Gaceta Facultad de Medicina UNAM
10 febrero 2006
Facultad de Medicina UNAM

Sesión académica

El médico, como individuo y profesional ante las adicciones y su tratamiento

La doctora María Elena Medina-Mora, directora de Investigaciones Epidemiológicas y Psicosociales en el Instituto Nacional de Psiquiatría “Dr. Ramón de la Fuente, impartió la conferencia titulada “Las adicciones y el ejercicio de la medicina” el pasado 20 de enero.

La doctora María Elena Medina-Mora

En la sesión académica, la especialista explicó la importancia del papel del médico frente a la identificación y el tratamiento de las adicciones, no sólo en el paciente, sino también en su persona, ya que él es un modelo porque tiene influencia en las personas que lo consultan, y además “una oportunidad única de modificar el problema”, para lo cual señaló es indispensable que el galeno se entienda como un estereotipo que se ha de seguir, y que reflexiones sobre su propio modo de vida, que entienda los riesgos y las estrategias para manejar el problema, así como la forma en que puede ayudar a los pacientes.

La presentación la realizó el secretario general de la Facultad de Medicina, doctor Joaquín López Bárcena, quien externó el privilegio de contar con una clase impartida por la maestra Medina-Mora: “una de las personas que más conocimiento y experiencia tienen en el país, en Latinoamérica, y seguramente, en el mundo, en el tema de las adicciones”.

Dijo que el consumo de drogas “... es un asunto de mucha relevancia porque tiene una doble finalidad. Primero, porque los estudiantes, como jóvenes, están inmersos en este problema, y segundo, como estudiantes de medicina.” Además afirmó: “Es un tema que representa un verdadero reto, no nada más para los que nos dedicamos al cuidado de la salud, sino para toda la población, porque tiene repercusiones en los individuos, en la economía de un país, en el progreso, y en todo aquello que tiene que ver con el desarrollo humano.“

Señaló que las adicciones y el consumo de sustancias nocivas para el organismo representan un problema muy serio, “y los médicos debemos aprender a manejarlo desde el primer año de la carrera, porque incluso con los años de ejercicio, su manejo es una dificultad”.

En el auditorio “Raoul Fournier Villa-da,” la doctora Medina-Mora invitó a los estudiantes a reflexionar en cada momento de la charla, sobre su consumo habitual de alcohol, tabaco (drogas permitidas) o cocaína, marihuana (drogas prohibidas), etcétera.

Señaló que en México, el alcoholismo o las drogas no son vistos como una enfermedad y mucho menos como un problema social: “hay vergüenza de tratar el alcoholismo como una enfermedad”, incluso cuando el crecimiento en el consumo se ha visto reflejado en las cifras que indican que en nuestro país no se bebe con mucha frecuencia, sino más bien, en cantidades muy elevadas, y a más temprana edad, situación que incrementa el número de ingresos a salas de urgencias por consecuencias de alcohol en la sangre, ya sea intoxicaciones, accidentes, choques, congestiones, y otros, consumos que provocan desde desinhibición hasta un paro respiratorio y muerte.

Medina-Mora detalló que entre México y Estados Unidos de América hay serias diferencias. En nuestro país la dependencia al alcohol es de 8.2 por ciento y 15.1 en el país del norte, pero aquí, el porcentaje de alcohol en la sangre es de 20.9 por ciento, mientras que en Estados Unidos es de 10.9, lo que indica que la dependencia es menor, pero se consume más alcohol, y, como consecuencia, se explica que la mortalidad por cirrosis sea de 48.6 por ciento en México y de 11.6 en Estados Unidos; desafortunadamente, puntualizó que “los objetivos preferidos para la expansión de nuevos mercados son zonas en las que se producen drogas ilícitas o en donde se elaboran o trasportan”.

Agregó que la mayor parte de la demanda del tratamiento en América Latina se debe a la cocaína. En México ésta es la droga más consumida. La cantidad incautada en nuestro territorio en 2002 fue de 12 mil 600 toneladas y 21 mil toneladas en el año 2003, y son las ciudades fronterizas del norte las que más la consumen. Ante este contexto, es importante que los médicos identifiquen y enseñen a la población a manejar las adicciones.

Para tratar la enfermedad, afirmó que ha habido muchos avances, pero hasta hoy, no hay un medicamento que ayude a manejar el problema, sólo existen los que ayudan con las consecuencias del mismo, es decir, sólo terapias de mantenimiento.

Agregó que en la práctica profesional los estudiantes tendrán la oportunidad de dedicarse a la investigación, lo que implica una “posibilidad para desarrollar medicamentos; hay avances que permiten pensar que habrá un cambio en la manera de tratar este problema” y su aporte será encontrar mejores soluciones.

En ese sentido, afirmó que los avances han sido notorios, ya que ahora se sabe cómo funciona el cerebro y qué le sucede cuando se ve afectado por las drogas, cómo es que se vuelve adicto, y cómo es que aprende a depender de ellas; en este sentido, explicó que se pueden encontrar nuevas alternativas de tratamiento, “sobre todo si los médicos somos capaces de detectarlo en forma temprana”.

