Distinguen a Ana María López Colomé con el Premio
El galardón que premia a cinco mujeres dedicadas a la ciencia, correspondiente a la región Latinoamérica, fue entregado de manos del presidente de L’Oreal, Lindsay Owen-Jones, y del director general de la UNESCO, Koichiro Matsuura, a la primera mexicana en obtenerlo, doctora Ana María López Colomé, quien viajó a la capital francesa el pasado 6 de marzo para recibirlo.
El Instituto Pasteur de París recibió los trabajos participantes y de entre más de 800, el jurado, presidido por el doctor Cristian Duve, Premio Nobel de Medicina 1974 y prestigiados científicos seleccionados por la UNESCO, distinguió con el Premio Para las mujeres y la ciencia 2002 a la doctora Ana María López Colomé, por sus estudios sobre las funciones de la retina, investigaciones que ha realizado por más de 20 años en la Universidad Nacional Autónoma de México. Este premio, creado en 1998 para distinguir a algunas mujeres por su currículo, en el que se destaca su trabajo dedicado a la ciencia, es entregado anualmente por L’Oreal y la UNESCO, ocasión en la que este organismo hace entrega de 10 becas de 10 mil dólares a igual número de jóvenes científicas, logrando establecer así una red entre los distintos países para llevar a cabo investigación conjunta. En la ceremonia efectuada el 6 de marzo en la sede de la UNESCO en París, se congregaron cerca de 2 mil invitados especiales, quienes mediante un video proyectado durante la entrega del premio, pudieron conocer de cerca las actividades que realizan las premiadas en sus lugares de origen, las cuales recibieron un diploma y 20 mil dólares. Vida profesional Con más de 20 años dedicados a la investigación y tres decenios a la docencia, la doctora López Colomé, bióloga de profesión por la Facultad de Ciencias, doctorada en ciencias químicas (bioquímica) por la Facultad de Química de la UNAM, explica que alguna vez se interesó por la medicina, sin embargo se decidió por la biología, centrando sus inquietudes en observar “los mecanismos por los que un animal o planta presenten cierta morfología o algún tipo de conducta, así que de ahí empecé a enfocarme más en los mecanismos que se traducen en la morfología o en la conducta y en esas épocas lo único que había en esa línea eran la bioquímica y la fisiología”. Debido a ese interés realizó su tesis de licenciatura bajo la dirección del doctor Raúl Ondarza, en el Departamento de Bioquímica de la Facultad de Medicina, que dirige desde 1997, a cargo en aquella época del doctor José Laguna, destacado profesor emérito de la Facultad de Medicina. Más tarde, una vez titulada como bióloga, explica la experta mexicana: “Pensé en explorar algún otro aspecto y me ofrecieron trabajo en un laboratorio de bioquímica para estudiar producción primaria en el mar; este laboratorio dependía de la Secretaría de Pesca, ahí estuve un año y me permitió conocer cosas muy interesantes; además fui nombrada representante del gobierno mexicano en viajes de investigación, de manera que estuve en muchos cruceros en el Golfo de California; tiempo después me di cuenta de que este no era mi camino, mientras en ese momento se pensaba en un proyecto a largo plazo en colaboración con el gobierno de Australia y querían que me fuera por dos años a adiestrarme en ese país y después regresar a desarrollar un laboratorio para estudiar la producción primaria, pero me percaté de que realmente no era lo que me interesaba y lo dejé.” Posteriormente, recordó la científica, adscrita a la Facultad de Ciencias donde es profesora de asignatura e investigador titular C del Instituto de Fisiología Celular, que dedicó seis años a impartir clases en preparatoria y secundaria de tiempo completo; sin embargo, inquieta por aprender y compartir sus conocimientos, señala que a pesar de que es muy importante para ella impartir cátedra, “me hacía falta el contacto con la investigación real, para poderlo transmitir a los alumnos, por lo que decidí inscribirme en el posgrado, hice la maestría y luego el doctorado en ciencias químicas (bioquímica), en ese tiempo, me casé y tuve a mi primer hijo”. El posgrado lo realizó bajo la dirección de la doctora Herminia Pasantes, iniciando así sus estudios de la retina, a la cual le ha dedicado más de 20 años. “Al principio comencé a trabajar en la retina porque se consideraba que era un buen modelo para estudiar los fenómenos bioquímicos que llevan a la producción de señales en el cerebro. Posteriormente estudié la transmisión excitadora en la retina, la cual se lleva a cabo mediante el ácido glutámico (principal neurotransmisor excitador en ella), para esto comencé a estudiar los receptores membranales que reconocen al ácido glutámico, las reacciones intracelulares, o sea los sistemas de señalamiento que se activan cuando el glutamato interactúa con el receptor y cómo esto puede llegar a traducirse hasta en una modificación de los genes, es decir, en fenómenos plásticos en la retina.” Entre las aportaciones que señala la investigadora, a raíz de sus estudios, para los cuales siempre cuenta con sus alumnos, dice: “Nos hemos dado cuenta de que existen diferencias fundamentales entre cómo funcionan las estructuras en el cerebro y cómo funcionan en la retina, y descubrir que es muy diferente la función excitadora en esta última a la del primero, contribuye a explicar por qué algunos fármacos que se han utilizado en el cerebro para evitar la muerte de las neuronas, particularmente en condiciones en las que les falta oxígeno o nutrientes, aunque en la retina también hay muerte neuronal, esos mismos fármacos no funcionan en ella. Esto es algo que había quedado sin respuesta”.
