Gaceta Facultad de Medicina UNAM
10 febrero 2006
Facultad de Medicina UNAM

Nuestros profesores

Raúl Cicero Sabido, una historia compartida entre la
Facultad de Medicina y el Hospital General de México

Un distinguido hombre mayor, de pasos firmes, de cálida expresión en su rostro, pero, sobre todo, una figura médica como la de pocos, como las de antes, las de aquellos a los que se podía confiar hasta el alma; todo ello es Raúl Cicero Sabido, quien nos habla de sus inicios en la medicina, y nos deja su visión de las instituciones donde creció profesionalmente.

En la actualidad suma 50 años de enseñanza en la Facultad de Medicina como profesor de neumología, cirugía de tórax y endoscopia torácica, y toda una vida dedicado a la Unidad de Neumología “Alejandro Celis” del Hospital General de México, que hacen del maestro Cicero Sabido una autoridad en su campo.

Nació en la sede de México en El Salvador, debido a las actividades diplomáticas de su padre. En sus años de adolescencia, además de estudios cortos de diplomacia, su inquietud y entusiasmo lo acercaron a una actividad deportiva que le daría importantes logros, como el campeonato nacional de florete, ser miembro del equipo olímpico mexicano, y formar parte del Salón de la Fama Universitario de la UNAM. Pero sin duda, lo más importante fue la decisión de ingresar a la Escuela de Medicina, donde inició guiado por uno de los grandes maestros de la medicina mexicana.

Desde el primer año de la carrera se interesó por hacer algunas prácticas de disección en cadáver con el destacado maestro Alejandro Celis, lo cual permitió su incorporación al Hospital General de México como profesor ayudante de clínica y de aparato respiratorio; comenzó así una carrera exitosa, que se vislumbraba desde el desarrollo de su tesis profesional dirigida por el propio Celis.

En esa época —recuerda— trabajaban en el nosocomio grandes maestros como Clemente Robles, Fernando Valdez Villareal, Armando Ordóñez y Guillermo Montaño, entre otros, de quienes los estudiantes podían aprender mucho.

A este respecto y por su conocimiento del hospital, nos dijo que al iniciarse el nosocomio se incorporó la enseñanza; sin embargo, ésta no dependía de la entonces Universidad, fueron años más tarde que sus actividades docentes no se podían entender sin la Facultad de Medicina.

A cien años del nacimiento de este importante hospital, se sabe que su crecimiento y desarrollo se debió a personajes como Genaro Escalona, Salvador Zubirán y otros igualmente distinguidos, pero gracias a Ignacio Chávez, la enseñanza clínica se fortaleció y se vinculó estrechamente a la Universidad Nacional, toda vez que muchos de sus grandes maestros estaban desempeñándose en ambas instituciones, y algunos de ellos crearon los más importantes institutos nacionales.

No obstante, el doctor Cicero Sabido apunta que el desarrollo del Hospital General siempre se ha visto afectado por problemas económicos, y aunque después aparecieron los institutos y el Seguro Social, no dejó de ser el campo clínico más importante de la Facultad de Medicina.

Cuando el doctor Raoul Fournier estuvo al frente del nosocomio, creó grupos piloto que modificaron para bien la enseñanza clínica; entonces fue nombrado profesor de esos grupos en clínica y patología del aparato respiratorio, junto al ex rector Octavio Rivero Serrano y otros des-tacados doctores contemporáneos, y desde entonces, además de ser médico del hospital, se dedicó a la enseñanza y la investigación ligado a la Facultad. En 1980, por concurso, fue nombrado profesor titular C de tiempo completo de la FM en el área de neumología y cirugía de tórax.

“Ser profesor de la UNAM era un honor, porque no era nada fácil, tenías que estar ligado a un profesor con prestigio; la carrera universitaria tenía un valor curricular muy importante, al igual que la carrera hospitalaria, y se tenía que estar preparado para las promociones en el hospital, algo que actualmente se ha perdido, al igual que los vínculos de la Facultad con el Hospital.”

A este respecto advierte que la Unidad de Patología que Ruy Pérez Tamayo creó en el Hospital dependía del apoyo y la relación estrecha con la Facultad de Medicina, que Fournier obtuvo y fomentó; actualmente, aunque la Facultad tiene en el Hospital, la Unidad de Medicina Experimental, está poco relacionada con el nosocomio; la liga es débil, “no podemos permitir que se diluyan los vínculos entre estas instituciones, porque además de seguir siendo el campo clínico más importante del país, el Hospital tiene una importancia fundamental para el pueblo de México”.

Explicó que la Unidad de Neumología, a cargo primero del doctor Celis y después del doctor Rivero Serrano, de la cual fue jefe también, siempre estuvo ligada a la Facultad; las tesis que se elaboraron y dirigieron, todas eran de la Facultad. El también profesor titular de los cursos de posgrado señaló que gracias a las actividades de este nivel (especialidad, maestría y doctorado) ligadas a la UNAM que se han mantenido, de manera importante contribuyen al prestigio del Hospital.

En la visión del maestro Cicero Sabido, quien además fue director de Enseñanza del nosocomio, existe la posibilidad de reafirmar y ampliar los nexos del Hospital General con la Universidad Nacional, toda vez que desde hace más de 15 años se ha perdido el concepto universitario del hospital; no se puede concebir el hospital sin enseñanza, sin investigación, pero además, estas dos actividades tan importantes no se pueden concebir sin la Facultad de Medicina y sin la UNAM.

El también miembro del Sistema Nacional de Investigadores, quien actualmente cuenta con protocolos en desarrollo en la Clínica del Sueño de la Unidad de Medicina Experimental, inició su desarrollo en investigación en el área de enfermedades pulmonares, particularmente en tuberculosis, misma que inició en 1950 junto al doctor Alejandro Celis y que actualmente continúa. Además ha realizado otros estudios sobre cáncer pulmonar, tabaquismo, enfermedades infecciosas y técnicas de endoscopia del aparato respiratorio. Ha publicado 286 trabajos en revistas nacionales e internacionales. Ha escrito 18 capítulos para libros de medicina y de especialidad, y es coautor del texto Neumología, que tiene tres ediciones.

Esta figura médica pertenece al Programa Único de Especializaciones Médicas de la División de Estudios de Posgrado de la Facultad de Medicina, UNAM; a las Academias Mexicana de Ciencias, Nacional de Medicina y Mexicana de Cirugía, y a la Amccp y Ats de Estados Unidos y es reconocido como cirujano emérito del Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición “Salvador Zubirán”.

Entre otras distinciones, recibió el Premio Nacional de Investigación Clínica “Miguel Otero” 2000, reconocimiento que entrega la Secretaría de Salud, por sus contribuciones en la lucha contra la tuberculosis.

El doctor Raúl Cicero Sabido, después de compartir su visión de las instituciones a las que ha dedicado su labor profesional, finalizó la entrevista al afirmar que “es un gravísimo error descuidar la relación de la atención médica con las actividades académicas de la UNAM, ya que mientras más alto es el nivel académico, más alta es la calidad de la atención”. Además, a las generaciones que ha formado y a los médicos en formación les dice que la única manera de superarse es trabajar seriamente, amar a la profesión y a las instituciones que los adiestran. “Es la manera de actuar en la medicina de todas las épocas.”