Gaceta
Facultad de Medicina UNAM
10 de julio 2003

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Alumnos destacados

Andrés Bendesky, un adolescente que descubrió
la investigación básica

  • Durante la preparatoria asistió a un Campamento Internacional de Ciencia, en Israel
  • Pasa su tiempo libre en el laboratorio de la doctora Patricia Ostrosky

Andrés Bendesky es un alumno de cuarto año de la carrera de médico cirujano que decidió su profesión porque le interesa conocer a fondo el cáncer, es decir, realizar investigación básica, la cual, desde el inicio de su adolescencia, le ha llamado la atención.
Miembro de la generación 2000 y portador del primer lugar en promedio del ciclo escolar 2001-2002, con 9.95 de calificación, Andrés accedió a platicar con este medio sobre cómo fue el proceso para tomar la decisión de estudiar medicina, sus inquietudes, intereses, pasiones y pasatiempos.
“Cuando llegó el momento de decidir mi profesión no sabía qué estudiar porque yo quiero dedicarme a la investigación básica y no sabía qué camino tomar. Antes de hacer el examen de admisión decidí de último momento estudiar medicina para tener una panorámica amplia de lo que es el ser humano, cómo son la salud y la enfermedad, para conocer los problemas más importantes del hombre y cómo se comportan, para dedicarme de lleno a lo que me gusta, la investigación básica.
“Desde siempre me ha interesado la genética con relación al ser humano y a las enfermedades, me llama la atención el cáncer y ahora cada día más. Como dije, no sabía qué camino tomar, si la investigación biomédica básica, biología o quimicofarmacobiología, pero finalmente me decidí por medicina.”
Comentó que al concluir la secundaría descubrió que le gustaba la genética, por lo que cuando terminó la preparatoria obtuvo una beca para realizar una estancia en el Instituto Weizmann de Ciencias, en Israel, donde se incrementó su gusto por la ciencia.


Andrés Bendesky Corenstein

— ¿Cómo nace tu inquietud por la ciencia?

