Gaceta
Facultad de Medicina UNAM
10 de julio 2003

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Seminario de Ética Médica 2003

La clonación humana versus una opción
para procrear, un debate

  • El filósofo Rodolfo Vázquez participó con la ponencia “Clonación artificial humana y ética”
  • Sacralizar el carácter biológico del ser humano ha llevado a no pocos moralistas a excluir todo tipo de intervención humana en los procesos naturales: RV

El empleo y aceptación de modos alternativos de procreación y formatos de familia distintos al de la pareja heterosexual con unión matrimonial tradicional, en las sociedades actuales, ha llevado, sin duda, a la posibilidad de que los niños puedan nacer por clonación a partir de la transferencia de núcleo en un óvulo, lo que ha despertado inquietud y conllevado a un debate generalizado dentro de los diversos estratos sociales, motivo por el cual el filósofo Rodolfo Vázquez, miembro del Consejo de Bioética, intento justificar éticamente su postura frente a la clonación humana.
La participación del profesor de filosofía del derecho del Instituto Tecnológico Autónomo de México (ITAM) se dio dentro de la cuarta sesión del Seminario de Ética Médica 2003, donde presentó su ponencia “Clonación artificial humana y ética”, que se efectuó en el auditorio “Dr. Fernando Ocaranza”.
En primer lugar, definió la ética liberal como el principio de autonomía personal. Aunque no niega la idea de que pueden existir formas de vida mejores que otras, rechaza cualquier intervención del Estado que busque imponer de manera perfeccionista o paternal algún plan de vida o ideal de virtud personal. Sin embargo, en el marco del liberalismo propone que el Estado no se limite a un deber negativo.


El filósofo Rodolfo Vázquez

Objeciones y argumentaciones

Comentó que respecto al tema se han planteado algunas objeciones en contra de la clonación, entre las que se encuentran las siguientes:
1. La teológica. Se ha dicho que la clonación atenta contra las convicciones religiosas en el sentido de que el ser humano se atribuye a sí mismo prerrogativas divinas al intervenir en la formación artificial de la vida de nuevos seres y eliminando óvulos fecundados, pues Dios hizo al hombre a su imagen y semejanza.
A lo que respondió: “En toda argumentación debe dejarse de lado la creencia religiosa. Aunque sea respetable no es admisible como premisa de un argumento racional.”
2. Naturalista. Las intervenciones científicas en la conformación genética del ser humano violentan el orden y la sabiduría de la Naturaleza.
La Naturaleza, como tal, no es objeto de valoración moral. No es ni buena ni sabia ni promueve ni defiende ningún curso de acción. “Es imposible contar con elementos seguros que permitan concluir inequívocamente la bondad o la maldad ética de los científicos. El dilema al que se enfrentan el ético y el jurista es el de proteger a la sociedad de males desconocidos pero imaginables o bien congelar el desarrollo de la ciencia y la tecnología y privar a la sociedad de dichos bienes.”
Aseveró que el tema es muy complejo, por lo que se limitó a expresar su acuerdo sobre el trasfondo de incertidumbre, parece que el mejor servicio que puede prestar la ética a la medicina es el de no imponer barreras y recomendar prudencia en cuanto a la aplicación de las investigaciones científicas.
3. Etica médica. Los riesgos de las intervenciones científicas son tan grandes y sus efectos tan remotos, que tales intervenciones deberían estar éticamente prohibidas. La incertidumbre sobre los riesgos tiene que ver con los daños físicos que la clonación podría provocar en los clones resultantes.
Es verdad que las decisiones y la experimentación de la ingeniería genética, y específicamente lo concerniente a la clonación, se dan en situaciones de riesgo e incertidumbre. Es prácticamente imposible contar con elementos seguros que permitan concluir inequívocamente sobre la bondad o maldad ética. El dilema al que se enfrentan el ético y el jurista es favorecer el desarrollo de la ciencia y la tecnología y proteger a la sociedad de males desconocidos, o bien congelar el desarrollo de la ciencia y la tecnología y privar a la sociedad de bienes desconocidos e imaginables.
4. Crítica al daño psicológico. Si las mujeres decidieran clonar con su óvulo y célula somática se viola el derecho de ser concebido heterosexualmente en una familia con doble figura parental. Además, no parece claro que se deba salvaguardar sin limitación alguna la autonomía de la mujer, toda vez que existe un gran riesgo en la criatura clonada de graves daños emocionales.
La cuarta objeción sólo tiene sentido en el supuesto de que únicamente los formatos tradicionales de familia y matrimonio, heterosexual y monógamo, sean los únicos éticamente correctos para procrear. Esta exclusividad contradice los principios de una sociedad liberal y atenta contra el principio de autonomía personal.
En este contexto –agregó– tiene sentido hablar del derecho de acceso a las tecnologías de reproducción como un derecho no discriminatorio (a las que puedan acceder no sólo las personas o parejas infecundas, como una especie de último recurso, sino las mismas personas o parejas fecundas si así lo consideran necesario para la organización de su plan de vida).
5. Sin consentimiento. Si en toda sociedad liberal democrática se requiere de la participación libre y racional de sus integrantes para llegar a un consenso discursivo sobre aquello que les es conveniente, éste no parece ser el caso de la reproducción, no se ha tomado en cuenta, por ejemplo, el consentimiento de las criaturas fruto de la clonación, ni el de las generaciones futuras.
Este argumento presupone que los individuos clonados están en condiciones de prestar su consentimiento a dos hechos previos: la elección del padre o de la madre o de ambos y, sobre todo, la misma procreación. Ese consentimiento es fácticamente imposible. Lo único que se requeriría es que los hijos concebidos no se encuentren en una situación ambiental peor que la de sus padres.
6. Vulnerabilidad. Al tener el mismo material genético que el clonador se pone en peligro la identidad del individuo clonado o la consecuencia no deseada de que la transparencia de su genoma lo convierta en un ser vulnerable a la manipulación con pérdida de su libertad.
No es aceptable la tesis de que la omnisapiencia implique la pérdida de libertad, que el conocimiento total del genoma humano o que la transferencia de núcleo en un óvulo suponga la pérdida de la identidad personal.
Citando a Horacio Merchant, argumenta: “Aunque la especie humana como producto de la evolución comparte su naturaleza biológica con el resto de los seres vivos, los humanos poseemos una conciencia individual que nos distingue cualitativamente aun de los primates más cercanos. Esa conciencia se desarrolla después del nacimiento gracias a la interacción con el entorno social. Un individuo clonado desarrollará su propia conciencia de sí mismo y ésta nunca será la misma que la del clonador del núcleo somático, ya que el entorno social es históricamente irrepetible.”
7. Trastorno jurídico. La clonación trastocaría las relaciones filiales y de parentesco existentes y con-sagradas en la generalidad de los ordenamientos jurídicos contemporáneos.
En la última objeción, apela a la sensatez y prudencia del jurista y el legislador para indicarles que los cambios se hagan de manera gradual, por medio de una nueva ley que contemple todas estas novedades, o de reformas a la ya existente. Todo ello dependerá de las circunstancias históricas y sociales de cada comunidad y una seria y responsable labor multidisciplinaria en la que juristas, filósofos, científicos y las propias instituciones unan esfuerzos en la formación de una nueva cultura.
Rodolfo Vázquez concluyó diciendo que no hay que perder de vista que ante la posibilidad de que se genere un ser humano clonado, tenga este ser humano los mismos derechos que cualquier persona, es decir, que será un ser digno de las mismas consideraciones y respeto.
El próximo seminario será impartido por el doctor Arnoldo Kraus y tratará el tema de ética y eutanasia.

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