Zoología y medicina prehispánica
en el Códice Florentino
Lic. Gabino Sánchez Rosales.
Departamento de Historia y Filosofía de la Medicina.
El inventario de la naturaleza americana
La riqueza natural que existía en el siglo XVI
en las tierras americanas hoy es difícil de imaginar. Montañas,
bosques ríos y diversos tipos de tierras eran los espacios naturales
donde vivían la gran diversidad de animales que poblaban el mundo
americano.
La obra de fray Bernardino de Sahagún conocida como Códice
Florentino, es una de las fuentes más importantes para el estudio
de la naturaleza americana y en particular para el estudio de medicina
prehispánica. En este sentido el presente trabajo pretende explicar
la forma en que se utilizaba la materia médica animal contra
las enfermedades.
Pero antes, es preciso decir que el Florentino contiene un inventario
de la naturaleza, que Sahagún tituló: Que es bosque, Jardín,
Vergel de Lengua Mexicana.
Conviene hacer una cita extensa para darse cuenta de la admiración
que despertó la naturaleza en el espíritu de un español
refinado y renacentista como lo fue nuestro venerable franciscano.
“Tienes, amigo lector en el presente volumen, un bosque con gran
diversidad de montañas, montes y riscos, donde hallarás
árboles silvestres de todo género, y bestias fieras, y
serpientes, cuanta demandares. Tienes un jardín poblado de todos
árboles fructíferos y de todas maneras de yerbas, donde
hay fuentes y ríos de diversas maneras. Está lleno de
aves, animales y peces de todo género. Tienes una floresta muy
deleitosa, llena de todo género de flores, así de las
que se hacen en los árboles, arbustos y matas, como de las que
se hacen en las yerbas. En ellas hay aves de dulces cantos y de ricas
plumas; hay también florestas edificadas a las mil maravillas.
Tienes diversidad de caminos y de edificios; tienes así mismo
campos y llanuras donde hay toda manera de mantenimientos, donde hay
charcos y lagunas, donde se crían cañas, espadañas
y juncos, y diversas maneras de animales acuátiles y terrestres,
donde hay minas de todas maneras de metales y de todas maneras de piedras
preciosas, y de otras muchas cosas provechosas a la vida humana. Donde
hay muchas maneras de tierras y piedras y aguas y cerros”.
Zoología y materia médica en el
Florentino
En particular el estudio de Sahagún contiene
cinco capítulos que tratan sobre los animales en general, las
aves, los animales de agua, los “animales fieros que vienen en
el agua”, y sobre las serpientes y otros animales”. El Florentino
contiene, además un gran número de ilustraciones sobre
los animales que fueron realizadas por tlacuilos indígenas, que
para el momento de la elaboración del códice, realizado
entre 1575 y 1576 vivían un acelerado proceso de sincretización.
El Florentino posee una plasticidad artística como resultado
de la conjugación de las dos culturas que se fundieron en siglo
XVI. Por un lado, en el Florentino existe la tradición europea,
ya que las referencias a autores como Plinio, Esópo, Aristóteles
y San Isidoro son innumerables. Según Miguel León Portilla,
el Florentino se asemeja mucho a los compendios europeos de la época
y en particular, señala que se parece al Hortos Sanitatis de
Johann von Cube. Donald Robertson ha afirmado que se parece a la obra
de Bartholomeaus Anglicus o Glandeville de Propietabus rerum, enciclopedia
del siglo XVI, basada en Plinio, de la que muy probablemente había
un ejemplar en Colegio Imperial de Tlatelolco.
Por otra parte, es claro que existe una gran tradición cultural
indígena en esta obra, como lo demuestran las ilustraciones sobre
los aspectos astrológicos y religiosos; la cultura indígena
brilla en todo el códice, ya que el asunto principal del tratado
es sobre “las cosas divinas... y humanas y naturales de esta Nueva
España”.
Del universo de animales que pueblan los folios del Florentino, destacan,
entre otros, las abejas, víboras, insectos, aves y depredadores,
y por la brevedad de este trabajo sólo ofrezco algunos ejemplos
que están estrechamente ligados a la medicina prehispánica,
que nos muestran la complejidad de la medicina prehispánica.
Los recetarios médicos
El siguiente recetario es muestra fiel de la conjugación
de los elementos simbólicos y los posibles efectos terapéuticos
de la materia médica indígena.
“Para las mujeres que tienen poca leche en tetas, será
necesario moler la raíz llamada de zayanalquiltic, y beberla
dos o tres veces, saliendo del baño, y lavándose primero
los pechos con tequezquite... La mujer no coma aguacates, y beba el
agua cocida de calabazas blancas o de la hierba llamada cuetlaxuchitl
(flor de cuero), coma asado el vergajo de los perrillos y coma también
los animales rojizos, izcahuitli,” que al parecer eran cierto
tipo de insectos acuáticos, y que aún no han sido identificados.
