Gaceta
Facultad de Medicina UNAM
10 de julio 2003


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Biografías

Semblanza del doctor Romeo González Constandse

Dentro del marco de la celebración del XXX Aniversario de Graduación de la Generación 1968-1973, desarrollado el pasado mes de mayo, en el Antiguo Palacio de Medicina, se realizó un homenaje al doctor Romeo González Constandse, del cual a continuación re-producimos la semblanza que presentó el doctor Ramiro Bonifaz Gracias, subdirector del Hospital de Especialidades del Centro Médico Nacional y jefe del Banco de Sangre del Hospital General de México.
Cabe mencionar que el homenaje se realizó con motivo de que el doctor González fue profesor de esta generación, padrino en su XXV Aniversario y quien falleciera recientemente.

Honorables miembros de la mesa de honor, señoras y señores, amigos todos.
Deseo iniciar esta semblanza con un poema de Nezahualcóyotl, que identifica al doctor Romeo:
Amo el canto del zenzontle,
pájaro de cuatrocientas voces, amo el color del jade
y el enervante perfume de las flores,
pero amo más a mi hermano el hombre.

Mirar hacia atrás la vida de una persona con la trascendencia del doctor Romeo González Constandse es una tarea complicada y puede prestarse a omisiones de hechos o sucesos importantes, sin embargo intento comentar con ustedes algunos aspectos fundamentales de su trayectoria.


