Entrevista con la señora Elisa Mora López
Toda una vida en la UNAM, la FM y, particularmente, dentro del crecimiento y desarrollo del Departamento de Bioquímica

"Trabajé, conviví y he conocido muy de cerca a los doctores José Laguna García, Jesús Guzmán García, Carlos del Río Estrada, Raúl Ondarza Vidaurreta, Félix Córdoba Alva, Jesús Kumate Rodríguez, Guillermo Massieu Helguera (†) y Guillermo Soberón Acevedo, entre otros; a la mayoría desde que eran profesores del departamento de Bioquímica de esta Facultad. Todos ellos bellísimas personas, dedicados, atentos y sencillos, qué más puedo decir; me siento afortunada de que me tocara ese momento en mi vida y haber convivido con gente de esa magnitud'', expresó la señora Elisa Mora López de Salles, encargada del Boletín de Educación Bioquímica (BEB) que con mucho esfuerzo realizan profesores e investigadores del departamento de Bioquímica de esta Facultad y de otras dependencias universitarias y extrauniversitarias.

Hoy, ubicada en un cubículo del ala administrativa del departamento de Bioquímica, edificio ``D'' de la Facultad de Medicina, la señora Mora como más se le conoce, realiza sus labores de editor del BEB: coordina los enlaces con el consejo editor y suscriptores a través de Internet, recibe artículos para el boletín, tramita los recibos de suscripción, ordena parte de los trámites administrativos que éste produce y organiza congresos.

Durante breve entrevista con la Gaceta, la señora Elisa Mora nos habló sobre su trayectoria dentro y fuera de la FM; sus vivencias con destacados y reconocidos médicos que dentro de la historia de nuestra Universidad han sido rectores, profesores eméritos o, como en el caso de los doctores Jesús Kumate y Guillermo Soberón, secretarios de Salud. Asimismo sus gustos, pasatiempos y lo más querido para ella, su familia.

El doctor José Laguna y el Departamento de Bioquímica

Hija de un ingeniero y maestra rural, segunda de cuatro hijos, nacida en el Distrito Federal y titulada de contador privado en la Universidad Motolinia, la señora Mora ingresó como trabajadora de la UNAM en septiembre de 1957, recién conformado el departamento de Bioquímica en la FM ubicado en aquel entonces en el tercer piso del edificio ``A'', a pocos meses de haberse trasladado la Escuela de Medicina de Palacio a Ciudad Universitaria. Ingresa como secretaria del que fuera jefe de departamento, el doctor José Laguna García.

``En aquel momento, cuando el departamento comenzaba, el doctor Laguna invitó a colaborar con él a una química llamada Elba Mendoza Villela; la familia de Elba y la mía se conocían desde hacía muchos años, ella era mi amiga de la infancia. Elba fue invitada para preparar los reactivos de las prácticas de laboratorio; entonces, en ese momento, el doctor Laguna necesitaba una secretaria y yo acababa de terminar mis estudios. Mi amiga me invitó y me recomendó con el doctor Laguna, quien me hizo una entrevista y, desde ese momento, me dijo que podía sentirme contratada y que trajera mis papeles, así fue como entré a trabajar a la Universidad. Al mismo tiempo, el doctor Laguna comenzaba igualmente a constituir su equipo de trabajo, en aquel entonces, sólo éramos Elba Mendoza, dos auxiliares de intendencia en la mañana, dos en la tarde y yo como secretaria. Recuerdo que comenzó a conformarse el equipo junto con el grupo piloto, de donde salió gente muy brillante que se formó con los doctores Laguna y Guzmán''.

Con respecto a esta primera etapa, la señora Mora comentó que para ella fue una experiencia muy interesante ver cómo los bioquímicos asistían con mucho entusiasmo a participar y colaborar con el doctor Laguna; a su grupo, se incorporaron los doctores Carlos del Río Estrada y Raúl Ondarza Vidaurreta; meses después, Félix Córdoba Alva, Jesús Kumate Rodríguez, Guillermo Massieu Helguera(†) y Guillermo Soberón Acevedo. Médicos que tenían como característica fundamental el haber salido del país a realizar estudios de bioquímica. Asimismo, recordó que este grupo de profesores fundó, en septiembre de ese año, la Sociedad Mexicana de Bioquímica (SMB), por lo que la mayoría de sus reuniones se realizaban en el departamento, además de otros lugares, y agregó: ``tuve la oportunidad de conocer a estas personalidades a quienes siempre encontré como personas dedicadas a su labor de tiempo completo, muy humanas, entusiastas, con una educación y una formación personal que difícilmente he podido reconocer en otros. Todos ellos personas encantadoras, muy delicadas en el trato y, al mismo tiempo, muy sencillas y accesibles. Fue una etapa muy bonita y de mucha formación.

