Gaceta
Facultad de Medicina UNAM
25 de abril 2000


Regresar al índice
Doctor Casimiro Liceaga y Quezada, primer director del establecimiento de Ciencias Médicas
Hist. Sonia C. Flores Gutiérrez
Depto. de Historia y Filosofía de la Medicina
Archivo Histórico de la Facultad de Medicina


En el seno de una humilde pero reconocida familia de la ciudad de Guanajuato, nace Casimiro Liceaga, el 4 de septiembre de 1791.

Estudió Latinidad en el Colegio de la Purísima Concepción y más tarde es trasladado al Colegio del Estado, hoy Universidad de Guanajuato y continúa sus estudios en Valladolid (hoy Morelia), gracias a una beca conseguida por su maestro el padre Mangas.

En el año de 1808 viaja a la ciudad de México para estudiar Medicina, y previa práctica en el Hospital de San Andrés, recibe su título de bachiller en Medicina el 2 de septiembre de 1812. Los grados de licenciado y doctor en Medicina los recibe el 5 de diciembre de 1818 y 6 de diciembre de 1819 respectivamente, este último lo obtiene con una tesis sobre Hipócrates, impresa en la Tipografía de Alejandro Valdez.

En ese entonces, ya el apellido Liceaga había entrado en la historia patria, pues José María Liceaga se había enrolado en las filas insurgentes de la Independencia, cuando ésta parecía apagarse. Al lado de Rayón y Verduzco formó parte de la "Junta Soberana", en Zitácuaro.

En 1820, Casimiro Liceaga fue arrestado y hecho prisionero por las fuerzas realistas, acusado de infidencia y encerrado durante seis meses en la cárcel de la Corte, de donde se fugó y regresó a la ciudad de México con el Ejército Trigarante, cuando éste, a las órdenes de Agustín de Iturbide, entró a la ciudad el 27 de septiembre de 1821. Posiblemente aquí el doctor Liceaga adquirió conocimientos militares y colaboró con los ingenieros del ejército, en donde llegó a obtener un alto rango en este ramo.

En el año de 1819 inicia su desempeño como catedrático en la antigua Universidad de México, en donde imparte las cátedras de Prima de Medicina, en sustitución del doctor José Ignacio García Jove, de 1819 a 1823 y la de Vísperas, por muerte del doctor Luis José Montaña, desde el 7 de enero de 1824 hasta el año de 1833.

Cuando se consuma la Independencia del país, el doctor Liceaga ya gozaba de buena situación social, y era el médico personal de la esposa del Emperador Iturbide.

En la política nacional ocupó los cargos de senador en 1825 y diputado de 1828 a 1833 y 1841. Fue miembro del Tribunal del Protomedicato, que dicho sea de paso, era la máxima autoridad tanto en la práctica, como en la enseñanza de la Medicina y disciplinas afines.

El 23 de octubre de 1833, el médico Valentín Gómez Farías, vicepresidente de la República, suprime la Universidad y crea en su lugar la Dirección de Instrucción Pública y sus establecimientos de enseñanza superior, entre los que se contaba el Establecimiento de Ciencias Médicas, del cual el doctor Liceaga fue el primer director y tuvo a su cargo la ejecución del nuevo plan de estudios y la reforma del método de enseñanza al frente de un selecto grupo de profesores (en donde se fusionan en una sola profesión los estudios de Medicina y Cirugía, que hasta entonces se estudiaban separadamente como dos carreras independientes una de otra). Con gran acierto permaneció en el puesto por un periodo de trece años, a pesar de todas las dificultades por las que atravesó en ese periodo la Escuela de Medicina, la cual, entre otras situaciones enfrentó la suspensión, por parte del gobierno, de los sueldos de los catedráticos y de los mozos, las becas de los colegiales, los gastos menores y carecía de todos los materiales de trabajo; en todo el periodo de su gestión al frente de la Dirección de la Escuela, el doctor Liceaga sufragó con sus propios fondos el sustento de esta institución.

La situación de despojo llegó a tal grado que en 1836 se dispone la reapertura del Colegio de Cirugía y el gobierno ordena al Colegio de Medicina la entrega de todo el material con que contaba para la enseñanza de la anatomía y de las operaciones, además, la Escuela de Medicina tuvo varios cierres y una vida errante por diferentes sedes: el Convento de Betlemitas, el Convento del Espíritu Santo, el Colegio de San Ildefonso, la Academia de San Juan de Letrán, las casas de los profesores y del propio Casimiro Liceaga, el Convento de San Hipólito, hasta que finalmente, en 1854, se establece en el edificio del ex Tribunal de la Santa Inquisición.

En la nueva etapa de la Escuela de Medicina dictó las cátedras de Medicina Legal, Farmacia, Patología Externa, Medicina Hipocrática, Higiene y Moral Médica.

Deja la Dirección de la Escuela en 1846, en manos del doctor José Ignacio Durán. Y ya estando alejado de las aulas, defendió al lado de sus compañeros profesores y alumnos, el territorio nacional en contra del ejército norteamericano en el año de 1847.

Murió en la ciudad de México en el mes de mayo de 1855, dejando la memoria de su esfuerzo y fe inquebrantable al frente de aquel grupo admirable de profesores que dedicaron su vida y sus recursos a la realización de esta increíble obra, logrando mantener con vida a la escuela y cambiar el rumbo de la Medicina al introducir las nuevas ideas científicas, que vinieron a transformar la enseñanza y el pensamiento médico de la época.

Regresar al índice