Seminario de Ética Médica 2003
La clonación humana versus una opción
para procrear, un debate
- El filósofo Rodolfo Vázquez participó
con la ponencia “Clonación artificial humana y ética”
- Sacralizar el carácter biológico
del ser humano ha llevado a no pocos moralistas a excluir todo tipo
de intervención humana en los procesos naturales: RV
El empleo y aceptación de modos alternativos de
procreación y formatos de familia distintos al de la pareja heterosexual
con unión matrimonial tradicional, en las sociedades actuales,
ha llevado, sin duda, a la posibilidad de que los niños puedan
nacer por clonación a partir de la transferencia de núcleo
en un óvulo, lo que ha despertado inquietud y conllevado a un
debate generalizado dentro de los diversos estratos sociales, motivo
por el cual el filósofo Rodolfo Vázquez, miembro del Consejo
de Bioética, intento justificar éticamente su postura
frente a la clonación humana.
La participación del profesor de filosofía del derecho
del Instituto Tecnológico Autónomo de México (ITAM)
se dio dentro de la cuarta sesión del Seminario de Ética
Médica 2003, donde presentó su ponencia “Clonación
artificial humana y ética”, que se efectuó en el
auditorio “Dr. Fernando Ocaranza”.
En primer lugar, definió la ética liberal como el principio
de autonomía personal. Aunque no niega la idea de que pueden
existir formas de vida mejores que otras, rechaza cualquier intervención
del Estado que busque imponer de manera perfeccionista o paternal algún
plan de vida o ideal de virtud personal. Sin embargo, en el marco del
liberalismo propone que el Estado no se limite a un deber negativo.
El filósofo Rodolfo Vázquez |
Objeciones y argumentaciones
Comentó que respecto al tema se han planteado
algunas objeciones en contra de la clonación, entre las que se
encuentran las siguientes:
1. La teológica. Se ha dicho que la clonación atenta contra
las convicciones religiosas en el sentido de que el ser humano se atribuye
a sí mismo prerrogativas divinas al intervenir en la formación
artificial de la vida de nuevos seres y eliminando óvulos fecundados,
pues Dios hizo al hombre a su imagen y semejanza.
A lo que respondió: “En toda argumentación debe
dejarse de lado la creencia religiosa. Aunque sea respetable no es admisible
como premisa de un argumento racional.”
2. Naturalista. Las intervenciones científicas en la conformación
genética del ser humano violentan el orden y la sabiduría
de la Naturaleza.
La Naturaleza, como tal, no es objeto de valoración moral. No
es ni buena ni sabia ni promueve ni defiende ningún curso de
acción. “Es imposible contar con elementos seguros que
permitan concluir inequívocamente la bondad o la maldad ética
de los científicos. El dilema al que se enfrentan el ético
y el jurista es el de proteger a la sociedad de males desconocidos pero
imaginables o bien congelar el desarrollo de la ciencia y la tecnología
y privar a la sociedad de dichos bienes.”
Aseveró que el tema es muy complejo, por lo que se limitó
a expresar su acuerdo sobre el trasfondo de incertidumbre, parece que
el mejor servicio que puede prestar la ética a la medicina es
el de no imponer barreras y recomendar prudencia en cuanto a la aplicación
de las investigaciones científicas.
3. Etica médica. Los riesgos de las intervenciones científicas
son tan grandes y sus efectos tan remotos, que tales intervenciones
deberían estar éticamente prohibidas. La incertidumbre
sobre los riesgos tiene que ver con los daños físicos
que la clonación podría provocar en los clones resultantes.
Es verdad que las decisiones y la experimentación de la ingeniería
genética, y específicamente lo concerniente a la clonación,
se dan en situaciones de riesgo e incertidumbre. Es prácticamente
imposible contar con elementos seguros que permitan concluir inequívocamente
sobre la bondad o maldad ética. El dilema al que se enfrentan
el ético y el jurista es favorecer el desarrollo de la ciencia
y la tecnología y proteger a la sociedad de males desconocidos,
o bien congelar el desarrollo de la ciencia y la tecnología y
privar a la sociedad de bienes desconocidos e imaginables.