``Me tocó el gran crecimiento y desarrollo del departamento; la entrada de estudiantes seleccionados como el doctor Antonio Peña Díaz, Victoria Chagoya, Armando Gómez Puyou, Marietta Tuena y Enrique Piña, profesores que en su gran mayoria son eméritos y que han participado y contribuido al buen desarrollo de la materia y de las ciencias afines''.

Como anécdotas y comentarios de estos primeros años, nuestra entrevistada externó que el amor y cariño que le tiene al doctor José Laguna, por la cantidad de enseñanza que obtuvo de él y dijo: ``en una ocasión me pidió que entregara las boletas a los alumnos del grupo piloto, a excepción de uno, al cual él personalmente se la entregaría. Al momento de recoger los muchachos las calificaciones este alumno se enojó, pensó que el no entregarle sus calificaciones era una cosa personal, pero sucedió que al pasar con el dmctor Laguna le dijo: `me enteré de la muerte de tu padre, no sé en qué situación se encuentra tu familia, pero con tal de que te recibas de médico, yo me encargo de los gastos que te provoca la carrera'; el alumno desde luego le agradeció, y de esta manera nos dio una gran lección a mi y al muchacho.

``En otra ocasión, me ordenó que pidiera cotizaciones a empresas de material de laboratorio. Llamé a varios lugares que el doctor me había pedido y entregaron sus cotizaciones; pero cuando llamé, sucedió que una persona me preguntó mis datos personales; posteriormente, al entregarme su cotización, me dijo que si lograba que la Facultad le comprara me daría un diez por ciento de la compra, agregando que nadie tenía que enterarse; cuando entregué las cotizaciones al doctor Laguna le mencioné lo sucedido. En ese momento, estoy segura, no existía la corrupción y si existía yo no sabía como manejarla. Entonces, el doctor me preguntó el nombre de la persona; agarró el teléfono y me dijo: `venga y pida hablar con el agente'; al momento de contestar mi llamada el doctor me pidió el auricular y le dijo: `usted trajo un presupuesto al departamento de Bioquímica y usted le ofreció a mi secretaria el 10 por ciento de la compra, ahora le exijo que ese descuento se lo otorgue al departamento, porque aquí nadie recibe nada y si usted otorga ese 10 por ciento al departamento de Bioquímica le compramos, si no no hay nada; ahí volví a tener una lección de ética; la primera, porque después se sucedieron muchas más. Lo agarraba a uno en vivo y le decía: esto es así, lo aceptas o sales del departamento. Además, era una persona con una capacidad, de información para la gente joven, impresionante, y así es también el doctor Soberón, al que conocí como profesor y jefe del departamento de Bioquímica en el Instituto Nacional de Nutrición''.

Una nueva vida

En 1963, contrajo nupcias con el doctor Marcelo Salles Manuel, por lo que ya no podía seguir trabajando de tiempo completo como lo requería el doctor Laguna y dijo: ``el trabajo con el doctor requería de las 24 horas, porque se quedaba uno con el entusiasmo de lo que se estaba haciendo y de lo que se tenía que lograr; cuando trabajaba con él llegaba a mi casa platicando de las cosas que hacía, de los pendientes que tenía, las cosas que se tenían que concretar para de alguna manera seguir participando en esa fuerza de trabajo en la que me encontraba inmersa. Entonces me ofrecieron la gerencia de la librería-UNAM, en la zona comercial, frente a Rectoría. Para entonces, mi marido estaba terminando la especialidad de pediatría en el Hospital Infantil de México y se presentó la oportunidad de irnos a los Estados Unidos, ya que mi esposo tenía la inquietud de estudiar psiquiatría infantil y en ese momento no había esa especialidad en nuestro país. En septiembre de 1964 nació nuestro primer hijo y nos fuimos a Estados Unidos, donde permanecimos seis años.

``A mí regreso, el doctor Laguna había sido nombrado director de la FM y, al enterarse de que había regresado a México, me preguntó sí quería trabajar; en ese momento mi segunda hija, Elisa, entraba al jardín de niños y me entusiasmó mucho la idea de volver a la FM, aunque de medio tiempo; el doctor Laguna aceptó y me invitó nuevamente al departamento de Bioquímica, donde era jefe el doctor Enrique Piña. Entré a trabajar por las mañanas, los jóvenes que habían sido estudiantes en el departamento Antonio Peña Díaz, Armando Gómez Puyou, Victoria Chagoya y otros, estaban por irse al Instituto de Biología; a la parte que posteriormente se convirtió en el Instituto de Fisiología Celular''.