Al descubrir que el funcionamiento del glutamato es diferente en el cerebro, la doctora López Colomé señala que ahora cuentan con argumentos para emitir una propuesta e indicar que se deben diseñar otros fármacos para que con ello se contribuya a ayudar a los pacientes en caso de muerte de neuronas en la retina. Cabe señalar que se trata de investigación básica, no tiene un enfoque dirigido a la solución de problemas específicos, sin embargo sirve para que los médicos y farmacólogos sepan cómo funciona y cómo debe funcionar el sistema, “en algunos casos tenemos la oportunidad de ver cómo está funcionando el sistema en condiciones patológicas, y con la información que nosotros proveemos de investigación básica, los médicos tienen un fundamento para diseñar un fármaco para que se inhiba o se estimule un receptor, según el caso”. La investigadora nivel III del Sistema Nacional de Investigadores, manifiesta también que es un gusto enorme impartir la cátedra de biología molecular de la célula en licenciatura, además de participar en cursos de posgrado, porque “creo que los investigadores podemos transmitir la emoción del descubrimiento a los estudiantes, por eso nunca he dejado de dar clases”. Además, el taller que imparte en la licenciatura sirve para iniciar a los jóvenes en la investigación. Cabe destacar que la vida profesional de la doctora López Colomé la divide gustosamente entre el laboratorio de investigación en el Instituto de Fisiología Celular, sus cátedras en la Facultad de Ciencias y la jefatura del Departamento de Bioquímica en la Facultad de Medicina, donde ha propuesto la formación de grupos de trabajo, toda vez que la investigación ya no es individual, como era antes, sino que debido a la situación general de la ciencia, señala: “si no formamos grupos, no vamos a poder progresar en la investigación que queremos realizar, porque, para empezar, la tecnología actual es muy cara, y el financiar equipo costoso para un investigador es más difícil que plantear el mismo gasto para cinco”. Merecidamente galardonada con el Premio L’Oreal-UNESCO For Women in Science, esta destacada científica ha recibido otros galardones, como la Medalla “Gabino Barreda” por sus estudios de doctorado, ha trabajado en comisiones dictaminadoras, en jurados, y fue consejera universitaria, entre otras actividades. Cuenta con 70 publicaciones internacionales con más de 650 citas, capítulos de libros nacionales e internacionales acerca de sus investigaciones, además de artículos de divulgación, realizados en colaboración con sus estudiantes y colegas, para la Revista de Educación Bioquímica, “los cuales son en español y muy útiles para los estudiantes, porque además de tener la investigación más reciente, están a su alcance”. La familia Con una sonrisa que expresaba gran satisfacción, la investigadora nos dice que su hijo tiene 29 años, hizo sus estudios en la Facultad de Ingeniería de la UNAM y estudió la maestría en redes de comunicación en la Universidad de Stanford; actualmente trabaja en una compañía estadunidense. Su hija es bailarina de ballet y participa en una compañía de danza contemporánea. Sin embargo, con mucha fortaleza, la doctora López Colomé explica que vivió una experiencia difícil: la muerte de su esposo, hace 15 años, cuando sus hijos eran aún pequeños. |