Gaceta
Facultad de Medicina UNAM
25 de febrero 2001


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Pionera de la citología exfoliativa en México
En memoria de la doctora Julieta Calderón Gené de Lagunas

Un trabajo prolongado, inteligente, fecundo, enriquecido continuamente por el estudio y la investigación, fue el de la doctora Julieta Calderón Gené de Laguna, quién dedicó su vida a una labor encomiable: la lucha contra el cáncer y, muy concretamente, contra el cáncer en la mujer.

Originaria de San José, Costa Rica, en 1943 recibió de la UNAM su título de médica. Su vida transcurrió entre cursos que recibió y que impartió, trabajos de investigación en laboratorio, coordinación de servicios médicos y campañas, participación en congresos y simposios y, por si fuera poco, la atención a su esposo, siete hijos y su casa, y el cultivo de una serie de virtudes que hicieron de ella una persona admirable.

Por su trabajo y dedicación, la doctora Calderón Gené de Laguna es considerada pionera de la citología exfoliativa en nuestro país, toda vez que el inicio de esta especialidad, en la década de los cuarentas, no fue sencillo, a pesar de evidencias contundentes, hubo mucha resistencia a aceptar que un diagnóstico preciso pudiera efectuarse sólo a través de un puñado de células arrancadas de los órganos.

Durante esos años fue médica asistente del Servicio de Cáncer Ginecológico en el Hospital General y en el Centro de Detección y Diagnóstico del Servicio de Cáncer Mamario y Ginecológico de la SSa.

Después de su adiestramiento en los años de 1947 y 1948 en el Memorial Hospital de Nueva York, con los doctores Papanicolaou y Cross, y la bióloga Ruth Graham, no solamente inició el ejercicio de esta especialidad, sino que fue fundadora y jefa de varios laboratorios de citología exfoliativa; primero, en 1950, el del Hospital "Dr. Jesús Alemán Pérez", conocido también como Hospital de la Mujer, ubicado en la Plaza de la Santa Veracruz, frente a la Alameda Central, en una vieja casona donde actualmente se encuentra el Museo Franz Mayer; posteriormente fundó el del Instituto Nacional de Cancerología, cuando estaba en las calles de Enrico Martínez, y después participó en la organización de los servicios médicos del ISSSTE y fundó en el Hospital 20 de Noviembre un laboratorio más, además de dedicar tiempo como médica adjunta del Departamento de Radioterapia del Instituto Nacional de Cancerología.

Al tiempo que desempeñaba esos puestos inició sus estudios de posgrado en diversos hospitales: Laboratorio de Anatomía Patológica del Instituto Nacional de Radioterapia; Massachussetts General Hospital, y Research Fellow Vicent Laboratory.

 
La citopatología es una rama de la anatomía patológica que aporta gran ayuda en el diagnóstico de las enfermedades. La eficacia de la citopatología como procedimiento de screening (pesquisa o detección) es perfectamente reconocida y a través de su más antigua expresión, la citología cervicovaginal (prueba de Papanicolaou), ha sido posible realizar exitosos programas de detección oportuna de cáncer cervicouterino, que han salvado de la enfermedad y la muerte a numerosas mujeres. A la citopatología se le pueden aplicar actualmente todos los adelantos tecnológicos modernos, como son la microscopia electrónica, la inmunohistoquímica, el marcaje de oncogenes, y utilizar procedimientos como citometría de flujo y análisis de imágenes, entre otros, sin contar con el florecimiento adquirido por la punción aspirativa con aguja delgada, que además de ser un procedimiento sencillo y económico en sí, baja costos y permite prescindir de la utilización de equipos complicados y costosos, todo a favor de un mejor resultado en el tratamiento del individuo enfermo. Los avances en citopatología son tantos que para difundirlos han aparecido, a lo largo de su corta vida, revistas especializadas como Acta Cytologica, Diagnostic Cytopathology y "Cytopathology" (suplemento de la revista Cáncer) y muchas más.

Los años cincuentas los dedicó en buena parte a la enseñanza de los conocimientos que ya había acumulado y que su responsabilidad profesional la incitó a transmitir. En el Hospital Juárez dio cursos de cancerología ginecológica y se encargó de la dirección médica de la campaña contra el cáncer. Fue profesora de oncología de la Escuela Superior de Medicina Rural del Instituto Politécnico Nacional y de la División del Doctorado de la Facultad de Medicina de la UNAM, donde enseñó radiología y coordinó cursos de ginecología y obstetricia. Recibió la adscripción al Programa de Becas de la OEA para adiestramiento de médicos citólogos.

