Alumnos destacados
Andrés Bendesky, un adolescente que descubrió
la investigación básica
- Durante la preparatoria asistió a un
Campamento Internacional de Ciencia, en Israel
- Pasa su tiempo libre en el laboratorio de la
doctora Patricia Ostrosky
Andrés Bendesky es un alumno de cuarto año
de la carrera de médico cirujano que decidió su profesión
porque le interesa conocer a fondo el cáncer, es decir, realizar
investigación básica, la cual, desde el inicio de su adolescencia,
le ha llamado la atención.
Miembro de la generación 2000 y portador del primer lugar en
promedio del ciclo escolar 2001-2002, con 9.95 de calificación,
Andrés accedió a platicar con este medio sobre cómo
fue el proceso para tomar la decisión de estudiar medicina, sus
inquietudes, intereses, pasiones y pasatiempos.
“Cuando llegó el momento de decidir mi profesión
no sabía qué estudiar porque yo quiero dedicarme a la
investigación básica y no sabía qué camino
tomar. Antes de hacer el examen de admisión decidí de
último momento estudiar medicina para tener una panorámica
amplia de lo que es el ser humano, cómo son la salud y la enfermedad,
para conocer los problemas más importantes del hombre y cómo
se comportan, para dedicarme de lleno a lo que me gusta, la investigación
básica.
“Desde siempre me ha interesado la genética con relación
al ser humano y a las enfermedades, me llama la atención el cáncer
y ahora cada día más. Como dije, no sabía qué
camino tomar, si la investigación biomédica básica,
biología o quimicofarmacobiología, pero finalmente me
decidí por medicina.”
Comentó que al concluir la secundaría descubrió
que le gustaba la genética, por lo que cuando terminó
la preparatoria obtuvo una beca para realizar una estancia en el Instituto
Weizmann de Ciencias, en Israel, donde se incrementó su gusto
por la ciencia.
Andrés Bendesky Corenstein |
— ¿Cómo nace tu inquietud por la
ciencia?
“A partir de libros que leía sobre ella,
como ‘Cazadores de microbios’, o los que me daba mi padre,
él fomentó ese gusto en mí; después poco
a poco fui leyendo a investigadores mexicanos, como Francisco Bolívar
Zapata —de quien asistí a sus conferencias en el Colegio
Nacional—; creo que no fue una sola cosa la que detonó
mi interés, fueron varias: los libros y la gente. Al final de
la preparatoria, cuando tuve que elegir, me recomendaron hablar con
la doctora Patricia Ostrosky, del Instituto de Investigaciones Biomédicas
—con quien trabaja actualmente—, le pregunté sobre
qué me convenía estudiar. En esa ocasión salí
más confundido de lo que entré y no se resolvió
mi duda, pero al final tomé la decisión de estudiar medicina.”
Sobre su estancia en el Instituto Weizmann, Andrés comentó
que en la preparatoria donde cursaba, cada año se convoca al
Campamento Internacional de Ciencias en el Instituto Weizmann, en Israel,
al cual asisten cerca de 60 personas de diferentes países y trabajan
en el laboratorio que ellos escogen, además de otras actividades:
“Yo estaba en un laboratorio de inmunología con el investigador
Sin-Hyeog Im —coreano que realizaba su doctorado en dicho Instituto—
trabajando reinducción de tolerancia a los antígenos en
la miastenia grave. Actualmente sigo en contacto con él y nos
escribimos. Eso fue un estímulo para ver qué es la ciencia
y si es lo que me interesa.”
Respecto a su decisión de estudiar en la UNAM, comentó
que nunca tuvo otra opción, que ésa fue siempre su idea
y no por no conocer otras universidades —por cierto cuenta con
una a una cuadra de su casa—, sino porque sus abuelos y padres
estudiaron aquí y todo el tiempo la ha considerado como la mejor.
— ¿Qué pasó cuando te enteraste de que estudiarías
aquí?
“Primero me aceptaron, pero era la época de la huelga.
Había mucha incertidumbre, no se sabía cuándo iba
a terminar y yo estaba en el Instituto Weizmann —verano de 1999
(julio y agosto)—; me iba a quedar hasta que se terminara la huelga.
Un día me habló mi madre; me dijo que ya me había
inscrito, que el examen de colocación era al día siguiente
y que tenía que regresarme. Entonces, cambié mi boleto
para ese mismo día, volé ocho horas y en la mañana
siguiente presente los exámenes de diagnóstico en el Instituto
Nacional
de Cardiología.”
— ¿Cómo fueron esos primeros meses al inicio de
la carrera?
