Gaceta
Facultad de Medicina UNAM
10 de julio 2003


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Zoología y medicina prehispánica en el Códice Florentino

Lic. Gabino Sánchez Rosales.
Departamento de Historia y Filosofía de la Medicina.


El inventario de la naturaleza americana

La riqueza natural que existía en el siglo XVI en las tierras americanas hoy es difícil de imaginar. Montañas, bosques ríos y diversos tipos de tierras eran los espacios naturales donde vivían la gran diversidad de animales que poblaban el mundo americano.
La obra de fray Bernardino de Sahagún conocida como Códice Florentino, es una de las fuentes más importantes para el estudio de la naturaleza americana y en particular para el estudio de medicina prehispánica. En este sentido el presente trabajo pretende explicar la forma en que se utilizaba la materia médica animal contra las enfermedades.
Pero antes, es preciso decir que el Florentino contiene un inventario de la naturaleza, que Sahagún tituló: Que es bosque, Jardín, Vergel de Lengua Mexicana.
Conviene hacer una cita extensa para darse cuenta de la admiración que despertó la naturaleza en el espíritu de un español refinado y renacentista como lo fue nuestro venerable franciscano.
“Tienes, amigo lector en el presente volumen, un bosque con gran diversidad de montañas, montes y riscos, donde hallarás árboles silvestres de todo género, y bestias fieras, y serpientes, cuanta demandares. Tienes un jardín poblado de todos árboles fructíferos y de todas maneras de yerbas, donde hay fuentes y ríos de diversas maneras. Está lleno de aves, animales y peces de todo género. Tienes una floresta muy deleitosa, llena de todo género de flores, así de las que se hacen en los árboles, arbustos y matas, como de las que se hacen en las yerbas. En ellas hay aves de dulces cantos y de ricas plumas; hay también florestas edificadas a las mil maravillas. Tienes diversidad de caminos y de edificios; tienes así mismo campos y llanuras donde hay toda manera de mantenimientos, donde hay charcos y lagunas, donde se crían cañas, espadañas y juncos, y diversas maneras de animales acuátiles y terrestres, donde hay minas de todas maneras de metales y de todas maneras de piedras preciosas, y de otras muchas cosas provechosas a la vida humana. Donde hay muchas maneras de tierras y piedras y aguas y cerros”.

Zoología y materia médica en el Florentino

En particular el estudio de Sahagún contiene cinco capítulos que tratan sobre los animales en general, las aves, los animales de agua, los “animales fieros que vienen en el agua”, y sobre las serpientes y otros animales”. El Florentino contiene, además un gran número de ilustraciones sobre los animales que fueron realizadas por tlacuilos indígenas, que para el momento de la elaboración del códice, realizado entre 1575 y 1576 vivían un acelerado proceso de sincretización.
El Florentino posee una plasticidad artística como resultado de la conjugación de las dos culturas que se fundieron en siglo XVI. Por un lado, en el Florentino existe la tradición europea, ya que las referencias a autores como Plinio, Esópo, Aristóteles y San Isidoro son innumerables. Según Miguel León Portilla, el Florentino se asemeja mucho a los compendios europeos de la época y en particular, señala que se parece al Hortos Sanitatis de Johann von Cube. Donald Robertson ha afirmado que se parece a la obra de Bartholomeaus Anglicus o Glandeville de Propietabus rerum, enciclopedia del siglo XVI, basada en Plinio, de la que muy probablemente había un ejemplar en Colegio Imperial de Tlatelolco.
Por otra parte, es claro que existe una gran tradición cultural indígena en esta obra, como lo demuestran las ilustraciones sobre los aspectos astrológicos y religiosos; la cultura indígena brilla en todo el códice, ya que el asunto principal del tratado es sobre “las cosas divinas... y humanas y naturales de esta Nueva España”.
Del universo de animales que pueblan los folios del Florentino, destacan, entre otros, las abejas, víboras, insectos, aves y depredadores, y por la brevedad de este trabajo sólo ofrezco algunos ejemplos que están estrechamente ligados a la medicina prehispánica, que nos muestran la complejidad de la medicina prehispánica.