Eventos culturales a los hospitales

A principios de los ochentas, la Universidad y la FM comenzaron a participar en un programa donde se llevaban espectáculos culturales a los jóvenes estudiantes de la UNAM y, en el caso de la FM, a los hospitales; al respecto, nuestra entrevistada comentó que dicha idea le gustó mucho, ya que a ella siempre le han atraído las artes, por lo que solicitó su cambio a la Secretaría de Actividades Socioculturales, donde era titular el doctor Carlos Olivares Urbina; además de que asistió a tres cursos para promotores de la cultura que impartía la Secretaría de Educación Pública.

``Me encontré con actividades muy variadas como teatro, música de cámara, conferencias y literatura; pero cuál sería mi sorpresa, ya que encontré que había médicos en los hospitales que como entretenimiento habían desarrollado interés en alguna manifestación cultural, por lo que los invité a que presentaran sus trabajos. Se dio una muy bonita respuesta, a pesar de que el médico está inmerso durante su preparación en todo lo que requiere la medicina y su carga de trabajo es muy grande y de mucho estrés, pero es muy grato encontrar gente que se da la maña para disipar la carga de trabajo y las angustias; fue muy bonito, tanto para los ponentes como para los asistentes a las actividades culturales; el público estaba conformado por estudiantes, directivos de los hospitales y, muchas veces, de pacientes y sus familiares; teníamos auditorios grandes como el del Hospital General, el Centro Médico `La Raza' o la Gineco número 4, siempre atiborrados de público. Posteriormente, comencé a recibir llamadas de los Institutos de Investigación que me pedían se abrieran nuestros foros para sus presentaciones''.

Cabe señalar que dentro de los ponentes que manejaba la señora Elisa Mora se encuentran personalidades como la doctora Julieta Fierro, Premio Nacional de Difusión de la Ciencia 1993, el doctor Juan Ramón de la Fuente o el doctor Carlos Bunge.

El terremoto de 1985, la situación económica del país y de la Universidad dan fin al proyecto cultural que desarrollaba la señora Mora, pues el terremoto destruyó o lastimó la mayor parte de los auditorios y, por otra parte, la situación económica conllevó a que la Dirección General de Difusión Cultural ya no siguiera proporcionando el apoyo para las actividades en hospitales.

El Boletín de Educación Bioquímica

``Al ver que ya no se podía cumplir con el objetivo de mi programa, pedí al doctor Olivares mi cambio, porque era inadecuado que me mantuviera en su secretaría; y como otra de las actividades que siempre me interesó fue la atención a los alumnos, pedí mi cambio a la Unidad de Posgrado, en el área de Servicios Escolares. La idea nació porque yo escuchaba que los estudiantes se quejaban de la atención, la cual debería ser rápida, pues los hospitales sólo les dan unos cuantos minutos para venir y arreglar sus problemas administrativos. Me otorgaron la atención de alumnos en el área de especialidades hasta 1987; durante ese tiempo mis amistades del departamento de Bioquímica me platicaban que había inquietudes por difundir las actividades de actualización bioquímica, lo que yo conocía también, pues había trabajado en ello cuando recién me incorporé por segunda vez al departamento, se trataba del material que se daba a los profesores durante los talleres anuales, por lo que se tenían que esperar un año para poder obtenerlos; motivo que llevó al doctor Piña a crear el Boletín de Educación Bioquímica, que de cariño se le llama BEB; y fue entonces que me dijeron que si no me gustaría dedicarme a él, puesto que me había gustado tanto la difusión de la cultura y la ciencia. Para cumplir con esta responsabilidad tomé cursos de redacción y asistí a congresos de difusión de la ciencia, motivo por el cual regresé al departamento; además porque mi otro trabajo se había convertido en una rutina, ya no me gustaba. En ese momento, el doctor Piña pidió a la doctora María Eugenia Ponce de León, quien era secretaria de Servicios Escolares, mi cambio, lo que aceptó con gusto''.

Para esta segunda etapa, el departamento de Bioquímica se encontraba ya en sus nuevas instalaciones; el edificio ``D'' de la FM. El cambio se realizó cuando el doctor Enrique Piña, al ser nombrado jefe del departamento, vio la posibilidad de cambiarse; al respecto, la señora Mora comentó que en el lugar anterior creció tanto el departamento que parecía un hormiguero en frenesí de trabajo, pero todos con mucho entusiasmo y entrega, con una tremenda disciplina que les enseñó el doctor Laguna y con jornadas de sol a sol. ``Todo ello fue una experiencia donde se aprendieron muchas cosas, no nada más de trabajo sino formación humana''. Agregó que las enseñanzas del doctor José Laguna les dio una gran formación al despertar el amor por el trabajo, por la responsabilidad y por la capacidad creativa, además de darles la oportunidad de manifestarse bajo una supervisión muy estricta pero muy cálida. ``Esta es una faceta de los doctores Laguna y Guzmán que pocas veces escucho, a excepción de los que nos tocó estar cerca de ellos; desafortunadamente, el doctor Laguna padeció un problema vascular que lo obligó a retirarse de sus actividades en la Universidad; sin embargo, ese grupo que se inició con él lo recuerda y periódicamente lo visitamos en su casa, nos recibe muy cordial, con mucho cariño y, todavía sigue siendo un ejemplo para todos''.