Para esta detección es necesario aplicar encuestas y tener elementos que permitan hacer conciencia al paciente. La doctora ejemplificó con tres sencillas preguntas: “¿Qué tan frecuentemente toma bebidas alcohólicas? ¿Cuántas copas se toma en un día típico de los que bebe? ¿Qué tan frecuentemente toma seis o más copas en la misma ocasión?”, que pueden hacer notar al paciente que las acciones sociales o personales respecto de una adicción no son las ideales y que están siendo afectados. Asimismo, precisó que es importante hacer notar al consumidor cuánto gasta al mes y qué podría hacer con ese dinero.

Aseveró que las señales de alerta aparecen cuando el paciente pierde la conciencia de lo que pasó mientras bebía o de lo que hizo la noche anterior, cuando ha tomado sustancias sin saber qué eran, cuando ha tenido un accidente después del uso de las drogas, cuando se ha expuesto a algún riesgo por estar intoxicado o cuando ha hecho algo de lo cual se ha arrepentido.

Luego de identificarlo, es importante que el médico esté preparado porque el individuo puede no estar listo para el cambio; entonces, viene un proceso que incluye ignorancia, reflexión, determinación, acción y mantenimiento.

Sobre todo, expresó que en un país como el nuestro, donde no existe una campaña para detectar consumidores, ni advertencia social de los efectos del alcohol, sino, por el contrario, hay difusión del consumo y no tenemos precaución con la cantidad, “no hay advertencia social, sino promoción hacia el abuso”.

Diferenció entre los pacientes que presentan un comportamiento agudo -consumo/ocasión (intoxicación, accidentes, asaltos, conducta sexual riesgosa)- y los que tienen un comportamiento crónico -historia de consumo, que implica un efecto a largo plazo (alcoholismo, cirrosis y otras enfermedades). Además explicó que los antecedentes familiares y el ambiente social son un factor de riesgo.

En el caso del tabaco, detalló que “su abuso en edades tempranas, cuando el cerebro todavía está en desarrollo, lo modifica e incrementa el riesgo de utilizar otras drogas, porque hay el círculo vicioso del cerebro inmaduro afectado por drogas”.

La también profesora de la FM y perteneciente a la Junta de Gobierno de la UNAM, explicó que es importante que la persona valore su motivación al cambio y alentó a los estudiantes a aprender qué son las drogas, cómo afectan el cerebro y cómo se pueden atender para así conocer sus efectos, así como que en una consulta deben destinarse unos minutos a las preguntas relacionadas con el consumo de algunas drogas, ya que al final, el tratamiento o el uso de medicamentos pueden afectar al paciente.

Es importante asimismo detectar las etapas de la adicción y conocer el trato que se debe dar a cada una de ellas; se muestran al paciente los riesgos, las consecuencias y los beneficios que le daría dejar el consumo de esa sustancia. Hablar sobre los beneficios que tiene beber en menos cantidades y el de reducir el consumo, de acuerdo con las expectativas de calidad de vida de cada paciente y de las metas que se haya propuesto para su futuro.

Aseveró que es indispensable también mostrar preocupación por la salud y su consumo de alcohol, aconsejar al paciente de abstenerse de beber o de reducir su ingesta, así como acordar un plan de acción sencillo.

“El alcoholismo y la drogadicción son enfermedades con derecho a tratamiento, pero no lo hay, nada está garantizado, ya que en el ámbito social lo seguimos viendo como un vicio, no como una enfermedad”, añadió. “En el tratamiento hay que ir bajando paulatinamente la dosis hasta que el organismo ya no la necesita, si se corta abruptamente es muy doloroso. La opción son los medicamentos alternativos con estructuras similares de sustancia activa para ir haciendo descender las cantidades que el organismo requiere”, y para la cocaína no hay un medicamento equivalente.

Señaló que en su papel de médicos deben aconsejar sobre los resultados de la encuesta y de los riesgos, resaltar los beneficios de un cambio, dar información sobre los problemas asociados con el consumo, cómo elegir una meta, cómo obtener apoyo, revisar los consejos y mantenerlos.

Desafortunadamente, afirmó que algunos tipos de bebida y factores en el individuo de fatiga, estrés emocional o mental, facilitan la intoxicación. Es indispensable que conozcan las drogas y sus efectos, sus interacciones con los medicamentos, el abuso y dependencia, el manejo por intoxicación y el síndrome de la abstinencia, las técnicas de desintoxicación, la comorbilidad médica y psiquiátrica, la etiología, la prevención, los tratamientos farmacológicos (incluidos mantenimiento e intervenciones psicosociales), el manejo de las embarazadas adictas, del dolor y de la dependencia, y el uso médico de la marihuana.

Para finalizar, manifestó el cuidado que deben tener al fumar frente a un paciente y considerar que son un ejemplo. Sobre todo, la atención que deben tener por aprender sobre el tema porque inevitablemente se van a encontrar con él en su práctica médica.