“A partir de libros que leía sobre ella, como ‘Cazadores de microbios’, o los que me daba mi padre, él fomentó ese gusto en mí; después poco a poco fui leyendo a investigadores mexicanos, como Francisco Bolívar Zapata —de quien asistí a sus conferencias en el Colegio Nacional—; creo que no fue una sola cosa la que detonó mi interés, fueron varias: los libros y la gente. Al final de la preparatoria, cuando tuve que elegir, me recomendaron hablar con la doctora Patricia Ostrosky, del Instituto de Investigaciones Biomédicas —con quien trabaja actualmente—, le pregunté sobre qué me convenía estudiar. En esa ocasión salí más confundido de lo que entré y no se resolvió mi duda, pero al final tomé la decisión de estudiar medicina.”
Sobre su estancia en el Instituto Weizmann, Andrés comentó que en la preparatoria donde cursaba, cada año se convoca al Campamento Internacional de Ciencias en el Instituto Weizmann, en Israel, al cual asisten cerca de 60 personas de diferentes países y trabajan en el laboratorio que ellos escogen, además de otras actividades: “Yo estaba en un laboratorio de inmunología con el investigador Sin-Hyeog Im —coreano que realizaba su doctorado en dicho Instituto— trabajando reinducción de tolerancia a los antígenos en la miastenia grave. Actualmente sigo en contacto con él y nos escribimos. Eso fue un estímulo para ver qué es la ciencia y si es lo que me interesa.”
Respecto a su decisión de estudiar en la UNAM, comentó que nunca tuvo otra opción, que ésa fue siempre su idea y no por no conocer otras universidades —por cierto cuenta con una a una cuadra de su casa—, sino porque sus abuelos y padres estudiaron aquí y todo el tiempo la ha considerado como la mejor.
— ¿Qué pasó cuando te enteraste de que estudiarías aquí?
“Primero me aceptaron, pero era la época de la huelga. Había mucha incertidumbre, no se sabía cuándo iba a terminar y yo estaba en el Instituto Weizmann —verano de 1999 (julio y agosto)—; me iba a quedar hasta que se terminara la huelga. Un día me habló mi madre; me dijo que ya me había inscrito, que el examen de colocación era al día siguiente y que tenía que regresarme. Entonces, cambié mi boleto para ese mismo día, volé ocho horas y en la mañana siguiente presente los exámenes de diagnóstico en el Instituto Nacional
de Cardiología.”
— ¿Cómo fueron esos primeros meses al inicio de la carrera?
“Entré a un grupo NUCE y en ese momento los tres grupos que había estábamos juntos, los primeros días en Hospital Pémex Picacho y después en el Instituto Nacional de Cardiología. Tomábamos clases juntos extramuros en varios hospitales y sólo teníamos contacto con nuestros profesores; nos llegamos a conocer muy bien, tanto que a la fecha somos unidos, nos seguimos viendo y conviviendo; era muy agradable. Después, al entrar en la Facultad, el cambio fue radical, nos separaron y comenzamos a tener contacto con otros estudiantes. Cuando regresamos en enero llegamos a barrer y limpiar la Facultad durante dos días para comenzar a trabajar... al final creo que fue mejor de lo que pensaba.”
Sobre el plan de estudios mencionó que como siempre le ha gustado la investigación disfrutó cursar las materias básicas de primero y segundo años, de las cuales las que considera mejores por contenido y profesor son bioquímica, fisiología y embriología, ahora en los hospitales se aburre porque no le interesa tanto, pero dentro de todo no la pasa mal, pues piensa que si su decisión fue estudiar medicina tiene que aprender aunque no sea lo que él quiere.
— Con relación a tu promedio ¿cómo es que lo has conseguido?
“En algunas ocasiones me ha interesado la calificación, siempre ha sido aprender dentro de eso, tratar de lograr la mejor calificación posible y quejándonos de los exámenes, que están mal hechos, para que corrijan preguntas que no se entienden..., bueno un poco de trabajo.”
— Cuando termines la carrera, ¿qué camino te gustaría seguir?
“No pienso en estudiar una especialización sino hacer un doctorado en el extranjero sobre investigación biomédica o buscar algún programa de los que existen en alguna universidad de Estados Unidos o de Inglaterra sobre genética de cáncer.”
En cuanto a su tiempo libre, Andrés comentó que cuando no está en el hospital o estudiando en la Facultad pasa el tiempo en el laboratorio de la doctora Ostrosky, en el Instituto de Investigaciones Biomédicas, porque es lo que más le gusta.
“Desde que comencé la carrera estoy ahí, me fascina, es donde más aprendo, no por desmeritar a la Facultad, pero ahí hago lo que me apasiona. Actualmente, también juego básquetbol fuera de la Universidad, en un deportivo. Es algo que hacía y lo dejé cuando entré en la Facultad por falta de tiempo, pero hace algunos meses lo retomé. Es difícil tener actividades extracurriculares estudiando medicina.”
— ¿Qué le puedes decir a tus compañeros respecto a lo que es la investigación o la medicina para ti?
“No me gusta el proselitismo o tratar de convencer a alguien sobre la investigación, creo que es algo que se va desarrollando individualmente, aunque se tiene que fomentar desde la primaria o la secundaria, pero si todavía hubiera alguien rescatable diría que la investigación es lo que genera nuevo conocimiento, es lo que ha mantenido y desarrollado la medicina. A mí no me interesa la investigación clínica, hay médicos que hacen investigación clínica y básica y profesores que dicen que un médico se debe a la atención del paciente, la investigación y la docencia. Pienso que debe lograrse un equilibrio y hacerse más investigación para acrecentar el conocimiento y promoverlo en las futuras generaciones, es decir, que cuenten con lo que nosotros no tuvimos.
“La experiencia uno la tiene, se puede trasmitir y desmentir, pero la investigación, a pesar que también se puede desmentir o cambiar, está más fundamentada y puede ser menos irrefutable que lo empírico; es otro camino alterno o paralelo. A mí no me interesa la clínica y quiero hacer pura investigación, pero para alguien que estudie medicina y piense en la investigación es algo válido y apasionante; hay muchos que lo hacen y aportan conocimientos, porque conocen a los pacientes, saben cuáles son los problemas que hay y saben qué investigar.”
Finalmente, Andrés comentó que el aspecto económico no le preocupa, pues no quiere ser rico, a lo que agregó: “Me preocupa poder vivir decentemente pero no acumular tesoros; entonces, pienso que quien es capaz de dedicarse a la investigación a lo mejor tendrá un poco de problemas al principio, pero puede lograr lo mismo que un médico especialista o trabajar en un hospital. A mí el dinero no me interesa, creo que es una excusa para no hacer investigación, a menos que uno quiera tener casas en todo el mundo, creo que la investigación no es el mejor camino”, concluyó.

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