Al regresar al tema del BEB, la señora Mora nos dice que éste se distribuye en todas las escuelas, facultades e institutos del país donde se imparte esta asignatura, en países de América Latina, además de comunidades hispanas que realizan estudios en el extranjero y que están radicadas actualmente en España, Estados Unidos, Italia e Inglaterra. Además, resalta el hecho de que las personas que radican en el extranjero también colaboran mandando artículos para ser publicados en el BEB.

El BEB es casi gratuito, aunque se hace una atenta invitación a quien pueda y guste colaborar dando una cooperación de 200 pesos para los gastos de envío. Esta cooperación se realiza a través de la señora Mora, quien toma los datos. Además, el BEB cuenta también con un número de cuenta en Bancomer donde se puede depositar la cooperación. Al respecto, la señora Mora comentó que la cuota no es obligatoria, porque la mayoría de los subscriptores son alumnos de la FM.

Lo más querido

``Hago la broma en mi casa de que me gustan las `labores propias de mi sexo', me gustan muchísimo y amo intensamente a mi familia, por eso sólo trabajo medio tiempo, porque dando las dos de la tarde salgo en mi carroza rápidamente (digo carroza, porque no quiero que se convierta en calabaza) a realizar la segunda parte de mi compromiso en la vida, mi familia''.

La señora Elisa Mora cuenta con dos hijos, un varón de 33 años y una mujer de 30, ambos profesionistas, y su esposo, al cual califica de excelente persona y con el que afortunadamente ha vivido armónicamente, cultivando el amor del uno hacia el otro y a su familia, de su propio desarrollo y respetuosos de sus quehaceres; además, valoraron que era muy importante la solidez de la familia, la interacción y el apoyo de unos con otros para compartir los buenos momentos y los no tan buenos.

Sobre sus pasatiempos comentó que a ella y a su familia les gusta la literatura, las artes y la cultura en general, disfrutan mucho de exposiciones y conciertos. Gusta también de la buena comida, desde los escamoles y los chapulines mexicanos hasta la comida internacional, así como compartir con sus amistades, principalmente las que hizo junto con su esposo en sus años mozos; con ellos han formado un grupo de amigos muy queridos con quienes comparten actividades sociales, paseos, visitas a museos o zonas arqueológicas y comidas, por lo que considera llevar una vida muy enriquecedora. Además, gusta mucho de atender su casa, a la cual le pone mucho cariño para que luzca cómoda y agradable para su familia y sus seres queridos; por lo que reiteró el gusto que le da la segunda parte del día en sus actividades.

Conciencia de su situación y tiempo

Continuando con la charla, la señora Mora, una persona muy atenta y gentil, comentó que siempre pensó que al cumplir 30 años de labor o 60 de edad las personas empezaban a envejecer y que ahí se tenía uno que retirar, por lo que dijo: ``he de decir que ya cumplí 30 años de trabajo y 60 de edad, me gusta mucho lo que hago, pero asimismo he comenzado a reflexionar si me jubilo, principalmente porque cuento con un salario y estoy ocupando una fuente de trabajo que corresponde a la gente joven. Entonces, tengo que decidir, porque creo que la gente joven tiene el mismo derecho que yo tuve en mi momento al hacer un compromiso social y que ya se cumplió. Ahora mis jefes son más jóvenes que yo, aunque me hacen sentir bien y me permiten ser útil, creo que mi compromiso con la sociedad está cumplido y tengo que dejar mi espacio; necesito pensar qué es lo que haré.

``Tengo una serie de inquietudes, como aprender la encuadernación; hay tantos libros y tanta forma bonita de cuidarlos y mantenerlos, que me lleva a pensar que puedo regalar un libro muy enriquecedor con una presentación personal''.

Finalmente, la señora Elisa Mora López comentó que cuando tenga más tiempo disfrutará de todas las maravillas que ofrece la Universidad, como las conferencias, cursos y talleres, donde puede uno mantenerse actualizado sobre cosas muy interesantes, pues es algo que quiere compartir con sus seres queridos y amigos, y en un futuro con sus nietos, pues le gustaría ser una abuela del pasado y del presente; y concluyó diciendo: "viniendo a la Universidad, pues es el camino que más conozco".