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MACROPROYECTO DE LA FM En busca de los genes causantes del cáncer cervicouterino
Con la idea de identificar las regiones del genoma humano que participan en la progresión del cáncer cervicouterino y los genes que confieren un gran alto riesgo o protejen para que los individuos que se infectan contra el desarrollo del no avance a cáncer invasor, son parte de los objetivos del macroproyecto de la Facultad de Medicina: “Genoma humano y cáncer del cuello uterino: Identificación de genes de susceptibilidad y protección y marcadores tumorales. Nuevas estrategias epidemiológicas, geonómicas y proteómicas”, que encabeza el doctor Jaime Berumen. Estudio que participa dentro de los Macroproyectos Universitarios Transdiciplinarios para Escuelas y Facultades de la Universidad. En entrevista para la Gaceta, el doctor Berumen, jefe de la Unidad de Medicina Genómica del Hospital General de México, explicó que como el cáncer Cervicouterino es una de las dos primeras causas de muerte por cáncer de las mujeres en el mundo, es la razón principal del desarrollo de un conjunto de investigaciones que integran este macroproyecto. Al detallar la enfermedad, mencionó que se trata del crecimiento anormal de las células del epitelio del cuello uterino (la parte inferior del útero o matriz) y que casi en todos los casos está asociado a ciertos tipos de virus del papiloma humano (VPH) el cual —aseveró— afecta tanto a hombres como a mujeres, y existen más de 100 tipos que pueden infectar diferentes áreas del cuerpo. La mayoría de los tipos son relativamente inocuos, como los que causan verrugas comunes en manos y pies. “Sin embargo, y por fortuna, la mayoría de las mujeres que se infectan no termina con cáncer, sólo una o dos de cada mil. Entonces la pregunta es: ¿por qué éstas desarrollan cáncer y las otras no? Lo que quiere decir que el virus es indispensable, pero no suficiente para producir la enfermedad y en la literatura hay algunos datos que sugieren que algunos genes pudieran predisponer a las mujeres a tener cáncer del cérvix.”
Al mencionar datos duros, comentó que en México es el cáncer más frecuente y por sexo sigue siendo el primero; le sigue de cerca el de mama. Nuestro país registra una de las incidencias más altas de esta enfermedad. La razón es que se trata de una enfermedad de la pobreza y los programas de detección oportuna no tienen una cobertura de 100 por ciento. Explicó que la detección primaria de cáncer cervicouterino se hace por medio de una prueba de Papanicolaou —también conocida como frotis de Papanicolaou—, como parte de una exploración ginecológica, la cual ayuda a detectar células anormales en el revestimiento del cuello uterino antes de que puedan convertirse en células precancerosas o cáncer, y los resultados pueden ayudar a los médicos a decidir si es necesario realizar más pruebas o dar tratamiento.
“Por muchos años —este método— tuvo una cobertura de 30 por ciento; hoy ha aumentado, pero sigue siendo el problema principal. Recientemente nosotros descubrimos una variedad del virus del papiloma 16, que se llama asiático-americano, y descubrimos que es muy común en las mujeres que desarrollan cáncer cervicouterino en México; lo tiene alrededor de una cuarta parte de ellas, y hemos visto que es poco frecuente fuera del país. Asimismo, hemos demostrado que es un virus 10 veces más oncogénico y probablemente está contribuyendo a la incidencia de este cáncer en México.” Por todo lo anterior, el también profesor de la Facultad de Medicina afirmó que los objetivos de este macroproyecto son identificar los genes que confieren un riesgo o participan en el proceso de invasión, lo que hace que una mujer con una lesión preinvasora avance a cáncer independientemente del virus del que se trate o aunque no tenga virus. Indicó que a diferencia de casi todos los cánceres, éste no se presenta de la noche a la mañana; se da en etapas y algunas son muy largas, generadas en el epitelio cervical, y se llaman neoplasias interepiteliales cervicales, que no es cáncer sino lesiones preinvasoras. “En esta etapa —agregó— es 100 por ciento curable y no todas avanzan a cáncer invasor.” Cabe mencionar que este macroproyecto lo integran ocho estudios de carácter básico-clínico y socioepidemiológico, donde intervienen cerca de 30 personas, y los responsables son los doctores Jaime Berumen y Édgar Zenteno, jefe del Departamento de Bioquímica en la Facultad; se apoyan asimismo en un grupo de Oncólogos, Patólogos, enfermería y otro de trabajo social. Subproyectos Los subproyectos son: “Identificación de polimorfismos genómicos (SNPs) asociada a los virus del papiloma humano 16 asiático-americanos en cáncer del cuello uterino: en el DNA mitocrondrial y el genoma nuclear”, donde el encargado es el médico Mariano Guardado, estudiante de doctorado en ciencias biomédicas de la Facultad de Medicina. “Identificación de genes involucrados en la génesis del cáncer del cuello uterino: análisis del genoma humano mediante micra-arreglos con 100,000 SNPs”, a cargo del maestro en ciencias Óscar Vázquez Mena, también estudiante de doctorado en ciencias biomédicas de la Facultad de Medicina. La maestra en ciencias Ana Maria Espinosa García y la Q.F.B. Ingrid Medina, estudiantes de doctorado en ciencias