4. Crítica al daño psicológico. Si las mujeres
decidieran clonar con su óvulo y célula somática
se viola el derecho de ser concebido heterosexualmente en una familia
con doble figura parental. Además, no parece claro que se deba
salvaguardar sin limitación alguna la autonomía de la
mujer, toda vez que existe un gran riesgo en la criatura clonada de
graves daños emocionales.
La cuarta objeción sólo tiene sentido en el supuesto de
que únicamente los formatos tradicionales de familia y matrimonio,
heterosexual y monógamo, sean los únicos éticamente
correctos para procrear. Esta exclusividad contradice los principios
de una sociedad liberal y atenta contra el principio de autonomía
personal.
En este contexto –agregó– tiene sentido hablar del
derecho de acceso a las tecnologías de reproducción como
un derecho no discriminatorio (a las que puedan acceder no sólo
las personas o parejas infecundas, como una especie de último
recurso, sino las mismas personas o parejas fecundas si así lo
consideran necesario para la organización de su plan de vida).
5. Sin consentimiento. Si en toda sociedad liberal democrática
se requiere de la participación libre y racional de sus integrantes
para llegar a un consenso discursivo sobre aquello que les es conveniente,
éste no parece ser el caso de la reproducción, no se ha
tomado en cuenta, por ejemplo, el consentimiento de las criaturas fruto
de la clonación, ni el de las generaciones futuras.
Este argumento presupone que los individuos clonados están en
condiciones de prestar su consentimiento a dos hechos previos: la elección
del padre o de la madre o de ambos y, sobre todo, la misma procreación.
Ese consentimiento es fácticamente imposible. Lo único
que se requeriría es que los hijos concebidos no se encuentren
en una situación ambiental peor que la de sus padres.
6. Vulnerabilidad. Al tener el mismo material genético que el
clonador se pone en peligro la identidad del individuo clonado o la
consecuencia no deseada de que la transparencia de su genoma lo convierta
en un ser vulnerable a la manipulación con pérdida de
su libertad.
No es aceptable la tesis de que la omnisapiencia implique la pérdida
de libertad, que el conocimiento total del genoma humano o que la transferencia
de núcleo en un óvulo suponga la pérdida de la
identidad personal.
Citando a Horacio Merchant, argumenta: “Aunque la especie humana
como producto de la evolución comparte su naturaleza biológica
con el resto de los seres vivos, los humanos poseemos una conciencia
individual que nos distingue cualitativamente aun de los primates más
cercanos. Esa conciencia se desarrolla después del nacimiento
gracias a la interacción con el entorno social. Un individuo
clonado desarrollará su propia conciencia de sí mismo
y ésta nunca será la misma que la del clonador del núcleo
somático, ya que el entorno social es históricamente irrepetible.”
7. Trastorno jurídico. La clonación trastocaría
las relaciones filiales y de parentesco existentes y con-sagradas en
la generalidad de los ordenamientos jurídicos contemporáneos.
En la última objeción, apela a la sensatez y prudencia
del jurista y el legislador para indicarles que los cambios se hagan
de manera gradual, por medio de una nueva ley que contemple todas estas
novedades, o de reformas a la ya existente. Todo ello dependerá
de las circunstancias históricas y sociales de cada comunidad
y una seria y responsable labor multidisciplinaria en la que juristas,
filósofos, científicos y las propias instituciones unan
esfuerzos en la formación de una nueva cultura.
Rodolfo Vázquez concluyó diciendo que no hay que perder
de vista que ante la posibilidad de que se genere un ser humano clonado,
tenga este ser humano los mismos derechos que cualquier persona, es
decir, que será un ser digno de las mismas consideraciones y
respeto.
El próximo seminario será impartido por el doctor Arnoldo
Kraus y tratará el tema de ética y eutanasia.
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