El director de la Facultad de Medicina preside el
Panel de Expertos de la Comisión Evaluadora del Codex Alimentarius
En noviembre de 1961, la Conferencia de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), en su 11º periodo de sesiones, aprobó una resolución por la cual se creaba la Comisión del Codex Alimentarius; de esa manera se tomaron las primeras medidas para que la Comisión, órgano encargado de la elaboración de un código alimentario, consiguiera que el tema de la calidad e inocuidad de los alimentos fuera objeto de la atención mundial. Durante los cuatro últimos decenios, todos los aspectos importantes de los alimentos relacionados con la protección de la salud de los consumidores y las prácticas equitativas en el comercio alimentario, se han sometido al examen de la Comisión; asimismo, este órgano ha fomentado investigaciones y debates científicos y tecnológicos relacionados con los alimentos, como parte de sus constantes esfuerzos para mejorar el Codex Alimentarius; además, ha logrado aumentar la conciencia mundial acerca de la inocuidad de los alimentos, por lo que se ha convertido en el único punto de referencia internacional, de importancia decisiva para los adelantos asociados con las normas alimentarías.
Después de 40 años, luego de muchos logros, la Comisión del Codex decidió hacer una evaluación, para lo cual se formaron dos grupos: un Equipo de Evaluación, compuesto por cinco miembros, y un Panel Independiente de Expertos, con ocho miembros y un presidente. Este último grupo será el encargado de revisar el informe de cada uno de los cinco miembros del equipo, más las recomendaciones de los comités generales a las Asambleas de la FAO, la Organización Mundial de la Salud (OMS) y la Comisión del Codex. El presidente del Panel de Expertos, nombrado en marzo de 2002 por la FAO y la OMS, es el doctor Alejandro Cravioto Quintana, director de la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional Autónoma de México. El doctor Cravioto fue designado tomando en consideración su trayectoria como profesor e investigador de la FM y su prestigio a nivel internacional en el área de microbiología y contaminación de alimentos. Los otros ocho miembros del panel fueron seleccionados, cuatro por cada organización, por su conocimiento en áreas relacionadas con normas de alimentos y por su habilidad para pensar de manera innovadora sobre el futuro papel de dichas normas y del Codex en el sistema alimentario mundial, por lo que la composición de este grupo de trabajo es multidisciplinaria, geográficamente representativa y equilibradamente balanceada en los siguientes puntos de vista: control de seguridad alimentario, comercio internacional, normas, derechos de los consumidores, investigación en seguridad de alimentos, salud pública, comunicación de riesgos, y colaboración internacional y desarrollo. La importancia del Programa conjunto FAO/OMS sobre Estándares de Alimentos se ha movido gradualmente de proveer una base para estándares nacionales, a aportar un punto de referencia en estándares, lineamientos y códigos de práctica para el comercio internacional. La Comisión del Codex es un cuerpo intergubernamental de ambas instituciones, con estatutos y reglas de procedimientos para estructurar cuerpos subsidiarios entre las dos. La comisión está abierta a todos los miembros de la FAO y la OMS y cuenta con 165 asociados; asimismo, tiene 29 cuerpos subsidiarios, incluyendo comités generales, regionales y de productos, de los cuales 24 están activos. Es importante destacar que México preside el Comité de Frutas Frescas y Verduras y será sede de la décima sesión de trabajo de dicho comité que se celebrará del 10 al 14 de junio del presente año. La evaluación a realizarse por estos grupos está diseñada para proporcionar un insumo en la toma de decisiones sobre política, estrategia y administración futuras, al nivel de los cuerpos de gobierno de la FAO y la OMS, y de sus respectivos secretariados, y para la comisión conjunta del Codex, además de estar dirigida a los requerimientos globales de estándares de alimentos para la protección de la salud del consumidor y el desarrollo del comercio doméstico e internacional relacionado con las consideraciones étnicas. Así pues, al hacer la evaluación, se examinarán los requerimientos respectivos de productores, industria, comerciantes, consumidores y reguladores. La evaluación aportará recomendaciones y consideraciones a futuro, con objeto de ofrecer mayor protección al consumidor, en particular para disminuir los riesgos a la salud y garantizar prácticas justas en el comercio de alimentos. Para llevar a cabo la evaluación y asegurar su independencia, se administrará conjuntamente por las unidades de evaluación de la FAO y el Departamento de Planeación de