biológicas con orientación en biología experimental de la Facultad de Ciencias, desarrollan “Búsqueda de patrones de expresión genética asociados a la génesis del cáncer del cuello uterino”. “Identificación de genes de susceptibilidad y protección en cáncer del cuello uterino: Mapeo del genoma humano con micra-arreglos de DNA con 500,000 SNPs”, en que la corresponsable es la maestra en ciencias Eligia Juárez Torres. En “Análisis proteómico en cáncer del cuello uterino” colabora la maestra en ciencias María de los Ángeles Carlos Reyes. “Modificaciones postraduccionales de marcadores tumorales en cáncer del cuello uterino” está a cargo del maestro en ciencias Carlos Solórzano Mata, estudiante de doctorado en ciencias biomédicas de la Facultad de Medicina. “Prácticas de autocuidado en cáncer cervicouterino” es responsabilidad de la maestra en ciencias E. María del Pilar Sosa Rosas, apoyada por las pasantes en enfermería y obstetricia Hilda Araceli Hernández Dueñas y Noemí Trejo Vera. Finalmente, el último proyecto se titula “Factores socio-culturales asociados al cáncer del cuello uterino”, de la doctora Julia Chávez. Avances Al referirse a los avances de este macroproyecto, el doctor Berumen comentó que hasta el momento se está realizando un estudio en 250 mujeres con cáncer y comparándolo con 250 sanas. Primero, para apreciar la presencia de los virus y las variantes del 16, y cómo influye el genoma humano en los cánceres invasores, estudiado directamente en el tumor y las variaciones del genoma propio de la mujer estudiado en la mucosa bucal o en muestras de sangre. “Encontramos que 97.5 por ciento de ellas tiene algún virus del papiloma humano de alto riesgo, predominando los tipos 16, 18, 31 y 45 en el 75 por ciento del total de ellas. Una cosa interesante es que para esos cuatro virus ya hay una vacuna preventiva, por lo que si se aplica esta vacuna estaría protegiendo o evitando 75 por ciento del cáncer de cérvix.” Comentó que otro dato importante que han observado es que en las mujeres con cáncer del cuello uterino la edad promedio es de alrededor de los 48 años, pero que hay algunas muy jóvenes, desde los 20 años, y otras muy adultas. “Estamos observando que casi todas las mujeres menores de 40 años tiene estos cuatro virus y el resto de las adultas tiene otros.” Para el desarrollo de este macroproyecto, señaló que recientemente se adquirió tecnología para mapear todo el genoma humano, equipo que en México sólo se encuentra en dos sitios: el Instituto de Medicina Genómica y ahora el Hospital General de México, mismo que al ponerse en marcha rápidamente ha avanzado al encontrar genes asociados al proceso de invasión y, por otra parte, genes asociados nada más a las variedades del virus que se presentan en México, por lo que afirmó que pronto encontrarán marcadores de ácido desoxirribonucleico (ADN) que permitan identificar a las mujeres con riesgo de desarrollar cáncer independientemente de la presencia del VPH. La técnica que manejan se llama “Análisis de microchip de DNA”, la cual, en un solo evento experimental, se exploran hasta 500 mil regiones del genoma de un individuo, principalmente aquellas que son variables, llamadas SNPs, y al explorar la expresión de los genes se pueden analizar hasta 40 mil. “En el momento actual nuestro microchip explora 8 mil 600 genes.” Sobre cómo se integraron al macro-proyecto, el también profesor de la FM mencionó que al ver la propuesta del macroproyecto universitario los doctores Susana Kofman, Édgar Zenteno y él propusieron esta línea de investigación al entonces coordinador de Investigación de la Facultad, doctor Gregorio Pérez Palacios, la cual fue aceptada inmediatamente por la importancia de la enfermedad y su incidencia en la población. Cabe mencionar que para este macroproyecto de “Genoma humano y cáncer del cuello uterino: Identificación de genes de susceptibilidad y protección y marcadores tumorales”, que forma parte del macroproyecto “Nuevas estrategias epidemiológicas, geonómicas y proteómicas”, intervienen la Facultad de Medicina, el Hospital General de México, la Escuela Nacional de Enfermería y Obstetricia y la Escuela Nacional de Trabajo Social. La sede del macroproyecto se ubica en la Unidad de Medicina Genómica, en el Hospital General. Al respecto, resaltó la importancia de encontrase en un hospital, su cercanía con las pacientes, los médicos clínicos y su acceso inmediato a los expedientes. “Si nos ubicáramos en la FM tardaríamos para preservar las muestras y hacer el estudio clínico y los médicos clínicos no colaborarían…, colaboran porque coincidimos académicamente y porque somos amigos.” Finalmente, como parte del estudio aseveró que como ya existe una vacuna en el mundo que puede ayudar a prevenir y en México uno de los mayores problemas es la detección, se están abocando a desarrollar una prueba que sea más efectiva, eficaz y predictiva, una prueba molecular que sea barata, lo que podrá reducir rápidamente la incidencia del cáncer cervicouterino. Asimismo, están interesados en descubrir antígenos tumorales que sirvan como blancos terapéuticos para diferentes estrategias de terapia génica o la estimulación de las células natural killer o los macrófagos contra el tumor. “Estamos en eso”, concluyó.
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