Los recetarios médicos

El siguiente recetario es muestra fiel de la conjugación de los elementos simbólicos y los posibles efectos terapéuticos de la materia médica indígena.
“Para las mujeres que tienen poca leche en tetas, será necesario moler la raíz llamada de zayanalquiltic, y beberla dos o tres veces, saliendo del baño, y lavándose primero los pechos con tequezquite... La mujer no coma aguacates, y beba el agua cocida de calabazas blancas o de la hierba llamada cuetlaxuchitl (flor de cuero), coma asado el vergajo de los perrillos y coma también los animales rojizos, izcahuitli,” que al parecer eran cierto tipo de insectos acuáticos, y que aún no han sido identificados.
Es pertinente sugerir que para intentar una comprensión de la medicina prehispánica, se debe reconstruir los conceptos culturales que son parte de la medicina prehispánica. En este sentido es sugerente utilizar el punto de vista intracultural propuesto por el doctor Carlos Viesca, quien sugiere que “la medicina como manifestación no puede ser entendida fuera de la sociedad que la generó”.
La enfermedad en el mundo prehispánico tiene su origen en el desequilibrio, resultado de la ruptura de la dinámica del cuerpo, con alteración del eje frío-calor y de los centros energéticos del cuerpo, Tonalli, Teyolía e Ihuíyotl, localizados en coronilla, corazón y costado. La terapéutica del médico indígena busca restablecer el equilibrio del cuerpo con el universo.

Los animales y sus propiedades

En el mundo indígena, animales, dioses y hombres están estrechamente ligados y es por esto que los animales poseen propiedades particulares que ayudan a restablecer el equilibrio del cuerpo, que en sí mismo es una representación del universo.
Por ejemplo la piel del tigre era utilizada por los asesinos llamados nonotzaleque, que cubiertos con ella causaban espanto y terror entre la población. La carne del tigre era medicina eficaz para los señores que quieren “estar fuertes y animosos, también para los que son locos es bueno un pedazo de cuero.” El tigre por definición es un animal que encarna fuerzas celestes, ya que el dios Quetzalcóatl era representado con un tocado de piel de tigre.
El tlacuache era otro de los animales utilizados, su cola servía para sacar cualquier cosa que se encontrara metida en la carne o el hueso. La cola molida y bebida servía para que las mujeres dieran luz más pronto; era purga para los estragados del estómago y aliviaba la enfermedad de la vejiga, así como la tos. El comer la freza (estiércol) del épatl o zorrillo aliviaba a los que padecían de bubas y los gotosos si comían su carne sanaban. También la freza de las lagartijas mezclada con el cisco del carbón y agua servía para aliviar a los que tenían nubes en los ojos. Ciertas especies de gusanos que crecían en el estiércol eran utilizados para aliviar el dolor de muelas. La carne de las cocotli, que los españoles llamaron tortolillas servía para aliviar la tristeza, y a las mujeres y hombres celosos se les daba de comer para que olvidaran este sentimiento. Enfermedades de todo tipo eran aliviadas utilizando el mundo animal, incluso, el popular caldo de gallina servía y sirve aún hoy día para alivio y recuperación de los enfermos.
Por otra parte del colibrí, esas “avecitas... que son muy pequeñitas”, comidas eran de tal efectividad contra las bubas que él que le comía “nunca tendrá bubas”, sin embargo, él que las ingería quedaba estéril para siempre. En la cultura prehispánica sacrificar y consumir un animal asociado a Huiztchilopoztli era castigado con esterilidad, estado o enfermedad que en la cosmogonía mesoamericana privaba al hombre de una función primigenia: la de dar vida.
Sobre la sexualidad y la función reproductiva, había ciertos maleficios asociados a la ingesta de partes de animal.
El conocido uexólotl era utilizado para causar daño a los hombres, a quienes se les daba de comer el pico de carne “blandujo” que tienen en la cabeza los guajolotes para que “no puedan armar el miembro gentil”. La relación parece clara, una propiedad animal es asociada al desequilibrio de las funciones naturales del hombre. Para este daño causado por hechiceros la medicina prehispánica ofrecía un remedio; debía de comerse la culebra con cuernos llamada mazacóatl, ya que su carne servía para los que “quieren tener potencia para tener cuenta con muchas mujeres”. En el Códice Florentino se señala que “los que la usan mucho o toman demasiada cantidad,[de esta culebra] siempre tiene el miembro armado, y siempre despiden simiente” Esta serpiente asociada a la ingesta de ciertos caracoles “aumentaba la lujuria”, sin embargo, en el mismo Florentino se explica que: “el que los usa sin medida [los caracoles] como la culebra muere de ello”. Como se observa el hombre prehispánico tenía un sentido preciso de las funciones y del equilibrio que debe conservar el hombre para retener las fuerzas que actuaban en su cuerpo y estar en sincronía con las fuerzas del cosmos.
Dioses, animales y hombres en este mundo cultural son categorías que guardan una estrecha relación entre sí, se concatenan, se equilibran y existen una en función de las otras. Los animales conceptualizados por escribas y tlacuilos y plasmados en el Florentino tienen un alto valor cultural, ya que los indígenas les conferían un significado importante al servir como parte importante de la materia médica y de la terapéutica empleada contra las enfermedades que aquejaban a los antiguos pobladores del mundo náhuatl.

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