóloga para la realización de exámenes de
aptitud, aunque tenía la inquietud de estudiar algo relacionado
con la medicina y la investigación, sin saber de la existencia
de la profesión que finalmente eligió.
“Aunque mi idea era estudiar medicina o investigación,
también me interesaba la arqueología, estaba entonces
confundida; por ello mi familia me orientó a realizarme una batería
de pruebas con una psicóloga durante un mes y sin decirle mis
preferencias y con la finalidad de descubrir mis aptitudes, los resultados
fueron: de primera carrera investigación biomédica, en
segundo lugar medicina y en tercero biología. Así me incliné
por la primera.”
Con la orientación de un profesor de preparatoria, que además
es catedrático en la UNAM, la joven María Luisa ingresó
por examen de selección a la Facultad de Medicina en la carrera
de investigación biomédica, donde —recuerda—
fue muy importante el contacto con nuevas personas en un ambiente distinto
y sin antecedentes familiares que la influenciaran, toda vez que su
padre es ingeniero civil.
—¿Cómo fue tu primer encuentro con la investigación?
“En el primer año cursamos clases teóricas, lo que
te da un fundamento más allá para empezar la vida en laboratorio;
sí es mucho de lo que había pensado, es una carrera muy
completa, aunque tiene sus deficiencias en cuanto a cursos teóricos
fundamentales, pero son cosas que vas aprendiendo en el camino, te deja
la libertad de enfocarte a tus temas de interés.”
De esa manera, en su primera rotación se adiestró en un
laboratorio de biología molecular, donde descubrió que
las bacterias no son su pasión, posteriormente ingresó
al de inmunología, sin embargo todavía no encontraba su
fuerte, lo que deseaba era entrar al estudio de las neurociencias.
Por ello, desde hace tres años, al ingresar al Laboratorio de
Neurociencias, a cargo de la doctora Lourdes Massieu, ubicado en el
Instituto de Fisiología Celular, comenzó a trabajar en
diferentes proyectos de investigación. “Pero realmente
lo que me llama mucho la atención es conocer el cerebro, ya que
es el órgano más importante, porque controla todas las
funciones, y aún se desconoce mucho de él, entonces me
parece importante aportar un poco a este campo, saber mecanismos de
muerte en la neuronas y creo que en este laboratorio ofrecen un buen
modelo de estudio para esa contribución.”
Además, explica que hay mucho por hacer en este campo y toda
contribución, por pequeña que sea, es muy valiosa. Actualmente,
trabaja en el proyecto de muerte en el sistema nervioso; “...
su envejecimiento está dado por procesos como el estrés
oxidativo y dentro de nuestro modelo nosotros vamos a estudiar su presencia;
se sabe que en padecimientos como la enfermedad de Alzheimer hay una
deficiencia energética, lo que predispone a la muerte neuronal.”
—¿Qué logros has obtenido en esta carrera?
“Es una profesión muy demandante, siempre serás
estudiante de tiempo completo, pero ver tus resultados publicados en
una revista internacional es tu mejor pago por lo que haces y por los
sacrificios. Lo que te da esta carrera son satisfacciones de este tipo.
“Está por publicarse en la revista Neuroscience mi tesis
de licenciatura, además de un artículo en una revista
internacional, y otro más está en revisión en una
publicación nacional de química, todas ellas en colaboración
con los miembros del laboratorio.”
—¿Y tus planes hacia el futuro?
“Primero ingresar al doctorado directo que ofrece el Instituto
de Investigaciones Biomédicas, posteriormente realizar una estancia
en el extranjero, y como un sueño, regresar y tener una plaza
en la UNAM.”
—¿Qué le dirías a quienes se inician en la
investigación?
“Si quieren una riqueza intelectual esta carrera es muy gratificante.
Además, para lograr terminarla con éxito deben tener conocimientos
de estadística, biología, química, física
y un buen uso del idioma inglés, porque los libros, la publicaciones,
casi todo, está en ese idioma.
“Otro aspecto importante es que en esta profesión conoces
a gente que te contagia el amor a la ciencia, y el estar en congresos
internacionales y descubrir que la ciencia que se desarrolla en la UNAM
está en los mejores niveles de calidad y que puedes competir
a nivel mundial, es muy valioso, aunque es necesario decir que hacen
falta recursos para hacerla más grande”, finalizó
la futura doctora en investigación biomédica básica.
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