Dr. Romeo González Constandse

El doctor Romeo nació en la ciudad de México el 23 de diciembre de 1924, sus padres fueron el ingeniero Romeo González Blengio y la señora María Olga Constandse, ambos originarios de Tabasco, razón por la que el doctor adoptó al estado de Tabasco como su tierra natal.
Sus estudios básicos los realizó en la Escuela Benito Juárez y en el Instituto Francés Morelos, inició los estudios profesionales en 1944 en la Escuela Nacional de Medicina de la UNAM, donde obtuvo su título de médico el 24 de junio de 1950; dos meses después contrajo matrimonio con la señora Lourdes Sustaeta, con quien procreó cinco hijos que a su vez le dieron catorce nietos.
Entre los años de 1950 a 1960 realizó actividades que iniciaron en el Hospital General de México con el doctor Raoul Fournier Villada; posteriormente en el Instituto de Enfermedades Tropicales, y no fue sino hasta 1956 cuando ingresó al Instituto Nacional de la Nutrición, donde realizó la especialidad de hematología. Una vez concluida, ingresó al Instituto Mexicano del Seguro Social, en el sanatorio número 2, y posteriormente, a la apertura del Centro Médico Nacional, ingresó al Hospital de Oncología, en el cual fue fundador del Servicio de Hematología. Al retirarse del Instituto Mexicano del Seguro Social, regresó al Hospital General de México en 1962, pero contratado por la Comisión de Energía Nuclear, para formar una unidad que estudiara los efectos biológicos de la radiación; más adelante, en 1967, creó el Servicio de Hematología, cuya jefatura ocupó hasta 1985. Durante 10 años (1966-1975) fue delegado por México en el Comité Científico Internacional de los Efectos Biológicos de la Radiación en las Naciones Unidas, con sede en Nueva York y Ginebra. Desde sus inicios como profesional de la medicina (1951) se dedicó a la enseñanza de pregrado en la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional Autónoma de México, así como de la Escuela Superior de Medicina y de la Escuela Nacional de Ciencias Biológicas del Instituto Politécnico Nacional, en donde intervino en la formación de cientos de médicos por más de 30 generaciones. En 1975 creó el Curso Universitario de la Especialidad de Hematología, de la que fue titular hasta 1986, y donde se formaron más de cincuenta especialistas.
Por sus antecedentes académicos, la Universidad Nacional Autónoma de México le otorgó en 1988-1989 la Cátedra “Doctor Bernardo Sepúlveda”.
Entre los años de 1975 a 2001 realizó diversidad de funciones y generó un sinnúmero de actividades, entre las que podemos mencionar las siguientes: Fue miembro titular del Consejo para la Investigación Médica de la Secretaría de Salud y jefe de la Dirección de Investigación de la misma; jefe de la Dirección de Posgrado y jefe de la Unidad de Planeación y Evaluación Académica de la Facultad de Medicina (UNAM). También fue jefe de la Unidad de Investigación Clínica de la Facultad de Medicina (UNAM) en el Hospital General de México, presidente de la Comisión de Ética del Hospital General de México y miembro del Consejo Técnico del mismo Hospital con la representación del secretario de Salud, presidente y fundador del Consejo Mexicano de Hematología en 1990, asesor de la Dirección del Hospital General de México, así como miembro del Comité de Hematología de la División de Estudios de Posgrado de la Facultad de Medicina.
Perteneció a seis sociedades médicas, nacionales e internacionales, escribió 53 trabajos científicos, capítulos de libros, conferencias, etcétera.
En 1995 el Hospital General de México le otorgó el nombramiento de “Consultor técnico honorario”, distinción que por primera vez se brindaba.
La Agrupación Mexicana para el Estudio de la Hematología celebró en Villahermosa, Tabasco, su XXXIX Jornada Anual, misma que llevó su nombre, y el gobierno del estado lo declaró “Huésped distinguido”.
Sus últimos años de vida profesional los dedicó al Grupo Médico de la Clínica Londres, donde formó parte de la Asesoría de la Dirección, fue jefe de Enseñanza e Investigación, presidente del Comité de Ética y elaboró el Código de Ética para la Investigación.
Cualquier persona informada podrá percatarse de que realizar una obra de esta magnitud requirió de un hombre de convicciones bien definidas, íntegro, con disposición para compartir sus conocimientos y con la cualidad de tender la mano y brindar apoyo a todos aquellos que se lo solicitaban, sin esperar nada a cambio. Hombre crítico, humano, sencillo y con profundo conocimiento de su especialidad.
Pocas son las personas que, habiendo alcanzado grandes cono-cimientos, son sencillos en su forma de ser y en su forma de enseñar; él logró reunir estas cualidades, podía transmitir sus conocimientos con facilidad y pudo ostentar el título de maestro, ya que maestro no es tan sólo el que imparte una cátedra, ni siquiera el que transmite un conocimiento o enseña una habilidad, MAESTRO es el que enseña a “ser”, para ello el ejemplo de su vida es el mejor método educativo.
Con su habitual bonhomía nos brindó a todos, y en especial a un servidor, su obra, milagro de la comunicación humana, “la amistad”, él fue para todos nosotros el maestro, el jefe y el amigo.
No quiero dejar de mencionar un aspecto importante de su vida y es el familiar, donde tanto en sus años de noviazgo como en sus 52 años de matrimonio siempre se manifestó como amante novio y esposo, padre ejemplar y cariñoso y abuelo consentidor. A la señora Lourdes, así como a sus hijos Jorge, Alejandro, Jessica, Gerardo, Alberto, y a sus catorce nietos, les manifestamos nuestro cariño y respeto, sin dejar de señalarles que en vida estuvo satisfecho por haber alcanzado las metas marcadas, y que tuvo el reconocimiento de diferentes autoridades, así como de sus familiares, amigos y ex alumnos.
Finalmente quiero expresar un pensamiento que resume nuestro sentir y la vida de nuestro ilustre y querido maestro:
En las dimensiones del hombre, como ser trascendente, la ausencia misma de la persona física se transforma en presencia insustituible de un recuerdo escoltado de afecto.
Estás aún entre nosotros y estarás perpetuamente a nuestro lado, vivirás en las disciplinas que nos enseñaste, en las emociones que nos comunicaste, en el recuerdo de tu valor y generosidad, en tu franca sonrisa, en tus bromas habituales y en tu obra, milagro de la comunicación humana: La amistad; tan valedera en cualquier momento de nuestra vida. Tu legado y nuestro recuerdo harán perpetuar tu vida.

GRACIAS MAESTRO,
DESCANSA EN PAZ
Dr. Ramiro Bonifaz Gracias.

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