La Facultad de Medicina y El Colegio de México rinden homenaje a Santiago Ramón y Cajal
En el marco de los festejos del 450 aniversario de la Universidad Nacional, la Facultad de Medicina en sesión conjunta con El Colegio Nacional, llevó a cabo el 22 y 23 de noviembre pasado, el simposio “La doctrina Neuronal en el siglo XXI” en homenaje al destacado científico Santiago Ramón y Cajal. Dicha actividad académica fue inaugurada por el rector de la UNAM Juan Ramón de la Fuente, quien estuvo acompañado por los doctores José Sarukhán, presidente de El Colegio Nacional, institución sede del simposio, y Alejandro Cravioto, director de la Facultad de Medicina. En esa sesión, coordinada por los doctores Pablo Rudomín y Hugo Aréchiga, participaron destacados profesionales de la medicina, quienes revisaron, a la luz de los nuevos desarrollos en el campo de las neurociencias, la trascendencia que tuvo la aportación genial de Cajal, a cien años de que se plasmó su doctrina neuronal. Ocasión en la que el Rector recordó que Cajal tuvo también otras facetas extraordinarias dentro de su desarrollo personal y profesional más allá de sus aportaciones a la ciencia, que son las que más lo distinguen. En lo que se refiere a la faceta humanística de Cajal, el Rector señaló que tal vez fue la menos conocida, aunque sus aportaciones filosófico-literarias no fueron pocas ni modestas. De manera que recordó que Cajal, junto con Giner de los Ríos crea la Junta de Ampliación de Altos Estudios, que así se llamaba, y de la cual se deriva, por un lado, la residencia de estudiantes, mismas que jugaron un papel fundamental en el desarrollo de la ciencia y de la cultura durante los primeros años de la República. Cajal tuvo la inquietud de dar impulso a la educación superior y a la gente dedicada a las ciencias, las humanidades y las artes, que, de hecho, fue lo que ocurrió en esa residencia de estudiantes, donde convivían personalidades tan disímbolas como Rafael Méndez, García Lorca y Buñuel. Por otro lado, Cajal estaba convencido que había que internacionalizar la ciencia. También en su mensaje, De la Fuente pidió no olvidar que ese personaje fue uno de los primeros científicos hispanohablantes que vio la necesidad de que buena parte de sus aportaciones fueran escritas en otros idiomas: alemán, francés e inglés. Además, fue un gran impulsor del proceso de enviar estudiantes distinguidos de España a otros países, consiguiéndoles becas; en este sentido, un contingente muy numeroso de alumnos directos o indirectos de Cajal pudieron continuar sus estudios en Alemania y otros países. Cajal, además de sus aportaciones en el laboratorio, de su rigor científico, de su creatividad, tenía una visión amplia y de avanzada de lo que tendría que ser la formación de recursos humanos de alto nivel, y la preocupación porque su gobierno en ese momento diera a la educación superior y a la ciencia una alta prioridad, a pesar de la siempre presente limitación de recursos en nuestros países. Asimismo, el Rector reconoció que Ramón y Cajal es un personaje que siempre ha estado muy vinculado a México. Si bien no hay muchos alumnos directos de Cajal que después continuaran su obra en México, sí hay algunos que, sin duda, crearon escuela en nuestro país y tienen una línea directa con la filosofía y el desarrollo científico del propio Cajal. Quizá la figura más representativa, dijo, fue don Isaac Costero, quien siendo alumno directo de Pío del Río Ortega, tenía esta ascendencia clara de Cajal sobre su trabajo. Costero fue el creador de toda una escuela de patología en nuestro país, con una obra extraordinariamente fructífera en la investigación y en la formación de recursos humanos. Otro personaje que estuvo cerca de Cajal fue don Tomás Perrín, quien trabajó durante muchos años en la Facultad de Medicina. En la Antigua Escuela de Medicina, en la Sala de Histología, se encuentra uno de los escritorios de Ramón y Cajal, que fue obsequiado a Tomás Perrín, y un cuadro dedicado, firmado por el propio Cajal. De manera que don Santiago, sin duda un personaje tan interesante, tan rico, inagotable en muchísimos aspectos, merece ser recordado tantas veces como sean necesarias y estudiado a profundidad en sus múltiples facetas: como científico, como educador, como filósofo, porque su obra seguirá teniendo una enorme trascendencia, concluyó De la Fuente. |