“Entré a un grupo NUCE y en ese momento los tres grupos
que había estábamos juntos, los primeros días en
Hospital Pémex Picacho y después en el Instituto Nacional
de Cardiología. Tomábamos clases juntos extramuros en
varios hospitales y sólo teníamos contacto con nuestros
profesores; nos llegamos a conocer muy bien, tanto que a la fecha somos
unidos, nos seguimos viendo y conviviendo; era muy agradable. Después,
al entrar en la Facultad, el cambio fue radical, nos separaron y comenzamos
a tener contacto con otros estudiantes. Cuando regresamos en enero llegamos
a barrer y limpiar la Facultad durante dos días para comenzar
a trabajar... al final creo que fue mejor de lo que pensaba.”
Sobre el plan de estudios mencionó que como siempre le ha gustado
la investigación disfrutó cursar las materias básicas
de primero y segundo años, de las cuales las que considera mejores
por contenido y profesor son bioquímica, fisiología y
embriología, ahora en los hospitales se aburre porque no le interesa
tanto, pero dentro de todo no la pasa mal, pues piensa que si su decisión
fue estudiar medicina tiene que aprender aunque no sea lo que él
quiere.
— Con relación a tu promedio ¿cómo es que
lo has conseguido?
“En algunas ocasiones me ha interesado la calificación,
siempre ha sido aprender dentro de eso, tratar de lograr la mejor calificación
posible y quejándonos de los exámenes, que están
mal hechos, para que corrijan preguntas que no se entienden..., bueno
un poco de trabajo.”
— Cuando termines la carrera, ¿qué camino te gustaría
seguir?
“No pienso en estudiar una especialización sino hacer un
doctorado en el extranjero sobre investigación biomédica
o buscar algún programa de los que existen en alguna universidad
de Estados Unidos o de Inglaterra sobre genética de cáncer.”
En cuanto a su tiempo libre, Andrés comentó que cuando
no está en el hospital o estudiando en la Facultad pasa el tiempo
en el laboratorio de la doctora Ostrosky, en el Instituto de Investigaciones
Biomédicas, porque es lo que más le gusta.
“Desde que comencé la carrera estoy ahí, me fascina,
es donde más aprendo, no por desmeritar a la Facultad, pero ahí
hago lo que me apasiona. Actualmente, también juego básquetbol
fuera de la Universidad, en un deportivo. Es algo que hacía y
lo dejé cuando entré en la Facultad por falta de tiempo,
pero hace algunos meses lo retomé. Es difícil tener actividades
extracurriculares estudiando medicina.”
— ¿Qué le puedes decir a tus compañeros respecto
a lo que es la investigación o la medicina para ti?
“No me gusta el proselitismo o tratar de convencer a alguien sobre
la investigación, creo que es algo que se va desarrollando individualmente,
aunque se tiene que fomentar desde la primaria o la secundaria, pero
si todavía hubiera alguien rescatable diría que la investigación
es lo que genera nuevo conocimiento, es lo que ha mantenido y desarrollado
la medicina. A mí no me interesa la investigación clínica,
hay médicos que hacen investigación clínica y básica
y profesores que dicen que un médico se debe a la atención
del paciente, la investigación y la docencia. Pienso que debe
lograrse un equilibrio y hacerse más investigación para
acrecentar el conocimiento y promoverlo en las futuras generaciones,
es decir, que cuenten con lo que nosotros no tuvimos.
“La experiencia uno la tiene, se puede trasmitir y desmentir,
pero la investigación, a pesar que también se puede desmentir
o cambiar, está más fundamentada y puede ser menos irrefutable
que lo empírico; es otro camino alterno o paralelo. A mí
no me interesa la clínica y quiero hacer pura investigación,
pero para alguien que estudie medicina y piense en la investigación
es algo válido y apasionante; hay muchos que lo hacen y aportan
conocimientos, porque conocen a los pacientes, saben cuáles son
los problemas que hay y saben qué investigar.”
Finalmente, Andrés comentó que el aspecto económico
no le preocupa, pues no quiere ser rico, a lo que agregó: “Me
preocupa poder vivir decentemente pero no acumular tesoros; entonces,
pienso que quien es capaz de dedicarse a la investigación a lo
mejor tendrá un poco de problemas al principio, pero puede lograr
lo mismo que un médico especialista o trabajar en un hospital.
A mí el dinero no me interesa, creo que es una excusa para no
hacer investigación, a menos que uno quiera tener casas en todo
el mundo, creo que la investigación no es el mejor camino”,
concluyó.
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