En esa época, el interés por la citología era compartido por numerosos médicos de otras especialidades, todos con la misma idea de difundir y compartir los nuevos conocimientos, para lo cual se fundaron diversas agrupaciones dedicadas a esta naciente especialidad, como fueron la Academia Internacional de Citología Ginecológica (actualmente Academia Internacional de Citología), la Sociedad Latinoamericana de Citología y la Asociación Mexicana de Citología Exfoliativa. México estuvo representado por la doctora Calderón Gené de Laguna entre los socios fundadores de las tres agrupaciones mencionadas.

La productividad científica de la doctora la hizo figurar en las actividades iniciales de consenso sobre la morfología citológica, así como en el valor de la citología hormonal y el reconocimiento de los cambios postradiación, que no deben confundirse con manifestaciones de actividad neoplásica, conceptos que aparecieron en revistas importantes, como la naciente Acta Cytologica, precisamente en su primer número en el año de 1957, así como en otras revistas y libros.

Además, también fue profesora titular de ginecología y obstetricia en la Facultad de Medicina de la UNAM, y después de figurar en varias asociaciones científicas, ocupó un sitial como miembro titular de la Academia Nacional de Medicina. Su fructífera vida profesional la llevó a recibir numerosas distinciones, entre ellas el nombramiento de Mujer del año.

Otro aspecto importante de su quehacer profesional fue el de formar numerosos alumnos, no solamente dentro del ambiente médico nacional, en el que se encuentran algunos muy distinguidos, sino en el ámbito latinoamericano: prácticamente no existe un solo país que no haya tenido, a través de un alumno, la influencia de las enseñanzas de la doctora Calderón Gené de Laguna.

Su capacidad profesional y humana la llevó a iniciar los años sesentas con una serie de responsabilidades de dirección y coordinación. La nombraron miembro del Consejo Consultivo del Hospital de la Mujer y del Instituto Nacional de Cancerología, jefa del Servicio de Citología del Hospital 20 de Noviembre.

Como para esos años la tecnología era ya una herramienta indispensable para la medicina, la doctora Laguna se trasladó a Chicago para estudiar un diplomado sobre automatización de la citología del cáncer uterino.

Desde 1969 hasta 1990, la doctora Laguna fue jefa del curso de posgrado de médicos citólogos del ISSSTE, y también del curso de citología del Hospital 20 de Noviembre. En 1976 fue nombrada jefa de la Oficina Normativa de Oncología del ISSSTE, así como titular de la Dirección General de Lucha Contra el Cáncer de la SSa, y continuó impartiendo sus cursos de posgrado, actividad que nunca suspendió.

En 1978 aceptó un puesto directivo dentro del Programa de Detección Oportuna del Cáncer Cervicouterino, de la entonces Secretaría de Salubridad y Asistencia, puesto que desempeñó por varios años. Más tarde, en 1983, fungió como presidenta de la Comisión de Oncología del ISSSTE. Sobra mencionar que perteneció y trabajó para innumerables asociaciones profesionales nacionales e internacionales, mismas que ha presidido en diversas épocas, destacando su participación como miembro de la Academia Nacional de Medicina.

La doctora Gené de Laguna, además de recibir diversos homenajes y reconocimientos por su labor profesional, deja un importante legado a la medicina mexicana a través de las múltiples publicaciones en libros y revistas relacionadas con la citología exfoliativa y el cáncer cervicouterino. Julieta Calderón Gené de Laguna supo conjugar su elevada capacidad intelectual y de trabajo con una continua preocupación por quienes la rodeaban y con una entrega desinteresada a las causas en bien de la salud.

Su vida personal fue también muy fructífera; la compartió con el doctor José Laguna García, profesor de bioquímica, director de la Facultad de Medicina de la UNAM y alto funcionario de la Secretaría de Salud. Juntos procrearon una gran familia, de la que sobreviven a la doctora Gené de Laguna su esposo y sus hijos, así como nietos y familia política. La doctora Julieta Calderón Gené de Laguna falleció el día 3 de febrero de 2001.