Celebra la generación del centenario, su reunión en la Antigua Escuela de Medicina El doctor Manuel Velasco Suárez, profesor emérito, perteneció a esa generación
El Paraninfo de la Antigua Escuela de Medicina fue el marco ideal para celebrar la última reunión de la generación 1933-1938, a la que asistieron ocho de sus miembros, que egresaron junto con 280 más, a quienes recordaron guardando un minuto de silencio. En emotiva reunión, llena de fraternidad, compañerismo y una profunda amistad, pasaron lista los doctores Ruperto Alvarado Paredes, Mario Barona Lobato, Fernando Cárdenas Fredenhagen, Rafael Luque Suárez, Francisco Heredia Aceves, Armando León Bejarano, Manuel Suárez Cobos y Luis Cervantes, quienes al recorrer las instalaciones del ahora Palacio de Medicina, recordaron su época estudiantil. Ese edificio había sido adquirido en el año de ingreso de esa generación (1933) por los doctores Francisco Montes de Oca, Rafael Lavista, Eduardo Liceaga, José Terrés y Miguel Jiménez, para fundar la Escuela de Medicina. Se les conoció como la generación del centenario porque también en ese mismo año se cumplía el centenario del Establecimiento de las Ciencias Médicas. Acompañados por familiares y amigos, los miembros de la generación del centenario decidieron concluir sus reuniones anuales con una ceremonia en la que, además de develar una placa conmemorativa, pudieran entregar el Libro de Oro de la Generación 1933-1938, donar sus libros personales e instrumental médico, y visitar la edificación donde vivieron sus añorados años estudiantiles y aprendieron medicina. En nombre de los miembros de la generación, el doctor Armando Bejarano recordó su primera clase, hace 68 años: “Como hoy, me invadía el temor a lo desconocido, pero me acompañaba la esperanza llena de fe de llegar a ser médico, lo cual sería cumplido, pues tendría en mis maestros los guías y mentores de mis pensamientos, acciones y conocimientos médicos para ejercer la profesión. “El primer cadáver que observé fue el de una joven rubia de poco más de 18 años que había ingerido sustancias para suicidarse, era diferente a los demás cadáveres, estaba sin ninguna lesión externa y por orden de mi profesor tenía que cortarla en varias direcciones hasta descubrir la articulación coxofemoral. Era la primera mujer desnuda que veía, era bella, y con temor tomé la decisión para tocarla”. Al llegar a esas líneas, el doctor Bejarano agradeció a sus maestros, familiares y compañeros el apoyo, el afecto, la erudición, las enseñanzas y los ejemplos, sin los cuales no habría podido terminar la escuela. Así, poco a poco adquirió seguridad y confianza en los estudios, los cuales inició a los 17 años. Concluyó diciendo que en el Libro de Oro de la Generación (dos tomos) se relatan casi en su totalidad la vida, las acciones y los hechos de los miembros que la componían; además agradeció a sus maestros por las armas y conocimientos otorgados para ejercer la profesión, ya que así “pudimos servir con entrega y pasión a nuestros enfermos”. La señora Bianora Dobarganes, organizadora de la ceremonia junto a Yolanda Merino (quien en memoria de su padre Manuel Merino continuó editando el Boletín de la generación), fue la encargada de entregar El Libro de Oro a los miembros de la generación y la edición que recibió la licenciada Analicia Hinojosa, titular de la Biblioteca “Dr. Nicolás León”, en representación del doctor Alejandro Cravioto, director de la FM, para resguardo en el Fondo Reservado de la Biblioteca, así como 14 libros personales de los doctores Bejarano, dos de Pascual Morones, e instrumental médico y videocintas que estarán bajo el resguardo del Museo de la Medicina Mexicana. Antes de la entrega formal de la donación, la señora Dobarganes de Morones, dedicó significativas palabras a los compañeros de su extinto esposo, el doctor Pascual Morones Escamilla. Después de la develación de la placa, los médicos visitaron la Biblioteca y recorrieron los pasillos de su antigua escuela. Para finalizar su encuentro, como en antaño, visitaron también la “policlínica”, lugar de descanso y esparcimiento de los estudiantes de medicina. Como parte de la reunión anual, también se celebró una misa en la iglesia de Santo Domingo. |