Programas, Monitoreo y Evaluación de la OMS. De manera que el Equipo de Evaluación realizará el trabajo central en línea con los términos de referencia, mientras que el Panel Independiente de Expertos revisará dichos términos de referencia y el plan inicial de trabajo para la evaluación, sugiriendo cualquier cambio que considere necesario, haciendo notar las preguntas y los temas que considere que deben recibir particular atención en la evaluación; asimismo, se reunirá con otros revisores pares y hará comentarios sobre el reporte preliminar del Equipo de Evaluación. El panel preparará su propio reporte, comentando sobre los hallazgos de la evaluación y haciendo todas las recomendaciones necesarias. El panel, por conducto de su presidente y del administrador de evaluación FAO/OMS, podrá referir ideas adicionales al equipo durante el curso de la evaluación. Los hallazgos del Panel de Expertos y cualquier recomendación adicional se someterán, junto con el reporte del Equipo de Evaluación en 2002, a los directores generales de la FAO y de la OMS, y serán presentados, junto con el reporte del equipo a los dos secretariados responsables de los cuerpos de gobierno de esos organismos, así como a la Comisión del Codex. ¿Qué es el Codex Alimentarius? El Codex Alimentarius, o código alimentario, se ha
convertido en un punto de referencia mundial de gran trascendencia para
los consumidores, productores y elaboradores de alimentos, los organismos
nacionales de control de los mismos y el comercio alimentario internacional.
Su repercusión sobre el modo de pensar de quienes intervienen en la
producción y elaboración de alimentos y quienes los consumen ha sido
enorme. Su influencia se extiende a todos los continentes y su contribución
a la protección de la salud de los consumidores y a la garantía de unas
prácticas equitativas en el comercio alimentario es incalculable. El Codex Alimentarius brinda a todos los países la oportunidad única de unirse a la comunidad internacional para armonizar las normas alimentarias y participar en su aplicación a escala mundial. También permite a los países participar en la formulación de normas alimentarias de uso internacional y contribuir a la elaboración de códigos de prácticas de higiene para la elaboración, así como recomendaciones relativas al cumplimiento de las normas. Datos procedentes de los documentos históricos más remotos indican que los gobernantes de la época estaban ya interesados en codificar las reglas para proteger a los consumidores contra prácticas fraudulentas en la venta de alimentos. En las tablillas asirias se describía el método que había de aplicarse con el fin de determinar los pesos y medidas correctos para los cereales destinados al consumo humano, y en los rollos egipcios se establecían las etiquetas que habían de utilizarse para ciertos alimentos. En la antigua Atenas se realizaban inspecciones para determinar la pureza y el buen estado de la cerveza y el vino, y los romanos tenían un sistema estatal bien organizado para proteger a los consumidores contra fraudes o productos de mala calidad. En Europa, durante la Edad Media, distintos países aprobaron leyes relativas a la calidad e inocuidad de huevos, salchichas, quesos, cerveza, vino y pan. Algunos de estos antiguos estatutos se conservan todavía. De sus orígenes más cercanos, se sabe que en la segunda mitad del siglo XIX se aprobaron las primeras leyes alimentarias de carácter general y se implantaron sistemas básicos de control de los alimentos para vigilar su cumplimiento. En el imperio austrohúngaro, entre 1897 y 1922, se elaboró una colección de normas y descripciones de productos para una gran variedad de alimentos bajo el título de Codex Alimentarius Austriacus. Aunque carecía de fuerza jurídica, fue utilizado como referencia por los tribunales con el fin de determinar normas de identificación para ciertos alimentos. El nombre del Codex Alimentarius actual deriva del código austriaco. Los diferentes conjuntos de normas derivados de la elaboración espontánea e independiente de leyes y normas alimentarias por diferentes países, ocasionaron, inevitablemente, obstáculos al comercio que suscitaron creciente preocupación entre los comerciantes de alimentos a comienzos del siglo XX. Las asociaciones comerciales que se crearon como reacción a esos obstáculos presionaron a los gobiernos para que armonizaran sus diversas normas alimentarias con el fin de facilitar el comercio de alimentos inocuos y de una calidad bien definida. La Federación Internacional de Lechería (FIL), fundada en 1903, fue una de esas asociaciones. Su labor relativa a las normas para la leche y los productos lácteos desempeñó posteriormente una función catalizadora en la creación de la Comisión del Codex Alimentarius y en el establecimiento