Es pertinente sugerir que para intentar una comprensión de la
medicina prehispánica, se debe reconstruir los conceptos culturales
que son parte de la medicina prehispánica. En este sentido es
sugerente utilizar el punto de vista intracultural propuesto por el
doctor Carlos Viesca, quien sugiere que “la medicina como manifestación
no puede ser entendida fuera de la sociedad que la generó”.
La enfermedad en el mundo prehispánico tiene su origen en el
desequilibrio, resultado de la ruptura de la dinámica del cuerpo,
con alteración del eje frío-calor y de los centros energéticos
del cuerpo, Tonalli, Teyolía e Ihuíyotl, localizados en
coronilla, corazón y costado. La terapéutica del médico
indígena busca restablecer el equilibrio del cuerpo con el universo.
Los animales y sus propiedades
En el mundo indígena, animales, dioses y hombres
están estrechamente ligados y es por esto que los animales poseen
propiedades particulares que ayudan a restablecer el equilibrio del
cuerpo, que en sí mismo es una representación del universo.
Por ejemplo la piel del tigre era utilizada por los asesinos llamados
nonotzaleque, que cubiertos con ella causaban espanto y terror entre
la población. La carne del tigre era medicina eficaz para los
señores que quieren “estar fuertes y animosos, también
para los que son locos es bueno un pedazo de cuero.” El tigre
por definición es un animal que encarna fuerzas celestes, ya
que el dios Quetzalcóatl era representado con un tocado de piel
de tigre.
El tlacuache era otro de los animales utilizados, su cola servía
para sacar cualquier cosa que se encontrara metida en la carne o el
hueso. La cola molida y bebida servía para que las mujeres dieran
luz más pronto; era purga para los estragados del estómago
y aliviaba la enfermedad de la vejiga, así como la tos. El comer
la freza (estiércol) del épatl o zorrillo aliviaba a los
que padecían de bubas y los gotosos si comían su carne
sanaban. También la freza de las lagartijas mezclada con el cisco
del carbón y agua servía para aliviar a los que tenían
nubes en los ojos. Ciertas especies de gusanos que crecían en
el estiércol eran utilizados para aliviar el dolor de muelas.
La carne de las cocotli, que los españoles llamaron tortolillas
servía para aliviar la tristeza, y a las mujeres y hombres celosos
se les daba de comer para que olvidaran este sentimiento. Enfermedades
de todo tipo eran aliviadas utilizando el mundo animal, incluso, el
popular caldo de gallina servía y sirve aún hoy día
para alivio y recuperación de los enfermos.
Por otra parte del colibrí, esas “avecitas... que son muy
pequeñitas”, comidas eran de tal efectividad contra las
bubas que él que le comía “nunca tendrá bubas”,
sin embargo, él que las ingería quedaba estéril
para siempre. En la cultura prehispánica sacrificar y consumir
un animal asociado a Huiztchilopoztli era castigado con esterilidad,
estado o enfermedad que en la cosmogonía mesoamericana privaba
al hombre de una función primigenia: la de dar vida.
Sobre la sexualidad y la función reproductiva, había ciertos
maleficios asociados a la ingesta de partes de animal.
El conocido uexólotl era utilizado para causar daño a
los hombres, a quienes se les daba de comer el pico de carne “blandujo”
que tienen en la cabeza los guajolotes para que “no puedan armar
el miembro gentil”. La relación parece clara, una propiedad
animal es asociada al desequilibrio de las funciones naturales del hombre.
Para este daño causado por hechiceros la medicina prehispánica
ofrecía un remedio; debía de comerse la culebra con cuernos
llamada mazacóatl, ya que su carne servía para los que
“quieren tener potencia para tener cuenta con muchas mujeres”.
En el Códice Florentino se señala que “los que la
usan mucho o toman demasiada cantidad,[de esta culebra] siempre tiene
el miembro armado, y siempre despiden simiente” Esta serpiente
asociada a la ingesta de ciertos caracoles “aumentaba la lujuria”,
sin embargo, en el mismo Florentino se explica que: “el que los
usa sin medida [los caracoles] como la culebra muere de ello”.
Como se observa el hombre prehispánico tenía un sentido
preciso de las funciones y del equilibrio que debe conservar el hombre
para retener las fuerzas que actuaban en su cuerpo y estar en sincronía
con las fuerzas del cosmos.
Dioses, animales y hombres en este mundo cultural son categorías
que guardan una estrecha relación entre sí, se concatenan,
se equilibran y existen una en función de las otras. Los animales
conceptualizados por escribas y tlacuilos y plasmados en el Florentino
tienen un alto valor cultural, ya que los indígenas les conferían
un significado importante al servir como parte importante de la materia
médica y de la terapéutica empleada contra las enfermedades
que aquejaban a los antiguos pobladores del mundo náhuatl. regresa...
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