Gaceta
Facultad de Medicina UNAM
25 de abril 2002


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Manejo de sustancias radiactivas


Necesaria una cultura de prevención en el manejo de material radiactivo

“En los hospitales donde cuentan con servicio de rayos X es indispensable que dispongan de un blindaje adecuado en las paredes; eso quiere decir que si vamos a tratar a un paciente debemos contar con un haz útil que evite fuga de radiación, o sea, retrodispersión, y que puede llegar a pasar el blindaje”. Éstas fueron algunas de las recomendaciones y el panorama general que expuso el maestro en ciencias Epifanio Cruz Zaragoza, del Instituto de Ciencias Nucleares de la UNAM, quien visitó la FM para hablar sobre el manejo de material radiactivo y su uso con fines terapéuticos, durante la primera sesión del Seminario Permanente de Lesiones por Accidentes.

El doctor Cruz afirmó que debido a los desastres de tipo radiactivo ocurridos en decenios pasados, se ha forjado una cultura de prevención porque en la actualidad se cuenta con una serie de especificaciones técnicas para, en el caso de retrodispersión, lograr blindajes adecuados según la cantidad de voltaje que utilizan los aparatos de rayos X para radiografías de todo tipo. De acuerdo con las especificaciones, el área debe tener una barrera primaria, que es la pared principal de blindaje para que la radiación no escape a un pasillo o a otra área de servicio, como puede ser la jefatura de enfermeras. También debe contar con la barrera secundaria, la cual sirve para detener la radiación dispersa.

El investigador reconoció que el riesgo radiológico está siempre presente tanto para los radiólogos como para las enfermeras; se puede hablar de 20 a 30 por ciento de exposición de radiación debida a dispersión por un haz mal enfocado o porque el equipo está mal calibrado. Las barreras de blindaje pueden estar diseñadas con plomo, concreto o láminas de acero, y el blindaje dependerá de la capacidad de curies, es decir, la unidad de radiación que equivale a 3.7 por 1010 bequerelios que contengan la máquina o el material radiactivo. “Las máquinas emisoras de radiación o material radiactivo podemos blindarlas de tal forma que tengamos seguridad, y lo que se busca en las cuestiones clínicas es reducir las dosis de exposición”, subrayó.

Destacó que en la actualidad existe un organismo nacional certificado en México que es la Comisión Nacional de Seguridad Nuclear y Salvaguardias (CNSNS), el cual surgió el 26 de enero de 1979 como órgano desconcentrado dependiente de la Secretaría de Patrimonio y Fomento Industrial, cuya función principal es aplicar las normas de seguridad nuclear, física, radiológica y de salvaguardias, con la finalidad de que el funcionamiento de las instalaciones nucleares se lleve a cabo con las más estrictas normas de seguridad.

Este organismo tiene como principales actividades la elaboración de normas y reglamentos; licenciamiento de instalaciones nucleares y radiactivas; evaluación de programas de garantía de calidad y de programas de vigilancia radiológica ambiental; realización de auditorías, supervisiones, visitas técnicas, inspecciones y verificaciones a instalaciones nucleares y radiactivas; realización de inspecciones y auditorías relativas a seguridad física y salvaguardias; evaluación y licenciamiento de operadores de instalaciones nucleares; expedición de licencias y permisos para importación, uso, transporte y almacenamiento de materiales radiactivos; evaluación y licenciamiento de depósitos definitivos para desechos radiactivos; participación en convenios de asistencia técnica y cooperación internacional, y ejecución de proyectos de investigación y desarrollo de manera independiente o por asociación con otros organismos reguladores o centros de investigación.

El Reglamento General de Seguridad Radiológica apareció en noviembre de 1982 y fue publicado en el Diario Oficial; el documento contempla los límites de dosis de radiación, así como los requisitos que deben cumplir quienes trabajan con material radiactivo, se les denomina personal ocupacionalmente expuesto (poe). Ese personal, explicó el científico, tiene que estar bajo la vigilancia del permisionario, que puede ser el director de una dependencia; es también quien representa al poe ante la CNSNS. “Cualquier dependencia que pretenda establecer un laboratorio donde se maneje material radiactivo, debe poseer manuales de procedimientos, los cuales son obligatorios, y es el encargado de seguridad quien impartirá cursos al poe”, señaló.

Al hablar acerca de los irradiadores más importantes que se encuentran en el mundo, el doctor Cruz declaró que en los Estados Unidos se ubica el más grande. La empresa Assurance Corporation (NAC), en El Paso, Texas, es una corporación dedicada a la esterilización de instrumental hospitalario y de laboratorio y cuenta con una máquina irradiadora, la cual almacena 14 millones de curies. En Puerto Rico están concentrados 3 millones; en San Juan del Río, Querétaro, hay un millón; el Instituto Nacional de Investigaciones Nucleares (ININ) almacena 700 mil, y en el Instituto de Ciencias Nucleares se cuenta con 62 mil curies y tiene además un sistema neumático.

Por otro lado comentó que uno de los principales proyectos de investigación que se están desarrollado en el Instituto de Ciencias Nucleares es sobre la irradiación de alimentos para saber si los secos han sido procesados por radiación gamma en Canadá o en Europa, esto debido a que se han abierto las fronteras al libre comercio y la gente a veces no sabe qué está consumiendo.

La radiación puede ser utilizada para varios propósitos: “Un ejemplo -señaló el doctor Cruz- es añejar vinos. Hace diez años Italia tuvo una demanda internacional porque estaba añejando vinos, los cuales parecía ser que habían sido añejados muchísimo tiempo, los estaba vendiendo muy caros a la Comunidad Económica y se dieron cuenta de que usaba radiación en el proceso.”

Finalmente, el jefe del Departamento del Irradiador Gammabeam 651-pt indicó que el límite de dosis para los trabajadores que manejan material radiactivo es 20 milisevers (que es la unidad de daño radiológico) y 50 milisevers en un solo año significa un riesgo. Aseguró que la persona que se expone a niveles superiores pone en peligro su integridad física y su herencia genética.

El Seminario Permanente de Lesiones por Accidentes se llevó a cabo el pasado 20 de abril en el auditorio “Dr. Raoul Fournier” y fue organizado por la doctora Laura Bonilla y por la enfermera Eloísa Gómez.

 

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