de sus procedimientos para la elaboración de normas. Cuando se fundaron la FAO y la OMS, a finales del decenio de 1940, la tendencia seguida por el sector de la reglamentación alimentaria era motivo de gran preocupación a nivel internacional. Los países estaban actuando de manera independiente y las consultas entre ellos con fines de armonización eran escasas. Esta situación se refleja en las observaciones de las reuniones internacionales de la época. En el decenio de 1940 la ciencia y la tecnología de los alimentos hicieron rápidos progresos. Con la aparición de instrumentos analíticos más sensibles, crecieron también rápidamente los conocimientos sobre la naturaleza de los alimentos, su calidad y los riesgos para la salud. Se intensificó el interés por la microbiología, la química de los alimentos y las disciplinas afines, y los nuevos descubrimientos fueron objetivo de amplias reseñas periodísticas. Al mismo tiempo, al haber cada vez más información disponible sobre los alimentos y temas afines, hubo una mayor comprensión por parte de los consumidores. Con la proliferación de grupos bien organizados y documentados, tanto a nivel nacional como internacional, aumentó en todo el mundo la presión sobre los gobiernos para que protegieran a las comunidades contra los alimentos peligrosos y de mala calidad. Responsables de la reglamentación alimentaria, comerciantes, consumidores y expertos expresaron de modo creciente su esperanza de que la FAO y la OMS tomaran la iniciativa de desenmarañar la madeja de las reglamentaciones alimentarias que obstaculizaban el comercio y en la mayoría de los casos proporcionaban a los consumidores una protección insuficiente. En 1953, la Asamblea Mundial de la Salud, órgano rector de la OMS, declaró que la utilización cada vez más amplia de sustancias químicas en la industria alimentaria representaba un nuevo problema para la salud pública, y se propuso que las dos organizaciones llevaran a cabo estudios pertinentes. Uno de esos estudios determinó que el uso de aditivos constituía un factor esencial. Como resultado de ello, la FAO y la OMS convocaron en 1955 a la primera Conferencia Mixta FAO/OMS sobre Aditivos Alimentarios. De esa conferencia surgió el Comité Mixto FAO/OMS de Expertos en Aditivos Alimentarios (JECFA) que, más de 40 años después de su creación, continúa reuniéndose periódicamente. Su labor sigue siendo de importancia fundamental para las actividades del Comité del Codex sobre Aditivos Alimentarios y Contaminantes, así como para las deliberaciones del Codex sobre las normas aplicables a los aditivos alimentarios. Mientras la FAO y la OMS proseguían su participación en cuestiones relacionadas con los alimentos, diversos comités establecidos por Organizaciones No Gubernamentales (ONG) de carácter internacional, empezaron también a ocuparse seriamente de las normas para productos alimenticios. Con el tiempo, los comités sobre productos pertinentes del Codex Alimentarius se hicieron cargo de la labor de esos comités de ONG, o siguieron desempeñándola conjuntamente, y en algunos casos los propios comités no gubernamentales se convirtieron en comités del Codex. En noviembre de 1961, la Conferencia de la FAO, en su 11º periodo de sesiones, aprobó una resolución por la que se creaba la Comisión del Codex Alimentarius. Así, desde su creación, la labor de esta comisión se ha inspirado en el principio, actualmente aceptado de manera universal, de que las personas tienen derecho a esperar que los alimentos que comen sean inocuos, de buena calidad y aptos para el consumo. Las declaraciones en conferencias y reuniones internacionales en las que ha influido, y las actividades de la comisión, han acrecentado el efecto positivo de la labor de ésta. En los últimos años, representantes nacionales ante la Asamblea General de las Naciones Unidas, la Conferencia FAO/OMS sobre Normas Alimentarias, Sustancias Químicas en los Alimentos y Comercio Alimentario (en cooperación con el Acuerdo General sobre Aranceles Aduaneros y Comercio), la Conferencia Internacional FAO/OMS sobre Nutrición y la Cumbre Mundial sobre la Alimentación, organizada por la FAO, han alentado a sus países a que adopten medidas que aseguren la inocuidad y calidad de los alimentos, o se comprometan a hacerlo. El Codex Alimentarius, tal como se presenta actualmente, es un logro notable, pero sería erróneo considerarlo como el único producto de la Comisión del Codex Alimentarius, si bien es el más importante. Otra consecución notable, como resultado de la creación del Codex, ha sido la sensibilización de la comunidad mundial acerca del peligro que representan los riesgos para la salud, así como de la importancia de la calidad de los alimentos y por consiguiente de la necesidad de las normas alimentarias. |